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CAPÍTULO VEINTICUATRO

Entró en el departamento sumido en sus pensamientos, el lugar se encontraba a oscuras, por lo que encendió un par de luces mientras se despojaba del abrigo. No se escuchaba ruido alguno, ni había olor a comida en el aire, así que se supuso que tendría que pasar la noche solo, hasta que se volteó hacia el comedor y tuvo que llevarse el puño a la boca para no gritar.

—¡Jesucristo, Jungkook, me has sacado el alma del cuerpo! —exclamó recomponiéndose, dando un pisotón con su pie izquierdo.

El doctor Jeon estaba sentado en la cabecera de la mesa con papeles dispersos frente a él y el teléfono en una mano. En la otra sostenía su cabeza apoyada con descuido. Sus ojos ambarinos estaban oscurecidos y su boca se mostraba apretada en una línea recta severa.

—¿Qué haces ahí sentado? —Jimin preguntó caminando hasta él. Jungkook se apresuró en recoger todas sus hojas y agruparlas lo más lejos posible de donde Minie tomó asiento. —¿Jungkook?

Jungkook se sacudió, dejando su teléfono a un lado y haciendo sonar su cuello a cambio. Jimin le miró mal. Le molestaba enormemente cuando hacía eso. Él no era médico y sabía que aquello no era bueno.

—Estaba leyendo unas cosas, perdón si te asusté... Es tarde Minie, ¿por qué vienes llegando a estas horas? —quiso saber genuinamente curioso. Él alejó los papeles nuevamente y si Minie hubiese estado prestando atención, se hubiese dado cuenda de que incluso volteó una de las hojas con tal de que no se leyese lo que en ella se decía, pero el chico estaba preocupado de suspirar, dejándose caer contra el respaldo alto de la silla.

—He salido con TaeHyung y nosotros... nosotros nos hemos peleado —dijo y Jungkook captó el abatimiento en su voz.

—¿Qué pasó?

Jimin se mostró reticente, no muy seguro de querer charlar con Jungkook sobre lo que había pasado, pero se dijo que no había nada de malo. Necesitaba de una segunda opinión al respecto y la de Jungkook era tan buena como cualquier otra.

—Él siempre bromea respecto a nosotros —comenzó con voz suave —siempre hace insinuaciones y ha tonteado tantos años con el tema que llegué a pensar que estaba en el olvido. Cuando lo conocí, TaeHyung quiso que fuésemos algo más y creí que estaba todo claro entre nosotros, que él sabía que no podía haber más que la amistad que tenemos, entonces... ahora él viene y me dice...

Jungkook esperó a que el chico continuase con el relato. No le gustaba lo que le decía, pues se hacía una clara idea de lo que debía de haber pasado y no le sentaba nada bien. Sin embargo, no se trataba sobre él. Jimin estaba en verdad afectado por los sentimientos de su amigo y eso era algo que le tocaba más fuerte que los celos.

—TaeHyung está enamorado de ti —dijo Jungkook con simpleza y Minie asintió dejando salir otro suspiro. —¿Y tú no sientes nada parecido, en lo absoluto?

Minie se envaró.

—¿Debiese?

—Son tus sentimientos, sobre ellos no se puede juzgar.

Jimin lo pensó. ¿Era su idea o Jungkook estaba siendo muy racional al respecto? Si fuese una situación al revés, en donde Jungkook le hablase de un chico que andaba tras él, por muy amigo que fuese, Minie estaba seguro de que no reaccionaría del todo calmado.

Una advertencia saltó dentro de él recordándole que tenían que hablar sobre lo que estaba o no pasando entre ellos.

—TaeHyung es mi amigo solamente, yo no tengo sentimientos románticos hacia él, pero sé de una u otra manera lo que es estar enamorado de alguien que no te corresponde y saber que puedo provocar dolor en él, en serio me mata —dijo en su tono más sincero.

Jungkook lo meditó por un momento y asintió.

—TaeHyung se ve como un chico fuerte, él podrá con ello... eventualmente. —Jimin le miró inseguro y Jungkook se aventuró a tocarlo. Se había estado conteniendo hasta el momento, no queriendo mostrarse ansioso por el retraso de Minie, mucho menos cuando él mismo había estado perdido en una clase de pesadilla personal minutos antes. Pero no quería hablar de eso. De eso ni de nada, él se había encontrado extrañando a Jimin cuando las horas pasaron. Él tomó la mano del muchacho y jaló, haciendo que éste cayera sobre sus piernas. Jungkook casi se sorprendió de la forma natural en que Jimin se adaptó a él, suspirando de una manera totalmente diferente a como lo había hecho cuando hablaba de TaeHyung, mas como la clase de relajo cuando has esperado por algo y esto llega. Jungkook tomó el rostro de Jimin para mirar en la profundidad de sus ojos verdes. —Eres muy bueno pensando en TaeHyung.

Jimin le regaló una de sus hermosas sonrisas, a la vez que apoyaba sus manos frías en el cuello de Jungkook. Un escalofrío bajó por la columna del mayor.

—Así es como debe de ser. —dijo de modo distraído, quitándole importancia al asunto. No había descubierto nada que no supusiese ya, así que contoneándose, se centró en Jungkook y su escueto comportamiento. —Ahora dime tú, ¿Qué hacías en la penumbra "leyendo"?

Jungkook no se perdió el tono escéptico a eso último. Él maldijo internamente y en su lugar se acercó lo suficiente a los labios delgados del chico, buscando por la única distracción que deseaba.

—Cosas del hospital y si leía, solo se me hizo tarde...

Jimin le interrumpió con un beso regañándose en su mente en todo momento; por ser tan débil ante la cercanía del doctor y por ser un cobarde que prefería besar antes que hablar lo que claramente colgaba sobre sus cabezas.

De buena gana, Jungkook le correspondió el beso. Él lo necesitaba tras saber... Tras enterarse de cómo le estaban yendo las cosas a su hermano mayor JungHyung y es que saber de él, después de meses sin ninguna noticia le había tomado con la guardia baja.

Los papeles en la mesa confirmaban un informe tardío de la clínica de internación donde este estaba hacía ya más de dos años y el solo recuerdo de sus palabras, hacía a sus entrañas retorcerse. Así que con el único propósito de alejarse de ellos y así no arriesgarse a que Jimin los viera, se puso de pie y de forma natural, los pies de Jimin se afirmaron en la parte baja de su espalda.

Él soltó una risita sorprendida.

—Vaya, nunca había tenido a alguien que me alzara —comentó sobre los labios de Jungkook y él se rio a su pesar. Con ese insignificante pero significativo gesto pasando entre ellos, Jimin se tuvo que admitir —al menos, a él mismo— de que tenía miedo. Un miedo profundo por lo que estaba pasando y no quería que se detuviera. Y no se refería a los besos y todo el toqueteo y calentura del momento. Se refería a Jungkook, a su persona entera.

Ya había caído en la cuenta de que su enamoramiento de joven hacia el chico que conocía de toda la vida, había sido una burla en comparación a lo que sentía en la actualidad. No obstante, saber eso y permitirse sentir cada emoción que lo embargaba al estar con él era un abismo de diferencia.

Él afirmó el rostro de Jungkook para besarle en un mejor ángulo y gemir cuando sus lenguas se encontraron.

Jungkook sabía besar y Jimin agradecía por ello. En sus fantasías, le había dado mucho crédito al doctor y era sensacional no sentirse decepcionado. Descubrir cada rasgo de él, le excitaba en sobre manera. Su gesto serio, tranquilo e imperturbable le encantaba; sobre todo cuando le comparaba consigo mismo. Jimin iba todo histérico sobre las cosas, emocionándose y dejando todo salir de él. Lanzándose de cabeza a las oportunidades, sin mirarlas demasiado.

Ellos estaban hechos para calzar y aquello era un nuevo miedo que agregar. Un miedo precioso.

Jimin acarició la nariz del doctor con la suya, arrancándole otra risita estrangulada que fue un golpe directo a su estómago.

—¿Qué tal estuvo tu día? —preguntó llevando sus labios a la barbilla de Jungkook. Él gimió dándole acceso.

—Estuvo bien, mucho trabajo, papeleo, pasantes. No hablemos de ellos. —Otro gemido ahogado y Jimin encontró el punto sensible detrás de su oreja, obligándolo a poner los ojos en blanco. Las manos de Jungkook se apretaron en torno a las piernas del chico. —¿Comiste algo cuando estabas con TaeHyung?

—Sí —Jimin mintió y las manos de Jungkook le dieron otro apretón, como si él supiese la verdad. Pero no había manera. Y además, no quería comer nada. La comida era el último pensamiento en su mente en ese momento. La comida estaba sobrevalorada.

—¿Sigues pensando sobre él? —Jungkook retomó sus labios y le dio un beso largo y húmedo que le enredó las palabras.

—No —Y aquello no era mentira, no del todo. Había una parte de él que aun mantenía la imagen de su amigo, pero no le iba a prestar atención justo en ese momento. No podía con ello. No podía con la sensación de vacío en su estómago de nuevo, mucho menos con el resto de escandalosas sensaciones que Jungkook le estaba provocando.

Durante unos instantes solo se oían sus gemidos ahogados, los sonidos que producían al buscar aire cuando ya no podían más y el rose de las ropas al ser jaladas y apartadas del camino de sus ansiosas manos. Cuando Minie se impuso control, se encontraba desnudo de la cintura para arriba, siendo presionado en la pared a un lado de la habitación de Jungkook y descalzo.

—Wow —dijo sin aliento. Jungkook le soltó para que colocara sus pies en la alfombra del pasillo y dio un paso atrás, luciendo acelerado y con un sonrojo en sus mejillas que a Minie le pareció adorable. —Quizás, deberíamos parar.

—He estado pensando —Jungkook habló atropelladamente. Él tragó el nudo en su garganta y tocó el cabello de Minie con dedos inseguros. —Yo no he hecho esto antes... —En la poca luz del lugar, vio los ojos del chico abrirse al comprender sus palabras, por lo que suavizó sus dedos entre los cabellos —Pensé que... tu sabes, no deberíamos parar si no queremos.

—¿Tu...?

—¿Tú quieres?

—No lo sé.

La realidad del momento les golpeó a ambos, dándole paso a la cordura. Y Jimin se sorprendió por el deseo corriendo en sus venas, por el anhelo a dar el paso y tomar lo que Jungkook le ofrecía, pero lo que logró estremecerlo fue el fuerte sentimiento de correspondencia. Jungkook quería aquello. Él había pasado parte de su tiempo pensando en estar juntos y el pecho de Jimin se infló con verdadero terror.

Ya no había vuelta atrás para él.

Jungkook cortó la distancia que los separaba con un gesto dulce y tembloroso, recostó su frente sobre la de Minie y respiro de manera inestable. No estaba seguro de muchas cosas, pero no estaba negando nada de lo que sentía y él quería estar con Jimin, lo pedía, lo necesitaba. Y no estaba hablando solo de sexo.

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