Capítulo 6
Temprano comienzan a llegar los trabajadores, Álvaro y Yassir vestidos con sus habituales trajes y sus rostros serios y algo cansados después de haber estado toda la noche hablando sobre como seguir adelante con el negocio familiar ya que habían tenido algunas pérdidas habían tomado la decisión de despedir algunas personas. Eso sería después de celebrar la fiesta de cumpleaños de Ingrid Okesty, ese era el motivo por el que había reunido a sus empleados.
Una vez estaban todos reunidos, Álvaro comienza a dar el discurso agradeciendo al esfuerzo de cada empleado, seguido Yassir comenta que se va celebrar una fiesta para su hermana, donde debe ser un secreto y deben de colaborar todos y todas las empleadas del hotel.
Uno a uno van recibiendo órdenes de lo que va constar su trabajo, conformes con ello salen de la sala y se marchan para continuar con su trabajo.
Johana y Zara comentan lo que deben de hacer, al parecer a ellas le ha tocado la limpieza pero deben asistir de madrugada cuando todo termine. Johana abre los ojos y comienza a preocuparse, Zara ve que algo no anda bien con su amiga y le pregunta.
— ¡Ay, de verdad Zara! No puedo dejar a mi hijas solas, y no tengo quien la cuide. ¿Cómo lo voy hacer para venir? ¡No puedo traer a esas horas conmigo a mi hijitas!
— No te preocupes, yo me encargo de todo, si preguntan diremos que estás enferma.
— Gracias amiga, pero no puedo mentir, me estaría jugando mi puesto de trabajo, llevo años aquí y a decir verdad ahora mismo no estamos pasando por un buen momento en mi hogar.
— Comprendo. Lo único que se me ocurre es hablar con el encargado y tratar de convencerlo. — Zara trata de calmar a su amiga, quiere hacerle el favor de encubrirla y por ello deberá de hablar con su madre. Si ella da las órdenes al encargado nadie dirá nada.
Victoriosa sonríe y animándola se marchan para seguir con sus trabajos.
Álvaro sostenía el teléfono que utiliza para hacerse pasar con Ambrosio, le había estado dando vueltas toda la noche de confesarle la verdad, pero por otro lado necesita verla.
Había estado mal mentirle, aún así necesitaba estar con ella.
Por lo que le manda un mensaje pidiendo verse para tomar un café.
Espera la respuesta, pero ella no contesta, se desespera incluso va salir para buscarla para ver qué hace y porque no le responde, cuando de pronto cae en la cuenta que no está permitido usas los teléfonos en el trabajo.
¿porqué tuvo que poner esa regla? Se dice a sí mismo volviendo a su lugar de trabajo para trabajar un poco dejando el teléfono encima de la mesa.
Sin poder concentrarse por estar pensando en Zara, se levanta para buscar un café y de paso dar una vuelta para ver aunque sea de lejos a Zara.
Yassir tiene algo en mente, se le ha ocurrido una idea que podría funcionar para atraer clientes al hotel.
Va en busca de su amigo y como va siendo la hora de comer podrían comer juntos.
Llega a su oficina y no se encuentra, decide esperarlo, se sienta como siempre en su sillón y ve el teléfono antiguo que hay encima de la mesa.
Le llama atención de porqué utiliza un teléfono tan viejo si existe el teléfono con dos tarjetas.
Lo mira y sus dudas se despeja en el momento que ve que le llega un mensaje.
Con una sonrisa burlona y hechos rebelde abre el mensaje y empieza a leerlo quedándose perplejo.
✓ Hola que tal, ¿Cómo estás llevando tu día? Yo estoy bien, gracias por preguntar, respeto a tomar un café, vale, quedamos cuando termine mi turno si te parece bien, tengo tantas cosas que hablar contigo.
Zara, lee el remitente.
Frunte su ceño si podría tratarse de la misma Zara que trabaja con ellos.
No, no puede ser, esa broma ya fue historia, además el mismo Álvaro se rió de su foto, y conociéndole, esa chica no es del gusto de su amigo, vamos ni de lejos se fijaría en ella.
Pero entonces, si se trata de otra mujer...¿Porqué ha quedado en verse con ella? ¿Y si es Zara Castel?
Pensando en muchas respuestas, unas buenas y otras no tanto, decide guardar silencio y comprabar por el mismo si su intuición falla o es su amigo que le oculta algo.
Actuando con normalidad, Yassir invita a su amigo a comer, hablan y bromean para desconectarse del trabajo y cuando vuelven se encierran en sus oficinas para seguir trabajando hasta la hora de la cita.
Yassir está al pendiente de cada movimiento de Álvaro, pero prefiere seguir a Zara y ver si en verdad sus sospechas son ciertas.
Zara se encuentra a solas en los vestuarios con su amiga, es a la única que le ha contado sobre Ambrosio y por eso se encuentra maquillándose y arreglando sus sencillas ropas para acudir a la cita ya que no le da tiempo de llegar hasta su apartamento.
Ambas amigas caminan agarradas del brazo sonrientes fantaseando con las posibilidades que pueda ocurrir en su cita.
Aunque Zara niega de ser más que amigos, Johana sabe que por su rojez en sus mejillas y su sonrisa ingenua hay sentimientos.
Las dos se separan quedando en contarse todo cuando se vuelvan a ver.
Distraída, camina directa hacia al parque para esperar con hilos de inquietud a su amigo.
«Amigo» Piensa en él quitándose de la cabeza la idea de poder existir algo entre ellos. Ella se repetía una y otra vez que solo actuaría como hace los amigos, como ha estado haciendo hasta ahora, sin exponer sus sentimientos aunque eso le duela.
No voy lejos de donde se encontraba ella sentada, Yassir la espía con la intención de salir dudas y aclarar sus sospechas de ser o no ser Álvaro quien esté haciéndose pasar por otra persona para terminar con ella en la cama tal y como apostaron aquella tarde.
Los minutos pasan, y Zara comienza a desilusionarse, al parecer no va acudir y eso mismo piensa Yassir.
Lo que ambos no sabían es que Álvaro se encontraba en su casa hablando con su padre sobre cómo van los negocios y estaba deseando de poder deshacerse de él para acudir al encuentro con Zara.
Pasada una hora, Zara decide que es momento de irse, Ambrosio le había mandado un mensaje explicando el motivo por el cual no puede asistir a su cita.
Para despejar su mente, empieza a caminar abrazada a sí misma encontrándose con Yassir, el cual está distraído con su teléfono.
— Señor Okesty, buenas tardes. — Sorprendida de ver a su jefe le saluda.
— Hola, señorita Castel. ¿Qué hace tan sola por aquí?
— Eh... Nada, simplemente estaba paseando lo hago de vez en cuando. ¿Usted espera alguien?
— En cierto modo sí, me acaban de dar plantón una bella dama y estoy deprimido. — Finge lástima haciendo que ella se ría.
— Lo siento, a mí también me ha sucedido lo mismo, pero bueno otra vez será. — Se encoge de hombros sonriendo quitando importancia a la desilusión que estaba padeciendo.
— Pues mira que somos desdichados en el amor.— Prosigue él intentando averiguar más.
— ¿El amor? Yo tengo claro que no tengo suerte en el amor.
— No diga eso, estoy seguro que estaba esperando a su galán.
— ¡Qué va! No tengo novio, es un buen amigo, bueno la única persona que conozco aquí en la ciudad. Pero le ha surgido un inconveniente y no se ha presentado.
En fin, que le vamos hacer.
Espero que usted consiga otra cita.
— No suelo hablar de vida privada. Como soy todo un caballero debo decirte que estoy solo, soy muy buen amante, eso me dicen todas. — Zara se sonroja y tímida se despide de él para ir a casa.
Antes de marcharse, Yassir la agarra por su muñeca parandola en seco proponiéndole de ir a cenar.
Zara se lo piensa negando con la cabeza, si su madre llegara a enterarse de que tan sólo habla con su hijastro crearía problemas.
Lo que no sabía Zara es del interés que había comenzado a sentir Yassir por ella. Y como es cabezón y su ego le impide ser rechazado por un mujer sigue insistiendo hasta que Zara piensa que tiene de malo hablar con él. A fin de cuentas son parientes aunque no les una lazos de sangre.
— De acuerdo. Pero con una condición. — Yassir se pone serio.
—Dime.
— Iremos a una pizzería y yo invito. ¿De acuerdo? — Yassir respira hondo incluso le gusta la idea menos de pagar ella.
— De acuerdo. Vayamos entonces.
Los dos empiezan a caminar hasta una pizzería cercana.
Dentro toman asiento hacen sus pedidos y mientras esperan su comida hablan de todo un poco en un ambiente cómodo y relajado donde las bromas no faltan por parte de Yassir notando una atmósfera a la que ya se había olvidado cuando está con una mujer que no fuera de su entorno familiar.
— Gracias por todo Yassir, digo, señor Okesty.
— Tampoco me trates con tanto respeto estamos fuera del ambiente laboral. Yo también me lo he pasado muy bien, pero la próxima vez invito yo.
Zara asiente con su cabeza sonriendo al mismo tiempo se siente mal por ocultarle la verdad.
Sin más preámbulo se despide de él con la excusa de tener que coger el trasporte público, a lo que Yassir se niega y la lleva hasta su casa sin percatarse en ningún momento de que están siendo observados por otra persona.
Nada más cerrar la puerta de su apartamento, deja su bolso y quitándose los zapatos para ponerse cómoda escucha tocar la puerta.
Dudando abre lentamente y cuando ve de quién se trata abre del todo invitándola a entrar.
Leonor está molesta, enfadada y furiosa tanto como para darle una bofetada a Zara.
— Te advertí que debías mantenerte lejos de mí familia, ya te he dicho que necesito tiempo para hablar con ellos y contarle la verdad. Pero tú no, quieres involucrarte con ellos. ¡Eres estúpida! — Alza la voz Leonor molesta con el comportamiento de Zara.
— Váyase ahora mismo señora Okesty. Aquí no hace nada, y no se preocupe no le he dicho nada aún a Yassir sobre nuestra identidad. Puede quedarse tranquila, jamás diré nada.
— A-le-ja-te de mi familia, no trates de crearme problemas porque tú solita acabarás mal. Dame gracias por todo lo que hago por ti, porque nada te falta.
— Vete, ¡ya! — Furiosa con la actitud de su madre hacia ella le abre la puerta indicándole de no querer verla.
Leonor se va no si antes dejándole claro que le va dar un escarmiento.
Al cerrar la puerta, el sufrimiento es mayor de lo que ella imagina, como si fuera una muñeca de trapo cae al suelo mortificando se por todo lo relacionado con madre.
¿Qué tiene de malo que conozca a su familia? ¿Porqué se avergüenza de ella? Son las principales preguntas que se hace ella misma lastimándose a sí misma por no encontrar una respuesta.
Da igual todo lo que haga por querer una migaja de cariño o de atención por parte de su madre, solo quiere pasar un poco de tiempo juntas, poder contarle sus cosas y sobre todo que la quiera.
Los siguientes días en el hotel han sido agotadores debido a que han tenido que preparar todo para la celebración del cumpleaños de Ingrid.
Durante esos días Zara y Leonor se han cruzado, han coincidido en algún lugar pero siempre actuando con indiferencia como unas completas desconocidas.
Esa misma mañana varios empleados saltan de alegría por haber recibido una invitación para asistir al evento, hasta Zara ha recibido una invitación.
Johana la ve muy seria tanto como para tomar asiento a su lado pasando su brazo por los hombros de ella intenta sacarle una sonrisa.
— ¿Vendrás a la fiesta?
— No, prefiero quedarme en casa y venir para limpiar. Este es mi trabajo.
— Zara, ven a la fiesta tu sabes lo que te pierdes.
— Te aseguro que no me pierdo nada. — Cabizbaja responde a su amiga evitando de algún modo sollozar.
— Venga amiga, ven a la fiesta yo misma me encargo de que luzcas perfecta y... ¿Porqué no llamas a tu príncipe quizás el te pueda acompañar?
— ¿Ambrosio? No creo que sea buena idea, últimamente no tengo contacto con él.
A pesar de negarse ha acudir al evento, Johana logra convencerla llevándosela a su casa para ayudarla a vestirse para la ocasión prestándole un vestido luciendo muy hermosa.
A la hora acordada Álvaro estaba preparado con un traje negro sin combarta lo que le dada un toque más sexy.
Yassir acompañado por su padre, hermana y madrastra entra al salón donde todos los invitados la esperan impacientes para darle el regalo.
Ingrid entra al salón feliz y agradecida por la fiesta organizada por su madre la cual abraza repitiendo cuando la quiere siendo escuchada por Zara que recién llegaba.
Inmediatamente, los ojos de Álvaro se posan en ella, viste con un vestido sencillo de tirantes azul cielo llevando su pelo en una trenza de medio lado dejando apreciar su cuello y hombros, algo que le gusta más Álvaro.
La fiesta comienza y Leonor como buena anfitriona se encarga de hablar con los invitados incluso tiene el detalle de proponer a los empleados de bailar en la pista mezclándose con sus amistades.
Por ello, camina hacia Zara, la cual ha permanecido todo el tiempo en un segundo plano, la invita a bailar a lo que ella se niega.
Para seguir dándole un escarmiento, busca a la hija de una de sus amistades para presentarlas y se pueda mezclar con sus amistades.
La hija, amiga de Ingrid se la lleva hasta su círculo de amigos donde todos son adolescentes.
Ingrid la mira atónita preguntando que hace ahí.
— Yo... Nada, su madre me ha dicho... — Balbucea nerviosa.
— Ahora resulta que necesita una nany, Ingrid. — Uno de sus amigos hace la broma y todos empiezan a reír dejando en evidencia a Íngrid rompiendo su enfado en Zara.
— Mira, vete ahora mismo de aquí, no ves que tú eres una empleada del hotel, si mi madre haya querido tener un detalle contigo ten vergüenza y lárgate de aquí.
Zara traga saliva repetidas veces clavando sus ojos en su hermana conteniéndose las ganas de decirle cuatro cosas por su manera de tratarla.
Prefiere irse, y al voltearse Leonor la lleva hasta el círculo de amistades de Yassir y Álvaro susurrándole antes al oído, esto es mi mundo donde no hay cabida para tí.
Zara permanece quieta mirando a las personas que la miran de arriba abajo murmurando entre ellos.
— ¿Quiere algo de tomar señorita Castel? — Pregunta Álvaro mostrándole una copa de champán.
— Gracias, no bebo.
— También hay bebida sin alcohol. — Álvaro la observa percatándose de su incomodidad, pero más está él debido a que todos sus amistades están pendientes de cada gesto que puede hacer a favor de ella incluido Yassir.
— Gracias. — Es lo único que puede hablar de los mismos nervios e incomodidad que siente.
— ¿Eres una empleada de aquí? Lo digo porque se nota que no tienes clase. — Comenta una amiga de sus jefes.
— Sí, trabajo aquí.
— Se ve, pero vamos no sé qué haces que no traes algún aperitivo tenemos hambre.— Zara mira a Álvaro buscando una respuesta, solo bebe de su copa sin decir nada.
Leonor llega preguntando cómo va la noche, a lo que le responden que la empleada no lleva la bandeja de los aperitivos.
Leonor mira a Zara, y hace un gesto a un camarero para que lleve los aperitivos.
Echándole un último vistazo a su hija se marcha para seguir atendiendo a los invitados.
Zara aprovecha para ir al baño donde antes de pasar se encuentra con Ingrid.
En silencio, Zara espera su turno ignorando las miradas de su hermana hasta que pasa al baño, al salir de nuevo se encuentra con Ingrid.
Sigue haciendo sus cosas sin prestarle la más mínima atención hasta que ésta fingiendo amabilidad le comenta de seguir la fiesta en la piscina.
Zara inmediatamente rechaza la invitación con la escusa de tener que prepararse para trabajar.
— Venga señorita, debe de divertirse un poco. Acompañame. — Ingrid tira de ella arrastrándola hasta la piscina donde los invitados comienzan a llegar cargando sus bebidas y con ganas de disfrutar y pasarlo bien.
Al ver la piscina, Zara se espanta debido al percance que sufrió cuando era niña.
— Discúlpeme señorita Okesty pero debo de marcharme, es muy amable pero entienda debo de cambiarme para estar lista para comenzar con mi trabajo.
— ¡Qué sosa eres! Tómate una copa y mira allí, se trata de mi amigo y dice que quiere rollo contigo. Anda ve y bebe con él quizás hasta acabes bien y todo.
— Gracias, pero no suelo fijarme en chiquillos, prefiero hombres más maduros. — La reacción de Ingrid fue inmediata, sabía que se refería a su hermano o Álvaro.
— ¿Te gusta también ricos y guapos como mi hermano o Álvaro, verdad?
— ¡Nooo! Por supuesto que jamás me fijaría en alguien como ellos. Me refiero así como a mi novio, es fontanero humilde como yo.
— ¿Tú con novio? Por favor, deberá de ser ciego o más feo incluso que tú. Anda mírate en un espejo eres horrorosa, tu pelo parece paja, no tiene lustre, vistes más antigua que mi abuela. — Varias amigas se unen para criticar a Zara y reírse en su cara.
Herida, con su lágrimas a punto de esparcirse se voltea ignorando a ese grupo de jóvenes sin esperar la reacción que van a tener.
Entre tres la agarran y la tiran a la piscina.
Dentro del agua Zara nada intentando salir a la superficie no sabe nadar y la gente la mira riéndose nadie hace nada hasta que alguien se tira a la piscina para rescatarla.
Afortunadamente Álvaro se encontraba hablando con varios amigos y al ver la escena recordó que ella no sabía nadar por lo que ni se lo pensó y se lanza a por ella.
Yassir que ha presenciado todo le ayuda para subirla,
Zara tose, y tose temblando del miedo.
— ¿Se encuentra bien señorita? — Pregunta Álvaro mirándola fijamente escuchando las risas aún.
— Gracias, ha sido muy amable, sí, estoy bien.
Zara se levanta temblando, como puede camina siendo objeto de miradas burlonas.
Al fondo se escucha una mujer metida en la piscina fingiendo que se ahoga, la misma que la humilló antes con la bandeja.
— Álvaro ven y rescatame me ahogo. — La escena se repite y todos los presentes se ríen.
Todos me Yassir y Álvaro.
Aunque no dicen nada están preocupados por ella.
Sin decir nada se marcha como puede hasta la salida, donde recupera su bolso y para que nadie la vea sale a la calle para llamar un taxi y que la lleven a casa.
Se siente tan insignificante, tan sola como para llamar Ambrosio al menos su voz la calmará.
Lo llama pero no responde.
Toma asiento en una piedra y busca su billetera para ver cuánto dinero dispone para llamar un taxi.
Al llamar a la central pregunta el precio, al parecer no le alcanza, mejor camina unos metros hasta que pueda pagar un taxi.
Entre lágrimas se quita los zapatos, se abraza a su bolso y empieza a caminar cuando alguien la llama.
— Zara, espera. — Se trata de Yassir.
— Al fin te encontré. — Sofocado le hace entrega de una bata. — Pero mujer donde piensas ir así toda empapada y sin zapatos.
Anda ven, yo mismo te llevo a tu casa.
— Se lo agradezco mucho señor Okesty, pero no quiero que me lleve a casa, de hecho déjeme en paz, tan solo soy una empleada vulgar, una paleta de pueblo sin clase, una...— Yassir no puede escucharla más y la abraza donde ella encontrando consuelo en su abrazo se deshace de su dolor.
En silencio se miran, Yassir la observa con más detenimiento, incluso le parece hasta hermosa con sus luceros como dos gota de agua, mirada sin maldad, y tan débil como un cachorro, siente tanta pena que de la nada siente la necesidad de protegerla.
— Déjame llevarte a casa para que puedas cambiarte.
— No es necesario, iré a los vestuarios, allí tengo mi uniforme tengo que trabajar en menos de dos horas.
— Zara, Estás hablando con tu jefe no con tu acosador privado. Si no te encuentras bien yo mismo me encargo de llamar a Johana para que venga a sustituirte.
— No es necesario, estoy bien, ve, solo un poco mojada pero estoy perfectamente y con ganas de trabajar. No se preocupe gracias. — Camuflándose en su falsa sonrisa oculta la verdad, su amiga debe cuidar a su hija le había dado su palabra de cubrirla.
— De acuerdo, entonces entra y cuando llegue el momento yo te aviso para comenzar con tu labor. — Los dos entran dentro siendo observados por Leonor.
Lo primero que hace es preocuparse por Yassir.
— Hijo, ¿Ocurre algo? Te he estado buscando, estaba preocupada por tí.
— Estoy bien madre, solo que la señorita Castel ha sufrido un percance y debía de asegurarme que estuviera bien para comenzar con su trabajo.
— Ah, era eso. ¿Ella está bien?
— Sí, está perfectamente de hecho se va cambiar.
Sin apenas dirigirse a ella, Zara se marcha hacia los vestuarios donde se cambia su uniforme y al salir se encuentra con su madre y sin decir nada la agarra del brazo fuerte acorralándola contra la pared.
— Te he advertido que te mantengas lejos de mí familia, no quiero que hables con ellos, aunque Yassir sea tu jefe dirígete al encargado.
No quiero que vuelvas a cruzar palabra con alguien de mi familia o lo que te ha sucedido esta noche se va quedar en un aviso.
Mantente lejos o te van a ir peor las cosas. Y toma dinero, si es lo que buscas.
Tirándole el dinero al suelo Leonor se marcha cuadrando sus hombros, volviendo de alguna manera a ser esa mujer amable que es con su familia.
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