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Un sitio para refugiarse...

Era una tarde grisácea de aquellas que le bajan el ánimo a cualquiera, de las que te provocan querer quedarte en casa, beber algo caliente y acurrucarse mientras se disfruta de un buen libro.

Aquella tarde descolorida había traído consigo que las personas se refugiaran dentro de sus hogares, algunos caminaba despreocupados por las calles, otros corrían, y todos aquellos alumnos que salían del instituto para ir a casa no eran la excepción.

-Fue un día realmente agotador ¿no crees?- dijo el muchacho de cabellos dorados.
-Claro que lo fue, nos explotan como si para eso les pagaran- protestaba la chica de cabello color canela.
-Aaah- suspiro- Alice siempre te quejas de todo- reprocho el rubio.
-Y tu Cole, todo me lo hechas en cara- contraataco la castaña.

Alice Kant y Cole Cooper, estudiantes de segundo año de preparatoria, amigos de toda la vida, sus familias llevaban 4 generaciones de amistad y ellos no eran la excepción.

Alice una joven de apariencia desinteresada, 16 años recién cumplidos, cabello de un tono de café parecido al de la canela, ojos almendrados, teniendo heterocromía, una rara anomalía en los ojos que provoca que estos sean de distintos colores con cierto grado de albinismo ocular, siendo el izquierdo un celeste tan claro como el cielo y el derecho un verde tan profundo como las hojas de los sauces, altura alrededor del metro 65. Tiene descendencia rusa por parte de sus dos padres, aunque es más directa por parte de su padre.

Cole Cooper, un joven muchacho de 17 años, un metro 80 de altura, de cabellos tan dorados como el oro, cualquiera que lo viese pensaría que es un modelo sacado de una revista, sus orbes grisáceos tan profundo que hipnotizan a cualquiera, una de las cualidades que más resaltan de su rostro al igual que los ojos de su compañera. Proveniente americano, aunque por su sangre corriese genes franceses de muchas generaciones atrás.

Siguieron caminado en aquel Camino casi desolado, apenas cruzaban palabras y eso se debía a que la morocha disfrutaba del sonido de la tranquilidad del ambiente y el rubio respetaba el deseo de esta o más bien había aprendido a hacerlo por experiencias pasadas, sin embargo había algo que no podía callarse por mas tiempo y por ello decidió hablar.
-Alice
-¿Hm? ¿qué sucede Cole?
-¿Qué piensas hacer después de graduarnos?
-¿Graduarnos? ¿acaso no falta todavía un año para eso?
-Si estoy consciente de ello... pero dime ¿tienes algún plan para el futuro?
-No lo se tal vez me haga cargo del negocio de papá o trabajé en alguna empresa no lo se, no estoy segura...
-Ya veo... así que no tienes nada concreto-suspiro- con que así es...
-Cole acaso ¿te preocupa algo?
El rubio se quedo en silencio y trago saliva, la pregunta de Alice le había sorprendido "me conoce tan bien" pensó, dudo en hablar, sin embargo decidió abrir la boca para dejar fluir las palabra, pero....
-¡Ah joder! ¡esta lloviendo!- grito Alice sin pudor alguno- ¡Cole! ¡Hay que refugiarnos, rápido corre!- y tomo la mano de su compañero y corrió lo más veloz posible para evitar empaparse, sin darse cuenta que interrumpió al rubio en lo que podía ser la confesión más importante en su relación.

Y así siguieron corriendo tomados de la mano buscando una guarida, mientras la castaña se encargaba de dirigir el paso, Cole sólo la observada desde atrás, veía como su largo cabello se movía al compás con su cuerpo y como esta volvía el rostro de vez en cuando para sonreír le y seguía con su camino, "no puedo decirle" pensó "no quiero herirla, no quiero que me odie, yo... no quiero perderla" sus pensamientos le causaban remordimiento y eso lo mataba pero... no hay nada que el pudiese hacer... por ahora.

Llegaron a una plazuela, estando allí ya no podrían mojarse más de lo que ya estaban.

Ambos jadeaban, estaban más que cansados por la carrera que se habían pegado, por suerte hallaron donde resguardarse de la fuerte tormenta, la cual tiene pinta de no parar pronto, para desgracia de los muchachos sus hogares se encuentran realmente alejados y de seguro sus padres se preocuparían de sobremanera si no llegan para la hora de la cena.
Cole se sentía más que abatido, su corazón no dejaba de latir y La ansiedad era la mayor culpable.

-No creí que correríamos tanto- menciona Alice agitada mientras inclinaba el cuerpo hacia el frente apoyándose en sus rodillas- ¿como te sientes Cole?- preguntó de incorporando se.
-¿Qué como me siento?- hizo una pausa recuperando algo de aire- ¿cómo crees que me siento?- respondió sarcástico.
-jajajajaja no te enfades Gruñón- rió la castaña ante la reacción tan explosiva del rubio- solo quería saber si estabas bien- añadió- después de todo me preocupo por ti.
Cole no pudo emitir ningún sonido solo se quedo allí, sin decir nada mientras evitaba la mirada de Alice.
-Por cierto Cole- este volvió el rostro para verla- ¿que ibas a decirme?
-Yo...-trago saliva, dudo por segunda vez pero ahora si fue capaz de hablar-... Empezó a llover de repente ¿no?- soltó sin más, aun no estaba listo para decirle y prefirió eludir la pregunta, aunque el remordimiento aun lo carcomía por dentro- esperemos a que cese la lluvia y volvamos a casa Alice.
-Claro...

Gracias por leer...

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