Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28

Aterrada, sintiendo el pánico recorrer cada célula de su cuerpo, desaparece del salón para ir hasta su habitación donde se encierra respirando con dificultad, la idea de separarse de su marido la aterra, se mueve por la habitación nerviosa sin saber con exactitud qué debe de hacer.
En ese momento llama su abuela, en un principio quiere aparentar de no ocurrir nada, aunque no la pueda ver, María la conoce lo suficientemente bien como para saber que algo le ocurre a su nieta.
Zara le cuenta todo a su abuela, al otro lado no se escucha nada y Zara se preocupa.

— Abuela, ¿Estás ahí?

— Sí, aquí sigo. Escúchame con atención Zara.
Leonor es mi hija, y por ello no voy a justificar lo que hace, como tampoco estoy de acuerdo con su forma de actuar. Aún así, es mi hija, perdono y trato de convencerla para que recapacite y haga las cosas de la mejor forma posible y la más correcta.
Aún así, te digo Zara que aunque sea tú madre, Yassir es tu marido y debes de apoyarlo, yo no te criado para que seas una cobarde, tú no has hecho nada malo por lo que no tienes que sentir vergüenza de nada y mucho menos tengas que huir.

— Pero Yassir me ha dicho que nos vamos a divorciar, solo tengo que elegir. No sé qué hacer abuela, es mi madre o mi marido.

— Te equivocas querida. Es tú felicidad por la que debes de luchar. Yassir solo trata de protegerte y lo está demostrando, pero tú debes de estar segura de tí misma y apoyarlo.

Zara se queda en silencio unos minutos reflexionando sobre la conversación mantenida con su abuela.
Al salir de su habitación busca a su marido el cual está hablando por teléfono.
Al terminar, Zara se acerca hasta él parándose a pocos metros de él, le ruega que la perdone por estúpida.
Sin querer sollozar, habla intenta darle una explicación mientras Yassir la escucha, se voltea y al observarla tan triste la abraza fuerte en silencio.

— Te amo tanto Yassir que me siento culpable de haber querido huir de tu lado.

— No te preocupes mi querida Caperucita. Quizás haya sido yo un poco brusco, no debí decirte eso. Aún así, quiero decirte que sigo con la idea de vengarme de Leonor, ella  no debe de salir impune por sus acciones y caprichos. Yo mismo me encargo de hacerle ver que las cosas no se consiguen a costa del sufrimiento de otros.
Leonor sabía perfectamente que mi padre estaba casado y aún así se convirtió en su amante para casarse con él.
Recuerdo las noches donde mi madre lloraba amargamente, llegaba a escucharlos de discutir, y mi padre tardaba días y hasta semanas en volver a casa.
Mi padre y yo mantendremos una larga charla. Es mi padre, sin embargo no voy a quedarme tranquilo hasta que no le diga todo lo que pienso de la manera que actuó conmigo y con mi madre.

— Piensa que Ingrid está en medio de todo este conflicto y ella tampoco tiene culpa de nada.

— Te das cuenta Caperucita, tres personas inocentes debemos de pagar las consecuencias de nuestros padres. No es justo para nosotros porque no hemos hecho nada malo y sin embargo nos obligan a tener una vida donde nadie nos pregunta nada, solo somos marionetas en manos de adultos.
Ahora los adultos somos nosotros, y hay que hacerles entender donde se han equivocado aunque sea tarde.

— Espero que todo esto salga bien, siento miedo de que pase algo malo entre nosotros tres.
No me gustaría dejar a un lado a mí hermana.

— Tranquila Zara, nuestra hermana sabrá todo, yo mismo me encargo de protegerla para que nada le ocurra, de hecho he pensado que venga a vivir con nosotros, conozco a Ingrid y sé que todo esto le puede afectar demasiado a su salud.

— Estoy de acuerdo, mejor que venga a vivir con nosotros.

Yassir y Zara se abrazan más aliviados, se miran con ternura uno al otro hablando sobre como empezarán con su plan.

Ingrid y Zara se reúnen en una cafetería para hablar.
Zara la pone al corriente de todo lo que sucede, en un principio Ingrid no dice nada, se queda atónita moviendo su cabeza de lado a lado negándose a creer que su madre fuera capaz de hacer tanto daño.
Zara le muestra unos recortes de periódicos donde se ve claramente a su madre y Raphael juntos, las fechas son mucho antes de que ella naciera.
Zara trata de explicar que esto no es venganza, es para quitarle todo a Leonor y darle una lección para que cambie de una vez por todas su actitud.

— ¿Y tú crees que va cambiar? — Pregunta Ingrid mirando fijamente a su hermana.

— Me parece que no. Pero debemos de intentarlo.

— No sé, de todas formas cuenta conmigo, haré lo posible por hacerle ver a nuestra madre donde se ha estado equivocando para que repare en sus errores y se arrepienta.

Ambas hermanas se miran con precaución, saben perfectamente que es muy difícil poder cambiar a una persona su manera de ser.
Aún así, están dispuestas hacer que caiga en su error y sea mejor persona.

Yassir había llamado a su padre para hablar con él.
Raphael llega muy sonriente a la oficina de Yassir, lo abraza por haber tenido un hijo con Emma.
Yassir lo mira muy serio mientras Raphael habla y habla sobre su futuro con Emma y la alegría que le da la llegada de su hijo.
Yassir harto de escuchar su relato, lo corta, se levanta de su sillón y sin apartar sus ojos de su padre comienza hablando de su madre.
Raphael se queda callado y muy serio, preguntando por qué habla de su madre.
Yassir saca de su bolsillo un recorte de los tantos periódicos que guardó su madre.

— Quiero que me expliques, qué fue lo que te llevó a engañar a mi madre con Leonor. Que fue exactamente lo que te hizo mi madre para que la traicionarás como lo hiciste, chantajeando la todo el tiempo con quitarle a su hijo. Responde padre, ¿Porqué nos causaste tanto dolor a mi y a mi madre?

Raphael mira a su hijo con añoranza y arrepentido, solo puede pronunciar perdón.

— ¿Solo me puedes decir eso? —Alza la voz sintiéndose cada vez más molesto con la actitud de su padre. — ¿Qué fue lo que te hizo mi madre para que tomaras esa decisión? En verdad, no entiendo porqué te fuiste con otra mujer estando aún casado con mi madre. Si no la querías, haberla dejado en paz, haberle dado el divorcio.

— ¡Basta ya! — Raphael golpea la mesa con su mano creando un silencio. — Es fácil criticar, es muy bonito ponerme verde sin entender nada.
Cuando yo tenía tú edad me casé con tú madre, me enamoré de ella perdidamente, los primeros años de casados hasta que te tuvimos fueron los mejores de mi vida.
Tal vez me arrepienta de decirte esto, pero yo llegué avergonzarme de tu madre.
En varias ocasiones la llevé conmigo a eventos donde nos reuniamos gente de negocios, ya sabes tú cómo es ese ambiente.
Y ella, no prestaba atención a su ropa, no se molestaba en arreglarse, decía que así era ella y no iba a cambiar por nadie ni por nada.
Su actitud me enojaba, quería mucho a tu madre, la amaba demasiado como para distanciarme de ella por no cuidarse, por no dedicar tiempo a ella misma. Yo sabía perfectamente con quién me había casado, era humilde, yo  estaba trabajando duro para que nada le falte, quería que se comprara vestidos, joyas... Quería poder presumir de mi bella esposa, sentirme orgulloso de ella y ser la envidia de otros. Pero su terquedad, sus complejos, incluso su manera de pensar llevó el matrimonio al fracaso.
Conocí a Leonor y me dejé impresionar por su belleza, ella era la mujer adecuada para mí. Era todo lo que deseaba de una mujer, y ella reunía esas cualidades.
Quise divorciarme de tu madre, no pude, seguía amándola y estabas tú.
No sabía que hacer exactamente, salvo trabajar duro, beber y buscar consuelo en brazos de otra mujer, quería sentirme amado, alguien que me escuche y por un momento disfrutar del placer sin pensar en nada.
Cuando murió tu madre una parte de mí se fue con ella, llámame como quieras.
Quiero decirte que ha día de hoy sigo amando a tu madre y no a habido día que no me haya arrepentido de haberle hecho daño.
Ahora tú has hecho justamente lo mismo que yo hice.
Zara es una joven hermosa pero humilde, y por lo que me estado dando cuenta, quiere demostrar que no necesita dinero porque ella es humilde.
Si quieres un consejo hijo, ayúdala, habla con ella y pídele que cambie su ropa, no su manera de ser,  simplemente se arregle para que tú la veas todos los días hermosa, pero díselo o tú mismo acabarás como yo.
Afuera, hay muchas mujeres como Leonor, muy hermosas que buscan atraer inmediatamente un hombre sin importarles nada, salvo sus intereses.
Eso no es amor hijo, ni respeto, ni valor por uno mismo hacia los demás.
Ayuda a tu esposa, como ella debe de ayudarte a tí.
No permitas que el rechazo te haga buscar en otro lado lo que no obtienes con tu esposa.
— Raphael toca el hombro de su hijo mirándole con afecto, con sus ojos transparentes le da el mensaje de no cometer su mismo error.
Yassir capta el mensaje, él mismo hará todo lo posible por cuidar de Zara y conservar por siempre su amor.

— Gracias padre por tu consejo. A decir verdad, no esperaba esta respuesta. Debes de admitir tu error porque no estuvo bien lo que hiciste y tampoco eres un ejemplo a seguir. Más bien, eres un desdichado que me ha ensañado a valorar más lo que tengo, enseñándome que es lo correcto.

— Lo admito y te pido perdón por ello. Por ello te pido de que no cometas mi error. Es muy duro estar con una persona y pensar en otra. Al final el primer amor jamás se va borrar de nuestros corazones.

— Es cierto. Gracias por el consejo padre. — Padre e hijo se abrazan incluso Yassir llora en el hombro de su padre, le había culpado de todo, y al escuchar su versión se ha dado cuenta que en una pareja de una manera u otra no siempre se llega a un acuerdo si se tiene el corazón lleno de rencor.
Amar es de dos, el respeto es de uno mismo, hacia otros.
Dar para recibir, recibe si compartes, hablar es escuchar, escuchar es aprender, equivocarse es admitir y admitir que no se lleva razón no es ser menos egoísta, luchar por lo que se quiere, querer es ofrecer y dar todo de uno mismo sin pedir nada a cambio te hace más humilde.
La humildad no tiene precio, el precio es lo material.

Zara había llegado de nuevo al hotel para trabajar, en esta ocasión como secretaria. Aprovechando de estar de baja por enfermedad la secretaria de antes.
Zara comienza su trabajo con normalidad hasta que se percata de la presencia de Álvaro.

— Buenos días señor Mayer. — Saluda con formalidad para no levantar sospechas.

— Buenos días, me da gusto verte de nuevo por aquí Zara. — Una sonrisa se dibuja en su rostro encantado de poder verla de nuevo.— ¿ Cómo te ha ido todo?, te se ha echado de menos.— La última frase no le hace demasiado gracia, aun así prefiere no darle demasiada importancia y seguir con su trabajo.

— Nos vemos después, te llamaré  para que me lleves un café.

— De acuerdo. — Sonríe ella dándole esperanzas a él para volver a enamorarla, ahora se ha convertido en un desafío.

— Si me permites, podemos quedar a comer. — Pregunta Álvaro con la intención de seducirla.

— He quedado con Amanda, gracias será en otro momento. — Se excusa preguntándose porqué se muestra ahora tan amable.

Álvaro se marcha hacia la oficina de Yassir donde se reúne con él para debatir algunos proyectos.
A la hora de comer, salen y Zara ya no se encuentra, Álvaro le comenta las ganas que tiene de quedar con Zara.
Yassir aprieta los puños conteniéndose, respira hondo antes de pulsar el botón del ascensor para bajar hacia la primera planta para ir a comer.

En la salida se cruza con Zara, tanto Yassir como Zara se miran evitando hablar tan solo lo necesario.
Amanda, se encuentra con ella comiendo le pregunta a su amiga como va hacer para estar trabajando junto a su esposo y guardar silencio.

— A decir verdad, pensaba que iba ser más fácil por eso le propuse a Yassir de trabajar juntos.
Sin embargo, ahora me doy cuenta que teniendo a Álvaro revoloteando va ser muy difícil.

— Zara, piensa una cosa, guardar silencio no es mentir, pero si ocultar la verdad.
Piensa que si actúas como si no hubiera nada entre Yassir y tú por darle un escarmiento a tú madre, la que va salir mal parada más a ser tú.

— ¿Crees que tendré problemas con mi marido? — Habla en un susurro alterada.

— Pienso que sí. Lo mejor que podéis hacer es enfrentar a Leonor de enfrente y terminar con esto de una vez por todas.
Pero deja que se entere de la verdad.

— No sé, Amanda, mirándolo de ese modo, quizás nos hayamos equivocado en ocultar la verdad. Siento que todo esto solo nos va atraer más que problemas.

Zara se despide de su amiga tomando asiento en su lugar de trabajo, piensa distraída en las conversación con su amiga hasta que ve la silueta de una mujer.
Rueda sus ojos al tener delante a Gresa.

— Vaya, ¿ahora le llevas la agenda a mi prometido? — Zara la.observa vacilante, celosa por su manera de referirse a su marido.

— Estoy haciendo una suplencia. ¿Desea algo señorita? — Pregunta Zara conteniéndose las ganas poner a esa señorita en su lugar.

— No, ya viene por allí. — Sin dudarlo sale al encuentro de Yassir.

Zara observa la actitud tan cariñosa de mostrarse ante él. Cuando Yassir trata de esquivarla, ella más se pega a él a lo que Yassir mira a su esposa pidiéndole ayuda.
Zara se levanta y empieza a llamar la atención de Yassir leyendo en la agenda.
Seguidamente, se marchan hacia su oficina donde Yassir le pide un café.
Zara hace el recado y al entrar ve a los tres reunidos, en un principio no entiende que hace allí Gresa, hasta que ve unos folletos de algunos cruceros.
Zara deja la bandeja en silencio y se marcha sintiendo un nudo en su pecho.
¿Llevará razón Amanda y por ocultar la verdad va salir ellos mismos perjudicados?

Nada más llegar a su casa, Zara ya tiene la cena preparada, espera feliz a su marido pero este se retrasa.
Quiere llamarlo, hace el intento varias veces, pero en el último minuto se arrepiente.
Toma asiento y empieza a cenar sola, preguntándose si esta es la vida de la mujer del empresario.
Comienza a recoger la mesa cuando llega Yassir.
Zara está molesta y le pregunta donde ha estado.

— He estado tomando una copa como siempre con Álvaro y Gresa.

— ¿Como haces siempre? — Zara comienza a molestarse más. — Tú eres un hombre casado, no estás soltero. Debes de venir a tu casa con tu esposa.

— Para Zara. Sé perfectamente que estoy casado, pero no por ello te voy a permitir que controles mi vida con autoridad.

— Yassir soy tú esposa, y tengo derecho a decirte las cosas. Te he estado esperando durante horas para cenar. Al menos haberme avisado.

— Seme olvidó. Lo siento. Ahora voy a dormir.

— ¿Quieres cenar? — Pregunta ella en un último intento de reconciliación.

— Ya he cenado, como siempre he hecho, en un restaurante.

— Yassir, escúchame.

— Dime Zara.

— Pienso que todo esto nos está afectando. Mejor decidimos la verdad y enfrentamos a mi madre.

— No solo es Leonor, son muchas personas. Y de momento no quiero que sepan que estoy casado. Acéptalo de esa manera Zara.

— No puedo Yassir. No puedes entender lo difícil que es cuando te veo en el trabajo y actuamos como extraños.

— Es lo que hay. ¿Me dejas ir a dormir? Mañana tengo una importante reunión.

— ¡Mañana no tienes ninguna reunión importante!— Le grita escuchando la puerta cerrarse del dormitorio.

Toma asiento en el sofá jugando nerviosa con sus manos, afligida por haber tenido este enfrentamiento con su marido deja que caigan varias gotas por sus mejillas.
Reflexiona durante un largo tiempo  sobre lo ocurrido haciéndose preguntas sobre la vida que va llevar y si en verdad este es el hombre adecuado de que tanto le ha estado diciendo su abuela.

Al despertar no ve a Yassir, imaginándose que habrá ido temprano al trabajo se viste y se marcha sola hacia el trabajo donde puntual llega, aprovechando de no haber llegado aún Álvaro, agarra una bandeja de café y entra a la oficina de su marido, pero no está.
Le deja la taza de café y se marcha para comenzar con el trabajo hasta la hora de comer donde aún no ha visto a Yassir.
Busca a Amanda, y cuando van a salir ve desde lejos a Yassir junto con otros empresarios y mujeres muy elegantes vestidas entre ellas se encuentra Gresa.
Zara mira con tristeza a su amiga, la cual entiende el mensaje y la lleva por otro camino para comer.

— Zara no estés así, anímate amiga. ¿Quieres que vayamos esta noche a tomar una copa?

— A decir verdad no me apetece demasiado.

— Zara, debes de hablar con Yassir, miraros parecéis dos extraños que solo se miran.

— No sé cuánto tiempo podré soportar todo esto. Míralo, haciendo su vida como si estuviera soltero, se va comer a restaurantes, llega tarde a casa y yo estoy comiendo un bocadillo en la calle, llego a casa le preparo la cena intento ser buena esposa y lo único que recibido es nada.
Anoche me cuestionaba porque ha cambiado de este modo tan repentino conmigo.
Dice que no quiere que se sepa de nuestro matrimonio, pero mi intuición me lleva a que algo oculta.

Amanda la abraza consolándola hasta la hora de trabajar.
Sentada en su lugar de trabajo, Yassir se acerca hasta ella para pedirle que deje mañana el puesto de trabajo.
Zara no dice nada, simplemente lo mira con tristeza notando como su corazón también se entristece, asiente con su cabeza y le muestra una sonrisa mientras recoge sus cosas.

— ¿Y dónde voy a trabajar señor Okesty?

— Hay una plaza como camarera y suplencia en limpieza.

— Me quedo en limpieza.

— ¿No te molesta? — Pregunta algo sorprendido por la reacción de su esposa.
Si la mueve de puesto es para que no tenga demasiado contacto con Álvaro.

— En absoluto. Estaré bien, además está Amanda y podré trabajar con ella.

— De acuerdo. Si quieres te busco otro lugar.

— No es necesario señor Okesty, de hecho ya tengo experiencia en limpieza. Muy amable.

— Yassir, ¿Porqué tienes que mover de lugar a Zara? — Interviene Álvaro. — ¿Acaso ha hecho algo incorrecto para tener que moverla?

— Tengo mis motivos Álvaro. — Habla lo más relajado que le permite su estado de enojo.

— No, Zara se quedará en su lugar. Te doy permiso para que sigas manteniendo tu trabajo hasta que regrese Matilde.

— Yo... Señor Mayer no es necesario, estaré bien en limpieza no me importa. — Habla demasiado nerviosa viendo cómo los dos se miran con enemistad.

— Quédate Zara, si Yassir no quiere, estarás bajo mis órdenes.

Zara mira a Yassir sin saber qué hacer.
Temblando sigue insistiendo en irse a limpieza, pero es Álvaro quien no la deja de marcharse.
Al final, se queda en su lugar de trabajo.
Yassir se marcha enfurecido para su oficina y Álvaro sonríe victorioso.
Sabe que si tiene cerca a Zara más posibilidades tiene de acercarse a ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro