Capítulo 31
Zara estaba dispuesta a no dejarse de avasallar, sospechaba de varias personas y una de ellas es de Álvaro.
Llega a su puesto de trabajo, busca la carpeta donde había encontrado ese gráfico, busca pero no la encuentra.
Preocupada, va hacia la oficina de Álvaro, pregunta haciéndose la torpe, y efectivamente, él cogió la carpeta, de hecho él mismo le dice que ahora que no está Yassir se ocupará él de todo.
Zara asiente con la cabeza y se marcha, no si antes retenerla Álvaro invitándole almorzar.
— No tengo hambre. — Se excusa ella por no ir con él.
— Estás tan bella, luces tan hermosa con ese traje, mucho mejor que antes. Aunque tú belleza es ireemplazable.
— Gracias por el cumplido. A decir verdad, no me siento más bella con este traje, la ropa solo nos sirve para cubrir nuestro cuerpo no nos hace más hermosas. — Lo desafía con la mirada mostrando una nueva faceta de ella.
Atrás queda la ingenuidad, su manera de ser y su carácter es su escudo, es su molde para definirla, pero no para destruirla, para eso está ser más avispada y más intuitiva sabiendo cómo debe de utilizar su inteligencia para no tropezarse con la misma piedra dos veces.
— Por favor Zara, acepta mi invitación. Sé que tienes que estar preocupada por Yassir, como todos lo estamos. Aún así, asume que cuando se recupere ir va continuar con su vida y tú no formas parte de ella. — Conforme más lo escucha más asco le da su manera de comportarse.
Aún así, recapacita y acepta la invitación. Si no puedes con tu enemigo, únete a él.
— Suspira pesadamente — Es cierto, cuánta razón llevas, yo también lo pienso y... No sé qué hacer. — Finge estar afligida para poder llegar hasta el final del asunto. Sí o sí quiere arriesgarse para saber quien es la persona que tanto daño le ha causado a su marido.
— Gracias por aceptar, no te vas arrepentir. — Sonríe alegre girándose sobre sus talones, coge una chaqueta y se marchan hacia un restaurante.
En el restaurante toman asiento en una mesa, Álvaro se encarga de todo, aunque le preste mal a Zara y sienta asco de su compañía sabe que Álvaro puede llevarla hasta la verdad.
Hace los pedidos y conversan durante un rato hasta que aparecen sus padres.
Álvaro, muy cortés le presenta a sus padres a Zara.
— Ella es Zara, la amiga de Ingrid y ahora mi secretaria, tenemos mucho trabajo y hemos venido a comer un poco.
— La madre de Álvaro se presenta y toma asiento en la mesa junto a su esposo.
Los cuatro comen en armonía hasta que sale a relucir el accidente de Yassir y hacen un comentario sobre su estado de salud.
— Dice Leonor que ha hablado con el médico y a decir verdad está muy mal, temen incluso por su vida. Imagínate, vengo de ver a Leonor que se encuentra con Gresa llorando desconsoladas. He sentido mucha pena por ella.— Comenta la madre de Álvaro.
— ¿Es en serio? No puede ser, Yassir es fuerte, se va poner bien. — Con su mirada puesta en su madre Álvaro la observa con preocupación.
Zara no dice nada, solo siente como una daga está clavándose más en su pecho sintiendo un dolor silencioso.
— Esperemos que se recupere el señor Okesty. — Pronuncia Zara mirando hacia el plato. Hasta el apetito se le ha ido.
— Disculpen me llaman tengo que irme, lamento lo ocurrido. Es algo importante. — Se disculpa Zara atendiendo la llamada de su tío.
— Por favor tío, dime cómo se encuentra Yassir. No me mientas por favor. Te lo ruego.
— Ven a verlo ahora mismo y hablamos en mi consulta. — Se disculpa con Álvaro y sus padres u se marcha.
Zara busca su auto y no tarda en ir hacía el hospital.
Busca angustiada a su tío, el cual la espera en la consulta para hablar con ella.
— Tío, dígame, ¿Cómo está mi marido?
— Debo de decirte que en estos momentos estamos debatiendo si desconectarlo o no de la máquina.
Necesitamos comprobar que puede respirar por sí mismo, y eso sería buena señal.
Antes pasa a verlo tienes diez minutos.
— Gracias tío.
Zara camina junto a su tío hacia la sala de cuidados intensivos.
Se pone el plástico y la mascarilla y entra para ver a su marido.
Al verlo no puede soportarlo más y acaba derrumbándose.
— Yassir por favor recupérate, lucha por tu vida, no me dejes sola amor, te necesito tanto, me haces tanta falta, quiero ser fuerte pero no tengo mi armadura. Lucha Yassir, eres mi lobo feroz no me hagas esto. Te quiero tanto. — Zara llora besando los labios secos de su marido, le agarra de la mano llevándosela a sus labios para besarla y acariciar su mejilla.
Le duele demasiado verlo en ese estado, quiere hacer algo pero no se puede hacer nada llegando a desesperarla y mortificarse por no ver a su marido bien.
Al salir, siente un pequeño mareo, su tío la ve, está muy pálida. Le da un vaso con agua y le pide de hacerse unos análisis de sangre para asegurarse de estar bien.
Zara se niega, diciendo que está muy bien, aún así, su tío acaba sacándole sangre y comen después juntos.
— Zara debes de tener cuidado con lo que haces. Tú sola no podrás averiguar nada. Habla con Ingrid, ella está muy afectada también y poneros de acuerdo es tu hermana y no te va defraudar.
— Es cierto, con todo esto me he olvidado de ella. La llamaré ahora mismo. Gracias por tus consejos tío.
— Eres mi sobrina y no te voy a dejar desamparada.
A continuación, Zara llama a Ingrid quedando en verse en el hospital. Su tío le ha dado permiso para que vea a su hermano.
Ingrid acude al hospital y al ver a su hermana se abrazan con tristeza.
Toman asiento en una silla comenzando a contarle a su hermana lo que está sucediendo y cuales son sus sospechas.
Ella la escucha con atención, incluso se queda pensando en algunas cosas refiriendo a su hermana de que su madre tenga algo que ver, últimamente habla con el padre de Gresa, pasan mucho tiempo juntos.
Zara se pone en alerta, avisándole a su hermana de buscar toda la información que pueda para llegar hasta el final del asunto.
En ese momento, son interrumpidas por su tío, el cual muy sonriente mira a su sobrina, toma asiento entre ambas le anuncia el resultado de los análisis.
— Zara, ¡Estás embarazada!
— ¿Yo? Pero si no puede ser, solo llevamos apenas unos meses de casados.
Me siento mareada tío y feliz.
Ingrid la abraza feliz por la noticia.
Oriol también la abraza, pidiéndole de asistir al ginecólogo cuanto antes, aunque lleve pocas semanas de embarazo.
— ¿Pero...no entiendo Zara, no te has dado cuenta de ...?
— Es que mis reglas siempre son irregulares, hasta pensaba que no me iba a quedar embarazada tan pronto. Pero saberlo me llena de dicha y amor hacia mi marido. Ojalá pudiera decirle la noticia.
— No te preocupes, ahora cuando pase se lo digo. — Ambas hermanas se abrazan felices y triste al mismo tiempo, pues aún no saben que va pasar exactamente con Yassir.
A pesar de saber que está esperando un hijo de Yassir, Zara sigue abatida con la idea de que algo malo le ocurra a su marido.
Al caer la noche siente como la soledad y los recuerdos la arropan desnudando su alma en sollozos, su mano roza con cariño su vientre, quiere sonreír pero no puede, no puede expresar lo que siente por lo difícil que es verse sola en el mejor momento de tu vida.
Duerme hasta la salida del sol.
Se prepara para ir al trabajo, sale de su apartamento encontrándose con su vecina.
— Buenos días Amanda. — Se saludan.
— ¿Nos vamos al trabajo? — Propone Amanda caminando junto a su amiga, la cual le da la noticia.
Amanda se alegra mucho por Zara, al mismo tiempo que se preocupa por ella por no ser el mejor momento para una noticia tan especial y bonita como es la llegada de un hijo.
— Estoy bien dentro de lo cabe, muy ilusionada con la esperanza de que pueda salir todo bien. — Responde a su amiga.
— Lo mejor que puedes hacer de momento es guardar silencio. Ya habrá tiempo para decirlo, yo hoy voy a limpiar la oficina de Álvaro, cualquier cosa yo te aviso.
— De acuerdo, está tarde he quedado para dar mis clases de finanzas, estoy deseando de aprender y poder sacar adelante la empresa.
— Estoy orgullosa de ti, sé que podrás hacerlo. Ánimo amiga. — Amanda le da ánimos porque le duele mucho ver a su amiga tan derrumbada con una noticia tan bonita todo se le tuerce.
Al llegar al hotel, se despiden quedando en verse a la hora del almuerzo.
Amanda se marcha hacia los vestuarios donde se cambia de ropa poniéndose el uniforme para comenzar con su labor.
Álvaro aún no ha llegado, por lo que aprovecha para subir hasta su oficina y poder investigar.
Abre cajones, solo ve papeles, le echa fotos a cada folio, siente como la adrenalina le sube sintiéndose como una espía, pero todo sea por ayudar a su amiga.
Ve un cajón, el último que le queda por registrar, desafortunadamente está bajo llave.
Maldice y sigue limpiando con normalidad al escuchar abrirse la puerta y entrar Leonor y él.
Amanda saluda a Álvaro, él muy cortés le devuelve el saludo.
La que no lo hace es Leonor, ella ni se molesta en mirar Amanda.
Álvaro le pide a Amanda de dejarlos solos, ella se marcha pero no del todo.
Se queda escuchando detrás de la puerta.
— Álvaro estoy devastada por mí hijo, pienso que debes de ponerte en la directiva hasta que Yassir se recupere.
— Sabes que no puedo hacer eso Leonor. Además, mi padre me lo tiene prohibido.
— Ahora mismo tu tienes más acciones que Yassir, él está arruinado prácticamente necesita un milagro para recuperar su fortuna.
Tú tienes ahora la oportunidad, sabes que cuentas con mi apoyo.
— Lo sé, pero...no sé, Yassir es como mi hermano.
— Lo sé, y por eso mismo debes de hacerle este favor. Estoy segura que te lo va agradecer. — Leonor pasa sus manos suavemente por los hombros de Álvaro con la intención de que haga lo que ella disponga.
En el momento que se divorció todos sus planes vinieron abajo.
Creyó que con el divorcio iba a sacar buena parte de la fortuna, no fue así. Y se quedó sin nada, había derrochado su dinero y no tenía nada ahorrado, después buscó la alternativa en Yassir, sin saber cómo, su hijastro había perdido parte de sus acciones y estaba arruinado, lo que no le quedaba de otra que planear una boda con Gresa para ella quedarse con algunas acciones de la empresa y así poder llevar la vida que lleva.
De nada le ha valido hablar con el padre de Gresa, incluso le debe dinero y debe de devolverlo, ¿Pero cómo?
Yassir está en el hospital, ella había ido al casino para hacer apuestas para doblar su dinero, acabando por perderlo.
Ya no tenía a nadie a quien recurrir salvo a Álvaro.
Ahora con más del cincuenta por ciento de las acciones debe de ser astuta para engañarlo y quedarse con algunas acciones para no verse en la cárcel.
— No puedo hacerlo Leonor. Debemos esperar a ver qué ocurre con Yassir, entonces tomaré el control de la empresa.
— Piénsalo Álvaro, tu vas a sacar más provecho y doblarías tu fortuna.
— Lo siento Leonor, pero mi reputación y mi amistad con Yassir vale más que está empresa. Ahora sí me disculpas tengo cosas que hacer.
Leonor se marcha molesta mientras Amanda sale corriendo disimulando que está limpiando pensando en la conversación. ¿Será verdad lo que ha dicho Álvaro sobre Yassir o es una estrategia para librarse de culpas?
Álvaro abre su cajón y saca varias carpetas que contiene documentos valiosos.
Los mira con detalle una a una las cifras pensando en cómo está saliendo todo y como va terminar todo.
Se levanta despacio con sus ojos puestos en el paisaje que ve a través de la ventana de su oficina comenzando a recordar haciendo que sus recuerdos lo lleven a sentirse débil por no enfrentar la verdad.
Quiere ser fuerte, poder decidir por él mismo, sin necesidad de verse como un títere en varias manos y todo por conseguir cada uno su propósito utilizándolo a él.
En ese momento alguien toca la puerta, al ver que se trata de Gresa la invita a pasar y tomar un café que la misma Zara les lleva.
Al verlos juntos, sus sospechas empiezan a crecer, quiere averiguar el porqué de la visita de Gresa.
Álvaro le pide que se retire, para su pesar debe de hacerlo quedándose con la intriga.
— ¿Cómo estás Gresa te veo muy decaída? — Pregunta Álvaro abrazándola.
— Estoy muy mal amigo con todo lo que está sucediendo.
Mi padre sigue presionándome para casarme con Yassir, pero según me cuenta Leonor está muy mal.
¿Qué hago Álvaro?
— Sigue haciendo las cosas como hasta ahora, tenemos que tener fé en que Yassir saldrá bien y pronto estará entre nosotros. Yo confío que podrá salir adelante.
— No lo sé, estoy desesperada, ni siquiera puedo verlo. Ojalá se recupere.
— Ten fe, verás como todo va salir bien. — Álvaro coge la mano de Gresa besándola, la mira a sus ojos entristecidos haciendo que su corazón se parta en dos.
Se hace un silencio, solo se miran sin decir nada, Álvaro la abraza fuerte y con cariño.
Ojalá las cosas fueran de otra manera, piensa para sí mismo.
— Amo tanto a Yassir Álvaro, sufro por no poderlo ver, siento mucho dolor aquí en mi pecho, no deseo otra cosa más que se recupere pronto Yassir.
— Eso esperamos todos con ansías.
— Ahora ve y descansa. Lo necesitas estás muy mal. — Propone Álvaro.
— ¿Crees que Yassir me ama como antes? — Pregunta con ojos llorosos.
— Tal vez. — Se enconge de hombros sonriendo callando la verdad por respecto a Zara.
Si alguien la quiere proteger, esa debe ser Zara.
Aunque Gresa es su amiga, sus verdaderos sentimientos son para Zara.
Por eso quiere separarla de Yassir, la ama y solo tiene un propósito con ella y ahora más que sus padres la han conocido y hablan bien de ella, aunque sigue siendo una chica humilde sin clase.
Zara estaba intranquila sentada en su escritorio, apenas podía concretarse, se levanta para ir a la máquina expendedora para tomar un té.
Mientras espera ve despedirse a Gresa de Álvaro.
Ella camina con pasos cortos dirigiéndose ha Zara.
— Veo que has cambiado de look. ¿Ahora te han presentado un diseñador? — Se mofa Gresa de Zara.
— Claro, es tú mismo diseñador, gracias por recomendarlo es fabuloso. — Ataca Zara.
— Mira estúpida, déjate de idioteces y aléjate de Yassir, Leonor me ha dicho que estás detrás de él, aléjate por las buenas o te puede ir todo mal.
— Suéltame — Empuja Zara a Gresa con rabia — Tú a mí no me vas a venir con amenazas, de hecho, si te atreves hacerme algo, ten por seguro que no voy a quedarme quieta, si me buscas, me vas a encontrar.
Y sobre Yassir, nos amamos y nadie y menos tú me va decir lo que debo de hacer. ¿Te ha quedado claro? — Zara está roja de la rabia.
— Por favor, no me hagas de reír. Yassir no se va fijar en tí, salvo para un rato. Porqué eso es lo que sois las chicas de campo, de usar y despreciar. — Zara le da un bofetón a la que va devolverle Gresa el golpe, ella furiosa la agarra por su brazo con fuerza haciendo que se queje de dolor.
— No vuelvas más a faltarme el respeto, y si vuelves abrir tu boca para dirigirte a mí, haz lo con educación, la que se supone que tienes.
¡Fuera de mi vista! — Zara la mira con demasiada enemistad, Gresa se marcha mirándola mal.
Ambas saben que la batalla solo ha hecho más que comenzar.
Zara continúa con su trabajo hasta la hora de reunirse con el señor Sareti, un profesional en finanzas que trabaja para el empresario árabe.
Durante horas Zara pone toda su atención en lo que le enseñan, quiere superarse, necesita aprender para manejar la empresa y ser una ejecutiva digna de poder lograr aquello que se propone.
Sus clases durarán semanas, quizás meses, pero eso no será un obstáculo para ella.
Mientras Zara visita el hospital, y va a sus revisiones han pasado varias semanas, sigue con la esperanza de poder obtener la noticia que por tanto tiempo lleva esperando y que tanto la hace de derrumbarla en algunos momentos.
Hoy le toca visita con el médico. Sale de su revisión y fuera le espera su tío.
Es algo que no se esperaba, por lo que extrañada mira a su tío, el cual se levanta de su silla y camina hacia ella para abrazarla.
— Yassir ha despertado, le están haciendo algunas pruebas de momento todo está bien. Ven conmigo tienes que verlo.
Sin salir de su asombro, incluso llenándose sus ojos de lágrimas de la misma emoción de haberse enterado por la mejoría de su marido.
Zara entra junto a su tío para ver a Yassir. Al verlo despierto su corazón no tarda en llenarse de nostalgia.
Le agarra de la mano intentando calmar sus nervios, Yassir, algo confundido la mira sin entender que hace esa señora parada mirándole tan emocionada.
— ¿Porqué solloza?— Habla débil.
— Porque me da mucha alegría de verte despierto, han pasado tantos días donde creí... — De nuevo Zara empieza a sollozar siendo observada por Yassir, sin saber exactamente su comportamiento guarda silencio mirando para todos lados.
El doctor Isana se pone al lado de Zara, en silencio sigue observando a Yassir llegando a deducir lo que se temía.
Tiene amnesia.
Zara se despide de su marido sin saber qué él no la ha reconocido.
Camina algo más calmada hacia la salida donde su tío con semblante serio le comenta sus sospechas.
— Debemos seguirle haciendo algo más de pruebas y nada más tenga los resultados te informo. No temas Zara. Yassir se va recuperar ya ha dado el primer paso y el más importante.
— Eso espero tío, quiero saber la evolución de Yassir para tenerlo pronto en casa y al menos estos días de angustia van comenzando a desaparecer.
— Yo no diría eso Zara. — El tono de su tío es serio y algo frío como su mirada de preocupación.
— No entiendo tío, ¿A qué se refiere?— Zara comienza a preocuparse.
— Cabe la posibilidad de que Yassir debido al accidente pueda haber perdido la memoria, como te he dicho debemos seguir estudiando su caso para dar un diagnóstico más seguro.
— No puede ser, no puede ser...— Zara toma asiento impactada por la noticia.
Será verdad de que su marido haya perdido la memoria justo en el momento en que quiere darle la noticia de que van a ser padres.
Apoya su mano en su vientre, su rostro se vuelve más pálido, atónita mira a su tío esperando que le diga que no es cierto, pero de momento es lo que hay.
Y si su marido no la reconoce, ¿Qué va suceder ahora con ellos?
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