Capítulo 2
La cara de satisfacción no podía ser mayor, Leonor sonríe clavando sus ojos en su hija emocionada con poder llevársela a la ciudad y al menos tener una cercanía con ella.
Por otro lado, Zara no estaba demasiado feliz con la idea de irse con su madre, sería todo un reto para ella tener que vivir con una desconocida a la que llama madre.
No muy lejos de ahí, María aguanta el sufrimiento en su corazón, de su boca no puede explicarse y decir a su nieta lo que sucede.
Simplemente, la abraza y le repite que tenga mucho cuidado y no se confíe.
Zara la mira con extrañeza, le cuesta descifrar las palabras de su abuela.
Sin darle demasiado importancia la abraza para recoger su maleta y poner rumbo a la ciudad junto a madre.
Ambas caminan en silencio, de vez en cuando Zara escucha la conversación con el que será su padrastro llegándose a imaginar cómo será vivir en el gran chalet que vió años atrás cuando decidió ir a buscar a su madre, también su imaginación la lleva a crear una imagen de cómo sería su hermana, si la aceptará, si será amable... Incluso sonríe sin percatarse de la mirada de su madre.
— ¿Qué te hace tanta gracia? — Leonor apenas la mira, debido a que la pantalla de su teléfono la absorbe por completo.
— Estaba pensando en cómo sería vivir juntas y poder conocer a tu familia. — La amabilidad de Zara no es la respuesta hacia su madre.
— Disculpa. — Aparta sus ojos del teléfono para centrarse en su hija.— Quiero avisarte de mis intenciones. Tú ya eres mayorcita, puedes ser independiente, de hecho te he buscado un apartamento para tí, como sé que te vas aburrir he hablado con mi marido para que seas contratada en uno de los hoteles donde él es el dueño junto a su socio.
Por supuesto, no te voy a involucrar en mi vida, seguirás al margen, lo siento Zara pero no puedo llegar después de tantos años y presentarte a mi familia sin haberles hablado de ti. Yo busco mi comodidad, estoy acostumbrada a vivir rodeada de lujos, fiestas, viajes, salones de belleza. Y no, no pienso renunciar a mi vida por tí. Tú eres mi hija, pero nadie debe saberlo.
— Me alegro que me avise señora, porque así es como pienso tratarla, será... La mejor amiga de mi madre, esa mentira creo que va ser creíble ante sus amistades y su familia.
No sé preocupe, yo no haré nada para que pierda su posición social de ricachona.
Si he accedido ha acompañarla, es por mi abuela, no deseo que nada le falte.
— Me alegro mucho que lo entiendas, verás que bien te va ir.
— Ya lo entendí hace muchos años señora, cuando me dejó al cuidado de mis abuelos. — La rabia mezclada con la duda hace que Zara quiera llorar, pero no quiere mostrarse débil ante su madre.
El viaje fue algo difícil para Zara por tener que hacerse a la idea de todo lo que le va esperar junto a su madre.
Por ello, nada más llegar a la ciudad, su chófer de confía la espera para llevarla hacia el apartamento que le había alquilado a Zara.
Cómo ya suponía Zara, no era en un barrio rico, era más bien en un modesto y humilde barrio donde los edificios mostraban en sus fachadas deterioradas por el paso de los años.
Leonor, con la excusa de encontrarse cansada le pide a su chofer de acompañar a su hija hasta su apartamento.
Con un frío beso en ambas mejillas, Zara camina al lado del chófer el cual carga sus maletas guiándola hasta su apartamento.
Al entrar, el hombre en silencio deja las maletas en el suelo, le hace entrega de una tarjeta para que le avise cuando le necesite y se marcha sin añadir mas cerrando la puerta dejando sola a Zara.
Nada más salir del restaurante de reunirse con unos compradores, Álvaro se dirige hacia su oficina revisando las nuevas instalaciones puestas en el jardín del hotel.
Una vez que estuvo satisfecho, pidió a su secretaria no ser molestado y ya dentro de su oficina pudo al fin respirar aliviado y tomar asiento delante de su ordenador y varias carpetas de distintos colores.
Antes de empezar a trabajar, recibe el mensaje de Zara.
En un principio no quiere leerlo, él mismo se ha repetido varias veces que debe de terminar ese juego.
Curioso lo lee:
✓ Disculpa si te molesto, espero que estés llevando mejor día que yo. Tan solo quería avisarte que estoy en el ciudad, y...bueno he pensado si quieres podemos vernos.
Álvaro lee y lee el mensaje asombrado y medio confundido, ¿Qué le iba a decir ahora? Siempre le había puesto la excusa de vivir lejos, pero ahora sí ella estaba en la ciudad... ¿Qué le tenía que decir?
Simplemente deja el teléfono encima de la mesa como si le quemara.
Se levanta preocupado revolviéndose su cabello resoplando varias veces hasta que al fin toma la decisión de no responder.
En su solitaria y pequeña habitación, Zara espera la contestación de Ambrosio. En esos momentos es al único que puede pedirle ayuda, no conoce a nadie en la ciudad y su madre le ha dejado claro de no acercarse a ella, simplemente la ha traído para que trabaje y pueda encontrar un buen puesto de trabajo.
En ese momento, se siente tan sola, no hay nadie para poder hablar, no sabe exactamente como salir a la calle por miedo a que le hagan algo malo o perderse.
Una y otra idea ronda por su cabeza hasta que decide llamar a su abuela.
Ella, con su voz alentadora y dulce le da ánimos y le pide de ser fuerte e intentar hacer las cosas bien respecto a su madre, aunque su amor nunca lo va conseguir y eso la lastima demasido.
Zara sonríe forzosamente ante las palabras de su abuela, sabe que ella estará ahí cuando la necesite y eso es lo que más reconforta.
Tal vez sea el momento de comenzar a investigar por ella misma, de demostrarse a sí misma que puede conseguir o al menos intentar lo que se proponga.
Su propósito de ir hasta la ciudad ha sido por su abuela, para que nada le falte los años que le queden de vida.
Ahora sí, Zara se da ánimos mirándose al espejo viendo su aspecto.
En parte quiere luchar por conseguir sus metas pero también quiere enamorarse y al parecer conocer a Ambrosio va ser todo lo contrario a lo que ella ha estado imaginándose.
Llama a su amiga Diana, la única amiga que puede confiar y la que sabe todo respeto a Ambrosio.
Ella le aconseja de dejar de hablar con él, a fin de cuentas solo se trata de una tomadura de pelo, quizás incluso sea mentira y no deba de ser tan confiada.
Le da su opinión su amiga, mientras Zara recapacita observando su reflejo en un gran espejo colgado de la pared.
Dándole la razón a su amiga se hace la promesa de no seguir seguir hablando con él aunque lo extraña demasido.
Extraña sus conversaciones, sus mensajes con palabras alentadoras, y aunque no lo ha conocido en persona eso a ella no le ha impedido seguir hablando con él.
Después de todo nunca se han visto, y esos mensajes solo han sido eso. Mensajes y llamadas donde podían hablar sin tabús hasta cierta horas.
Zara había sentido un conexión con él, incluso creyó estar enamorada de él.
Al igual que se comienza a ilusionar, también debe admitir que todo ha sido un espejismo.
A pesar de tener demasido trabajo, varias llamadas y se supone que su mente debe estar ocupada, siempre había un minuto para pensar en ella.
Álvaro no deja de pensar en Zara, por un lado quiere verla en persona, pero por otro lado no quiere lastimarla.
Sí se conocen en persona, podría caber la posibilidad de haber un acercamiento más interesante entre ellos, donde el mismo ha rechazado la posibilidad de enamorarse de una mujer que no alcanza su prototipo de estándares de belleza para poder presumir gozando de tener una bella dama a su lado.
No, definitivamente no. Zara es una buena chica, inocente que no se merece lo que le hace.
Por lo cual es mejor no seguir hablando más con ella y así poder desilusionar la y que ese maldito juego termine.
Echando un trago a su vaso, afirma con seguridad que es lo mejor para ambos, ya que al vivir en la ciudad ella le pidiera conocerse y él no está dispuesto a revelar quien es en verdad.
Al caer la noche, Zara mira su teléfono, quiere mandar un mensaje Ambrosio de buenas noches como siempre lo ha hecho, pero se contiene, se lo piensa durante un buen rato y después le escribe.
✓ Buenas noches.
Espero que hayas tenido un buen día, no importa si no puedes responder, entiendo que estarás ocupado o tus razones tendrás para hacerlo, no te preocupes no estoy enfadada contigo, simplemente quería avisarte de que estoy en la ciudad y si algún día no tienes planes y quieres que quedemos a tomar un café, puedes llamarme yo estoy encantada de poder quedar contigo.
Espero tener noticias tuyas, cuídate mucho.
El mensaje es enviado, y sería el último que le escriba al menos que se ponga él en contacto con ella.
Se había acostado y aún no había recibido contestación por parte de él y eso le apenaba.
Cuántas noches se la habían pasado durante horas intercambiando mensajes, incluso se habían llamado y su voz la había cautivado.
Ahora debe de enfrentarse a la realidad, y como dice su abuela y su amiga, debe seguir echándole ganas para trabajar y poder mandarle dinero a su abuela y así poder conseguir sin ayuda de nadie su propósito.
Pero por desgracia, debía de ir hacia el hotel del marido de su madre para hacer una entrevista y poder trabajar.
Solo le quedaba una pequeña esperanza de poder trabajar como gerente, o guía turística ya que habia estudiado para eso.
Nada más despertarse alguien toca a la puerta.
El chófer de su madre la espera para llevarla al hotel.
Confundida y vestida con un traje pantalón chaqueta beige agarra su bolso y se marcha junto al chófer donde la deja a unos cuantos metros atrás antes de llegar al hotel.
Según le cuenta el chófer, su madre le ha comunicado que haga eso para no levantar sospechas.
Zara agradece al chófer y se marcha dirección hacia el hotel, donde en la puerta un hombre de seguridad le indica dónde puede realizar la entrevista.
Una vez que ha llegado a la oficina de recursos humanos, espera su turno.
Al entrar hay una muchacha joven, le hace la entrevista y le comunica que empezará mañana mismo como limpiadora ya que una de las mujeres de limpieza se ha jubilado y necesitan una de inmediato.
Aquel puesto no era lo que esperaba, ¡pero qué remedio! Debía de trabajar y no pagaban mal, por lo que aceptó el puesto y algo cabizbaja se marcha del lugar caminando distraída pegando patadas al aire y hundida en el océano de emociones que le transmite su propia madre.
Sale de su auto colocándose su chaqueta, de su bolsillo saca su teléfono y empieza a leer de nuevo el mensaje recibido de Zara. Estaba confundido, jamás antes se había sentido en una situación tan difícil, ni con Aroa su ex novia, había tenido tanta lucha interna como lo está teniendo en este momento con Zara.
Precisamente iba a responder de no seguir escribiéndose cuando choca con alguien.
— Disculpe señorita, ¿Se encuentra bien? — Inquieto ayuda a la chica que su pelo largo y rizado tapa su rostro.
— Estoy bien, disculpe estaba distraída no le vi. — Zara se quita su cabello de la cara echándole hacia atrás, donde ve al hombre que tiene delante.
— Eh...Disculpe mi torpeza creo que se ha manchado su ropa al caer.— Álvaro está en estado de shock. No puede creer que tenga ante él a Zara.
— No importa ya se lavará. Gracias por su ayuda, que tenga buen día.
Zara comienza a caminar de nuevo alejándose de Álvaro el cual está tan impactado que no da crédito a lo que ha sucedido.
Mueve levemente su cabeza ambos lados negándose que sea Zara, pero al parecer al caer una tarjeta de biblioteca se la debido de caer y al leer los datos da por concluido que se trata de Zara Castelo la misma mujer con la que ha estado chateando con ella.
Mira la foto de estudiante con detenimiento, pero la foto no muestra en verdad la belleza de Zara.
Al verla en persona, le ha parecido más hermosa que en foto.
Incluso más bella que en la foto que le envió como presentación.
Camina directo a su oficina cuando se encuentra con Yassir, ambos se saludan y entran a la sala de juntas para comenzar con una reunión.
Durante la reunión, Álvaro se muestra serio y atento a las explicaciones de los socios, quiere hacer bien su trabajo para demostrarle a su padre que no es un inepto como siempre le ha tratado.
Horas después, sale de la sala de reuniones comentado con Yassir los cambios que se van a producir y como pueden crear más publicidad para atraer a las personas.
Consultando su reloj, Álvaro y Yassir marchan hacia el restaurante para comer donde dos bellas chicas lo esperan impacientes para ir a tomar una copa.
— Venga Álvaro, te vas hacer mayor antes de tiempo.
Míralas, no me digas que no son bellas, y la morena está que no te quita el ojo de encima,
¡Qué sexy! Anda, vamos fijo que está noche te se va el estrés. — Dándole un pequeño codazo en su hombro ambos amigos caminan directos hacia la mesa donde dos mujeres muy bien arregladas lo reciben.
Y como buenos caballeros toman asiento empezando una conversación que los llevará al lugar que ambos desean.
Había pasado un día desde que le escribió y aún no tenía noticias sobre su amigo.
Quizás era la hora de replantearse de no seguir con aquella amistad que tan feliz le hacía sentir.
Era la seis de la mañana, Zara ya está lista para irse a su trabajo, el chófer como de costumbre toca la puerta y la lleva hacia el hotel donde como de costumbre la deja metros antes del edificio y se marcha siguiendo las instrucciones de su madre.
Zara, entra al edificio seguida por la encargada donde le muestra su casillero para dejar sus pertenencias y acto seguido le da instrucciones de lo que debe de hacer.
Por ser el primer día, deberá de acompañarla una compañera para que vea como se trabaja.
Zara, ya con su uniforme puesto y agarrando el carro de limpieza comienza a limpiar junto a Johana.
Ambas hablan durante todo el tiempo, Johana es una mujer divorciada que debe trabajar para mantener a sus dos hijas.
Cómo si se conocerán de toda la vida Zara le cuenta de manera resumida su vida, alegrándose de poder caer bien a una persona, ya que ella debido a su timidez se le ha sido algo difícil hacer amistades y más cuando se trata de hablar con desconocidos.
— Zara, debo de dejarte sola un ratito tengo que acudir a una llamada de otra compañera. ¿Podrás hacerlo tú sola? — Le pregunta Johana pasando la tarjeta por la herradura para abrir la puerta.
— Sí, puedo hacerlo, no te preocupes. — Notando confianza en sí misma responde pasando dentro de la suite.
Al entrar, Zara avisa de entrar pero no escucha a nadie, entra con su carrito de limpieza y empieza recogiendo el desastre que hay de botellas y copas medio vacías encima de la mesa.
Comienza a quitar las sábanas para ponerlas de limpio cuando da un respingo del susto que se ha llevado al haber escuchado una vez masculina.
Casi sin atreverse a moverse del sitio y roja de la vergüenza, Zara se disculpa justo al voltearse se encuentra de frente con un hombre recién salido de la ducha.
— ¿Acaso no sabe que está habitación es privada? ¿Qué demonios hace limpiando si no he dado la orden? — Zara no se atreve a mirar al joven que hay parado delante de ella.
Balbuceando le responde que es nueva y no sabía nada solo sigue instrucciones.
— ¡Váyase ahora mismo incompetente! — Yassir grita molesto lanzándole una mirada fría y dura a Zara la cual temblando recoge sus cosas lo más rápido posible.
Ya en el pasillo, Zara suelta todo el aire acumulado, no sabe exactamente qué hacer, decide esperar en el pasillo a Johana para que le diga que hacer.
Con lo que no contaba era de nuevo con la aparición de Yassir, el cual sigue molesto con ella por haberse saltado una norma muy fundamental en la empresa.
Romper la regla de privacidad.
— ¿Qué haces ahí parada, no sabes lo que es trabajar? — Duramente habla con ella sin permitirle darle una explicación.
— Ahora mismo me pongo a trabajar. Pero...— Trata de hablar Zara siendo observada por unos ojos claros cargados de furia.
Lo que más detesta Yassir es verse en mitad del cotilleo.
Ya le pasó tiempo atrás cuando traía a su novia a la suite del hotel y llegó a oídos de su padre, el cual le dejó bien advertido de no utilizar las habitaciones del hotel por su conveniencia propia.
Verse en boca del personal y como su padre le dijo que debía de dar por finalizada aquella aventura le causó tanto dolor como desde que cogió el mando de la dirección del hotel pidió su privacidad para no volver a pasar por lo mismo.
Pero aquella joven que mostraba miedo ante él, se había saltado la regla, por lo que no le quedaba de otra que despedirla para acallar de algún modo su boca.
Zara se sentía intimidada, casi no podía creer lo que estaba pasando, y más sin tener culpa.
— Yassir, ¡Basta ya!, ¿No crees que ya es suficiente con la manera de tratar a la señorita? — De la habitación de al lado Álvaro sale luciendo un impecable traje gris, con disimulo mira a la pelirroja que tiene a su lado con su cabeza gacha temblando.
— Me pongo así con razón, no sabe hacer su trabajo. Mejor hay que despedirla.
— Exageras bastante. — Interviene Álvaro en defensa de Zara.
— Disculpe señorita... Castelo, soy Álvaro Mayer, uno de los dueños del hotel y el es Yassir Okesty, también dueño y socio mayorista.
Al parecer usted, ha roto una de las reglas. ¿Queremos saber cuál ha sido el motivo que le ha llevado a incumplir las normas del hotel respeto a sus superiores?
— Yo...señor...es mi primer día, no estaba informada de nada, simplemente Johana me estaba indicando qué debo hacer. — Zara muerta de la vergüenza intenta protegerse de las amenazas sin saber que ese caballero con traje gris, con tenue morena y mirada de avellana trata de disimular la fascinación que ha tenido al verla de nuevo tan cerca.
— Creo Yassir, que aquí tienes la explicación. Nadie le ha explicado las normas principales de la empresa. Pienso que debería de explicarle a la señorita Castelo— Vuelve a mirar su identidad colgada de su cuello— Venga conmigo señorita yo mismo le explico las normas de la empresa y los requisitos que debe tener para formar parte de la empresa. — Álvaro mira con detenimiento a su amigo, el cual en silencio aprieta sus labios molesto por haberle dejado en evidencia delante una trabajadora.
Álvaro hace una señal a Zara de seguirle, donde en un principio no pretendía ser descortés con su amigo, pero necesitaba ver con más detenimiento a Zara, la mujer con la que ha estado hablando en secreto y por alguna extraña razón ahora quiere conocerla como Álvaro no como Ambrosio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro