Conociendo una perla
Así es, Eva comía a través de sus manos, manos que parecían ser de una muñequita de porcelana, así también degustaba por las mismas.
Eso por supuesto, tenía muchas desventajas en situaciones desafortunadas. Por lo mismo, siempre tenía puestos unos largos guantes de terciopelo para poder tocar cosas sin saborearlas quitandoselos únicamente para comer.
Esta dama solo debía triturar los alimentos entre sus dedos para irlos absorberlos poco a poco hasta que se hayan desvanecido. Élla siempre fue así y no era algo común de dónde venía.
Volviendo a la rutina de nuestra de la muchacha del llano... Eva se había preparado unas galletas de nuez, las comía directamente de la charola ya que recién habían sido preparadas, realmente tenía muchos pasatiempos y preparar era uno de sus mejores.
Ya pasando algunas horas desde el alba, salió al verde campo repleto de charcos de los monsones, pequeños lagos que ya eran hogar de diminutos insectos y algunas ranas, con una canasta en la mano caminó tratando de perderse, pero en busca de algunas plantas para hacer té.
Ya con su pequeña caminata dada... Vio con ilusión una semilla de diente de león flotando cerca de su rostro hasta posarse en su nariz, sus ojos se juntaban para observar esa semilla reposar para volver a elevarse por la brisa....
-me gustaría poder volar como tú-
Fue la honesta respuesta que pensó en limpio cuando perdió de vista a esa sellima rumbo a nadie sabe donde.
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