Capítulo 29
En la noche, al llegar a casa Yassir espera a Zara impaciente, al entrar muestra indiferencia con ella siguiendo trabajando en su ordenador.
Zara lo observa, sabe que necesita hablar y toma asiento a su lado.
— Yassir, ¿Qué nos está sucediendo? Cada vez estamos más lejos uno del otro.
— Tú, que has aceptado quedarte para trabajar con Álvaro. Ahora estás pendiente de él, maldito desgraciado, eso era lo que quería, por ese motivo quería cambiarte de lugar.
— Yassir, cálmate por favor. Hablemos del porqué de tu comportamiento. Y digamos la verdad, somos un matrimonio no compañeros de piso.
— He dicho que no voy a revelar la verdad. Seguirán las cosas como están.
— ¿Cuánto tiempo piensas que esto dure Yassir? Yo no tengo fuerzas para seguir adelante, amo a mi marido, pero si seguimos adelante con esta falsa nos vamos a separar del todo.
— Te amo Zara, pero creo que hemos cometido un error al precipitarnos.
— Yo quería casarme contigo.
— Y yo contigo. Tú estás acostumbrada a una vida y yo a otra. Tú esperabas a tu príncipe azul, y yo solo he sido un lobo hambriento que he acabado arruinando todo.
— Entonces... ¿Qué va suceder?
— No lo sé Zara. No lo sé. Me gustaría poder darte una respuesta, pero ni yo mismo la sé.
Yassir se levanta y se marcha dejando sola a Zara.
Ella se queda quieta mirando al frente dejando que el tiempo pase y el cansancio se haga notar para descansar.
Nada más despertarse, siente un dolor de cabeza terrible, por lo que llama al trabajo para avisar de encontrarse enferma.
Mientras tanto, se prepara el desayuno y empieza a limpiar su habitación.
Se queda observando el lugar, cuestionándose cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo.
Se arma de valor y abre el armario para recoger sus cosas cuando algo se le cae encima.
Se da cuenta que se trata de un diario escrito por la madre de Yassir.
Curiosa, toma asiento encima de la cama cruzándose de piernas comenzando a leer.
En un principio, parece que su matrimonio era maravilloso hasta que nació Yassir.
Después, todo comenzó a ir de mal en peor a consecuencia de las continúas discusiones a consecuencia de su apariencia, llegando a decirle Raphael que se avergüenza de ella.
La madre de Yassir sabía sobre las aventuras de su marido y ella se mantuvo a su lado por su hijo, y las continúas amenazas de Raphael por quitarle a su hijo.
Zara llora amargamente por la confesión de la madre de Yassir. Pensando en cuanto tuvo que soportar entendiendo ahora el verdadero motivo por el cual Yassir no quiere decir la verdad.
Se avergüenza de ella, seguramente habrá sido un reto compitiendo con Álvaro ya que él se quedó con Ruth.
Todo comienza a encajar, y Zara entiende que su matrimonio no es como se lo describe su abuela.
Quizás Yassir lleve razón y se hayan precipitado en contraer matrimonio cuando apenas se conocen.
Por lo que apenada, con un nudo haciéndose cada vez más grande en su pecho, recoge sus cosas y se marcha cerrando la puerta detrás de ella quedándose con los buenos momentos que le ha hecho vivir Yassir.
Aunque las cosas no hayan salido como esperaba, sonríe feliz por la experiencia tan hermosa que ha vivido con el hombre que ama.
Cargando su maleta llega de nuevo a su antiguo bloque, respira hondo, entra en su apartamento.
Después de todo no fue tan mala idea seguir pagando la renta y conservarlo.
Deja su ropa en el armario, comienza a organizar el apartamento cuando alguien toca la puerta.
— Amanda, ¿Gracias por venir?
— Las dos amigas se abrazan fuerte donde Zara acaba derrumbándose en un océano de lamento donde en mitad de ese mar solo ve agua pero no sabe dónde se encuentra, quiere nadar para llegar a la orilla, no vea nada, salvo agua y agua que la va asfixiando cada vez más.
— Zara, ¿Qué ha ocurrido? No me digas que habéis discutido.
— Sí, aún seguimos casados, pero hemos tomado la decisión de separarnos.
Hablemos ayer y Yassir lleva razón, nos hemos precipitado en casarnos, él está acostumbrado a otro estilo de vida y yo no me gusta esa manera de vivir. Quiero que tenga tiempo para mí, que llegue a casa y me bese y comamos juntos... En fin, ideas absurdas mías.
— No son absurdas Zara. El problema está en no haber hecho las cosas correctamente. Debisteis desde un principio decir la verdad.
— ¿Cómo la va decir, si se avergüenza de mí? No me lo ha dicho pero no encuentro otra respuesta a su comportamiento.
— ¿Y qué vas hacer? — Pregunta Amanda viendo cómo su amiga está realmente triste.
— De momento no voy hacer nada, solo voy a coger mis ahorros y voy a cambiar mi clóset.
Quiero verme bonita, quiero transmitir como me siento, porque me quiero, me valoro y me respeto a mí misma.
No quiero hacer daño a nadie, pero quiero demostrarme que si me lo propongo puedo conseguirlo.
— Excelente idea. Mañana que es sábado aprovecharemos para ir de compras.
— Gracias por todo Amanda.
Algo más feliz por su idea, Zara se despide de su amiga y se prepara para darse una ducha cuando alguien toca la puerta.
Al abrir se encuentra a su tío.
Su tío pasa y se sienta a cenar con su sobrina hablando sobre lo sucedido.
Su tío le da varios consejos pidiéndole de hacer las cosas correctamente bajo la sensatez, no bajo el rencor y demostrar algo que no es. Debe mantener su esencia, ser ella misma, aprender de los errores es una lección para no volver a comerterlos nuevamente.
Su tío se marcha, y ella decide dormirse.
Al dormir piensa en Yassir, quiere llamarlo, pero se retiene de hacerlo.
Al final lo llama, pero solo da un tono, se arrepiente de hacerlo en el último minuto.
Esconde el teléfono debajo de la almohada cuando suena.
Es Yassir.
Sonríe antes de responder.
— Hola Yassir, ¿Qué tal estás?
— Buenas noches señorita Castelo, me han informado que está enfermera, ¿ha ido al médico? — Zara se queda atónita, no sabe ni que responder, tampoco se esperaba esa pregunta.
— Disculpe que lo moleste señor Okesty, me equivoqué al marcar. Estoy bien, gracias por preguntar y... no, no he ido al médico. El lunes volveré a mi puesto.
— Sabe perfectamente que a mí no debe de darme ninguna explicación, es al señor Mayer a quien debe de dárselas. — Pero el no es mi marido. Piensa para si misma comenzando a llenarse sus ojos de lágrimas.
— Discúlpame de nuevo. Me ha quedado todo claro.
No tema, que no le voy a molestar más. Tomaré precaución de ello, pero si me gustaría pasarle unos papeles que tengo en mi escritorio que no le pasé.
— ¿Es importante?
— Sí. Debe de firmarlos.
— ¿Estás segura?
— Segurísima, de hecho el abogado me lo dijo, debe de firmarlos.
— ¿Segura?
— Sí. Se los paso el lunes. Que tenga buena noche.
Zara finaliza la llamada y al segundo están tocando la puerta.
Al abrir se encuentra con Yassir.
— ¿Qué haces aquí?
— Venía a verte. Estás enferma, toma te traigo unos bombones. Y te he preparado una sopa de pollo. Cómetela.
— Señor Okesty, no debió de molestarse.
— Señora Okesty, me he tomado la libertad de hacerlo porque me preocupo por ti. Toma come para que cojas fuerzas.
— De verdad Yassir me vas a volver loca. Anoche me dices una cosa y hoy haces otra.
— Yo sé porque lo hago. Ahora come que estás muy flaca.
Yassir le da de comer a Zara y le ayuda con el pijama, por supuesto, ninguno de los dos se tiene rencor, se quieren y acaban besándose donde la tentación es superior a ellos y sus cuerpos expresan lo que sus labios callan.
Mientras él le demuestra cuanto la ama, ella se deja vencer por ese amor que siente.
Mientras ella duerme, él le acaricia su cabello, sonríe de lo mucho que la ama, y si había tomado esa decisión de pretender alejarse era para hacer que cambie, debería haber hablado con ella, pero sentía miedo de que le dijera lo mismo que le dijo su madre a su padre y acabe negándose a no dejarse ayudar y tener diariamente discusiones llegando a sacar conclusiones donde nos la hay.
Había hablado con Amanda para que le ayude con su propósito, según le dijo Amanda era preferible que lo hiciera por sí misma.
¿Y cuándo dan el paso las mujeres de ponerse más bellas?
Cuando las dejan las parejas. Como lección se ponen más bellas para que vean lo que se han perdido por dejarlas.
Pero él no quiere dejarla, no quiere que se vaya de su lado, simplemente quiere que luzca más hermosa, y aprenda a cuidarse, a valorarse a sí misma y así su autoestima sube sin perder su esencia, la cual la hace aún bella sin necesidad de maquillarla.
Por eso ha tratado de alejarse de ella, para que cambie y ahora está deseoso de ver el cambio.
Y pronto se revelará todo, ya falta menos para que sepa la verdad, pero hasta entonces debe cuidar de Zara, Leonor sigue con la idea de su compromiso con Gresa y él ya comienza a desesperarse, porque el abogado aún no tiene los papeles hechos para dejar a Leonor sin nada.
Ese es su prioridad en estos momentos, hacer que Leonor pague de alguna manera por el daño que le causó a su madre y hasta él mismo y darle un escarmiento por las veces que maltrató a su propia hija llegando la a humillar delante suyo.
Tarde o temprano todo se acaba perdiendo y pagando de algún modo, Yassir sabe que debe ser paciente, aún así su paciencia es limitada, necesita ya poder revelar la verdad y decir lo orgulloso que se siente por haberse casado con Zara.
Temprano, Zara se levanta mirando a su marido, se siente contenta por lo sucedido anoche, de hecho no se arrepiente, aún así, debe de ser fuerte y demostrarle de no ser un juguete con la que poder jugar.
Se levanta despacio hacia el baño, se da una ducha y al salir se encuentra a Yassir completamente desnudo parado mirándola de arriba a bajo con unos luceros brillantes como un diamante.
Ella no tarda en estremecerse llegando a ponerse nerviosa, tapándose con la toalla todo lo que la tela le permite.
Despacio se acerca él, con cuidado le quita la toalla sin apartar sus ojos de ella.
— No tienes porqué sentirte avergonzada de mí, de hecho me gusta tu cuerpo, adoro la calidez de tu calor que me envuelve cuando hacemos el amor. — Zara comienza a ponerse roja dejando que bese su cuello paseando sus manos por su figura.
— Yassir para. Yo no puedo hacerlo. — Habla atropelladamente intentando quitárselo de encima.
— Demasiado tarde Caperucita, el lobo tiene hambre y quiere merendarte. — Sin darle tiempo a reaccionar la coge llevándosela a la cama donde nuevamente la hace suya.
Jadeantes se miran felices, ella con sus mejillas rojas besa a su marido comenzando a jugar hasta que se escuchan la puerta.
— Ve a darte una ducha ya abro yo. — Le dice Yassir mientras se pone un pantalón para salir a abrir.
Al abrir la puerta, se encuentra con la persona que menos quería ver, Álvaro.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunta Yassir empezando a molestarse.
— Esa misma pregunta te la iba hacer yo. Por lo que veo has tenido una bonita noche.
— La verdad que sí. Te invitaría a entrar pero no es mi casa. Así que, hasta luego.
— Deja de portarte como un imbécil, y sé perfectamente que todo esto lo haces por darme en los ojos. Tú no sientes nada por ella, solo lo haces por venganza, admítelo de una vez y zanjemos todo esto como adultos.
— ¡Qué dramático que te pones!
Por supuesto que aquello quedó olvidado. Ah, y yo no estoy jugando con Zara, la quiero y pienso demostrárselo.
— ¡Qué patán eres! Estás preparando tu compromiso con Gresa y te metes en la cama con Zara.
Eres despreciable. — Álvaro había visto salir a Zara con lo pretendía crear conflictos entre ellos.
— Hola Álvaro, qué te trae por aquí. — Pregunta Zara con normalidad.
— Venía para saber cómo estás.
— Pues está muy buena, en todos los sentidos. — La mira Yassir guiñándole un ojo para que le siga la corriente.
— Me gustaría hablar contigo Zara. En privado. — Zara mira a Yassir y este asiente con la cabeza.
Antes de desaparecer la besa para ponerse su ropa e irse a ponerse a escuchar detrás de la puerta.
— Zara, lamento presentarme sin avisar.
— No pasa nada. Ahora dime qué es eso tan importante que debes de decirme.
— Zara, es inútil que sigas con Yassir, sé que lo amas pero él está jugando contigo.
Mientras se acuesta contigo, está preparándose para casarse con Gresa.
Este amor que sientes por él te va a lastimar. Déjalo ahora que estás a tiempo.
— Gracias por tu consejo. Aún sí, no voy a dejarle.
— ¿Cómo puedes caer tan bajo Zara? Pensaba que eres más inteligente. — Al otro lado de la puerta Yassir escucha con ganas de abrir la puerta y partirle la cara Álvaro.
— Soy inteligente, y me doy cuenta de las cosas. Sin embargo, me gustaría saber porqué dices que esto que está haciendo Yassir conmigo se trata de una venganza.
— Esto pasó hace años atrás, cuando los dos sin proponerlo nos enamoremos de la misma chica. Salíamos los tres a todos lados, pero ella me escogió a mí, después yo fui perdiendo el interés en ella y le dije que se fuera con Yassir.
Yassir aceptó y acabó mal con sus padres porque no la querían después de haberse enterado que fue mi novia antes.
Yassir siguió insistiéndole de querer algo en serio con ella, pero Ruth lo rechazó, diciéndole que solo estuvo con él para darme celos.
Después ella enfermó y murió.
Creo que Yassir no ha podido superar ese trauma, de hecho pienso que sigue pensando en ella, imagínate que cuando empezó a salir con Gresa acabó ella con la relación porque no dejaba de pensar en Ruth.
Y a día de hoy sigue con ese trauma.
— ¿Entonces porqué se va casar con Gresa? No entiendo, si no la ama.
— Él dice que no, pero la otra noche la pasaron juntos.
Y según me ha contado ella, han estado más veces juntos.
— Vaya, eso sí que no lo sabía. ¿Y cuándo fue eso?
— Después de aquella noche que hablemos. Aunque él te diga lo contrario miente.
Han estado juntos, por eso vengo avisarte.
Yassir ya no puede soportarlo más y acaba golpeando la puerta.
Como un lobo feroz pasa dentro golpeando a su amigo.
Zara se pone en mitad intentando separarlos.
— Maldito desgraciado, has llegado demasiado lejos. — Grita Yassir.
— Alguien tenía que abrirle los ojos.
— Hablando pestes de mí, qué clase de amigo te consideras y todo porque te ha rechazado a ti.
Yo amé a Ruth pero jamás me metí en mitad e iba contando lo que hacías a sus espaldas. Me callaba y soportaba pero tú no, tú vienes hasta aquí a contarle mentiras.
Yo llevo años sin estar con Gresa, con la única mujer que me acuesto es con Zara.
Ella es la mujer que amo porque...
— ¡Yassir vale ya! — Zara interviene viendo que todo se descontrola.
— Mira Álvaro, te agradezco tu intención de venir a contarme las cosas. Pero yo sé perfectamente lo que hago.
Te agradezco tu sinceridad de verdad, pero creo que deberíais tranquilizaros y hablar como adultos que sois dejando atrás el pasado, e intentando reparar el daño que os habéis causado.
Por favor, hablar yo me voy.
— Gracias Zara por escucharme, pero conozco a Yassir y no va escucharme.
Eres muy valiosa para que sufras por alguien que no merece la pena. — Le dice antes de marcharse.
— ¿Qué quieres que hiciera? — Pregunta viendo lo enfadada que está Zara.
— ¿Escuchar detrás de las puertas como las marujas? De verdad Yassir, no pensaba llegar tan lejos con él, ya he tenido bastante contigo. Además eres mi marido y te soy fiel.
— Lo sé, yo confío en tí, pero no en él, mira, a venido ha envenenarte.
— Yassir no me gusta tu comportamiento, y debes de tener más confianza en mí. No pienso serte infiel.
Aunque estemos separados, sigo amándote a tí.
Y...¿Para cuando tú boda con Gresa?
Porque todo esto se está saliendo de control y nosotros estamos cada vez más separados.
— Escúchame Zara, no voy a permitir de que nadie se entrometa en nuestro matrimonio, tampoco voy a permitir de que te lastimen, le hice la promesa a la abuela María de cuidarte, protegerte, y amarte etc, y así lo haré.
Puedo ser muy brusco, un bruto llámame como quieras, pero no me apartes de tu lado, quiero ser esa armadura que te protege con mi cuerpo, aunque tú tienes la valentía y la fuerza necesaria.
Zara se queda en silencio observando a su marido hasta que llega Amanda y se marchan juntas.
Entre tanto, Yassir comienza a desesperarse con la actitud de Álvaro, cada vez se le hace más difícil tener que soportar tenerlo cerca, en ese momento llama su hombre de confianza.
Yassir habla con él escuchando con atención cada una de sus palabras.
Sin más preámbulo, sale del edificio directo hacia su auto, se sube y comienza a conducir en tensión, las palabras que le ha comunicado su hombre de confianza danzan en su cabeza habiéndose quedado en shock.
Aún así, no piensa dejarse avasallar y va luchar con lo poco que tiene para conseguir su propósito.
Golpea el volante enojado maldiciendo por no haberse dado cuenta antes de las cosas, de cómo ha estado tan ciego para permitir que lo traicionen cuando él mismo le ha estado ayudando y se ha comportado con él bien.
Jamás hubiera llegado a imaginar como la persona en la que más confías, aquella en la le has contado tus secretos te llegue a conocer tan bien, como para saber cuales son tus puntos débiles y atacarte para destruir todo aquello en lo que tanto esfuerzo y tanta ilusión has puesto para acabar derrumbándose todo como una simple fichas de dominós.
De pronto su auto comienza a fallar, trata de hacerse con el control del auto pero lamentablemente no consigue y acaba fuera de la carretera.
Zara está realmente feliz disfrutando de un día de spa con su amiga.
Se han dado un masaje, después han ido a la peluquería donde se ha cortado y se ha hecho algunas mechas en su cabello para continuar comprando ropa elegante y algo atrevida.
Zara tiene más que claro que quiere dar el paso, ver el resultado de un simple corte de pelo la alegra bastante, incluso cuando se prueba ropa que jamás hubiera imaginado que se pondría se ve radiante, ella misma se da cuenta de cuánto brilla y solo ha cambiado algunos hábitos.
— Estás preciosa amiga. — Sonríe Amanda viendo el cambio de su amiga y lo guapa que se ve.
Al final, Yassir llevaba razón, el cuidarse una misma hace que se vea como una princesa.
— Estoy muy feliz por haber tomado está decisión de cambiar mi look.
Atrás he dejado la ropa sencilla y amplia algo antigua y con esta ropa y este cambio me veo más hermosa, más...No sé cómo explicarlo.
— Recuerda amiga, lo que hagas que sea por tú bienestar, no es necesario pretender sobresalir como el aceite sintiendo rencor en tu corazón, porque esa actitud no te va llegar a ningún lado.
— En parte lo he hecho por mí, ahora que me veo tan hermosa pienso que lo he conseguido gracias a Yassir, porque quiero que me vea linda, que vea mi nuevo cambio.
— Pero si estoy segura que a él le gustas más sin ropa. — Ambas amigas se echan a reír, hasta que Amanda recibe una llamada de Oriol.
Responde, se queda seria e inmediatamente le pasa el teléfono a Zara.
— Hola tío qué tal.
— Zara, ¿cómo estás? Te llamo para comunicarte que ahora mismo voy a entrar en quirófano para operar a Yassir ha sufrido un accidente de tráfico y no sé cómo saldrá, ven al hospital.
Zara deja resbalar el teléfono por su mejilla notando su corazón pararse por décimas de segundos.
Impactada, mira a Amanda y ambas salen inmediatamente para el hospital con el único pensamiento de que su marido esté bien y sea todo un mal sueño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro