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Capitulo 34

Todo era tan oscuro como la noche, mira al cielo con la única esperanza que alguien le ayude a encontrar la respuesta a todo su sufrimiento.

A primera hora de la mañana, Yassir ya se encuentra en su oficina vestido para mantener una reunión. Leonor, llega temprano al hotel para asegurarse que su hijastro realize bien su trabajo y le haga caso en todo lo que le dice, con lo que no contaba era con la presencia de su ex-marido. Raphael había decido retomar su puesto para ayudar a su hijo sin sospechar que detrás de todo se encuentra Zara, la cual aún permanece invisible siguiendo las indicaciones de su socio.

Raphael encabeza la mesa, al ver a Leonor, ambos no tardan en comenzar a pelearse, por su puesto Raphael la acusa de todo, expresando cuando dolor le ha causado a su familia con la intención de que su hijo llegue a escuchar todo y abra los ojos, ya que en los últimos días se la ha pasado escuchando a Leonor y Gresa, donde a través de su hija a podido comprobar el daño que le está causando a Zara. 

Leonor sigue mostrando su lado más severo y ambicioso, sin sospechar de que al otro lado de la pared se encuentra Yassir escuchando todo, quedándose quieto sin hacer nada tal y como le avisó su padre. 

Al entrar, Leonor lo ve y no tarda en hacerse la víctima, Yassir la observa en silencio, algo desconcertado pero al llegar los primeros socios decide no decir nada para no dar escándalos. Yassir pregunta por Álvaro, el cual se encuentra de viaje de negocios por un largo tiempo.
Leonor toma asiento junto a Yassir sonriendo a su ex-marido dándole a entender que tiene el apoyo de Yassir. 

La reúnion comienza, Raphael toma el control de todo, pero en un momento dado se da cuenta que todo ha cambiado y hay datos que ni él mismo sabe con exactitud, lo que lleva a que la reúnion sea un desastre y todo acabe mal. Raphael se desespera, grita a su hijo por haber cambiado todo, por hacer las cosas sin consultarle nada, lo que no sabe Raphael es que Zara ha sido quién ha cambiado todo el funcionamiento del hotel para obtener resultados excelentes y se nota en como al hotel acude más gente.
Raphael sigue inquieto, no sabe con exactitud que hacer, su hijo no recuerda nada, mira todos los datos que están correctos pero no es la información que el tenía antes de abandonar su puesto. Se siente como un inútil, sin saber como salir de ese problema. 

Leonor se altera, teme que su plan no funcione, habla con su ex-marido para calmarle y encontrar una solución. Leonor está nerviosa, tiene miedo de que no funcione su plan de pagarle todo Yassir, la deuda con el padre de Gresa aumenta y el tiempo ya es limitado.

Al marcharse Raphael, Yassir mira a su madrastra fijamente en silencio. Esboza una sonrisa de medio lado dándole a entender que él no puede hacer nada.

— Bueno, ¿Y... ahora qué hacemos? — Pregunta él cruzándose de brazos.

— Yassir tienes que recordar, tú fuiste el que hiciste estos cambios, debes de recordar o la empresa se va al traste. Vamos a perder dinero, ¿Sabes lo que significa eso?

— Sí, que te vas a quedar sin nada. Y a mí, como que me da igual, total no tengo nada, he consultado esta mañana mis acciones en bolsa, y no tengo nada. Vamos que no tengo ni para comprarme una bolsa de pipas. Así que, pues nada, tendremos que pensar en vender el hotel.

— ¿Cómo? ¡Ah, no! Para vender el hotel no y quedarme arruinada, no, no puedo perder esta vida de lujos que tanto disfruto. Haz algo Yassir, debes de pensar en hacer algo. Siempre has sido bueno en los negocios.

— Creo recordar que tú también has sido buena en los negocios. Compraste un apartarmento ruinoso para alquilarlo a una joven y estoy seguro que para sacarle provecho. Tienes tú propio dinero Leonor, y también tienes más deudas que en una película de pistoleros. Yo te voy a decir algo, no voy hacer nada por ti. Tú solita has ido pidiendo dinero, te has metido hasta el cuello, ahora apañatelas como puedas. Yo no quiero saber nada de ti. Son tus problemas, aprende a resolverlos.

— ¡No te permito  que me hables de ese modo! Y más después de todo lo que he estado haciendo por ti. Te quiero como si fueras mi hijo. 

— Qué clase de madre, según tú, me pone en contra de mi esposa sabiendo que espera un hijo mío. Qué clase de mujer eres, para hablarme mal sobre mi esposa, la mujer que quiero y necesito en mi vida. Con que derecho vienes ahora a pedirme que te ayude en algo que tú mismo egoísmo, avaricia y ambición te han llevado a hacer. Lo siento mucho Leonor, pero no. Yo no pienso ayudarte en nada, tú sola te lo has buscado y ahora no quiero saber nada de ti, y tampoco vuelvas hablarme más de matrimonio con Gresa, eso es algo que tú has hecho. Ahora a ver como lo resuelves.
¡Fuera de mi vista! —Grita furioso dejándole claro a Leonor de no quererla en su vida.

Esa misma noche, había estado pensando en Zara, desde que abrió los ojos el primer día en el hospital y la vio, solo ella ha permanecido a su lado, solo ella le ha tratado con cariño, con afecto preocupándose por él. ¿Cómo va hacerle daño apartándola de su vida y más cuando le va a dar un hijo?

De momento, su amor no ha vuelto a su corazón, sigue mostrándose frío aunque intente acercarse a ella. En ocasiones finge una sonrisa mientras su corazón se enconje al verla a ella tan feliz y él ser un desdichado que no sabe realmente como caminar por el camino de espinas si florecen rosas.

Hoy la acompaña al ginecólogo para una revisión, Zara está feliz, sin sospechar que aún su marido no consigue amarla como se merece. Aún así, Yassir hace todo lo posible por complacerla, los dos miran el monitor donde el doctor le explica todo referente a su bebé. Los padres sonrientes salen de la consulta, Zara besa a Yassir abrazándolo con cariño y entusiasmo. Una abrazo que debería cargarse de ternura se ha vuelto una roca. Inmediatamente el instinto de Zara la pone en alerta, lo mira fijamente a sus ojos, aquellos luceros que tiempo atrás vieron una luz en ellos, ahora está apagada.

— Yassir, dime que puedo hacer para que me quieras. O al menos dime si estás a gusto a mi lado. Yo hago lo posible por agradarte y complacerte, pero aunque trates de disimular, sé perfectamente que no eres el mismo de antes. Aquel hombre con el que me casé tan enamorados, en un pequeño pueblo donde solo eramos tú y yo. Entiendo perfectamente que te cueste recordarme.

— De verdad Zara, no puedo seguir así, te veo y veo a una mujer hermosa, pero no puedo mirarte con otros ojos y mi corazón en estos momentos está vacío. Lamento decirte todo esto, no quiero lastimarte, no pretendo ser egoísta contigo, no quiero que derrames una lágrima por alguien como yo que no te merece, eres una mujer maravillosa, pero si mi mente no te recuerda y mi corazón sigue estancado, lo único que me queda es ser amigo de la soledad y alejarme por un tiempo de ti.

Zara no dice nada, su silencio es lo único que puede expresar, acaricia su vientre notando las frías manos de Yassir sobre las suyas, intercambiando miradas de amargura sin ningún significado en común. Reflexionando y con todo el dolor que le permite soportar su corazón, Zara hace su maleta poniendo rumbo hacia el pueblo donde desea estar con su abuela, así al menos podrá sobrellevar la distancia entre Yassir y ella.

Nada más llegar a su antiguo hogar, María sale a recibirla feliz pero preocupada al mismo tiempo, hablan durante horas donde la anciana intenta consolar a su nieta, la cual le queda poco para dar a luz. 

A kilometros de ella, Yassir apenas logra concentrarse, esa mañana tiene una reunión con el empresario árabe. El cual, sabiendo lo que le sucede, es paciente explicándole todo, donde Yassir se encuentra perdido y al mismo tiempo comienza a dolerle la cabeza llegando a su cabeza recuerdos fotográficos. Murad se preocupa por él llevándole al hospital para hacerle unas pruebas y determinar como va poco a poco recuperando la memoria. 

Murad le aconseja a Yassir de descansar antes de seguir explicándole como han estado trabajando él y Zara estos meses para levantar el negocio. Yassir en un principio se niega a irse, siguiendo las instrucciones del médico decide marcharse a un lugar para descansar.

Al subirse a su auto, pone el GPRS, sale una dirección, sin saber de que se trata comienza a conducir hasta llegar a un pequeño pueblo donde al estacionar su vehículo siente que ha estado allí antes, incluso al cerrar sus ojos e inhalar puede sentirse más tranquilo. Sigue las indicaciones del GPRS hasta llegar a una casa, piensa que seguramente haya estado antes ahí. 

Toca la puerta y al abrir la puerta se encuentra con María, la cual al verlo lo abraza con cariño al mismo tiempo tiene ganas de decirle cuatro cosas, se contiene al haberla avisado Zara de no haber recuperado la memoria. Yassir entra dentro de la casa, mira cada rincón de la casa notando como su corazón late fuerte en su pecho, camina desorientado pero seguro y al ver a Zara sus ojos se quedan fijos en ella donde la luz de su mirada es traída de nuevo.

— Yassir, ¿Qué haces aquí, como sabías que me encontraba aquí? — Pregunta Zara tomando asiento en una silla.

— He venido al lugar donde comenzó todo. — Explica Yassir con una sonrisa poniéndose de cuclillas enfrente de Zara agarrándole por sus manos.

— ¿Has recuperado la memoria? — Zara sonríe con la esperanza de volver las cosas a ser como antes.

— Aún no, sigo con menos memoria que un elefante, pero hay algo dentro de mí que me ha conducido hasta aquí, donde al volver y verte de nuevo mi corazón ha comenzado a circular dentro de mí, conduciéndome hasta el tuyo, aunque no te puedo recordar, creo que el reflejo de mi pensamiento está dedicado para tí, no tengo demasidos motivos para alejarme de tí, me he perdido muchas cosas y no deseo estar lejos de tí, de la única persona que ha permanecido a mi lado a pesar de mi malestar, no quiero ser frío, necesito envolverme en tú calor, llenarme con tus besos y poder permanecer al lado tuyo y de nuestro hijo. No deseo más miradas tristes sobre mí que se anidan para traspasar mi piel, más bien necesito darte tantas cosas. Quiero agradecerte tu paciencia y espero que mientras me vuelven los recuerdos me permitas seguir conociéndote aunque no te pueda recordar te estaré agradecido y listo para compartir magicos momentos. ¿Quieres volver a ser mi esposa? — Yassir saca de su chaqueta una caja vacía de madera donde dentro hay un pequeño cofre.

-—¿Qué es esto?—- Pregunta Zara creyendo que sería un anillo o alguna joya. 

—Esto es un cofre donde desde hoy, guardaremos nuestros momentos para no olvidarnos, para seguir caminando agarrados de la mano donde solo nuestros corazones serán los encargados de recordarnos que aunque el tiempo pase, nosotros seguimos acompañándonos en este viaje al que llamamos vida, al que obtendremos sonrisas a cambio de lágrimas, donde los errores son nuestra manera de aprender, donde tendremos peleas, falta de entendimiento, pero seguiremos juntos, donde día a día como si fuera un libro con hojas en blanco, estaremos escribiendo en forma de hechos nuestro día a día.

Lentamente Yassir se acerca hasta ella para besarla, pero esta vez es de una forma más acaramelada, dulce y apasionada donde el motor de su vida ha comenzado a vibrar de nuevo, al cerrar los ojos sabe que ella está a su lado para darle vida de nuevo, sabe que debe cuidarla, y sobre todo amarla como se merece.

No muy lejos de allí, está María observando la escena, se suena sus mocos limpiándose sus lágrimas, siendo consciente que solo un hombre enamorado aunque no pueda recordar y sienta miedo y temor, busca de nuevo su felicidad y es consciente de quien ama de verdad una vez, lo puede hacer más veces si el amor es sincero.

Temprano, Yassir se levanta para dar una vuelta por el campo, María y Zara le hablan para intentar ayudarle a recobrar la memoria. María agarrando el cántaro de leche, se va hacia la granja para ordeñar a la vaca. Yassir, nada más poner un pie en la granja y ver a la vaca se para enfrente de ella observándola con detenimiento. María y Zara comienzan a preocuparse por Yassir por no entender con exactitud que le sucede exactamente.

-—Filomena, ¡Ay, mi Filomena!— Mientras Yassir abraza a la vaca, María y Zara se miran atónitas.

-—¿Será verdad y todo que haya recordado a la vaca y no a mí? -—Protesta Zara algo molesta.

-—¡Ay, que joderse! En fin, cosas que pasan, pero a mí con que me la ordeñe me basta.

-—Di que sí abuela, a ti te importa tres pepinos que yo esté desesperada por que mi marido le vuelva la memoria. Anda que... A tí solo te importa que ordeñe la vaca.

— Escúchame con atención Zara. Esta vaca da leche muy rica y yo hago queso con ella, pero no sé que le pasa que solo Yassir puede ordeñarla. Creo, que se aman profundamente.

—-Abuela, te pasas de verdad, te pasas. —-Refunfuña Zara cruzándose de brazos mirando como la vaca se deja ordeñar por Yassir el cual recuerda muy bien como hacerlo.

—-¿Has visto abuela como ordeño a la vaca? —-Sonríe feliz  Yassir mirando con gracia la cara de enfado de Zara.

-—Tú sigue Yassir hasta que la dejes seca, que tengo que hacer un par de quesos. Anda, sigue ordeñando a la vaca que te lo voy a agradecer y todo.

-—Abuela María, creo que esta vaca necesita compañía masculina. 

-— Hombre, si quieres hacerle compañía no sé... Quizás la parienta se ponga celosa. 

-— Me refiero a un toro abuela, yo bastante tengo con torear a mi esposa.

—-Mira, encima me trata como una vaca. Ver para creer.

Todos se echan a reír, hasta que al acercarse Yassir la besa con pasión diciéndole cuanto la ama.

Zara lo mira con adoración hasta que de pronto siente un dolor tras otro.  Ambos se ponen nerviosos, no saben que hacer. Los dolores se van intesificando y son más seguidos, María tiene todo preparado para traer a su bisnieto al mundo.

-—Abuela, no es por desconfiar, ¿pero sabe lo que hace?-— Pregunta Yassir sujetando la mano de Zara la cual se queja de dolor.

-— Por supuesto que sé lo que hago, y ahora mismo llega la partera, tiene noventa años y la matrona que tiene ochenta y cinco años, pero ha traído muchos niños al mundo.

-—Yassir por favor, vamos a un hospital que temo por mi vida y la de nuestro hijo. No me dejes sola con estas locas.

-— Zara, no te permito que nos falte el respeto de esa forma. Venga Benancia que las contracciones son seguidas métele el dedo y verás como pronto vas a empezar a dilatar y nacerá tu hijo.

—-Yassir, juro que si salgo de esta viva te comeré a besos pero si no, reza todo lo que sepas porque vendré del otro mundo a hacerte la vida imposible por dejarme en manos de estas tres.

Zara comienza a ponerse de parto, Yassir no se separa de ella, y aunque en un momento quería llevarse a su esposa al hospital, las tres ancianas con su experiencia y habilidad logran ayudar a Zara a traer al mundo a su hijo. Un bebé que nace fuerte y sano. 
Ambos padres se besan emocionados por poderle ver la carita a su hijo.  

-— Ves, sigues viva taruga, ¿Qué pensabas que a nuestra edad no somos capaces de hacer muchas cosas? Pues mira, te has dado con un canto en los dientes, somos viejas, estamos arrugadas, pero tenemos salud y la cabeza en su sitio, la cual nos permite seguir haciendo aquello que siempre hemos hecho sin tanta tontería como teneís los jovenes que os vais a volver locos e inútiles con tanto aparato. 

Tanto Yassir como Zara se callan avergonzados, si no hubiera sido por la habilidad de las tres ancianas, quizás su parto hubiera sido peor, ya que no le hubiera dado tiempo llegar al hospital, aun así decidieron ir al hospital para ser revisada por médicos y una vez que todo estaba en orden y revisaron al bebé y a ella días después le dan el alta.

Por ello nada más llega a casa de María algunas vecinas, Ingrid, Raphael acompañado por su esposa e hijo, Amanda y Oriol dan la bienvenida a los recién papás y al pequeño Amir (príncipe).

Todos están muy contentos por ellos, todos desean ver al pequeño Amir, todos menos Leonor que al enterarse por Ingrid del nacimiento de Amir, ella a preferido ir hasta la que fue su casa, donde le causa mucha tristeza y mal estar volver a recordar su pasado. Desde lejos, ve la escena en el jardín donde toda la familia se reúne para hacer una fiesta. Ella solo mira, no se atreve a pasar, pero hay una madre que se percata de todo y sale a su encuentro. María, al ver a su hija se queda en silencio esperando que sea Leonor quien dé el primer paso.

-— Hija, qué bien que hayas venido. -—Dice María rompiendo el hielo.

-— No sé por que he venido. Tan solo tenía curiosidad. No pienses lo que no es.—-El ego no desaparece de Leonor y eso le causa dolor a su madre.

—-Hija, admite tus errores, ahora estás a tiempo, pasa,  haz las paces con tú hija, conoce a tu nieto y sé la mujer noble y buena que yo crié.

—-No puedo madre aunque quiera coser las heridas que he causado con el hilo del olvido, no tengo cara como para presentarme delante de mí hija y hacer como que nada a sucedido. Soy consciente del daño que le causado, y aunque ya es tarde para disculparme, solo deseo que sea feliz.

-— Ten por seguro que lo es. Ella ha conseguido tener en la vida lo que tú te has negado a darle. Amor, compresión, protección y apoyo. Yassir se lo ofrece, la quiere y lo demuestra protegiéndola, solo hay que verlos como se miran y aunque no la pueda recordar de momento, hace todo lo posible por amarla. Y eso debería de alegrarte, pero eres tan cínica que no eres capaz de ver más allá de tu egoísmo. Si sigues así, te vas a quedar sola.

-— ¿Más de lo que estoy? Mírame no tengo a nadie, estoy sola.

—-No lo estas Leonor, mientras yo esté viva, aquí estaré esperándote y queriéndote como lo que eres, mi hija.

—-Madre... —-Leonor abraza a su madre, la cual recibe el abrazo con gusto, conoce a su hija para percatarse de lo terca que es y su ego le impide rectificar.

Sabe perfectamente como las cosas van a seguir tal cual, como no va a rebajarse para disculparse ante su hija e intentar solucionar las cosas y tener una mejor vida y apoyo por sus seres queridos, para Leonor su orgullo está por encima de cualquier cosa, y tarde o temprano ese orgullo que no muestra amor y comprensión por sus seres queridos acabarán pasándole factura, el problema es que cuando quiera darse cuenta de sus errores, será demasiado tarde. El arrepentimiento no se hace cuando está  todo perdido y no tenga a quien recurrir, se hace cuando tú corazón se muestra triste y sientes la necesidad de disculparte con esa persona, porque un perdón a tiempo es una larga sonrisa.

Yassir y Zara han comenzado su nueva vida en la casa de la que fue de la madre de Yassir, allí Yassir ha podido poco a poco comenzar a recordar, trabaja junto a su esposa en el hotel y pasan tiempo con Amir, el cual aman y adoran.
De Álvaro saben que sigue aún en Suiza, alejado de todo el escándalo que le rodea a su padre. Yassir estuvo en Suiza donde vio a su amigo y pudieron hablar, Álvaro le explicó todo y Yassir lo entendió, y lo perdonó.
Después de todo la amistad y la sinceridad que tuvo con su esposa en haberle contado la verdad vale más que todo el dinero del mundo. Su amistad sigue vigente como lo ha estado durante tantos años, donde Álvaro no olvida y agradece a Yassir el haberlo tratado como un hermano y ambos se abrazan entre bromas sin olvidar como dos adolescentes fueron presionados por sus padres para que sigan levantando un imperio que ellos mismos no querían participar, ambos saben perfectamente cuantas noches han debido quedarse estudiando, cuantas veces fueron duramente regañados, donde sus progenitores le exigían cada vez más sin importarles en lo más minimo sus sentimientos, nunca fueron escuchados ni les preguntaron que era lo que querían. Quizás esa fue su fortaleza y les hizo de forjar una amistad donde ambos sentían lo mismo. Tuvieron momentos de rivalidad, pero jamás se traicionaron, siempre tuvieron en sus corazones la nobleza de una firme amistad que desean seguir conservando.
Ahora su padre está ante un juez para aclarar el délito que ha hecho. Después de todo, el bien vence al mal, y tarde o temprano con el paso del tiempo se acaba pagando todo lo que uno hace. Eso mismo le ha sucedido al padre de Álvaro, que entre rejas sigue protestando culpando a su hijo, sabiendo que es inocente, pero todo sea por salir impune de sus hechos.

Zara y Yassir viajan de nuevo de regreso a su país donde han pasado unos días de descanso. Zara está cada vez más enamorada de su esposo, lo mira con adoración mientras se deja besar por él, sus miradas muestras el reflejo del amor, de lo que sienten uno por el otro, porque aun que hayan pasado por tantas penumbras, donde en ocasiones su amor se vio en la cuerda floja, las lágrimas en ocasiones le superaron, se vio tan indefensa, supo sacar su fortaleza al flote, con astucia y paciencia y sobre todo con amor ha salido victoriosa de una batalla que empezó sin querer enamorándose de un hombre que ha día de hoy aún no termina de recordar su pasado, pero para Yassir lo más importe no es su pasado, es su presente con la mira puesta en su futuro, porque con memoria o sin memoria, el amor no es algo con lo que jugar, no es un sentimiento que te sirva para hacerte más ciego, más exigente, no te hace ser el dueño de la otra persona, pero si es un sentimiento puro, una emoción que nace dentro de ti y te lleva por varios caminos, solo uno mismo sabe cual es el camino más correcto, sin engaños, sin mentiras, sin exigencias... El amor verdadero es el respeto, el compartir, el dar y recibir, la paciencia, es una emoción que quieres compartir, que deseas y aunque hay momentos felices y no tantos. Si en verdad se ama, quédate en los peores momentos, hay se demuestra cuanto quieres a esa persona con bondad y apoyo todo es posible.

Todo ello es el conjunto de nuestra manera de ser, emociones versátiles que nos hacen recapacitar, aprender y demostrarnos que en esta vida todo se aprende si uno mismo se lo propone, no hay obstáculos que no se puedan superar mientras nuestro corazón esté lleno de coraje, no hay parte de tu cuerpo que tenga excusa para no conseguir lo que te propongas, porque con esfuerzo y con perseverancia se obtiene la recompesa que tanto se busca acabando por encontrarla cuando menos se espera.










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