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Cap 15

POV Erza
Durante los 5 días que estuvimos en Magnolia no podíamos permitir que nadie nos viera así que tuvimos que dormir en mi habitación. Por primera vez en mi vida permití que un chico entrase en Fairy Hills, pero no pude hacer otra cosa porque el maestro me lo pidió expresamente. Yo dormía en mi cama y él en suelo.
Pasamos los 5 días juntos sin separarnos.
El primer día fuimos a la pelea entre Happy y Lily, nos divertimos bastante. Rogue no se ponía de parte de ninguno mientras que yo había veces que iba con Happy y otras con Lily. Aunque ninguno ganó pues Charle dijo que prefería estar sola que con alguno de esos patanes y la tuve que dar la razón. Ella no era un premio, era una exceed.
El segundo día dimos un paseo por toda Magnolia mientras le llevaba de compras. Él aguantó como todo un caballero.
El tercer día fuimos al bosque a cazar monstruos.
El cuarto estuvimos en mi habitación jugando a las cartas porque no nos apetecía movernos. Él me ganaba casi siempre y me enfadaba.
El quinto día volvimos a Damon Tail.
En esos 5 días algo hizo clic en mi corazón, pero en esos momentos no me dí cuenta.

POV Rogue
Me lo pasé muy bien esos días con Erza en Magnolia no recordaba haber sido tan feliz en mi vida. Pero no recordaba nada de mi vida anterior así que no tenía nada con que compararlo.
Volvimos a Damon Tail y Souta y Misaki nos felicitaron por el éxito de la misión.
En cuanto llegamos no nos dejaron ni un minuto para descansar pues el maestro del gremio quería vernos.
Llamé a la puerta y una voz grave nos dio permiso para pasar.
Un hombre de unos 50 años rubio y con barba nos dejó pasar. Tenía una cicatriz que le atravesaba la mejilla derecha.
Nos sentamos en frente suyo.
-Ryu Idane y Lea Blues me alegro de conoceros, sois bastante famosos en el gremio por vuestro gran poder es todo un honor-dijo sonriéndonos. Estaba claro que deseaba que le devolvieramos el cumplido y así lo hice.
-El honor es nuestro por perimitirnos estar en el gremio más fuerte del mundo.
El maestro sonrió satisfechó de mi respuesta.
-Me encantaría seguir hablando con ustedes pero me temo que hay una misión muy importante y urgente así que he decidido que hagan equipo con los hermanos Daishi y mi hijo.
Los tres mencionados pasaron a la sala con gesto serio.
-Buenos días maestro-saludaron los tres mientras le hacían una gran reverencia.
-Si no les importa me gustaría que los 5 partan ahora mismo, es una misión que no puede esperar.
-¡Pero maestro! Todavía no sabemos de que va la misión-protestó Erza.
La verdad es que esa misión retrasaría nuestros planes. Pues nosotros teníamos pensado volver al gremio a ver el rostro del maestro, coger una misión los dos solos e irnos a Magnolia para dar el resto de información para luego volver con el ejercito del Consejo Mágico a derrotarlos.
-Eso da igual, ellos les contaran los detalles por el camino-dijo el maestro cortante.
Erza y yo nos levantamos y seguimos a Raiden y los Daishi.

Salimos del camino sin cruzar ni una sola palabra. Estaban bastante serios, y eso me hacía sospechar, a estas alturas Raiden estaría hablando con Erza y Souta y Misaki conmigo.
De repente se pararon y Erza y yo también sin entender lo que pasaba.
Los tres se giraron hacia nosotros y nos dedicaron miradas de odio.
-¿Que ocurre?-pregunté descaradamente.
-¡Malditos traidores! ¡De aquí no saldréis vivos!-nos amenazó Raiden muy furioso. Erza y yo nos asustamos. "¡¿Nos han descubierto?!" Me pregunté. Justo cuando íbamos a abandonarlos nos descubrieron, tuvimos muy mala suerte.
-¡¿Qué?!-grité yo.
Erza en cambio se re-equipó con su armadura de la rueda del cielo. Ya no había vuelta atrás.
De repente unas enredaderas brotaron del suelo y nos agarraron de los pies y de las manos.
-¡Vais a sentir el poder de mis rayos!-nos gritó Raiden.
A continuación un montón de rayos salieron de Raiden y nos electrocutaron. Erza y yo gritamos de dolor.
Los rayos pararon dejándonos descansar. Después de un par de segundos las descargas volvieron.
Era un dolor terrible, no había ni una sola parte de mi cuerpo que no me doliera. Sentía como mis órganos se quemaban por dentro por la cantidad de voltios con la que me atacaban.
Volvió a parar. Jadeé sin fuerzas y escupí sangre. Miré a Erza, no estaba mejor que yo, tenía quemaduras por los brazos y aunque llevaba armadura ésta no le servía de mucho.
Raiden nos miraba fijamente mientras sonreía de forma arrogante.
-Ryu Idane, verás como tu querida compañera sufre mientras que tú no podrás hacer nada-Raiden se reía por mi cara de enfado y desesperación.
No podía casi moverme, las enredaderas me impedían cualquier movimiento y las dos descargas anteriores me habían dejado muy débil.
Raiden comenzó a cargarse de rayos, mientras que Erza lo miraba fijamente furiosa. Debía hacer algo.

POV Erza.
Observaba como Raiden se cargaba para darme una descarga eléctrica. Pese a mi mirada furiosa por dentro sonreía. Prefería sufrir yo a que lo hiciese Rogue. Él no se merecía nada malo, ya había sufrido mucho y no quería cargar con su sufrimiento a mis espaldas, simplemente no lo aguantaría. Rogue era una de las personas más especiales que conocía y no quería que le pasase nada malo.
Pero justo cuando los rayos se dirigían hacia mí Rogue se puso en frente y la descarga le llegó a él. Raiden reía escandalosamente disfrutando del dolor y los gritos de Rogue.
Paró. Rogue cayó al suelo inconsciente.
Me enfurecí mucho, saqué todas las fuerzas que tenía, y conseguí liberarme cogí a Rogue y huí de allí con él.
-¡Seguidla!-oí como ordenaba Raiden.
Me re-equipé a una armadura que me daba mayor velocidad y les conseguí despistar.
Me metí en una cueva con Rogue para poder descansar.
Me senté de rodillas y puse la cabeza de Rogue sobre mis muslos.
Acaricié la cabeza de Rogue suavemente mientras lloraba y susurraba su nombre como si fuera una oración.
Creó que susurré su nombre 200 veces cuando abrió los ojos.
-¡Rogue!-grité emocionada.
-Erza-consiguió susurrar él.
-¡Oh Rogue estaba muy preocupada por ti! ¡No vuelvas a hacer eso!-dije mientras lloraba un mar entero de lágrimas.
-T-te dije q-que te protegería-me dijo serio.
Yo volví a acariciar su mejilla y le dije-Y yo te dije que sabía protegerme sola.
-P-pero te dije que aún así te ayudaría.
-¡No lo entiendo! ¡¿Por qué?!-le dije frustada, no quería que muriera por mi culpa.
Entonces estiró su brazo derecho para intentar acariciarme la cara. Pero estaba tan débil que casi no podía levantar el brazo, así que le agarré la mano y la llevé hata mi mejilla.
-Te quiero-me susurró.
Apreté fuerte su mano y le respondí.
-Y yo a ti.

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