Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

A pesar del miedo y mal rato que ha debido pasar, ir detrás de su jefe tampoco es que le ayude demasiado, ella solo quiere trabajar, pero si en el caso le hiciera preguntas, ¿Qué debía responder? ¿Qué estaba ocupando un lugar de trabajo por su madre? ¿Qué por eso no se sabía las reglas del hotel y mucho menos sabía quién era sus jefes?

Al entrar a la oficina de Álvaro, Zara cruza la puerta pasando por al lado de Álvaro.
Lo primero que recibe es el olor de su perfume, algo que le agrada confundiéndola aún más por lo sucedido.
En su cabeza solo piensa que va ser despedida, y eso sería malo para ella, ya que se encontraba con pocos ahorros y debía de obtener dinero para mandarle a su abuela.

— Adelante, tome asiento en la silla si es tan amable. — Álvaro la invita a sentarse delante de él siendo separados por la mesa.

— Gracias señor Mayer. Disculpe lo ocurrido yo...— Zara intenta hablar, quiere explicarle la verdad, pero si lo hace estaría delatando a su madre y por ello debe de callar.
Nadie debe de enterarse del parentesco de ambas.
Palabras amenazantes dichas por su propia madre.

— Disculpas aceptadas. Antes de nada, tenga en cuenta que todos nuestros empleados son seleccionados y avisados de las reglas impuestas en el hotel. Una de ellas, quizás la más importante, es que designamos una persona para la limpieza de nuestrqs suites para manter la discreción y deben ser de confianza por nuestra seguridad. No queremos ser la comidilla del hotel y crear mala imagen.
A fin de cuentas somos empresarios y gente muy importante.

— Lo entiendo perfectamente, y entiendo que deba de ser despedida por cometer un error. — Con cabeza gacha y apretando con fuerza sus rodillas con la palma de su mano habla esperando lo peor.
Sí no...¿Porqué la hubiera llevado para hablar aparte?

Álvaro sigue observándola, quedando más fascinado por sus facciones, aunque vista el uniforme se ve más hermosa que en la foto.
Su pelo rizado recogido en una trenza y su delgada figura la hacen de verse más hermosa ante los ojos de él.

— Míreme, por favor. — Era una orden donde al alzar su mentón sus rostros y una mirada añil se encuentra con una avellana logrando cautivarlo por completo.
Una mirada sin malvad, una cara angelical con unas pecas en su nariz que la hacen verse como una niña inocente.
Un escalofrío recorre rápido la espina dorsal de Álvaro, con dificultad debe mantener la calma removiendo se en su sillón del efecto que le ha causado Zara.
Esa mujer que solo hablaba con ella, que no era su prototipo en lo más mínimo se iba a fijar en ella, una chica vulgar de campo sin modales.
Ahora está sentada enfrente de él, nerviosa mirándole con nerviosismo por lo que le da un vaso de agua para que se tranquilice y así poder darse tiempo él para continuar hablando y explicarle todo lo referente a su trabajo.
Una vez que termina de hablar con ella, le pide discreción y volver a su trabajo.
Al fin puede sonreír, y esa sonrisa es la guinda para inmortalizar a un hombre que huye de sus propios sentimientos.
Sin percatarse de nada, Zara se marcha hacia fuera donde le espera Johana preocupada.

— Lo siento mucho Zara, discúlpame por no haberte avisado, de verdad ahora mismo voy a hablar con el señor Mayer. — Nerviosa y preocupada por su compañera quiere arreglar las cosas.

— Johana, no te preocupes ya está todo aclarado, seguiré trabajando. Pero debo de guardar silencio según me ha advertido el señor Mayer. — Habla con amabilidad sonriendo a su compañera.

— ¡Qué alivio! Vayamos entonces a seguir con nuestro trabajo.

Johana empuja el carrito de la limpieza y ambas continúan con su trabajo.

En su oficina, Álvaro sigue pensando en Zara, en esa joven inocente y como las cosas han surgido para encontrarse cara a cara.
En mitad de sus pensamientos aparece Yassin algo molesto con su amigo por no haber despedido a Zara.
Por lo que no tarda en reprocharle su actuación de jefe bueno y haberlo dejado a él en envidencia.

— Tranquilo Yassir, tampoco es para que te pongas así. Además la señorita Castelo no sabía de las reglas debido a que es su primer día. — Trata de explicar a un hombre molesto.

— Eso no es excusa Álvaro. Además cuando firmó el contrato sabía perfectamente las reglas del hotel. Debe de ser despedida inmediatamente, no quiero verme otra vez en semejante situación como la que me vi envuelto.

— Yassir, tranquilo vale. Ya he hablado con ella, y si vuelve a cometer un error más o se va de la lengua tranquilo que será despedida. — Álvaro toca el hombro de su amigo logrando convencerle para que no despida a Zara, sin saber que tiene otra razón para no despedir a Zara.

Al final del día, Zara está muy contenta por haber podido encontrar trabajo, el chófer de su madre la recoge y la lleva al apartamento donde ella inmediatamente llama a su madre para agradecerle todo lo que ha hecho por ella.
No era el trabajo que esperaba, pero debía de conformarse y pensar en la ayuda que debe darle a su abuela.
Su madre le pide que sea discreta y no hable con nadie, y mucho menos se mezcle con su hijastro, advirtiéndole de permanecer lejos de su familia o volverá de nuevo al pueblo.
Zara guarda silencio, de nuevo su madre la desplaza de su vida dándole la sensación de sentir vergüenza por ella.
Aunque le duela, admite que ya está todo arruinado entre ambas y dada la situación deberá de trabajar en el hotel un tiempo mientras busca trabajo en otro lugar para no agradecer nada a su madre.
Envuelta en su llanto y pensamientos recibe un mensaje de Ambrosio.
Ella sonríe tímidamente incluso se arregla su cabello como si fuera a verlo debido a la emoción que siente de poder seguir hablando con él.

Hola, discúlpame por no haber respondido antes a tus mensajes, pero estaba ocupado conociendo una mujer pero no me interesa, he pasado varias noches con ella pero no es lo que busco. Creo que seguiré buscando. Y a tí, ¿cómo te ha ido todo?

A pesar de sentir un leve escozor de celos en su corazón por saber que está con otra mujer, Zara sigue hablando con él como lo que son, amigos, a fin de cuentas no conoce a nadie en la ciudad y de nuevo le pide conocerse en persona lo que para su sorpresa él accede a conocerse.
Su mano tapa su boca de la sorpresa, una emoción alegre nace en su corazón de saber que va ha conocer al hombre que tanto le gusta.
Fijan la cita en un parque  el día y la hora.
Ella está temblando de la misma emoción, acepta gustosa con la alegría de que al fin puedan conocerse.

Por otro lado Álvaro mira las vista desde la ventana de su apartamento, pensando en Zara y en su plan para desencadenar un odio hacia Ambrosio y que conozca su verdadera identidad.
De momento debe de actuar con precisión para no lastimar a Zara y ganarse como Álvaro Mayer su corazón.

Al día siguiente, Zara luce una bella sonrisa en su rostro, una sonrisa que la nota su vecina Amanda en el ascensor.

— Buenos días, ¿Eres nueva? — Le pregunta Amanda dirigiéndose a Zara.
La cual con voz tímida responde que sí.

— Encantada, soy Amanda.

— Zara, mucho gusto, hace poco que me mudé a la ciudad y no conozco a nadie.

— Eso nos ha pasado a todas incluso a mí.
Mira vivo en el apartamento de al lado, puedes venir a mi casa siempre que quieras menos cuando estoy trabajando.

— ¿En qué trabajas?

— Soy dama de compañía. Llevo años trabajando y me gusta.
Suena ridículo pero es así, no trabajo en las calles, trabajo desde casa con hombres maduros que pagan muy bien.
Ya me entiendes...— Mientras Amanda trata de explicar su estilo de vida, Zara se mantiene en silencio escuchándola con atención llegando a cuestionarse porque vende su cuerpo cuando hay trabajos honrados y puedes obtener tu propio dinero sin ser humillada constantemente por aquellos hombres que solo buscan satisfacer sus necesidades por un puñado de billetes.
¿Acaso la dignidad se ha puesto en venta?

Amanda sigue hablando con Zara con familiaridad hasta que sus caminos se separan.
Zara camina por la acera pensando en las palabras de su vecina y ahora amiga, camina unos metros y encuentra el auto del chófer de su madre aparcado.
En un principio duda si subir o no, al final decide caminar directa hacia el auto donde sentada atrás se encuentra una jovencita algo arrogante.

— Disculpe no quiero que limpie mi auto no pienso pagarle por ello. — Zara se queda en silencio observando a través de la ventana aquella joven tan parecida a su madre.

— Disculpe solo iba caminando buscando...una parada de taxi.

La jovencita sin apartar sus ojos del teléfono la ignora por completo dando instrucciones al chófer de avanzar.

Zara mira el auto irse notando un fuerte golpe en su corazón, ella era su hermana. Aquella niña de años atrás que jugaba en el césped del jardín de su casa y ella quería conocerla, acercarse a ella para poder tener aquello que siempre deseó.
Al parecer, nunca va a saber la verdad debido a que su madre no quiere que ese sueño se pueda llegar a cumplir.
Suspira pesadamente comenzando a caminar hacia el hotel donde al entrar hay un grupo de compañeros hablando de lo sucedido con Zara y el jefe.
Al poner un pie en el lugar, se hace un silencio donde uno a uno de sus compañeros la observan sin reparo murmurando entre ellos.
Johana se acerca hasta Zara avisándole de lo sucedido sin ser escuchadas.
Zara se queda pálida debido a que no le gusta dar de qué hablar y mucho menos causar una impresión a sus compañeros de lo que no es.
Por ello decide hablar con ellos contándoles o más bien intentando aclarar de haber cometido un error echándole las culpa a los nervios.
Pero todos sus comentarios eran mal interpretados debido a que a sabiendas sus compañeros saben perfectamente cuales son las normas en el hotel y al parecer seguir conservando su trabajo es por un motivo especial por querer agradar al jefe.
Con recelo la observan mientras en grupo de dos se marchan hacia sus correspondientes puestos de trabajo dejando aturdida a Zara.

— Tranquila, no le des importancia, es normal  su reacción debido a que eres nueva. — Habla Johana intentando quitar importancia al asunto.

— Ya... Pero...no sé...me siento rara viendo cómo me miran y nadie me dice nada...— Tímidamente habla Zara mirando al piso mientras Johana la abraza para consolarla y hacerle ver que sus compañeros son unos chismosos y no debe de darle tanta importancia.

Aunque estaba algo asustada debido a la reacción de sus compañeros, Zara desvía su atención hacia las palabras de su compañera para dar comienzo con su trabajo.
Durante la mañana, casi al terminar su trabajo, Zara se encuentra limpiando la última suite antes de ir a comer.
Sin esperarlo, una persona entra a la habitación, se trata de una joven muy familiar.

— Disculpe señorita, en estos momentos estoy limpiando no puede pasar. — Pronuncia Zara mirando tímidamente a la joven que tiene delante.

— ¿Acaso no sabe quién soy? — Quitándose sus lentes de sol muestra aún más el reflejo arrogante de una niña rica que mira por encima del hombro a otra persona sintiéndose superior.

— Disculpe mi ignorancia, pero no lo sé. Recién comienzo a trabajar aquí. — Zara sabía perfectamente quien era, su media hermana. Aún así, tenía que guardar en lo más profundo de corazón sus sentimientos fingiendo no saber nada.

— Soy Ingrid Okesty, la hija del dueño de este hotel y por eso te pido que termines rápido de limpiar, quiero descansar.
¡Es una orden!— Chocando su hombro se abre paso para dirigirse al baño.

Zara solo puede seguirle con la mirada cuestionándose el comportamiento de ella.
Sin más dilatación, sigue limpiando dándose toda la prisa que puede hasta que alguien pasa a la habitación.
Al ver la figura masculina observándola con enemistad, Yassir saluda a su hermana para después dirigirse a Zara.

— ¿Porqué no tienes la habitación lista? Mi hermana necesita descansar. ¿Puedes darte más prisa? — Gruñe Yassir mirándola enfadado.

— Disculpe, ya estoy terminando, hago lo que puedo para terminar rápido. — Con sus mejillas rojas y su vista puesta en el suelo escucha como hablan los dos hermanos de ella.

Al terminar de limpiar la habitación, Zara sale de la habitación seguida por Yassir.
Al cerrar la puerta, este la acorrala entre la pared y su cuerpo, sin ningún tipo de vergüenza la mira de arriba a bajo preguntándose cuál será el motivo por el que su amigo quiere mantenerla trabajando en el hotel.
Bella no es, más bien es simple, su rostro está descuidado, su figura es delgada y su pelo necesita un corte y se ve que es una chica del montón. Sosa y sin gracia.
Piensa para sus adentros Yassir retirándose con cautela dejándole claro que no debe descuidar su trabajo y debe cumplir con el tiempo limitado en limpieza en cada habitación.

Dicho eso, Zara asiente con la cabeza muerta de la vergüenza y en silencio se marcha conteniendo su respiración hasta poder alejarse unos metros y al fin puede respirar aliviada.
¡Qué familia más rara y con tan malas intenciones! Piensa para ella misma mientras se dirige a otra habitación para buscar a Johana e irse a comer.

En su oficina se encuentra Álvaro concentrado, tanto para no percatarse de la entrada de Yassir.

— Te veo muy centrado amigo. — Con arrogancia toma asiento cogiendo a su vez un boli para jugar con él y de paso preguntar a su amigo por Zara para que lo saque de dudas.

— ¿Qué quieres Yassir?

— Preguntarte por tu Idol. La señorita Castelo y cuál es el motivo por el que trabaja en el hotel cuando es evidente que no está ni cualificada para hacer un trabajo tan fácil. — Se mofa Yassir haciendo que Álvaro deje lo que está haciendo y clave sus ojos apretando sus dientes conteniéndose de responderle y no precisamente de buenas maneras.

— Pienso que hay que dar una oportunidad a gente que necesite el trabajo y esté dispuesto a cumplir con lo que se le impone. — Responde Álvaro pero sin bajar su grado de enfado.

— Hoy he tenido otro encontronazo con ella, pienso que más inútil de lo que nos quiere dar a entender. Quiero que las despidas, no sirve para hacer su trabajo.

— No creo que sea necesario despedirla, aún no he recibido ninguna queja para tener que tomar esa decisión. Hasta donde sé, ella es puntual, trabaja bien en grupo y hace bien la limpieza. ¿Dónde está el problema?

— No me agrada, y me sigoñ preguntando porque la proteges tanto, al menos ... qué esa chica te gusta. — Contiene su risa.

— ¡Deja de decir estupideces! Y debes de tener más respeto a las personas. Ella es una chica humilde, me pidió el favor de darle trabajo porque no está pasando por un buen momento, es huérfana y no tiene a nadie.

— ¿Y de qué la conoces? — La pregunta le pilla por sorpresa.

— Por... Por... Johana, ella me comentó lo que sucedía.

— ¡Qué raro! ¿porqué no me lo dijiste?

— No sé, se me pasó. Total solo es una trabajadora de la limpieza, no es algo importante.

— De acuerdo. Pero quiero que sepas que esa chica es torpe, no hace bien su trabajo. Cualquier error yo mismo me encargo de despedirla.

Mientras Yassir se marcha, Álvaro se levanta molesto dando un golpe en la mesa por la ojeriza que le tiene Yassir a Zara.
Por un lado no quiere que se entere de la verdad, pero por otro lado quiere poder tener a Zara en el hotel para verla.
La negatividad de su amigo no le facilita demasiado las cosas por lo que deberá de pensar en ponerla en otro lugar para que no se roce demasiado con Yassir y así poderla tener cerca.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro