1. Le tiro el refresco a mi prometida desde la primaria.
1. Le tiro el refresco a mi prometida desde la primaria.
[Blake en multimedia]
Yo nunca dejo nada en las manos del destino porque me da miedo las bestialidades que éste puede hacer.
Lo que pasa es que yo no dejé nada en las manos del destino, el destino me lo dejó a mí.
—No voy a ir a ese internado —pensé en voz alta delante de mi padre—, no quiero pasar tiempo de "calidad" con toda esa bola de cerdos con olor a vinagre y pedo de zorrillo juntos.
—No es una opción, Blake —dijo mi padre decepcionado—, ya es tradición familiar
—No pasaría nada si rompo esa tradición familiar, ¿verdad? —pregunté.
—Mancharías el nombre de la familia.
—Alto —dije sorprendido—, ¿nuestra familia tiene nombre?
Mi papá bufó mientras rodaba los ojos.
—Haz tu maleta y —dijo antes de que lo interrumpiera—, no es una opción.
No me quedo más opción. No podría pasar cosas tan malas a excepción de bullying por mi granito en la nariz, ¿cierto? Completamente error.
El viaje era de unas 3 horas, sí, aparte de fastidioso porque tenemos un carro pequeño, tardado. De todas formas, no sabía exactamente donde íbamos. Ya no era tan pequeño como para preguntar si ya llegamos como el burro de Shrek.
Era una situación incómoda, estábamos solos mi papá, yo, un amigo mío llamado Cameron y todas las maletas acompañado con un odioso silencio incómodo.
—Disculpe, señor Holden, ¿ya llegamos?
Vaya, justo cuando había pensado que no era tan pequeño como para hacer esa pregunta, llega Cameron y me demuestra que nunca es tarde para hacer las cosas.
—Faltan 2 horas y media —dijo queriéndose parecer a un estilo Siri oxidado.
Supe que si seguía sin hacer nada, no llegaría vivo al internado, así que saque mi teléfono, entré a la cámara para ponerla en selfie y tomarme unas diez por minuto. Para mi odiosa vida, Cameron tenía plan de megabytes para navegar ilimitados y estaba en Facebook. Mientras yo me tomaba una selfie con cara de retrasado, Cameron sacó la cámara de su teléfono, y me tomo una foto con mi cara esa. El odioso la subió a Facebook y para rematar, me etiquetó (lo supe porque gracias a Dios hay Internet en el internado).
Después de haber llenado la memoria de puras selfies bobas y haber dormido como bebé, llegamos al internado Neverhood.
Llegamos como a las 14:00 y nos fuimos directos a la cafetería. Dieron ceviche de soya con un refresco de 600ml.
Cameron me señaló a una tipa con ojos café miel y rubia (vaya, qué cliché) y me dijo que si era hombre que le diera un zape. Me hubiera atrevido si no hubiera mirado dos veces. Era Petronila, una prima mía muy fuerte y volada.
—¡¿Naciste ayer o qué te pasa?! —le dije murmurando pero a la vez tratando de gritar.
—Si ayer fue 12 de Diciembre del 2001, sí —me dijo tranquilo
—¡Es Petronila! ¡Si la golpeo me va a matar, me va a revivir y me volverá a matar! —dije como un loco.
—¡¿Qué dices?! —gritaba adrede para que todo el internado escuchara—. ¡¿Qué eres un gallina?!
Y él empezó a hacer sonidos de gallina. Mira quien lo dice.
—Bueno, bueno, pero cállate —acepté su chantaje.
Me acerqué a Petronila y mientras más se acercaba, yo pensaba: "Bueno, si sobrevivo, por lo menos seré popular".
Me acercaba como cuando un gato se acercaba un ratón. Cuando estaba a escasos centímetros de ella, levanté la mano y la acerqué a ella rápidamente. Al ver su cara, era como si me advirtiera de antemano que destrozaría mi tumba todos los días.
—Blake Holden —me miró y me dijo firmemente—. ¿Sabes qué significa lo que acabas de hacer?
—No lo sé, no tengo ningún diccionario por aquí.
—Escuchame niñato, lo que acabas de hacer, son 868 cadenas perpetuas y 23 penas de muerte que te las daré aquí mismo.
¿Qué hacía? ¿Correr y sobrevivir pero quedar como un cobarde en frente del internado y en mi primer día? ¿O morir? Saben, prefiero quedar como un como un cobarde que morir.
Corrí hasta la habitación 326 después de darle ocho vueltas a la cafetería y despistarla y vi una maleta. ¿De quién puede ser esa maleta? No lo sé.
Abrí la maleta y lo primero que me encontré fue una libreta con el nombre de Kylie Hill. Ese nombre, me suena familiar, ¿dónde lo pude haber escuchado? Más adelante vi una bolsa de dulces. ¡Justo lo que quería! Me vendría bien un dulce en esta persecución, sobre todo porque ya sentía que se me estaba bajando el azúcar por semejante susto que me había pegado Petronila.
Abrí la bolsa y me encontré con un glorioso Snicker. Pero, en ese momento hubo una parte de mi vida con la que te quedas como: "Pobre chico".
—¿Sabes que esculcar es de mala educación? —escuché una voz ruda pero a la vez dulce que también me sonaba un poco familiar.
¿Cómo una voz puede ser ruda y dulce a la vez? No tengo la menor idea.
—No —respondí sarcásticamente.
—Escuchame mosquito —me dijo desafiante—, ni creas que te voy a dejar tener tus cinco minutos Snicker.
—No ves tele ¿verdad?
—¡Silencio!
En ese momento, ella me empujó y mi refresco de 600ml que estaba a la mitad se derramó en ella. Se quedó sin palabras, sólo se dio la vuelta, pero cuando vi su pelo en vuelo, me di cuento lo que el destino me había dado.
Ella era mi prometida (o así le decía en la primaria) desde segundo de primaria, pero se cambió de secundaria y no la pude ver. ¡¿Quién hubiera dicho que mi prometida estuviera aquí?!
Me fui a la cafetería con mi papá que aún no se había ido y con Cameron completamente embobado.
—Cameron —dije mientras se me salía la baba—, gracias.
—¿De... nada?
—Bueno gente —cambió de tema mi papá—, ya me voy, me esperan otras 3 horas de regreso, no sin antes ir por más pretzels. Recuerden ir a registrarse y que les den sus habitaciones.
Mi papá reclamó sus pretzels mientras nosotros nos íbamos a registrar. Fue una caminata de 5 minutos, el internado es gigante.
—Buenos días —nos dijo una señora amargada—, ¿vienen a registrarse?
—Sí —le dije yo—, me llamo...
—Cameron Gutiérrez —me interrumpió—, él es mi pequeño saltamontes, Blake Holden, le encantan los Corn Flakes.
—Muy bien —dijo la señora—, supongo que fue bastante información, pero toda información es bienvenida.
Después de unos 10 minutos nos dieron unos gafetes, y gracias a Cameron mi gafete decía Pequeño Blake. Nos dieron la 327. Fuimos directo a la habitación, estábamos exhaustos por ese largo viaje, lo único que queríamos Cameron y yo era acostarnos en nuestras camas y echarnos la siesta del mediodía.
Justo lo que me faltaba, más problemas, nos tocó la habitación del frente de Kylie y Petronila. A ver, recapitulando, voy al internado, me humillan en Facebook, casi muero, mi "prometida" me dio una cachetada y ahora me llamo Pequeño Blake. ¿Saben? No sé como no he muerto aún.
—Rápido —le susurré apresuradamente a mi amigo—, entra antes de que lleguen esas dos tipas.
—¿Esas dos tipas? —se rió Cameron.
—No hay tiempo de explicar —le dije desesperado.
Pasaron como media hora y yo seguía traumado por lo que había visto. Kyle y Petronila en la habitación del frente, Kyle y Ptronila en la habitación del frente. No dejaba de darle vueltas al asunto. Para desahogarme un poco fui al baño y el baño estaba tapado por los niños que les toco esta habitación hace unos dos años. ¿Saben? Prefiero seguir dándole vueltas al asunto.
Eran las tres y media cuando mi estómago me empezó a rugir otra vez.
—Oye Cameron —le dije.
—¿Qué quieres niño que parece que está en otra dimensión desde que llegamos a la habitación hace casi una hora?
—Tráeme pretzels.
—¿Por qué quieres que yo lo haga, niño que parece que está en otra dimensión desde que llegamos a la habitación hace casi una hora?
—¡Traémelos ya niño desquiciado que sus papás no lo quieren y por eso lo mandaron a este internado! —supongo que fue una manera buena pero fuerte de ese gigantesco apodo que me puso.
Cuando llegó con mis pretzels, me trajo uno ya mordisqueado.
—¡Ups! —me dijo sarcásticamente—, me dio hambre...
Supongo que fue una buena manera de vengarse después de lo que le había dicho.
Eran las seis y hablaron por las bocinas y dijeron:
—Por favor, pasen por su postre. Repito. Por favor, pasen por su postre. Gracias.
Cameron y yo nos fuimos por el postre y después de ver lo que iban a dar nos fuimos directo a pedirlo. Eran Mangoneadas.
—Tenga... ¿Pequeño Blake? —dijo la de las mangoneadas—, ¿tus padres te odian?
—Sí —le respondí—, digo, no, digo, no me gustan los Corn Flakes, digo, olvídelo...
Me senté ilusionado en una mesa llena de chicles pegados en la mesa, pero todo era mejor con la mangoneada. Estaba tan ilusionado que ni me acordé de Petronila ni de Kyle. Me desilusione al ver que mi mangoneada no tenía palo. Los recuerdos de mi triste vida llegaron a mi como de repente y me acordé de Petronila y de Kyle.
—¿Qué tal si nos comemos la mangoneada en la habitación? —le dije a Cameron.
—Ve tú si quieres —me dijo con la boca llena. Sí, ya mordió la mangoneada, tan rápido—. Yo me quedo aquí.
Cuando llegué a la habitación, tiré la mangoneada, ¿quién en su vida se comería una mangoneada sin palo?
Yo.
Después de media hora, nos dijeron que nos presentáramos, o sea, que saliéramos a la cafetería y que le dijéramos a todos a todos quiénes eramos. El director tiene que entender que nadie tiene memoria auditiva ni nada de eso, nadie se iba aprender los nombres de todos de la noche a la mañana.
—Hola —me dijo Cameron como si no me conociera—, tú has de ser el niño que parece que está en otra dimensión desde que llegamos a la habitación hace casi cuatro horas y medias, ¿cierto?
—Ay Dios —dije como queriendo pasar de desapercibido—, ¿tienes ganas de saludar a los cerdos?
—No, ni uno por ciento de ganas.
—Vamos —le dije yo—, yo tampoco tengo.
Yo empujé a uno de los que estaban ahí saludando. Luke Jefferson. Vaya... al fin y al cabo, sí recuerdo su nombre. Cuando el que estaba ahí revisando que nadie fuera a sus habitaciones vino para donde sucedió la escena del crimen, salí corriendo hacia la habitación.
Ahí me quedé todo el día. Gracias al Internet, pude ver videos, pude jugar online con mi computadora que me llevé a escondidas al internado, pude hacer mil cosas. Sin el Internet, no hubiera sobrevivido a esta bola de orangutanes con la cabeza más abajo que los pies.
Dijeron miles de cosas por las bocinas. Fue ahí cuando me enteré de los últimos chismes de la escuela. Aquí los pongo al tanto de los chismes de Neverhood: Que casi le fracturo un brazo al tal Luke, que las mangoneadas sin palos fueron tradición del internado hace más de doce años, que mi papá estuvo en ese internado, en fin, un buen de cosas.
Tantas cosas que hasta me estaba divirtiendo. Decían tantas cosas malas del internado que estaban pasando justo en este momento, que me dio curiosidad por saber que estaba pasando en la cafetería.
—Voy a comprar otra mangoneada —Cameron me comentó.
¡Él era mi salvación! ¡Él me iba a decir que estaba pasando afuera!
Cinco minutos después, me llegó con la respuesta aunque no le hubiera dicho la pregunta: llegó todo golpeado.
—¡Santa Petronila! ¿Qué te pasó?
—Tres palabras —me contestó—. Guerra. De. Comida.
Nunca pensé que la guerra de comida fuera tan brusca. Nunca pensé que el pan de hamburguesa podría hacer que la piel se viera color roja.
La bocina calló, y no parecía que iba a volver a sonar. Al igual que la bocina, también calló la cafetería. Por fin había momentos de paz hasta que escuché unas voces conocidas afuera.
—Tenemos que saludar también casa por casa, no seas boba.
—¿Pero por qué? —otra voz conocida contestó la otra voz conocida. Espera, ¿qué?
—Porque me da la gana —le dijo la otra voz, amablemente—. Hay que empezar por ésta.
Mis oídos se aturdieron porque yo estaba pegado a la puerta y en eso tocaron mi puerta.
Me alejé para que no escucharan mi voz cerca de la puerta y sospecharan que las estaba espiando.
—¡Voy! —contesté unos 5 metros alejados de la puerta.
Abrí la puerta y mi mandíbula cayó al piso.
Por todas mis santas cachuchas...
—Hola, me llamo Kylie, tú has de ser... —se calló.
Nos miramos frente a frente.
—Tú... —dijimos al unísono.
***************
¡HOLAAAAAAAAAA! Soy el taquero comelón. okno.
Vaya, los amo, 54 seguidores sin hacer nada. OK
Esta historia pensaba que sería klishé. Por eso le pregunté a mi hermana. ¿Qué si quién es mi hermana? ¿No la conoces? Ella es takeacoke. Yeah, ella es mi hernmana (que gracias a ella tengo 43 seguidores sin mover un dedo) (o no...). Recuerdo bien que le dije: "Hey hermana, tal tal historia es klishé?" y ella dijo "see" y busque otra novela en mi cerebrisho para escribirla y le dije "oie, esta historia es klishé" y me dijo "nope" y pues aquí esta 7u7
Antes de irme necesito que recuerden esto: Si te metes a WORLD o lo que tengas para escribir y escribes :v (también conocida como la carita de pac man) con la letra Liberation Serif, la carita no parecerá carita. Nunca lo olviden, nunca.
Ia ahora zí me vo
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