Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⚠︎☢︎⚠︎

AVISO: ESTE CONTENIDO TIENE TEMAS SENSIBLES, ALGUNOS COMO ABUSO SEXUAL, ASESINATO O ABUSO INFANTIL.

. . . . .

Se podría decir fácilmente que las cosas no son como queremos. Las frases emotivas que dicen que dejes atrás aquello que quisiste y lo superes solo son tonterías, solo son idioteces sacadas de otros idiotas; eso es lo que piensa Hirai Momo. Si quieres algo solo consiguelo, lucha por él y ya. La fragancia que sientes aunque no haya nada que oler, la frescura que te invade aunque no haya viento ni temperatura baja, lo caliente que estás por dentro y no hay nada realmente normal que lo cause. Vivir en calles no es realmente bonito. Estar corriendo mientras perros te corretean o hombres tratan de abusar de ti, no es bonito. Saltar por techos en busca de donde dormir tampoco lo es. Pero para obvia japonesa es emocionante. Podríamos decir que es rara, idiota, estupida, loca, o cualquier cosa, pero ella solamente es peculiar, según lo es. Las emociones que satisfacen su cuerpo cada que su corazón acelerado es tan feliz como para sentirlo casi salir de su pecho, incluso imagina eso y casi siente su cuerpo explotar. Sentir emoción es algo que a todos nos gusta, ¿no?, es algo muy lindo y pues... emocionante, es a veces inexplicable también. ¿Felicidad? Díganme si alguna vez han visto a alguien que no busque felicidad, tal vez la busque para sí mismo o para los demás, o incluso para su mascota. Momo no busca felicidad. Momo busca emoción. Momo busca exploración. Momo busca acelerar su corazón hasta que esté explote y pueda ver con sus propios ojos su pecho estallando. Momo busca algo que todavía no sabe muy bien qué es, pero ahora desolada no tiene mucho ánimo de encontrarlo o pensar.

Vagando encontrando un callejon sin salida, obscuro y putrefacto con olor a puros animales muertos. Ratas, ratones, bichos, mapaches, zarigüeyas; el callejón es tan grande que abarca todos esos animales muertos y la mayoría cerca de un contenedor de basura, probablemente queriendo algo de comer y siendo asesinados por las estupidas personas que no les dejaron el deseo de vivir. Sí, probablemente tengan enfermedades, rabia, muerdan, rasguñen, pero solo querían vivir. Querían comer algo para seguir con lo que muchos desean quedarse y otros desean zafarse. Momo entró en el callejón, caminando a paso lento pero firme sin ninguna pizca de duda aunque pueda mirar gusanos comiéndose los restos de una rata muerta. Sin importarle el olor, los gérmenes, la suciedad excesiva y ninguna otra cosa, se sentó al lado de la ratita muerta. Momo no había entrado sin nada, entraba comiendo una pequeña hamburguesa que una amable señora le compró cuando pasó por un puesto de hamburguesas nocturno. Comió de su hamburguesa, con sus ojos dilatados puestos en la rata putrefacta. No sabía por qué sus ojos se dilatan, no sabía por qué se volvían negros, pero tampoco tenía mente para pensarlo en un momento así.

Miró por más momentos el cuerpecito lleno de gusanos blancos que comían lo que quedaba de la pobre rata que murió hambrienta. Otro mordisco. Recorrió todo el cuerpo muerto verificando que sí, estaba muerta..., obviamente, pero Momo está cansada. Otro mordisco. Con un mano tomó su hamburguesa y la guió a su boca para morderla de nuevo, la otra mano se estiró lentamente en dirección a ese cuerpo putrefacto para solo con su dedo índice, moverlo un centímetro y cachito. Los gusanos blanquiscos se alborotan por todo el cuerpo, queriendo inútilmente de hacer lo que sea para que no quiten de su deliciosa comida. Bon appetit, pensó Momo chocando su dedo índice con la cola de la rata. En momentos los gusanos se calmaron y Momo miró a ellos, los observó con curiosidad, si ella fuera uno ya hubiera muerto porque sería tan tonta que preferiría quedarse quieta que arrastrarse, o quien sabe, tal vez y sea la más energética. Está cansada y su mente vaga por pensamientos locos.

Miró su hamburguesa de nuevo. Quedaba un pedacito, el cual hizo gruñir a su estómago. Su cuerpo pedía más, su estómago gritaba que se lo comiera y calmara su hambre, pero Momo no hizo caso y tomó el pedazo con ambas manos para acomodarlo encima del cuerpecito podrido. Gusanos empezaron a abordarlo contaminando con sus horrible presencias encima de el pobre pedazo de hamburguesa que tenía que irse al estómago de Momo. Hirai se sentó bien un poco lejos y miró arriba, unos gatos peleando, o tal vez teniendo sexo pero parece ser igual, así que los miró un rato más hasta que se aburrió. Miró sus pies e intentó tentarlos aún sentada, no podía moverse mucho por el poco ejercicio que había hecho. Su cuerpo es casi siempre entumecido y por lo tanto, no logra tocar ni con las yemas de sus dedos la yemas de los dedos de sus pies.

Momo no tiene nada ahora.

Amigos se fueron así como llegaron, dejándola con su mal formada familia llena de idiotas. Su hermana se suicidó en un acto ebrio. Momo estaba sola. Su padre mató a su madre ahorcandola frente a ella y después agarró un arma para dispararse a sí mismo, no quería ir a la cárcel y no tenía tiempo para huir. Momo estaba sola. Después de eso quedó con su tía la cual se encargó de solo ignorarla, luego fue violada y asesinada por varios tipos una noche de alcohol. Momo estaba sola. Después quedó con su abuela la cual falleció de un paro cardíaco. Momo estaba sola. Luego una señora quiso adoptarla pero terminó muriendo a manos de su esposo drogadicto, el cual ya debe estar libre de cárcel probablemente. Momo estaba sola.

Oh, y con su amigo Bruno. Recordó a su preferido amigo Bruno, el que nunca se fue. Sacó su lagartija la cual parecía más un palo ya que estaba tiesa, dura, con olor a muerto desde hace tres días. Afortunadamente ningún animal la ha comido y está entera, oliendo mal, pero entera. Momo la acarició y luego la colocó encima de la rata que tiene a un lado para que los gusanos se encargaran de darle funeral digno a un amigo como Bruno. Momo estaba aburrida. Tenía el gran presentimiento de salir de ahí y correr a donde la llevara el viento. Solo correr, pero no hizo caso para nada.

Momo debió correr.

Unos pasos en la acera, unos rápidos y firmes pasos en la acera se escuchaban, un lobo de cacería en busca de un conejo o una oveja que alimente su estómago. Vagando por las calles cuando no pudo encontrar nada en casa. Un hombre. Un hermoso hombre físicamente, que totalmente pudiera buscar algo en un bar y lo encontrará porque hay mujeres que también buscan una noche como él, pero es un hombre hermoso y enfermo, con preferencias... diferentes. Momo no huyó cuando el hombre se paró en la entrada del callejón. Momo no huyó cuando la silueta negra y amenazante la miró. Momo no huyó cuando ésta empezó a acercarse. Momo no huyó cuando éste desabotonaba su pantalón. Tampoco huyó cuando le susurró cosas al oído y la tocó.

¿Por qué se sentía tan... tan... tan alocado? Su corazón se aceleraba y se emocionaba; su órgano latente no estaba más aburrido, no estaba triste o asustado. Estaba emocionado porque pase lo que tenga que pasar. Cuando quitaron su camisa pudo sentirlo vivo. Cuando quitaron su pantalón pudo sentirlo emocionarse. Cuando el hombre quitó su propio pantalón sintió ganas de vomitar, pero buenas, gratificantes. Cuando quitaron su ropa interior su corazón quería estallar. Cuando miró el miembro del hombre tenía ganas de cortárselo y dárselo de comer. Cuando lo introdujo en ella solo pudo gritar, siendo un grito ahogado porque el hombre le tapó la boca y movía sus caderas contra las de la japonesa. Momo no sabía qué sentir, su corazón se sentía tan emocionado, enamorado y loco que contrastaba los pensamientos que tiene su cerebro. Su cerebro le decía que huyera hace un rato pero su corazón le decía que conseguiría lo que quería si se quedaba. Ella decidió quedarse. Con solo quince años, siendo violada por un hombre de no más de treinta y con un dolor en todo su cuerpo, menos en su pecho; su pecho estaba cálido, estaba bajando y subiendo emocionadamente por su corazón agitado.

El hombre gemía en su oído, mordía su hombro, y penetraba cada centímetro de su centro donde sentía desgarrarse. Ella gritaba y quería escapar, pero su corazón le decía que dejara las cosas como están, que así lo quiso el destino y que así será. Sentía quemar todo su vientre, ardía mucho. Bruno seguía siendo comido por gusanos. La rata seguía siendo cada vez menos por causa a los gusanos blanquecinos. Momo quiso ser Bruno, quiso estar muerta y que mucho de esos gusanos deshicieran su cuerpo en cuestión de algunos días... o semanas, o... meses. El hombre la dejó hasta que sintio su esencia dentro de ella tres veces, tres asquerosas veces que la dejaron tan, tan desgarrada. Su garganta estaba desgarrada, su sexo igual se sentía así. Porque ella no quería verlo, ya sentía sangre en él y no quería verlo. Sentía la esencia de ese hombre desbordarse por su centro junto a la suya propia, porque Momo no pudo resistir su corazón alocado y tuvo un orgasmo aún cuando no disfrutó de él. Sentía también un líquido caliente diferente, lo sentía y presentía, era sangre. Su primera vez fue arrebatada por un hombre enfermo que la hizo sangrar tanto que el piso tiene una gran mancha de su obscura sangre. El hombre se arregló y se fue sin mirar atrás, sin arrepentimiento alguno, satisfecho con su trabajo y su miembro dormido por tener el sexo perfecto que no habían podido darle en mucho tiempo.

Momo solo sostuvo sus prendas sueltas y tapó su cuerpo del frío de la noche. Sin mucho interés, llevó sus manos a su vientre y lo masajeó un poco. Masajeó lentamente hasta que se dio cuenta de algo; acaba de ser violada, cosa que no tomó en cuenta en serio. Sus labios temblaron, su quijada temblaba un poco mientras su labios se entreabrían. Sus manos empezaron a sudar mientras de su frente ya caía una gota de sudor. Su cuerpo ya no dolía. Su órgano latente está feliz, estaba totalmente emocionado y feliz que lo satisfacieran con algo emocionante en la vida tan aburrida y absurda que tuvo la japonesa. Alzó una mano y tapó su boca, la tapó con ambas cuando se dio cuenta que no estaba funcionando. Encogió sus piernas y se hizo una bola en el suelo, tratando que no escapase nada de su garganta. Sus hombros se sacudieron. Su pecho subió y bajó. Todo su cuerpo tembló. La primera carcajada salió disparada tan felizmente que nunca creyó que podría estar tan emocionada.

De el primer sonido de risa le vinieron muchos más, carcajada limpias y tan aturdidas sonaban en el desolado callejón. Los animales putrefactos acompañaban en su felicidad a la joven japonesa mientras solo hacían eso, estar muertos. Momo reía, su estómago dolió de tanto reír. La desquiciada risa brotaba de nuevo cuando intentaba callarla, una risa que no provenía de alguien sano, unas carcajadas que no significaban nada bueno para el mundo. Tan dulce risa que fue de bebé ahora es la más desquiciada que se escucharía. El sonido hacía un eco en el callejón sin salida y los pocos que salían a caminar la escuchaban apresurando el paso para no tener problemas con algún loco. Pero no había ningún loco. Solo había una persona reconociendo a sí misma. Solo estaba Hirai Momo encontrándose con su verdadero deseo de vida. No se encontraba nadie más que una chica violada y desquiciada... y dime, ¿quién quisiera acercarse a eso?

Momo terminó de reír en una o dos horas, su garganta ardía y necesitaba urgentemente agua, pero seguía sonriendo en grande. Una sonrisa que apenas cabía en el rostro de la japonesa y que hacían doler sus mejillas. Sus ojos achicados por sus grandes mejillas haciéndola lucir tan hermosa, si no fuera porque tenía una sonrisa de una persona completamente loca y fuera de su decencia. Momo estaba sin cordura, la perdió completamente. Puede ser que jamás la tuvo, solo que escondía el hecho, quién sabe... Wow. Momo se sorprendió. ¿Por qué se veía el sol? ¿Ya amaneció? ¿Tan rápido? Pero si Momo apenas quería divertirse. Momo apenas logró encontrarse en la noche como para que la luz del día le arruinará su más perfecto deseo. Bueno, tal vez sea luego.

— Adiós Bruno —se despidió la japonesa cuando terminó de vestirse y de practicar cómo caminar decentemente. Salió del callejón, pero no se mantuvo por vía pública. Encontró la manera de salir de la ciudad y se escabulló en el bosque. Tendría que ver dónde quedarse y los árboles le ayudaran mucho. Muchos le temen a los bosques, eso la ayudará aún más. Bruno tendría envidia de su vida porque de ahora en adelante será pura carcajada para la japonesa, será más emocionante. En cuestión de tiempo durmió en una rama donde ni siquiera se aseguró de ver que no tuviera animales, despreocupada se acostó y cerró sus ojos llegando a dormir plácidamente sin interrupciones de por medio, mas que de una serpiente que pasaba por ahí y pues tomó el cuerpo de la japonesa como camino. Momo no se movió. Miró a la serpiente con admiración, era tan hermosa y tan ágil, ella se convertiría así como la serpiente. Cuando la serpiente estaba haciendo su recorrido casi por sus manos, Momo se levantó lentamente sin inmutarse a la serpiente y la acarició, tan bonita que tenía que recibir cariño. El potente animal sacaba su lengua en un sutil movimiento y se quedaba quieta observando a la japonesa, con dejes de advertencia para que no atentara contra ella. Momo solo acarició su largo y llegó a su cabeza, donde se inclinó y presionó con su nariz la de la serpiente haciendo que el mínimo contacto la hiciera retroceder la parte final de su cabeza, siceara de vez en cuando y tomó la decisión de irse, sin darle más asunto a la persona que la admiraba. Momo la miró irse. Su corazón dejó de bombear rápido por la falta de peligro, y regresó a su estado aburrido de casi toda su vida.

Momo bajó del árbol, no se había dado cuenta que la noche llegó, el obscura noche que asusta a muchos, pero que ella empezó a alegrarle. La media luna la acompañaría a su aventura que empezaría su emocionante vida, donde ahora nada la aburrirá, y si lo hace, lo acabará. Con solo su manos y piernas como armas y escudos de todo lo malo, jodidamente sola pero a la defensiva y divertida de todo, Momo salió del bosque donde regresó a la ciudad con sus largos cabellos negros tapandole el rostro sin problema, viento chocaba contra su rostro y lo hacía ver tan hermoso. Pasó por el callejón y lo vio con una sonrisa.

— Nos vemos, Bruno —susurró cuando lo pudo reconocer casi comido por los horrorosos gusanos. Caminó más, no se detendría, no pararía en mucho tiempo. Llegó a kilómetros, donde en una calle observó a un niño casi dormido en una banqueta, esperando algo, desorientado y cansado. Momo se acercó con una expresión curiosa. Lo observó y tocó su hombro, notando lo helado que estaba el niño. El pobre ser inocente saltó por el repentino toque y miró a la causante de su susto— Hola —saludó la japonesa, sintiendo la gran necesidad de hablarle, sintiendo su corazón emocionarse cuando el niño le sonrió.

— Hola —incluso se inclinó como podía, ya que fuerzas apenas las podía guardar. Niño educado que le sonrió con sinceridad e inocencia, tan hermoso. Tan corrompible para la japonesa— ¿Necesita algo, señorita? —la japonesa sintió que su estomago se ruborizaba y se calentaba por la presencia del niño— ¿Usted tendría algo que pueda comer?

— No tengo nada, pero puedo conseguirte algo, cariño —el apodo sintiéndose tan bien que tenía ganas de vomitar su hamburguesa— ¿Tienes padres? —el niño negó con una mueca triste— ¿Algúna persona? ¿Nadie?

— Nop. Mi madre me dejó aquí y no volvió. Tengo frío —mencionó y la japonesa se quitó su descuidado abrigo para ponerlo alrededor del pobre niño— ¿Usted va a cuidar de mí? —la japonesa no lo pensó, asintió y lo miró con sus ojos obscuros que asustaban a cualquiera, pero el pobre niño se sintió extrañamente querido. Momo no dudó en abrazar al niño y tenerlo en su pecho, sintiendo el corazón del niño palpitar contra el suyo. Una emoción inexplicable— Soy Bruno —¿coincidencia? Se llama como su antigua mascota.

— Soy Momo, y ahora seré quien te cuide, pequeño —el niño se refugió en los brazos de la japonesa sin pensar mucho en ella, solo dejándose calentar por la calidez que desprendía el cuerpo apenas cansado de la mayor.

Un niño que será un arma en un futuro.

Momo no supo cómo, pero en vez de quedarse en una casa a morir de hambre, dejó al niño resguardado con su abrigo en un callejon con ordenes de que no haga ruido alguno, y entrando a un restaurante pudo robar comida en un descuido total de los empleados. Parecía que iba a ser una entrega a domicilio porque estaba embolsado, tanta comida que sobrará. Se la llevó corriendo escuchando un grito, pero desapareció en la noche y nadie la encontró. Llegó con el niño, el cual sacó su cabeza del abrigo y la miró con ojos brillantes a su nueva tutora.

— Ven aquí —se sentó cruzada de piernas y sentó al niño en su regazo. Las piernas le ardían tanto por al anterior noche y por correr mucho— Traje todo esto para ti, pequeño —abrió la bolsa mostrando las grande cantidades de comida. Eran tres cajitas y abrió la primera; arroz, pollo frito con algunas especias, verduras, que hicieron brillar los ojos del niño, el cual miró dudoso a Momo.

— ¿P-Puedo tomar esto? —titubeaba por la gran tentación de tomar la comida y comerla como una bestia.

— Puedes tomar lo que quieras, come —el pequeño Bruno no tardó en tomar pedazos de comida con sus huesudas manos y masticar— ¿Cuántos años tienes, eh? —preguntó abriendo la otra caja, donde tenía lo mismo pero al parecer en menos cantidad.

— Recuero tener cinco, pero ya pasé mucho en las calles —contestó con la boca llena, pero a Momo no le importó, Bruno tenía hambre y estaba totalmente desnutrido. Sería buena madre y lo dejaría comer sin más preguntas.

¡¿Madre?! ¿Eso era lo que quería ser del niño? ¿Eso tenía pensado desde un inicio? Ella no lo sabe, pero está segura que la inocencia del niño la corrompería, para después convertirlo en su cosa de más confianza.

Bruno comió hasta dejar su estómago satisfecho e incluso quiso comer más, pero Momo lo detuvo prometiéndole que todavía quedaría más para comer después. El pequeño tuvo miedo de no tener más comida. Bruno terminó durmiendo en el pecho de Momo, mientras ésta se lo llevaba al bosque donde dormiría con él. No pudo dormir en el mismo lugar porque estaba demasiado lejos y solo faltaban horas para que anocheciera de nuevo, ya que había pasado comiendo y hablando con su ahora hijo, al parecer.

En la noche empieza el corromper.

Bruno despertó en el pecho de su amiga, como él la llama, pero que desde ahora la siente más cercana. Bruno piensa que es de día, pero la noche está alumbrando. La luna está reluciendo, y Momo le dice que tienen que irse a un lugar apartado. Él felizmente camina con algunas fuerzas que ganó durmiendo y comiendo. Volvió a comer, sintiendo su garganta seca, recibiendo agua que Momo había conseguido del mismo restaurante donde robó la comida. Bruno no esperaba lo que pasaría. Bruno no quería ser corrompido, pero la manipulación lo hizo así. Bruno sería un desquiciado.

Momo lo llevó a un callejón y dijo que se quedara ahí mientras conseguía ropas adecuada para él. Emocionado, esperó apretando el abrigo para calentarse. Con una sonrisa recibió a la chica que regresó con otro niño, el cual se quejaba.

— ¿Dónde están mis dulces? —un niño de la estatura de Bruno, un pequeño caprichoso pero inocente en fin.

— Ya casi... Ya casi —Momo tampoco entendía, no entendía por qué emprendió camino al final del callejón con el niño a su lado, el cual esperaba sus disque dulces.

Niño de buena familia sería encontrado muerto.

Momo miró a Bruno. Bruno a ella. Ambos esperando algo y Bruno se adelantó caminando hacia ella con sus manitas apretando el abrigo. El niño desconocido tuvo el error de salir cuando no debía, cuando los monstruos de noche salen, cuando lo más desquiciado del mundo trabaja.

El pequeño Bruno se horrorizó cuando Momo tomó la cabeza del niño y la dobló en un segundo. El niño cayó y se retorció convulsionado, mientras Bruno seguía completamente perturbado y horrorizado. Eso no podía pasarle a él. Cuando Momo se acercó, él retrocedió con miedo.

— No te haré nada. Te prometí cuidarte —Bruno se quedó quieto, mientras la japonesa se acercaba y lo alzaba en brazos para abrazarlo. Él se dejó llevar por la calidez de nuevo— A ti nunca te haré algo así. Ocupaba ropa para ti —bajó a Bruno, el cual estaba más calmado, pero aún así él estaba traumado. El niño ya estaba totalmente un lío mental de qué se consideraba bueno o malo en el mundo; conoció otro tipo de mundo a muy poca edad— Vamos, pequeño —el niño se negó a avanzar al niño ya muerto del piso— Yo la consigo, pero tendrás que hacerlo alguna vez tú —Bruno estaba solo mirando con sus grandes ojos llenos de curiosidad y confusión a Momo. Momo desvistió al cadáver y de otro momento Bruno tenía las ropas nuevas mientras se abrigaba en un saco más pequeño y cálido para él. Momo llevó al pequeño en su pecho hasta el bosque más cercano, susurrando le manipulables palabras.

— ¿E-Eso estuvo bien? —la pregunta que el niño se hacía por todo el camino fue respondida por Momo de inmediato— Yo... Y-Yo no q-quisiera que me hicieran e-eso —el pequeño titubeaba, mientras inconscientemente rasguñaba los hombros de la japonesa.

— Está muy bien. Nadie te hará eso porque yo estoy para cuidarte. Te enseñaré cómo defenderte para que nadie pueda lastimarte —calmó, acariciando la espalda del pequeño perturbado— Tú algún día harás lo mismo con alguien, ya verás.

— ¿Y-Yo? —sonaba sorprendido y aterrado a al vez, pero Momo se decidió que lo haría igual— ¿Po-Por qué? —Momo le revolvió el cabello y besó su frente. El niño necesitado de cariño se dejó llevar por las sensaciones que ni de bebé tuvo, tan lindo y leal a su dueño cada que hace una caricia.

— Porque es divertido —y lo es, para Momo lo es. La emoción fue indescriptible cuando vio al pobre niño retorcerse en el suelo. Las grandes ganas de agarrar el cuerpo y con sus manos intentar despedazarlo pero se contuvo por Bruno. Tendría que corromper poco a poco la inocente mente de un niño, sin llegar a que se atemorice del mundo sino que desee lo mismo que ella— Cuando lo hagas y desees tanto como yo, disfrutarás viéndo a personas en ese estado y mucho más —el pequeño estaba dormitando y escuchando la dulce voz susurrando le diferentes muertes que su cabecita imaginaba.

La mente del niño lo hizo sonreír y querer hacer feliz a la persona que lo salvó, que le dio comida, que le dio agua, que le dio abrigo, que le dio ropa, que le dio cariño, que le ha dado más que todos en ese mundo cruel. Inocente niño que cae en manos de la crueldad y es feliz ahora. Inocente pequeño corrompido por Momo al obsesionarse con él cuando lo vio tan puro sentado en la baqueta.

Bruno no despertó en mucho tiempo. Se sentía tan calmado en brazos de su más grande héroe, que durmió todo el día y volvió la esperada noche para Momo. Pasaron ya algunas semanas, mientras Bruno era manipulado al antojo de la japonesa.

— Hey, Bruno. Tengo que conseguir ahora ropa yo, ¿me ayudarás? —esos ojos tan obscuros con intenciones de matar el alma buena del niño— No me ayudaste con tu ropa —fingió tristeza para convencer al niño, el cual saltó y exclamó fuerte.

— ¡Vamos! —traumado, pero la felicidad aumentaba cuando demostraría que podía hacer divertir a Momo, Momo dijo que eso divertía y él quería hacerla reír, quería pagarle lo que le está dando, el cariño que nadie le dio antes. Un niño tan necesitado.

— ¡Eso es! La actitud es lo mejor —el estomago de Momo se contrajo cuando el niño presionó en él, haciendo una seña para que lo levantase y Momo se lo cumplió levantándolo y abrazándolo para llevarlo mucho más alejado.

Cada muerte, cada kilómetro.

Iban por el mismo bosque, pero en diferentes puntos. Iba una muerte, avanzaban kilómetros sin rastro. Momo esta vez contó su plan al niño, el cual dudoso no aceptaba hasta que Momo se resignó y le dijo que solo se quedara viendo. Bruno aceptó triste por no poder hacerla feliz, con pensamientos revueltos y ideas no terminadas. Momo esta vez se quejaba en el callejón exageradamente, cerca de la entrada para que alguien la ayudase y un hombre tuvo la mala suerte de ser enfermero y la ayudó con su supuesto "tobillo torcido". El hombre venía del hospital y por lo tanto tenía algunas cosas con él. Le ofreció una paleta al niño que la aceptó callado y masajeó el tobillo de la japonesa mientras ésta lo veía cautelosamente. Momo miró a Bruno, el cual había solo tomado la paleta para comérsela de inmediato. De repente, Bruno tenía los labios rojos por la paleta y la había tirado sin nada más que hacer. Bruno miró su mano. Bruno sabía que podía hacerlo. Momo le había dado una navaja por si quería continuar con el plan inicial, que consistía en que Bruno matase al hombre por la espalda, atascándole la navaja en la garganta. Momo le había dicho dónde estaba esa zona. También que tenía que tener mucha fuerza, pero él no había aceptado. Bruno tuvo una idea. Él está decidido a hacer divertir a Momo.

El hombre se hubiera levantado dispuesto a despedirse, pero el hubiera no existe. No alcanzó a pensar cuando algo rasgó su cuello. No alcanzó a pensar en qué estaba pasando cuando cayó al suelo por una patada de Momo en el sien. Lo bueno es que Momo ya lo había arrastrado con discreción más al fondo del callejón y lo volvió a hacer cuando el hombre se desmayó y sangraba. Momo miró con detalle al pequeño Bruno, el cual miraba sus manos con horror. Las miraba como si no creyera lo que acaba de hacer él. Sabía muy al fondo que estaba mal, pero Momo haría que lo disfrutase con el tiempo. Momo empezó a reír llamando la atención de Bruno. Había algo más interesante que sus manos con sangre, y eso era la japonesa divertida por sus acciones. Por impulso y sentimiento, el niño sonrió dejando a vista sus dientitos un poco sucios por vivir en calles pero aún así se veía tan lindo. Tan hermoso con sangre goteando de sus manos, con una sonrisa, y un aspecto inocente que hizo que la japonesa riera mucho más. Ahogó carcajadas porque no quería llamar la atención de otras personas y que éstas vieran su acto. Ella protegería a Bruno, como prometió.

Bruno para complacerla avanzó hacía el hombre y desenterró la navaja ahora atascandole de nuevo, mientras lanzaba un quejido por su esfuerzo en traspasar carne humana con una simple navaja. Momo sintió presión en su parte baja. Reía sin parar, cosquilleo por sus piernas y estómago que la hizo arrodillarse, sosteniendo su vientre para parar el dolor pequeño que tenía por reír demasiado. Bruno rió, ignorando al hombre, viendo a la japonesa revolcarse en el suelo, para luego ir y lanzarse sobre ella, abrazandola sin importar mancharse. Eran ahora un par de loco y loca, un niño corrompido y una chica con deseos peculiares. El equipo perfecto.

— ¡Estuviste genial, Bruno! —reía a carcajadas, estando tan obsesionada con la desquicia que ya mostraba en semanas su pequeño Bruno.

— Mo —la llamaba mientras en la ropa de Momo limpiaba sus manos, igual esa sería remplazada por la del enfermero muerto, esa está con menos sangre— No me gusta mi nombre —un puchero que Momo tentó con su dedo por lo tierno que era.

— Oh, entonces ya no te llamarás así... ¿Cómo te quieres llamar, mi pequeño bonito? —eso era lo que Momo hizo, el halagarlo, el darle besos en cachetes o frente, el abrazarlo. Todo eso convirtió a un niño en un perrito fiel a su dueño.

— ¡Ahora quiero que tú me pongas un nombre, Mo! —exclamó el pequeño alegre mientras más limpiaba sus manos.

— ¡Bien!... A ver... ¿Qué nombre será perfecto para ti? Mmmh... —la japonesa nunca fue buena poniendo nombres. Le puso a una lagartija hembra Bruno solo porque vio una tienda que se llamaba "La tienda de Bruno", muy original— Estás muy feliz... feliz... feliz... ¡Felix! Un bonito nombre es Felix —el ahora niño Felix sonrió, le gustaba su nuevo nombre.

— ¡Me llamo Felix! —feliz. Estaba realmente feliz con sus manos llenas de sangre, y su mente ensuciada.

Momo no estaba diferente. El cadáver solo le causaba cosquillas en todo el cuerpo. Le traía tanta emoción que ocasionó que, por diversión, una chica que pasaba por ahí fue asesinada por Felix, el cual sonreía siempre y aplaudía a sus actos. Felix está feliz. Momo está feliz. La mente es algo que puede cambiar de un día para otro. Puede que un día seas el ser más inocente y indefenso que hay y al otro seas un arma mortal para matar. Puede que estés totalmente vivo ahora y mañana seas brutalmente asesinado por Felix o Momo. Puede que ahora respires aire fresco pero al otro respiraras un olor a sangre fresca. Ahora están tus manos limpias, pero en tu futuro puede haber sangre en ellas. Felix pensó que alguien lo ayudaría y estudiaría como lo demás niños. Pensó que tendría una familia algún otro día y lo amarían. Pensó tener una vida tan normal y común, que si lo piensa es aburrida para su mente de ahora, su retorcida mente de niño sucio. Momo pensó de pequeña que era insignificante, que nunca podría alzar su voz para algo sin llorar, que era mejor ser muda, que la vida era solo superficial y mejoraría cuando muriera. Ahora solo piensa que vivir o morir es lo mismo, mientras todo pase de manera divertida es genial, mientras todo le traiga esa excitación que viaja desde su entrepierna a su pecho es genial.

Todo es totalmente bien si es divertido y emocionante. Vivir o morir es algo insignificante mientras te diviertas. Si algo te divierte, pues para Momo es un 'Hazlo' y ya.

......................................................................

¿Vas a ser una decepción? Sé la mejor decepción que haya en la vida.

Las mejores decepciones son las que se recuerdan, las que quedan marcadas como una cicatriz que dura toda la vida, las que llevan pesadillas a los sueños plácidos de aquellas personas que tienen decepciones tan grandes. Para muchos no son mejores, sino las peores, pero para la decepción ella es lo mejor que has tenido, para le decepcion fuiste solo algo pasajero que llegará a otra persona tal vez en el otro lado del mundo, o tal vez en el otro lado de tu mundo. ¿Sabes cuál es tu mundo? El que tú crees que es el de los demás. Tu mundo que piensa ingenuamente en tu mente que ganarás una discusión porque lo hiciste en tu mente. La única razón por la que ganas esa discusión mental con una persona mental es porque tú y ella piensan casi lo mismo. Comparten subconsciente y ella te dejará ganar. Ella sabe lo que sabes, y la del mundo real sabe más que tú no.

Momo nunca fue buena para las discusiones. Siempre soltaba un sollozo que hacían que los demás se burlen de ella y eso no le gustaba. Cuando habló por primera vez con alguien de poder y le dijo que matara a alguien en especial fue extraño. La señora de no más de cuarenta le dijo directamente que le pagaría muy bien por matar a una mujer que le estorbaba para lograr el éxito. Que estupida. Momo pensó que era estupida. Si querías algo hazlo tú misma, pero algunos eran tan cobardes que recurrían a alguien como ella para hacerles el trabajo sucio. Lo bueno es que a ella le gustaba hacer el trabajo sucio.

— ¿Cómo saben sobre mí? —la mujer rió con egocentrismo. Momo odió esa risa porque es la misma que tenía su madre, padre y cualquier familiar a ella, y a ella le asqueaban sus familiares.

— Querida, tus asesinatos son tan discretos que los estupidos oficiales no logran encontrarte, pero yo tengo el dinero suficiente, y pues necesito algo de una desconocida para no dar sospecha hacía mí —solo contestó aún con el dinero en mano esperando que la japonesa lo tomara, pero ésta quería preguntar más.

— Entonces, ¿me elige a mí porque nadie la vincularía conmigo si me atrapan? —la mujer asintió. Momo rió y luego solo le sonrió a la mujer— ¿Y por qué piensa que yo no la delataré si me atrapan? —una buena pregunta que Momo sabe la respuesta, pero le gustaría escuchar la suposición de la mujer.

— Porque no haces esto por dinero y tampoco te importa lo que pase. Solo haces todo porque te gusta —bingo, japonesa ganada. Momo tomó el dinero y la foto que venía con él. Una linda mujer sonriente, con un perrito en brazos que a Momo le interesó al recordarle a su infancia— Arrancale el collar de corazón que tiene, así sabré que la mataste porque lo cuida con su vida —la mujer se fue en su auto de inmediato, dejando a Momo desolada en la obscura noche, en un barrio peligroso, pero a Momo no le importaba. Ella era el peligro, después de todo.

Felix se había quedado en su pequeño refugio del bosque, en una árbol donde la japonesa verificó que no tuviera animales ya que al niño le daban cosita, y pues Momo en serio lo quería como para cuidarlo de sus miedos.

En cuestión de un mes la mujer quedó asesinada como lo pretendía. Su pequeño Felix le quitó el collar al cadáver, entregándolo a su querida amiga o madre, mientras secaba la sangre de sus manos. La japonesa había acabado con ella atacandola directamente al pecho, y cortándole la parte de la axila donde desangró con mayor rapidez. Ambos la atacaron cuando ésta sacó su basura en la obscuridad de la noche, tardaron en hacerlo porque la mujer que les pagaba no dio información y pues les tocó investigar, algo que a Felix extrañamente le gustó. El buscar algo sin saber cómo o qué exactamente, le encantaba al pequeño. A Momo le gustaba más llegar a la acción donde se contiene jadear o gemir solo porque está su pequeño bonito. Lo que ninguno sabía es que a los días llegaba la misma mujer a dar otro dinero.

— El collar —alzó su mano recibiendo el collar de inmediato, el cual por ser cercano al pecho de la mujer muerta pues tenía sangre seca— Tan bonito —observa la joya. Un hombre, al parecer guardia, le daba otro dinero a la japonesa, quien lo tomó desinteresadamente. No le importaba mucho, pero de algo servía, ya que al pequeño Felix le encantaba cuando compraba algunos rompecabezas para él.

Momo tampoco pretendía hacer un favor o porque le diese pena alguien. Momo lo hacía por puro gusto, porque quería ese dinero para satisfacer a su niño bonito, su obsesión más querida y corrompida. Momo es tan... tan peculiar, no hay otra manera de describirlo.

Pero Momo está teniendo un error; está siendo reconocida. Está siendo una asesina para las personas más poderosas con dinero y ella no quería eso porque sabía muy bien que había competencia que podían hacerle daño a su bonito. Por lo mismo, con el dinero subió a varios transportes junto a Felix hasta cruzar varias ciudades. Una semana viajando fue suficiente para la japonesa. Aparte de que quedaba poco dinero, ya se habían dado el lujo de comer algunas cositas caras, y una que otra ropa de buena calidad para no tener que quitársela a cadáveres de vez en cuando. Momo sabía que los de dinero podían encontrarla, pero que sepan que no se dejaría matar tan facil, y no porque no quisiera morir, sino porque a su obsesión no lo tocarían. Ella lo corrompió, de ella es. Felix es tan inocente por fuera. Se ve como un niño puro con el alma llena de amor y cariño para dar. Y en parte lo es, pero tambien tiene su mente retorcida por culpa de la japonesa, la cual no dejaría que tocaran algo suyo. Ella tardó días en que Felix ya deseara matar, que deseara sentir sangre. Momo no sabe si Felix puede sentir la misma excitación que ella, tiene por lo menos siete años, pero pues quiere que sienta cualquier cosa para que desee lo mismo que ella. Momo quiere hacer un Felix que ella entienda y que sea tan libro abierto para ella, pero para nadie más. Nadie nunca más, por si no queda claro.

Pero sabe que sigue estando mal cuando la misma mujer la encuentra y le ofrece dinero para unirse a ella. Es idiota si cree que la japonesa independiente de sus propias cosas se dejará entrar ahí para tener un o una jefe que le ordene. Momo quería mandarse sola como siempre. Felix quería ser fiel solo a Momo, no a alguien más... y es por eso que la mujer se interesó mucho más. Porque Momo y Félix estaban caminado mientras salían de una tienda con un par de refrescos, cuando la mujer estaba en la entrada esperándolos... a ambos. Eso a Momo no le gustó, que metieran a su obsesión en cosas que él no tiene por qué estar.

— ¿Qué? —fue lo único que soltó, pero la mujer los hizo entrar al auto. Felix quiso irse, pero Momo lo abrazó subiendolo con ella. La mujer se sentó delante de ellos— Ya dije que no me uniré a esas cosas —la mujer miraba al niño, que hizo que Momo lo abrazara más y Felix no se negó, mientras abrazaba a la japonesa, queriendo sentir esa calidez de siempre— ¿Qué quieres?

— ¿Cuánto por él? —preguntó directamente que Momo pensó que ella misma colapsaría por dejar que su bonito entrara en ese auto, cuando alguien más lo estaba deseando.

— No está a la venta ni nada. Es mi hijo y se queda conmigo —Momo al fin se veía totalmente furiosa. Siempre fue que tenía una mueca de burla mientras hacía de todo, pero esta vez ella estaba tan posesiva que no quería esconder su enfado por el ofrecimiento hacia lo que considera un hijo. Felix la abrazó más, no entendiendo casi nada porque él mismo trataba de concentrarse en los latidos de la japonesa golpeando su oreja. La mujer murmuró una maldición.

— ¿Sabes la principal razón por la cual te invité que te unieras a mí? —Momo negó de inmediato. La mujer solo le dijo que lo hiciera y ganaría de todo, pero no dijo por qué, así que supuso que para que hiciera el trabajo sucio y ya, no más— Porque quiero que hagas a mi hijo igual a él —apuntó a Felix. Momo abrió los ojos, sorprendida— Quería que me lo dieras a él para que fuera sucesor de mi trabajo, pero si no se puede, pues quiero que conviertas a mi hijo, que lo corrompas, porque créeme que lo intenté, pero se niega y es tan escandaloso cuando lo intento, que mejor lo dejo ser —Momo no podía estar más curiosa con el tema. Su garganta ardía de preguntas pero no soltaba ninguna, su estómago se revolvió. Tuvo que tomar un poco de refresco para aclarar su garganta y calmar su revolvido estómago.

— ¿Cuántos años tiene? —no quería lidiar con niños mayores porque era mucho más difíciles de tratar. Lo sabía por los que asesinó. Eran tan ruidosos y caprichosos. Apenas conocían qué pueden hacer con caritas tiernas y lloriqueos. Apenas estaban conociendo cosas nuevas y por eso son tan... ¿idiotas? No, diferentes, mejor así.

— Tiene solo siete, pero no quiero que pase más sin entrar. Quiero que esté preparado para todo lo que contiene este negocio —la mujer bebió de algún tipo de alcohol que Momo no pudo reconocer y tampoco le importó.

— Yo no lo crié a él en una mansión —no sabía dónde viviría la mujer, pero no le importa tampoco— Lo encontré en las calles y adopté mientras lo adaptaba a lo que quería, a mi manera... Déjeme a su hijo dos meses en las calles, sin ninguna visita —a eso la mujer negó.

— No. Tiene que ser en casa. Sigue siendo mi hijo y no lo quiero en las calles —Felix alzó su cabeza mientras veía a la mujer.

— Es casa él sólo tendrá distracciones y será difícil —vocecita tan tímida por estar en un entorno que no conoce— Si quiere que se adapte, es mejor que haga lo que Mo quiera —el pequeño no entendía muy bien, pero recibiendo las caricias de Momo en su cabellos supo que estuvo bien lo que dijo. La mujer los miró tan admirada.

— ¿Cómo... ? ¿Cómo le hiciste para que sea tan... tan... ? —no terminó la pregunta porque no entendía cómo podía describir al niño.

— ¿Leal? ¿Complaciente? —la mujer asintió— Es que no es mascota o solo un arma, es mi única familia y yo soy la suya —el auto quedó en silencio, mientras la mujer pensaba. Ella no era muy fanática de matar, pero quería que su sucesor lo fuera, que matara y no fuera tan imbesil como ella de tener que contratar a a personas para que ensuciaran las manos por ella— ¿Cuál es tu nombre? —la mujer regresó a la realidad.

— Hwang Yeji —contestó moviendo su vaso y luego tomándolo. Todavía pensaba en no dejar a su hijo en plena calle con la chica psicópata que investigó, pero también sabía que Momo cumplía su palabra. Conoce muy poco a la japonesa porque no pudo conseguir mucha información de ella, pero ésta no la ha hecho dudar de sus cosas en ningún momento.

— Si me permite decirle algo, que su hijo esté encerrado en una mansión con guardias, guardaespaldas y quién sabe qué más, nunca podrá defenderse y será un cobarde como usted —Momo abrió la puerta, mientras Yeji se mostraba con el ceño fruncido— La mansión lo protege, y usted también. Si acepta dejarlo conmigo, venga y déjelo en el callejón que está a dos calles. Si no llega, pues ahí obtendré mi respuesta —salió del auto, pero se inclinó un poco para que con una mano presionar la cabeza de la mujer— Yo sí cumplo mis palabras, Hwang Yeji —palpó varias veces su cabeza, mientras salía totalmente del auto.

— Lo sé, Hirai Momo —sabía. Nunca le dijo su nombre pero aun así la mujer debía saberlo. Momo cerró la puerta y le sonrió aunque no pudiera ver hacía dentro. Momo sabía que la mujer la seguía mirando desde adentro teniendo algún lío mental, que ella agradece nunca tener de esos porque se ve que dejan a las personas más estupidas de lo que ya son.

Se abraza más a Felix y éste solo se esconde en su cuello, mientras con su manita toma algunos chicles de el bolsillo de la japonesa. Come uno que otro mientras ve hacia atrás, donde del auto no sale nada, donde solo probablemente está una mujer con un conflicto que a Momo no le interesa, pero a Felix sí. Él podría convivir con otro niño casi de su edad, porque el pequeño siente que tiene como siete u ocho años. Lo dejaron en las calles a los cinco casi seis, y pasó varios meses en ellas, más los meses con Momo, ya deberían ser siete u ocho. Llegan a su pequeño refugio temporal, el callejón donde probablemente Hwang Yeji dejará a su hijo al día siguiente. Felix espera que así sea. Momo no le interesa mucho. Hasta que llegue el pequeño con ella será donde le interese, porque mientras no esté el niño pues no habrá por qué interesarse en el tema.

Momo sabe que a Felix le ha interesado cuando éste está muy callado con una sonrisa, masticando algunos chicles. Está con su sonrisa feliz pero impaciente, como esperando algo, y Momo sonríe. Su obsesión se ha vuelto a cariño y amor por su pequeño bonito. Tiene obsesión, pero está mezclada con sentimientos encontrados, en donde nunca pensó que habrían, donde nunca pensó que sentiría algo así ahora está lleno por su pequeño Bruno. Su pequeño, ahora, Felix.

Tanta curiosidad sintió cuando, mientras dormía, un auto se estacionó en frente del callejon y bajó la mismísima Hwang Yeji junto a un pequeño niño temeroso y tembloroso. Nunca se interesó en "adoptar" otro niño, porque lo del pequeño Felix solo fue algo especial, algo que en cuanto lo vio fue cariño hacía él y su bonita inocencia ahora muerta. Con el tal Hyunjin solo será trabajo y por una curiosidad de experimentar si puede formar una mente inocente en algo sucio, corrompido, asesino y desquiciado. Momo quiere ver si con Felix fue porque lo ama y él a ella, o si puede dañar otra mente y hacerla como la de su pequeño bonito. Hyunjin la mira cuando Yeji le dice que la pasará con ella por un tiempo. Él tiene una mochila y se ve asqueado por las calles sucias... mismas calles donde aprenderá lo cruel que puede ser el mundo.

— Hirai... si le pasa algo, tú y tu hijo morirán. Lo quiero sin herida alguna —amenazó seriamente, pero a Momo no le importó. Le enojó que comentara sobre Felix, pero sabe que cumplirá su palabra y cuidará del pequeño Hyunjin— Estaré vigilando —avisó mientras subía al auto, dejando un beso en la frente de su pequeño y no mirando atras, porque ella misma sabía que se retractará y esconderá a Hyunjin para no dejarlo fuera de su proteccion. Sintió que iba hacer algo mal, que su hijo estaría mal ahí, pero cuando vio por la ventana que Momo le sonreía y acariciaba la mejilla con cariño, suspiró; Momo podía ser una loca, pero Yeji no creía que fuera capaz de hacerle daño fisico a su hijo y tampoco tanto mental... O sí era muy capaz, pero no quería creer.

Hay que dejar de proteger algo que puede ser independiente, hay que dejar que lo sean, que se valgan por sí mismos en el mundo cruel, que conozcan los grandes secretos de los más grandes asesinos, que descubran por qué las personas actúan con tanta inseguridad cuando crecen, que vean por sí mismos a los ojos lo mal y retorcido que puede estar el mundo. Estoy mal, no es 'lo mal que puede estar el mundo', corrijo que es 'lo mal que puede estar la sociedad', porque el mundo es bonito pero la sociedad puede corromperlo y ensuciarlo con tanta facilidad como Momo a un niño. La sociedad es tan sucia aún cuando también es inocente, inocente porque a veces no sabe el mal que están haciendo, y sucia porque siempre la ensucian. Momo desde siempre supo que la sociedad estaba podrida, desde que no podía hablar sin sollozar, desde que tuvo moretones en su cuerpo, desde que su padre mató a su madre, desde que su padre se suicidó, desde siempre simplemente. Yeji está aprendiendo que hay cosas que deben ser corrompidas para que aprendan de su horroroso entorno, que se adapten para que no se sorprendan después. Es como cuando los niños pobres deben adaptar su estomago para comer solo lo que el destino les da, los niños enfermos deben hacer lo que los doctores dicen, y otros casos mas. Yeji dejó una lágrima salir y ordenó a su chofer regresar a su casa, sin antes mirar por ultima vez a su inocente hijo, el cual será totalmente diferente cuando le vuelva a hablar.

Porque Yeji piensa vigilarlos, mirarlos de lejos para ver que su Hyunjin no esté tan mal, pero no se acercará mas de lo suficiente para no romper lo que sea que Hirai esté haciendo. Felix se ve buen sucesor para su negocio, pero por lo visto no es solo un perrito faldero de la japonesa, sino una familia. Hyunjin será un buen secesor, de eso Yeji se convence.

En cambio Momo, está totalmente feliz de ver a su pequeño bonito interactaur tan feliz con Hyunjin. Felix le enseñaba entusiasmadamente sus rompecabezas y otros juguetes que Momo le regaló en su cumpleaños, aunque para Momo sus cumpleaños son los veintitres de febrero, ya que ese día lo encontró y le puso una edad de seis, pero el pequeño no sabe eso y tampoco le interesa porque aun así ama los regalos de su... no sabe qué es ahora, pero los ama.

Ella solo puede ver dos almas tan bonitas que son corrompidas por su ser. Felix ya está corrompido, pero disfruta algunos tiempos de inocencia, Hyunjin esta noche lo será, quedará con una cicatriz en el alma que no volverá a ser el mismo.

Escucha unos pasos y abre los ojos de su ensoñamiento. Hyunjin está ahora parado frente a ella, con la cabeza agachada de verguenza mientras mira sus pies con máximo interés. Felix detras de él, con una mano en su barriga mientras la acaricia y la mira con ojos brillantes. Tienen hambre y la maldita de Yeji no le dio dinero para mantener esos dos meses a su tembloroso hijo. Se le olvida el enojo cuando Hyunjin saca dinero de su mochila.

— Mamá me lo d-dio. Dijo que era para mi comida y un tipo de p-paga... No me dijo sobre qué... ¿T-Tú trabajas c-como el s-señor Jang? —el tembloroso chico decía entre tartamudeos y entregaba, a una curiosa Momo, el fajo ancho de dinero.

— ¿En qué trabaja el señor Jang, Hyunjinnie? —para ganarse la confianza y lealtad pues se tiene que ser cariñoso con ellos, se asemeja como un perro.

— Él hace m-muchas cosas con pe-personas... mucha s-s-sangre —parece recordar mientras le dan escalofrios, pero Felix sonríe.

— Eso no es malo, Hyun. Lo verás —Felix no sabía muy bien el proposito de Hyunjin en su casa, lo que Momo llama refugio, pero sí sabe que verá muertes como él, habrá sangre y tiene que quitarle ese miedo— ¿Le tienes miedo a la sangre? —Momo miró. Felix hacía un buen trabajo, inconscientemente dándole confianza a Hyunjin y jugando con su mente para que confunda lo que está bien y mal; Felix es un niño, Hyunjin también, los niños se abren más con otros niños y son más influenciados por ellos.

— ¿Tú no? La sangre es viscosa y sale de personas que no son muy bien tratadas —el pequeño estaba tan temeroso que empezó a respirar con dificultad, pero Momo lo vio bien como para estar de pie y no se movió— Y-Y-Y-...

— ¡Ey! Está bien. A mí también me daba mucho miedo cuando vi una persona muerta, pero todo eso está bien —repetía las palabras que un día Momo le susurró al oído mientras dormitaba— Eso tenemos que hacer cuando estamos en peligro —Hyunjin lo miraba curioso. ¡Bingo! Hyunjin esta cayendo en las palabras de pequeño Felix, y Momo no movía ni un solo dedo— Porque si no, pues nos puede pasar a nosotros —Felix hizo una mueca triste y luego sonrío— Por eso está bien —Momo sonreía con tanto orgullo, a como lo fácil que era para Felix el matar. Aunque quería que el chico matara por deseo y no por estar en peligro, pero eso se puede arreglar. Sigue siendo un niño manipulable con futuro decidido.

— ¿Matar está bien?... Pero duele —razonó el niño, pensando en las cosas dolorosas que el señor Jang le ha hecho a muchas personas y cómo éstas gritaban desgarradoramente.

— Pero a ti no —Momo sonrió una vez mas por el comentario tan lindo de su querido hijo.

— Exacto. Hyunjinnie, no pienses en cómo les duele, sino en cómo lo disfrutas. Voy por comida. Lixie puede explicarte ese tema muy bien —Felix sonrió emocionado por la oportunidad de hablar más con lo que considera su amigo y porque la comida llegará en unos minutos.

Y llegó. Momo llegó mirando cómo el niño Hwang estaba callado pensativo mientras comía lo que les había traído. Felix estaba sonriente preguntando algunas cosas a Hyunjin. Momo supo que Felix hizo efecto porque Hyunjin no reaccionó cuando le dijo que esa noche saldrían, ya que el pequeño probablemente debería estar temeroso, pero ahora solo pensaba mientras echaba pedazos de pollo frito en su boca para masticarlo con paciencia. Felix comía tan rápido como la primera vez, él adora la comida y no desaprovecha en comer todo lo que puede.

— Bueno, ¿qué esperamos? —la japonesa se levantó, mirando los dos niños. Ellos se levantaron mirando cada paso de la japonesa, más Hyunjin porque éste todavía estaba cohibido, pero mucho menos después de la platica con Felix. Felix sería su primer amigo aparte de su amigo Chan, pero él no cuenta ya que a él lo conoce desde bebés y simplemente tuvieron que estar juntos desde siempre, con Felix fue diferente porque no se conocían desde siempre y hablaron muy bien.

Siguieron a Momo como dos perritos a su dueña. Afortunadamnete Momo siempre parecía tener mas edad, no vieja ni nada parecido, pero sí una joven mayor de edad cuando tenía solo dieciséis años de vida. Lo bueno es que siempre le creen que Felix es su hijo, dándole cumplidos de que se ve muy joven, cosa que ella ignora obviamente porque no le importa hablar con gente, pero pues se topa con algunas personas a veces y sucede.

Llegan a una casa abandonada donde seguramente alguien pasará por ahí, al otro lado, una calle más, hay una fiesta. Jóvenes hormonados sin un lugar de donde hacer sus cositas pues curiosean siempre, ¿no? Y estuvo en lo correcto cuando un chico venía corriendo mientras reía y jalaba de una chica, la cual tambien reía y se besaban no tan inocentemente. Tapó los ojos de Felix solo porque le gustaba verlo quejarse, ya que en realidad no le importa que sepa sobre el sexo a esa edad, igual lo sabrá algún día con todas las cosas que ha visto. A Felix no le sorprendería, creía ella.

Momo llevaba algunas cosas en su abrigo, nada fuera de lo común. Un cuchillo, una navaja, cucharas ya que en realidad son útiles de vez en cuando, y algunos chicles por la hambre de alguno de los niños.

— ¿Qué hacemos aquí? —susurró un, devuelta, temeroso Hyunjin, mientras veía a la pareja seguir con lo suyo tan felices. Felices que dan náuseas, a la japonesa nada más, porque Felix los veía con inocentes ojos y Hyunjin con curiosidad. Momo le daba nauseas porque eran tan felices con tan poco, para ella ser feliz es ilegal y psicopata para muchos... y lo es, pero Momo quiere pelear eso. Ella lucha por felicidad mientras estos se besan y son felices, apretó su mano en su bolsillo logrando que tomará otro objeto de su bolsillo; era una navaja.

Momo fue cautelosamente mientras era seguida por Felix y solo siendo vista por Hyunjin, quien no se movió. La japonesa sintió ese escalofrío recorrerle, esas ganas de tocarse que nunca satisface, unas inmensas, pero realmente inmensas, ganas de gemir o jadear con solo imaginar el acto sangriento cuando acabe con la pareja. Momo pega su frente a una pared de la casa abandonada y suspira silenciosamente. Esta vez Hyunjin y Felix van detrás de ella sin hacer ruido. De momento Momo noqueaba al chico con un ladrillo suelto, haciendo gritar a la chica, pero es atacada por Felix con una piedra grande. Hyunjin siente su corazón siendo detenido pero, a la vez siendo bombeado con vehemencia, ya que está tan acelerado que lo cree parar por segundos. Felix lo toma de la mano y lo lleva suavemente a los dos jóvenes, mientras le susurra que no tenga miedo. Felix sabe cómo es el miedo y quiere que Hyunjin deje de sentirlo, para así sentir la adrenalina que él siente cuando hace algo así con su Mo. Hyunjin se acerca por orden de Momo. Hyunjin no puede dejar que salgan sus lágrimas, pero éstas siguen en sus ojos cada vez más y se desbordan. Momo lo abraza mientras le susurra que eso está bien, que todo está bien, que pronto dejará de darle miedo. Hyunjin se agarra a Momo como un koala mientras sigue llorando, en eso puede sentir el cuerpecito de Felix detrás de él, abrazándolo... Su mamá es la única persona que alguna vez lo abrazó. Todos los demás le exigían ser un asesino, pero Momo y Felix lo apoyan en serlo, lo abrazan, lo besan, lo consuelan, le secan las lágrimas, le susurran que todo está muy bien. Lo que necesitaba.

Cuando lleva dos semanas conviviendo con Momo, ella le dice que estaría feliz si le hiciera a alguien algo así; algo así como cuando Momo clavó un cuchillo en el pecho del chico y extrajo un organo que él no distinguió. Era solo un niño, no podría distinguirlo. Algo así como cuando Felix extrajo un ojo de una chica solo porque Momo tenía curiosidad de cómo se vería un ojo completo en persona. Algo así como cuando Felix mató por su cuenta a un niño que lo lastimó. Momo lo felicitó, hizo una gran cena por lo mismo y le trajo un regalo cuando Felix dijo que lo escondió muy bien y le gustó hacerlo. Hyunjin quiere ser así de felicitado, quiere que lo feliciten por algo que él hizo, así que cuando ya tenía un mes de convivir con Momo, se separó y caminó por las calles, encontrando a una niña de por lo menos cuatro años. Él buscaba específicamente de su edad pero pues se conformó, sigue siendo una persona. Con precauciones de que nadie lo viera la tomó en brazos como pudo y le dijo que lo acompañara, él es un niño inteligente. Hwang sentía su corazón yendo a mil, pero no se detuvo. Tampoco lo hizo cuando sacó una cuchara ya que no pudo tomar un cuchillo y primero la clavó, de manera bruta, en el ojo de la niña. Tapó los gritos cuando con una mano cerró la mandíbula de la niña tan fuerte que le cortó la lengua. Hyunjin tenía miedo, pero Felix le dijo que el miedo se convertirá en otra cosa con el tiempo, así que con el estomago revuelto, el corazón casi saliendo de su pecho, la garganta cerrada, la boca seca y todo lleno de sangre, hizo su cometido que recordará por toda su vida. La pobre niña quedó tan hecha... hecha... hecha una mierda que no se reconocía. Desafortunadamente para la inocente, la cuchara tenía una punta afilada que se clavó tantas veces en su cuerpo, el cual no puede distinguirse mucho.

¡Ding! Hyunjin escucha unos pasos y una voz conocida para él, llamado su nombre. ¡Ding! Momo aparece y lo ve lleno de sangre con la cuchara en su apretado puño mientras respira aceleradamente. ¡Ding! Felix llega y le sonríe tanto que piensa que se le desfiguraría la cara por tan grande sonrisa. ¡Ding! Momo jadea y empieza a sentir esa total sensación de orgullo en su pecho, cosquilleo en su estómago y entrepierna, calidez en su corazón emocionado. ¡Ding! Hyunjin empieza a esperar su reacción y la primera es una Momo partiéndose en risa, mientras avanza hacía él para abrazarlo, haciéndolo reír igual y mucho más cuando Felix llega felicitandolo por confrontar su miedo. ¡Ding! Hyunjin ha cambiado su forma de pensar en tan solo un mes. ¡Ding! A Momo le encanta hacer eso. Muchos más '¡Ding!' se verán, muchos más.

Momo regresa a Hyunjin.

— ¡Mamá! —el pequeño Hwang corre hacía su madre cuando la ve llegar en su auto negro, quien lo recibe con los brazos abiertos— Te extrañé —poco la recordó al estar tanto tiempo metido en los consejos de Momo, pero en serio extrañó a su progenitora— ¡Mira! —se separó mostrando un bonito muñeco se felpa que Momo le regaló— Mo me lo dió cuando cumplí con su orden —explicó abrazando al muñeco, mientras Yeji miraba a Momo interrogativamente.

— Yo también te extrañé, Jinnie. Ve al auto, vamos a ir a casa —Hyunjin hizo lo pedido, mientras Yeji observaba a Momo— Necesito que vengas... No te voy a ofrecer unirte —agregó cuando vio que Momo iba a replicar— Es sobre algo como Hyunjin —Momo sonrió.

— Él ya está bien, te lo puedo asegurar —igual Yeji negó.

— Confío en eso. Es sobre alguien más —Momo entrecerró los ojos. Que sea conocida por Yeji no significa que quiera serlo por más personas con ese tipo de poder. Momo puede tener dinero, pero no lo suficiente y se lo gasta mucho en Felix y en ella, tan pronto como lo tiene— ¿Te gustó hacer eso con Hyunjin? —Momo asintió sin pensar mucho— Pues hay más trabajo como ese —la sangre de Momo parecía hervir, no de enojo, furia o algo parecido, sino de alegría y emoción. ¿Corromper más? Por supuesto— ¿Vienes? —abrió la puerta donde un pequeño Hyunjin esperaba a su madre. Él ya había aceptado no poder ver más a Momo, ella le había explicado que solo le iba a ayudar con su miedo y se tenía que ir. También aceptó que no vería a Felix aunque éste sea su amigo, así que solo abrazaba su peluche y esperaba. Se emocionó cuando Momo y Felix entraron con él y se recargó en Felix feliz.

Momo observó cómo Hyunjin asesinó a un joven que no pagó su deuda con Yeji. Infló su pecho de orgullo cuando Hyunjin solo saltó feliz de su cometido, mientras Yeji miraba a su pequeño hijo solo analizándolo, luego miró a Momo, quien le sonrió.

— ¡Mamá! ¿Lo hice bien? —preguntó como lo había hecho con Momo varias veces. Yeji solo le sonrió y abrazó.

— Lo hiciste muy bien —Momo miró a Felix, el cual estaba abrazado a su torso viendo la misma escena.

Y mientras Hyunjin hace lo que sea con Felix, Yeji llama la atención de Momo y hablan en un lugar más alejado.

— Si sabes que a ninguno de los dos le importa lo que tengamos que decir, ¿no? —Yeji no dice nada mientras se sienta detrás de una mesa. Momo solo está parada esperando cualquier palabra de la mujer.

— Alguien más quiere que hagas lo mismo, la suma es muy grande. Aunque no te importe mucho el dinero, te importa mantener a el niño —dos fajos de dinero fueron puestos en la mesa, eran billetes de valor grande— Es solo la mitad que me dio, ahora es una niña de cinco solamente —Momo sonríe— Te la puedes llevar ahora —apunta a una pequeña que acaba de llegar junto a un hombre— Tiene pavor a la sangre —Momo no la escucha, solo piensa en todo lo que puede lograr que esa niña haga, en cómo ahora teniéndole pavor pasará a manchar sus manos en un futuro, en cómo ella estará a punto de estallar mientras la niña esté gustando de ensangrentar sus manos con alguna persona inocente que encontrarían por ahí— La diferencia es que es en un mes —a Momo no le importa, esa niña en una semana estará adorando la sangre en sus manos asesinas.

Momo se acerca y en cuclillas le pregunta el nombre a la pequeña.

— Son Chaeyoung —bonito nombre para una asesina, bonito apellido para una sucesora de algún negocio de poder. Para Momo, ese nombre ya será otro trabajo bien hecho.

— Mantenlo premiado. Recuerda que si no le encuentra razón pues lo dejará. Si le regalas cosas, pronto será normal para él y lo hará sin recibir nada... Haz que sea una obsesión —aconsejó llevando en brazos a la niña y a Felix de la mano.

Desde eso Momo pudo subir un escalón más en reconocimiento, desde que regresó a una Chaeyoung divertida por tener sangre recorriendo sus manos fue otro niño. Lee Minho, ocho años, el cual logró descuartizar a más de cinco personas en tres meses y medio. Otro escalón. Kim Yongsun, cuatro años, y estaba fascinada de tocar órganos porque parecían juguetes para ella después de que Momo la dejara. Otro escalón. Kim Dahyun, cinco años, tiene una sonrisa encantadora e inocente, pero esconde una pequeña obsesión por los ojos y lengua de las personas. Otro escalón. Park Jimin, nueve años, el más grande que tuvo, le encantaban las armas blancas cuando regresó a su madre.
Otro escalón. Otro escalón. Otro escalón.
Hasta que Momo cumplía sus diecisiete años, Felix tenía muchos amigos repartidos por diferentes ciudades y le encantaba visitarlos de vez en cuando.

Momo no podía estar más orgullosa y fascinada por jugar con las pequeñas e inocentes mentes, jugar con lo que es bueno o malo para ellos, jugar con cómo piensan y estudiarlos para manipular a su antojo. Su nueva obsesión era verlos llenos de suciedad después de estar tan limpios toda la vida, verlos tan corrompidos después de verlos tan sanos, verlos manchados hasta el alma después de estar sin ninguna mancha. Su nueva adicción que hace sentir su corazón saltar con emoción y alegría, que la hacía carcajear hasta no tener aire en sus pulmones. Esa adicción que la hace sentir algo nuevo. Cada pregunta que llega a su mente y cada respuesta que recibe. ¿Cómo se sentirá ser violada? Esa pregunta Momo de quince años se la había preguntado a sí misma y pasó. ¿Cómo se sentirá retorcer el cuello de un niño? Momo recibió respuesta matando a la primera persona en su vida. ¿Cómo se sentirá tocar un corazón directamente? Momo atacó el pecho de un joven y sacó su corazón para admirar lo bien que se veía. ¿Era cierto el que alguien puede durar sin respirar cinco minutos? Momo dice que no, por lo menos hasta que pierde la conciencia. ¿Cómo huele un muerto? Momo lo sabe a la perfección. ¿Cómo se ve un ser inocente? Momo ha visto muchos, hasta que ella misma los corrompe. Momo tiene una pregunta, Momo busca la respuesta.

¿Cómo se siente el amor? Momo quiere saberlo y, ¿qué pasa cuando Momo quiere algo? Se lo consigue a sí misma, pero esta vez no puede conseguirlo así como así. No puede conseguirlo como matar a alguien, ni puede como descuartizar a una persona, no puede como sacar los órganos de una personas. Pero el destino le cumple todo a Momo.

Felix siempre pensó en cómo sería tener un papá y una mamá, ya tiene una hermosa mama que lo protege, pero nunca ha sentido qué es tener un papá. Momo dice que ella es su madre y no hay nadie más, nadie mas y allí acaba. Felix se desinteresa cuando de verdad entiende que no lo tendrá y ya.

Ahora Momo tiene otro trabajo. Akira Myoui conoció a Yeji hace años. Según Hwang, él no tenía hijos, por lo mismo se sorprendió cuando llegó con una adolescente de por lo menos quince años, mirando todo con ojos curiosos. Se sorprendió más cuando dijo que quería que Hirai la integrara porque su hija sería la asesina de la familia. Akira ya tenia sucesor, pero necesitaba alguien de confianza que fuera el que se ensucia las manos. Su hija, la cual había negado desde años, sería perfecta mientras se adapte a la vida que ahora le toca. Myoui Mina perdió a su madre cuando tenía doce y quedó en manos de su tía, que casualmente desapareció. Luego conoció a su padre, la llevó a su mansión donde ella miraba todo con curiosidad y se extrañaba porque todos eran tan... peculiares, hablando de cosas que a ella la perturban, pero son tan sutiles que ella no entiende mucho y mejor lo deja pasar. Mina todavía no sabe que se integró en personas de gran poder y ella sería una gran trabajadora. Mina siempre está cerca de su padre, nunca lo deja porque cree fielmente que él la protegerá de todo. Akira sólo la quiere como un perro y ya. Yeji niega que Momo lo haga, conoce a Momo y ésta aceptará, pero ya no trabajaría con un niño pequeño, sino con una adolescente con creencias diferentes, con gustos ya determinados. Akira le insiste tanto que prefiere ir por Momo y ahí es la primera vez que Momo se maravilla tanto con alguien. Es la primera vez que el corazón de Momo la hace sonreír al instante por alguien, ni siquiera con su pequeño bonito fue que sintió tal emoción. Mina la mira con curiosidad y más cuando su padre le dice que se quedará con ella un tiempo. Mina a fuerzas sale de la habitación, mientras Akira habla con Momo.

— ¿Cuánto tiempo sería? —Momo piensa. No tardaría más de cuatro meses, pero divertirse un rato es tan tentador que responde con más.

— Un año —Akira solo se sorprende y niega, ha escuchado que la japonesa adapta a los niños en solo de uno a tres meses, no pensó que duraría tanto— Usted es idiota —y cuando Akira iba a pelear, Momo continúa con una sonrisa— Tratar con la mente inocente, pura y manipulable de un niño no es igual que una adolescente de mi edad. ¿Usted piensa que yo podría cambiar si alguien me lo enseña? —Akira piensa y luego niega con duda, no conoce tanto a la japonesa pero ha escuchado de ella— Claro que no. La mente de una joven es más difícil porque es adaptarla poco a poco, porque funciona mejor que vea que los de su alrededor hacerlo para que empiece a hacerlo, pero no abruptamente para no asustarla como a un niño que busca refugio. Un niño busca refugio y se le da, una joven buscará escapar y nosotros no la encontraremos, y si lo hacemos, estará tan rota que preferiría la muerte —Akira no tiene argumentos para dar y entonces solo da el dinero suficiente. Yeji manda a que lleven a Momo, Mina y Felix a su casa, o lo que Momo ahora tendrá casa. Momo todavía vivía en las calles porque creía innecesario vivir de en casa en casa, porque sería cansado. Felix está emocionado de tener una habitación para sí mismo. Momo está curiosa por ver desarrollar una mente nueva. Mina está desconcertada por estar en otro lugar sin protección más que la de una adolescente casi de su edad. Llegan a una casa bastante grande para los tres, moderna, casual para cualquiera.

Momo piensa, toda la noche lo hace mientras Mina duerme en su correspondiente habitación y Felix duerme en una más pequeña para él. Para la japonesa nunca fue tan emocionante hacer algo como esto, ver cambiar la mente tan hermosa que tendría la adolescente y cambiarla por una asesina sin piedad. No es lo mismo que con niños, claro que no. Momo hace una lista mentalmente. Momo no duerme y en cambio sale de su habitación para entrar como un gato cauteloso a la habitación de Mina. La ve dormir tan hermosa, que no se resiste en quedarse sentada en cuclillas al lado de la cama para verla. Calmada, inocente, indefensa, relajada. Eso se le viene a la mente. Mina parece confiar en su padre fácilmente y entonces también en la gente que la protegería. Mina quiere ser protegida, eso es lo que nota Momo fácilmente. Momo no detiene su tentación y saca de un cajón un trapo que colocó por si no se resistía. No se resiste en ponerlo, tapando la respiración limpia de Mina y que cayera inconsciente, realmente sin poder despertar en por lo menos lo que dura el efecto (cinco horas) y más el sueño de la joven. Tampoco se resiste en subirse a la cama y colocarse arriba de la joven para mirarla de mucho más cerca. Y mucho menos se resiste en moverse frotándose con el muslo de la joven para luego soltar lo que se ha resistido desde hace mucho. Nunca ha podido liberar nada de cuando existe esa emoción en cada asesinato, porque su pequeño bonito estaba presente. Ahora lo haría con la hermosa chica que la hipnotiza totalmente. Mina solo puedo removerse sin despertar, eso hace que alce ambas rodillas y que un muslo choque directamente con las piernas abiertas de Momo, justo en su centro cubierto por solo bragas, ya que al salir de su habitación eso tenía junto a una blusa holgada que taparía hasta sus muslos. Momo gimió libremente por el contacto y pasaba sus manos por las piernas de Mina, solo explorando. No violaría exactamente a Mina, solo tocaría un poco, eso era su mentalidad.

Momo quitó por completo la cobija para ver todo el cuerpo de la menor, mientras éste estaba semidesnudo, unos boxers y un top pequeño. La mayor solo pudo mirar y tocar el abdomen hasta que bajó a el bóxer, notando un bulto oculto en la tela. Sólo miró un rato a la menor, para luego quitár el top delicadamente y ver el par de pechos, no tan grandes por la edad, pero fascinantes para Momo. Momo siguió tocando más para luego ir a al elástico del bóxer, tentó un poco y luego jaló lentamente descubriendo la anatomía completa de la menor, el miembro de la menor que para Momo solo fue más interesante y hasta encantador. Momo tocó su propio pecho sintiéndo su órgano latente, bombeaba tan rápido que aceleró su respiración, sintió cosquillas en su centro y estomago que la hicieron soltar una risita baja. Momo tocó libremente, sintiendo el cuerpo de la inocente actuar, el miembro se despertaba por las caricias que el cuerpo sentía. Mina se removía y quejaba un poco, pero no podía despertar. Momo tomó una bocanada de aire para luego simplemente apartar su propia ropa interior y llevar su mano hasta su centro, separando sus labios vaginales para tocar directamente su entrada ya húmeda, con su otra mano tocó libremente el miembro de la menor, tocó acariciando como creía que podía despertarlo y emocionarlo totalmente, y funcionó. Mina estaba totalmente excitada aún dormida, soltaba quejidos y algunos murmullos inentendibles. Momo solo se deleitaba por sus dedos acariciando su clitoris y por ver el miembro despierto, listo para actuar y así como no pensó en tocar a la menor, tampoco pensó en levantarse un poco y directamente alinearse con el miembro. El pensamiento de no violarla se fue de su mente, ahora venía el de saciarse. No lo introdujo exactamente tan pronto, gimió y se frotó contra él, pasó la dureza por sus pliegues y por su sensible clitoris, para luego llegar a su entrada, donde solo presionó un poco, ocasionandose un gemido cuando sintió un cosquilleo en su parte baja. Entonces introdujo el glande despacio mientras Mina soltaba un quejido. Momo no resistió el largo gemido por solo eso. Dolía, sí que lo hacía, pero no tanto por cómo lo manejaba y por la imagen que veía. Solo jadeaba mientras lo introducía mucho más, y cuando llegó a la mitad se preguntó: ¿Cómo se sentirá si fuera introducido por completo de una? Ella es Hirai Momo. Si le dolía, pues estaba bien. Si le gustaba, pues que bien. Si no causaba nada, pues bien. Sin pensarlo mucho, dio un sentón, ocasionando su boca abierta, soltando un casi grito mientras arañó un poco el abdomen de la menor, la cual también dio una queja un poco alta, tanto por los rasguños como por su pene apretado por pura calidez. Se sentía tan caliente para ambas, aunque una no esté consciente de lo que pasa realmente. Momo no esperó a que el dolor pasara tanto, solo unos segundos y saltó sacando casi todo y luego metiendo todo. Una, dos, tres, y muchas más. En cada sentón soltaba un gemido o jadeo, su espalda se arqueaba mientras Mina soltaba uno que otro gemido bajito y soltaba aire en forma de jadeo.

Momo no paró, no cuando sintió una presión grande en su parte baja, no cuando estalló en casi un grito y su orgasmo dejó salir toda su excitación, o solo una poca. Paró un poco cuando sintió que Mina estallaba igual dentro de ella, siguió por poco para cuando dejó de sentir que el miembro expulsaba ese líquido viscoso y caliente dentro de ella. Cuando acabó el orgasmo de ambas, Momo no dejó que el miembro saliera de ella. Lo acomodó para luego acostarse encima de la menor mientras se acercaba a la cara de Mina, la observó con ojos dilatados y obscuros, entreabrió los labios y respiró su aroma. Tenía un aroma adictivo, no tan suave, pero tampoco fuerte, sino uno bastante bueno que a Momo le gustaría dejar en su piel. Su piel impregnada en la suya. Después de minutos, alzó sus caderas sacando el miembro semierecto de ella y se sentó en el estomago de la menor. Gimió por el vacío que sentía y por los fluidos que salían de su interior, el liquido de Mina la había llenado al no dejar que casi nada se desbordara de dentro de ella por lo tanto ahora sí se desbordaba. Momo miró con la respiracion acelerada su propio centro, goteaba sus propios fluidos como los de Mina y la vista para ella solo le encantó. Momo alzó la mirada, viendo la relajada expresión de la menor, totalmente inconsciente de lo que pasó, tan tranquila que Momo no se resistió en tomar ambos pómulos y enderezó su cabeza para dejarla de frente. Momo miró y delineó cada parte de su rostro, lo tocó con sus dedos mientras se acercaba cada vez más, y cuando estuvo rozando sus labios se inclinó lo suficiente y besó los labios de la menor, presionando en un beso casi inocente sintiendo que su cuerpo estallaba en una ola de calidez al sentirse tan bien ahí. Momo sin saber, tiene una nueva obsesión.

......................................................................

Para Momo es fácil hacer un plan sin ningún tipo de cosa física. Solo tenía que mentalizarlo y quedaba grabado en su mente. Recordaba cada pedazo, cada dato y el por qué de hacerlo. Recordaba cada cosa de sus planes con niños, de cómo quitarles miedos y darles fascinaciones. Ella no necesitaba de nada para hacer, aunque ahora el plan es mucho más grande. Será un plan que durará un año o menos. Momo anotó mentalmente lo primero. Tendría que adaptarse a Mina para que esta vaya cambiando junto a ella.

Y eso iba a hacer.

Salió temprano con sueño por no dormir nada y regresó antes de que Felix despertara pero Mina ya estaba en el comedor sentada pensativa, mirando a la nada mientras no se movía para nada. Momo sonrió mientras su presencia era notada por la menor. Momo entró libremente a la cocina con varias bolsas. Que la casa esté bien, no significa que la alacena o el refrigerador estén llenos.

— Buenos días, Mina —saludó dejando las bolsas en la mesa, casi delante de la menor. Sacaba algunas cosas para luego abrir el refrigerador y acomodarlas.

— Buenos días, eee... ¿Momo? —la mayor asintió pensando que su nombre nunca sonó mejor que con la voz de Mina. Momo paró su acomodado cuando un gruñido se escuchó entre el silencio. Sonrió y volteó hacía la menor avergonzada tocando su estomago— Perdón —se disculpó tímidamente.

— Nada de perdón, ya iba a empezar a cocinar —avisó, y no era tan cierto porque mayormente cocina cuando Felix está al lado de ella y pocas veces, porque comen mayormente comida de restaurantes baratos, pero bueno— Ayer llegamos y no había nada para hacer comida, ni siquiera Felix cenó, así que es normal que tengas hambre —la tranquilizó— Por eso salí toda la noche, compré varias cosas y vagué por ahí —eso llamó la atención de Mina.

— ¿No dormiste? —preguntó jugando con sus manos.

— Casi nunca duermo de noche, me gusta salir. AFelix también le gusta la noche —informó dejando solo un dos atunes y algunos huevos junto a aceite y sal, lo demás metió en el refrigerador, en cajones o en la alacena— ¿Te gusta el huevo junto a atún? —Mina asintió mirando pacientemente.

— ¿No estuviste en toda la noche? —preguntó mirándola curiosa.

— No, solo esperé que Felix durmiera y me fui... ¿Pasó algo? —Mina negó de inmediato. Después de todo, tal vez los rasguños tienen que ver con que se rascó un poco fuerte mientras dormía, tampoco creía que Momo entrara a su habitación sin siquiera conocerse bien, y también, ¿porqué Momo la rasguñaría?

Momo sonrió.

— ¿Felix es... tu hermano? —después de un rato, preguntó la menor.

— No, es mi hijo —Mina casi se atraganta con su saliva. Momo rió por eso— No biológicamente —calmó mientras abría la lata de atún. Se estaba adaptando a Mina tan fácil que se sorprendía por eso— Los dos estábamos en las calles y Yeji, la amiga de tu padre, fue la que me ayudó mucho. Solo tengo diecisiete, y él unos siete —explicó mientras Mina asentía. Momo terminó la comida sirviéndole a una Mina hambrienta que con un poco de timidez empezó a comer— Iré a despertar a Felix —y en minutos un pequeño se paseaba por ahí hasta llegar al comedor, donde saludó feliz a lo que consideraría nueva amiga, igual que los demás pero con más edad.

Mina queda cercana con Felix, el cual le habla de lo tanto que ama armar rompecabezas, buscar piezas hasta colocarlas exactamente perfectas, acomodar todo de algo para formar algo hermoso. A Momo también le gusta, pero con niños, acomodar toda su mente para formar algo hermoso, una mente sucia. Mina cree que los rompecabezas son lindos y juega con Felix, mientras éste le habla sobre muchos que ha tenido.

— ¿Cuál fue tu primera muerte? —pero una pregunta tan inesperada y sacada de tema salió de la boca de Felix sonriente. Mina cree que escuchó mal, que se refería a otra cosa o algo parecido pero el niño vuelve a hacer la pregunta pensando inocentemente que Mina no lo escuchó— ... ¿Cuál fue tu primera muerte? —Momo interviene.

— Felix, mira, hay una televisión —Felix se emociona y olvida lo que dijo mientras corre al sofá para que Momo ponga alguna caricatura— Lo siento, Mina. Él en las calles vio cosas que no debió... si sabes a lo que me refiero —habló con tranquilidad que Mina se forzó a hablar con la misma para no parecer asustada y adaptándose a el ambiente feliz y tranquilo... sin saber que eso es lo que Momo buscaba.

— Oh... Está bien —Momo le sonrió mientras la invitaba a ver la televisión igual. Mina acepta por no ser descortés y también por no tener mucho qué hacer.

Semanas pasan y una amistad se descubre entre ambas y Felix, ambas se preocupaban por él y lo cuidaban. Momo salía en las noches a veces para volver y solo observar el rostro perfecto de Mina mientras duerme o a veces solo por ir a divertirse con alguien. El concepto divertirse es referente a muerte. Momo controla bastante los comentarios e interrumpe algunos de Felix que revelarían mucho sobre ellos. Mina solo piensa que Momo es muy amable en aceptarla mientras su padre hace negocios, que decide ayudarla mucho en labores. Pasa el tiempo con ella y cumplen dos meses con ambas siendo cercanas. Momo solo espera siempre para decir comentarios que para muchos serían raros, pero para Mina se están convirtiendo en comunes. Momo la adapta tan bien como se espera.

Primero su plan de adaptarse a Mina, juega con sus pensamientos y luego van subiendo. Es como cuando ayudas a un pequeño a subir unas escaleras; bajas por él y van subiendo poco a poco ambos, elevándose poco a poco juntos, con comentarios alentadores de 'Vas bien' 'Falta poco' 'Vamos, no es difícil' 'Lo lograrás', pero en cambio en al situación real, son comentarios que el pequeño Felix suelta y Momo trata de amoldar para que sean suaves para Mina.

— Los ojos de las personas son como dos canicas pegajosas —unos de los comentarios que Mina ya está un poco más acostumbrada. Felix los dice con una gran sonrisa que es fácil sonreírle igual, no prestándole atención al comentario. Mina sonríe al verlo tan feliz y sigue comiendo de su hamburguesa que Momo había pedido para ella al no tener ganas de cocinar— La lengua es tan resbaladiza. ¿Haz tocado una, Minari? —Mina niega sin perturbarle como lo hubiera hecho hace exactamente tres meses— Deberías algún día. A Yongsunnie y Dahyunnie le gustaban mucho —a eso Mina frunce el ceño confundida y Momo le sonríe.

— Se refiere a sus peluches —le susurra para que Felix no la corrija. Mina vuelve a sonreír mientras come de nuevo y al curiodad le pica. ¿Cómo se sentirá una lengua en sus manos? Niega por al pregunta que su mente curiosa hace. Momo nota eso y se pregunta qué pasara por la mente inocente de la menor, pero no pregunta y mejor sonríe.

— Espero poder verlas después —menciona mientras come de su propia hamburguesa y Momo limpia su boca con una toallita al mancharse con kétchup, la salsa de tomate que Mina come mucho y a Felix le gustó mucho— También a Hyunjinnie.

— Él sí fue un amigo, el primero de Felix —explica Momo mientras también prueba un bocado pero en igual de comprarse una, come de la misma que Mina. Eso Mina lo ha notado desde siempre, a Momo le gustan comer del mismo plato o de la misma pieza que ella, y la deja porque parece ser tan normal para Momo que prefiere compartirla y dejar ser feliz a la mayor— Hyunjin también fue como un hijo para mí, y es hijo de Yeji —Felix sonrió cuando nombraron a ambos. Se nota que Yeji se volvió como una tipo amiga de ambos al convivir varias veces, aunque no tienen establecida una amistad en realidad, pero pues cerca.

— Hyunjin fue unos de mis primero amigos, la primera fue Mo, la que ahora es algo más —Mina lo miró curiosa— A él le daba miedo la sangre pero Mo y yo le ayudamos, ¿verdad, Mo? —Momo asintió complaciendo al pequeño.

— Hyunjin tenía una fobia con ella, no podía ver ni la de sí mismo —volvió a mentir hacía Mina, la cual asintió comprendiendo y pensando, ¿cómo se sentirá al sangre en sus dedos?

— Oh. Se siente viscosa y a veces asquerosa, pero luego te gusta —Felix la sorprendió al contestarle. Ella lo había dicho en voz alta sorprendiendo a Momo por su pensamiento, pero sonrió cálidamente, calmándola. Mina estaba confundida consigo misma por su cabeza curiosa. ¿Pero cómo se sentirá en sus propios dedos?

— Tendrás que averiguarlo —Momo le responde sorprendiendo a Mina, quien parecía hoy tener filtro dañado o estaba tan distraída que soltaba sus pensamientos— Murmuras cosas interesantes, Minari —comentó Momo mientras Mina solo tosió un poco y tomó la hamburguesa para acabarsela al quedar tan poca. Momo sacó otra de la bolsa y Mina se preguntaba, ¿por qué Momo no comió de esa? A veces gestos o actos de Momo la confunden enormemente, la manera en que la mira a ratos, la forma que toma su mano sutilmente, la forma que tiene de tocarla hace que cosquillee la zona que tocó, es tan... peculiar. Mina a veces piensa que Momo le coquetea, pero luego niega porque piensa que es solo la forma de ser de su amiga. No sabe confirmarlo porque Momo no habla con nadie más que con ella, Felix y pocas veces con Yeji. No creía que le coquetearía a Yeji siendo una mujer mayor y casada. Momo no parecía querer coquetear con nadie más que con ella, si es que eso es coqueteo— Vamos a salir esta noche Felix y yo —anunció— Tenemos que ir a aún lugar privado, pero pues puedes salir a pasear por ahí mientras te protejas, ¿bien? —Mina asintió, estaba consiente de las salidas nocturnas a solas de, al parecer, madre e hijo.

Esa noche cambiaría el total pensamiento de Mina. Ensuciaría su mente sin darse cuenta.

Mina salió como le dijo Momo, caminó con una pequeña navaja por si las dudas de asustar a alguien que quiera hacerle daño. Vagaba en pensamientos mientras jugaba con el objeto afilado en el bolsillo de su suéter. Buscaba qué hacer exactamente. Desde que quedó con Momo, no le importó su padre, no le importó que éste no la visitara ni llamara o algo, no le importó simplemente. Solo le importaba Felix y Momo, de alguna manera eran su prioridad en tan poco tiempo. Mina vagaba tanto que no escuchó los pasos obscuros que venían tras de ella, no escuchó cuando estaban justo detrás de ella. Solo puso atención cuando unos brazos la tomaron de hombros y la metieron a un callejón. Gritó mientras intentaba zafarse pero le inmovilizaron las piernas, mientras la recostaban en el suelo, unas caderas se colocaron en sus piernas abiertas. Mina no dudó en meter sus manos en su bolsillo y sacar la navaja. No dudó para nada en atascar en el cuello del hombre la navaja entera y la removió, cortandole la garganta. Se alejó de él mientras estabilizaba su respiración y acelerado corazón. Solo hasta unos minutos miró sus manos con manchas y gotas de sangre. Mina miró todo, observó al hombre tocando su garganta pero sin moverse, el cómo no respiraba y ella apenas controlaba su respiración acelerada. Mina observó. El hombre no respiraba. No respiraba. Hay sangre. Mucha sangre. Un cadáver. Un... bonito cadaver. Mina tuvo una necesidad. Apretó el puño sintiendo viscosidad en sus dedos y palmas.

— Así se siente... Se siente viscosa... y a veces asquerosa... pero luego te gusta —recordó al pequeño Felix mientras susurraba la frase una y otra vez sintiendo lo asqueroso que es en sus puños— A veces asquerosa... pero luego te gusta... —pensó un rato— ¡Pero luego te gusta! —se acercó casi corriendo al cadáver y tomó la cabeza con toda sus fuerzas queriendo apartarla del cuello fallando pero abriendo más el cuello, donde sangre cayó. Mina no dudó poner sus manos en el caliente y húmedo cuello lleno de sangre— A veces asquerosa... pero luego te gusta —repitió riendo un poco. Fue asqueroso al principio, fue tan gustoso al tiempo que tomó la navaja ahora manchada de rojo, atascó directamente al estómago donde cortó y abrió para extraer la roja y caliente sangre— Te gusta —se dijo a sí misma mientras tomaba en sus manos más de la espesa sangre y la llevaba a su rostro. No dejó que tocara su rostro pero dejó que estuviera cerca, lo bastante como para oler ese exquisito aroma para ella y recordó otro comentario de Felix, cuando éste le comentó mientras armaban un rompecabezas de leones juntos— La sangre huele a algo sin poder describir, parecido a hierro, es muy bueno —susurró acercando su rostro al estomago abierto, donde claramente se notaban algunas cosas más que sangre, pero poco le importó a Mina. Solo tomó algunas de esas cosas, tripas llenas de sangre roja fueron las que tomó y pasó sutilmente su nariz cerca para oler ese exquisito aroma tan... tan obsesivo para ella.

Tomó más y más entre sus manos, que eran como un cuenco para ella en el cual estaba sangre, la cual llevaba a su rostro y la olía, llenaba sus pulmones de aire al aspirar ese aroma tan adictivo. Ese color que se volvió su favorito cuando manchó sus manos, ese sentimiento que llenó su estómago y pecho cuando terminó la noche y empezaba a verse menos obscuro. Mina tomó su navaja y dejó todo allí para correr a casa con el corazón a mil. No pensó mucho para entrar de repente e ir a la cocina para limpiarse en el lavamanos que ésta tenía. Se limpió las manos y se quitó su sueter, el cual estaba manchado y lo dobló para que no se viera lo manchado mientras lo dejaba en la mesa. Talló sus manos como si éstas tuvieran algo radioactivo y peligroso. En momentos hasta las rasguñó por la desesperación de que nadie pudiera ver y suponer lo que hizo en ese callejón.

— ¿Mina? —saltó en su lugar y soltó un pequeño chillido mientras más rápido limpiaba y también talló su cara por sí acaso.

— Momo, estaba distraída, perdona —explicó riendo mientras se volteaba y tomaba su suéter en manos. Momo sonrió y se acercó por un vaso de agua— ¿Acaban de llegar?

— Síp. Acabo de acostar a Felix y escuché a alguien entrar, me alarmé pero luego te vi aquí. ¿Pasó algo para que estuvieras tan alterada? —preguntó preocupaba, pero Mina negó con una sonrisa.

— Solo corrí un poco y pues creo que así vine —rió junto a Momo, quien paró de reir en unos segundos y se puso seria mientras Mina tragaba en seco.

— Dime la verdad, Mina —demandó Momo mientras Mina reía y trataba de distraer con algo a Momo. Momo se acercó parándose justo en frente de ella— ¿Estás saliendo con alguien? —cuestionó mientras Mina se sorprendía y luego negaba nerviosa; no pensaba que Momo creyera eso.

— Claro que no, Momo. Salí y vine corriendo por un perro que me persiguió hace unas calles, solo eso —Mina pensó que no fue creíble porque Momo no cambiaba su expresión.

— Que bien —comentó mostrando una sonrisa grande— Porque quiero hacer algo, Mina —sin pensar, colocó sus manos en la nuca de Mina y la atrajo hacía su rostro donde chocó sus labios con los de ella. Mina, un poco desorientada, colocó sus manos en la cintura de Momo por impulso y siguió el beso, siguiéndole el ritmo a Momo. Tan adictivo para ambas, ambos pares de labios moviéndose en un ritmo casi hipnotizante donde ambas sienten las mismas sensaciones; pecho cosquilloso, estómago revuelto y pesado por el deseo, corazón emocionado y mente solo deseosa por más de lo que tiene ahora. Dos jóvenes enamoradas, obsesionadas, deseosas, y más están ahí... besándose, acariciandose y obsesionandose con la otra, con solo el toque de labios sensacional. Dos jóvenes rotas y sucias que han sido corrompidas por el lado cruel del mundo, siendo maldecidas o bendecidas por las sensaciones que se desarrollaron al crecer en lugares no sanos, en lugares crueles, en lugares espantosos para cualquiera. Pero ya no para ellas. El juego mental que Mina tuvo que resolver, el mismo juego que Momo le impuso.

Momo sabía, sabía lo que Mina había hecho, por nada más ni nada menos que ella aconsejó a ese hombre y le dijo que una chica que ella odiaba pasaría por ahí a un día y hora en específica, que le hiciera lo que quisiera con tal de que sufra. Momo sabía que Mina tendría una navaja, ya que ella misma le dijo que llevara una siempre. Momo observó cómo Mina lo asesinó y abrió para olerlo como un perro a su hueso. Observó con unas inmensas ganas de ir y ayudarle, mientras la folla, a remover las tripas del hombre. Momo había ido por si acaso Mina no se defendía, pero lo hizo, y a Momo le encantó el cómo, porque no solo se defendió, sino que lo disfrutó, observó lo hipnotizada que Mina estaba con la sangre y el cuerpo muerto.

Ambas se separaron juntando ambas frentes contra la otra mientras respiraban aceleradamente, ocasionando que la respiración de la otra chocara contra los labios ajenos. No podía haber sensación igual.

— ¿Vamos a dormir? —fue lo que Mina preguntó con sus ojos cerrándose. Momo quería hacer otra cosa más que dormir, pero al ver lo cansada que Mina estaba la compadeció y asintió sonriendole.

Aunque a media noche Mina se alarmó por alguien destapandola y acostándose con ella. Se alarmó porque estaba en solo boxers, pero al parecer a Momo poco le importó y la abrazó mientras lograba que Mina la rodeara también con sus brazos. Todo era tan bien, Momo lo sentía bien, Mina lo sentía bien, e incluso Felix sentía bien estar con ambas. Así qué, ¿por qué no juntarse ambas? Cuando amas a alguien estas ahí para él/ella, le das lo mejor de ti, le dices que es bonita o bonito, le enseñas que es importante, le dices que lo amas todos los días, envías cosas bonitas a su puerta, le invitas algo delicioso. Pero cuando estás obsesionado, no puedes dejar de verlo para que no se vaya, no dejas que nadie lo toque a menos que sea de suma confianza, lo tocas tan posesiva que sentirá escalofríos. ¿Y cuando esa persona te corresponde un amor? Te contesta tus 'Te amo' con otro, te invita algunas cosas igual, te agradece por dar lo mejor de ti y da lo mejor de sí mismo, te enseña que eres importante. Pero ¿cuándo alguien te corresponde una obsesión? Cuando te toca no sientes escalofríos y si lo haces es de gusto, son tan posesivos con ambos que ninguno tiene otras personas en su vida y si las hay son pocas y desinteresadas en ellos/ellas, no pueden parar de verse porque están tan obsesionados que a su obsesión la creen tan hermosa, bonita, irreal, tan fuera del mundo que es casi imposible tenerla.

Por eso mismo Mina se alarmó tanto cuando Momo la descubrió; ella ya había salido varias veces en la noche haciendo lo mismo, a veces ni mataba realmente, los dejaba heridos con desangramiento para poder ver, oler y/o tocar el líquido caliente y viscoso. Igual luego las personas morían por no ser atendidas. Mina estaba feliz con ello. Lo hizo muchísimas veces, cada semana había una nueva muerte y lo bueno era que se resistía ya que quería hacerlo diario pero tampoco quería que Momo sospechara de ella por algo. Y fue una noche la que Momo eligió para pasar por justo donde Mina había apartado la cabeza de una mujer junto a sus otras extremidades. Esta vez Mina bañada en sangre fue tentación al deseo de Momo y se acercó mientras Mina reía un poco y seguía con lo suyo, murmurando cosas que no entendía y tampoco le interesaba. Mina paró en seco cuando sintió una gran presencia detrás de ella y miró lentamente hacía atrás, parando todo lo que la hacía feliz. Grande sorpresa cuando no fue una autoridad u otra persona caminante de la noche, sino la misma Momo mirándola inexpresivamente sin reacción alguna.

— ¿M-Momo? —se puso totalmente recta mientras saltaba parándose, quedando a la altura de la mayor— Y-Yo... —no encontraba cómo explicarlo y sentía el corazón en la garganta, su pecho saltaba que lo creía exagerado y no podía dejar de boquear mientras miraba de Momo, a sus manos y a la chica muerta, una y otra vez, siendo incapaz de controlar sus pensamientos todos revueltos. Momo solo trataba de controlarse a sí misma de no saltar hacía Mina, para que allí mismo la tome y la folle como debería desde hace mucho; la exquisita imagen de Mina con manos manchadas de un líquido rojo obscuro caliente que se sentiría tan bien en su piel. Mina no se había dado cuenta que su cara estaba manchada por descuidadamente pasar sus manos por su nariz al aspirar el aroma que le encantaba, por lo tanto, sus manos no eran lo único con suciedad. Su cara, la parte de la boca y nariz tenía manchas tanto por salpicar como por tocar descuidadamente su piel del rostro, su parte de ojos y frente solo tenían gotas salpicadas que la hacían ver exquisitamente bien para los ojos de Momo, quien la veía solamente sin tener reacción, haciendo que los pensamientos de Mina se revuelvan mucho más y su agonía por que su más preciada persona la dejara, ella no permitiría que su amor, su obsesión, su más grande deseo se aparte de ella.

— Acompáñame, Mina... No digas nada —Mina boqueó otro rato, pero cuando miró que Momo se marchaba, la siguió tratando de ordenar su mente revuelta aprovechando el silencio. Y en nada de tiempo llegaron a casa, donde Momo no esperó para tomar el cuello de la camisa para estamparla hacía ella, ya había soportado mucho con el regreso a casa necesario, ya que no quería dejar alguna pista en la escena tan... extravagante que Mina dejó. Mina estaba tan desconcertada que no reaccionó y obligó inconscientemente a Momo a separarse — Bésame, Mina... Hazlo, mi amor —el apodo solo confundió a Mina y también creaba sensaciones en ella que no creía poder describirlas— Tomame por favor, ahora hazlo —provocó, mirándola directamente, esperando pacientemente (no tan paciente) a la respuesta que Mina le diera. Mina sin esperar mucho la besó, estampó sus labios con los de Momo en un beso hambriento, si esa era su disculpa por todo, pues que así sea. Si eso era lo que pedía Momo para que se quedase, pues que así sea. Si Momo se entregaría a ella, pues que así sea. Que sea todo lo que Momo quiera en ese momento, porque Mina estaba dispuesta a suicidarse si Momo lo quiere así. Estaba dispuesta a todo, menos que la abandonase como todos... Pobre y pura mente con desgracias, tan linda e inocente que era, y ahora tan dañada que solo no quiere que la abandonen, no quiere quedarse sola sin su preciado ser, no quiere que la abandone como su madre, o como su tía, o como su padre... Una mente dañada solo podía hacer una mente más manipulable, mas manejable para Momo, que se podía jugar tanto y romperla, pero Momo solo quería jugar con ella para que la ame, para que quede pegada a ella para siempre hasta la muerte de ambas, para manipularla y que se quede junto a ella.

Momo, sin importar el líquido manchando las manos de Mina, guió las manos de la menor hacía su cintura, donde ordenó silenciosamente que apretara a su antojo. Tampoco le importó que su labios tuvieran sangre ajena, solo los lamió, mordió y restregó hacía los de ella. No supieron ni cómo entraron a la habitación más cercana, la cual afortunadamente no era la de Felix, el cual dormía plácidamente inconsciente de lo que sea que pase a su alrededor por su sueño pesado. Cerraron la puerta a tropezones y mientras Mina se dejaba guiar completamente por Momo, toda la mente de la menor le gritaba que dejara que Momo llevara todo, que consumiera lo que sea de ella por hacer algo tan sucio a sus espaldas, algo ilegal en todo sentido. Su mente no entendía que Momo también lo hacía hace mucho más tiempo que ella, pero no entendía porque no se lo decían directamente y apenas indirectamente. Momo complacida aprovechaba la sumisión de la menor para acomodarla a su gusto, dejándola sentada en la cama mientras ella se acomodaba en sus piernas para restregar su trasero en al entrepierna de la menor, provocandola como nunca antes. Aún cuando ya probó a la menor, ella quería que Mina consciente la tomara de caderas y estampara las propias contra sus glúteos hasta que ardiera, que penetrara tanto su centro como su alma al entregarse a ella con ferocidad. Iba a provocar a Mina hasta que se descontrole y la folle tan duro que no sentirá la piernas al día siguiente, tan fuerte que sentirá dolor a cada paso que dé, sin descanso, toda su parte baja estará tan sensible que el tacto de la ropa la hiciera gemir, sin piedad que sentirá que la partirá en dos. No quería llevar el dominio. Quería que Mina la tomara con todo lo que se ha estado guardando.

Mina tenía planes de que solo Momo disfrutara de su cuerpo, que lo controlara y se satisfaciera, pero no se negó cuando Momo guió sus manos hacia sus pechos y ordenó que los masajeara y acariciara. Tampoco se negó cuando le susurró que tocara lo que quisiera, que tocara lo que le tentaba. Tampoco se resistió a su pedido de desnudarla y desnudarse. Solo para quedar en la misma posision donde Mina estaba sentada con su espalda recostada en el respaldo de la cama y Momo en sus piernas besandola, provocándole, solo dándole un poco de atención a su parte baja y luego apartándose para hacer que Mina caiga en la tentación.

— Momo... —susurró la menor, con lágrimas no derramadas por el placer— Por favor, hazlo —pidió solo sintiendo las manos de Momo acariciando su miembro lentamente. Su mente que antes gritaba que se sometiera a la sumisión para la mayor, era la que ahora gritaba que la dominara, que la dejara debajo de ella mientras se comía la tentación, que la estampara en su miembro pero no le hacía mucho caso— ¡Momo! —exclamó cuando apretó fuerte su miembro, justo lo que quería— ¡Por favor! —Momo solo se deleitaba con la imagen, al voz de Mina rogándole que le calmara el dolor.

— Dime, Minari... ¿Qué es lo que quieres? —Mina tardó en contestar un poco perdiéndose en los ojos obscuros de la mayor.

— S-Solo hazlo, por favor —Momo no quedó satisfecha y Mina se dio cuenta— Chupalo, mételo en ti, masturbalo, haz lo que quieras pero por favor hazlo... ¡Ah! —casi gritó cuando sintió la mitad de su pene en una inmensa calidez y humedad. Momo simplemente se fue por la primera sugerencia y bajó su cabeza para probarlo con su boca, para saborear la textura y el poco liquido que salía por la lubricación— ¡Sí, así, por favor! —después de eso, la mente de Mina no pensó mucho; no pensó en solo satisfacer a Momo, solo pensó en que se sentiría tan bien que Momo hiciera las tres cosas que sugirió.

Momo solo pasaba toda su lengua por la extensión hasta llegar al glande hinchado donde mordió ligeramente, arrancando un grito de Mina. Sorbió la punta, haciéndola alucinar tanto. Llevó sus manos a las piernas de la menor para masajearlas mientras trabajaba con su boca en el miembro, solo mojando con su propia saliva y el líquido preseminal que goteaba grandemente. Mina casi soltaba un quejido cuando Momo dejó de trabajar con su boca y dejó su miembro erecto sin ningún tipo de atención, pero luego la sintió encima de ella y abruptamente una calidez abrazando todo su miembro... y es que Momo simplemente no avisó, no dio ningún tipo de gesto que delatara que hiciera eso. Solo se acomodó, alineó su entrada lubricada en el miembro y se sentó en ella sin siquiera jugar un poco. Mina solo pudo hacer su cabeza para atrás y soltar un gran gemido, sintiendo cosquillas por todo su pecho y parte baja. Momo gritó mirando cualquier reacción de Mina, sintiendo un escalofrío que hizo que arqueara la espalda. Ninguna de las dos se preocupaba por quedarse calladas. Ninguna de las dos se preocupaba por su alrededor. Ninguna de las dos quiso pensar en todo lo demás. Ambas quisieron solo satisfacer el deseo que se tenían. Ambas saciaron su sed de tener a la otra.

— Ahora tú hazlo, Minari... Follame como quieras, choca tu cuerpo contra el mío... y mételo tan duro que solo pueda gritar tan fuerte tu hermoso nombre —eso solo fue permiso para Mina para que empujara por los hombros a Momo y la acostara. Abrió sus piernas y se metió entre ellas para penetrar con su dura erección el centro de la mayor haciéndo alucinar tanto a Momo como a a sí misma. Mina no duró mucho para cuando salió totalmente y arremetió contra la mayor en una estocada seca, para luego venir más y más. Mina no se resistió simplemente, calmó su sed, calmó su deseo interior de probar a la mayor, aunque no la calmó del todo, ya que solo empezó una nueva vida, donde empezaba su ser interior el cual ya llevaba escondido un tiempo. Momo había creado un ser en su interior, el cual acaba de despertar. Momo la había corrompido hasta que sacó ella misma su deseo por la sangre y por Momo, hasta que Mina sola dejó salir ese ser creado por la corrupción que Momo le había dado.

Mina estampó fuertemente sus muslos contra los glúteos de la mayor, chocaba la piel contra la piel roja, todavía tenía sangre seca en manos y cara que para Momo solo era una fascinación, y mucho más cuando Mina mordió su cuello tan fuerte que sacó su propia sangre, la cual Mina gustosa lamió y volvió a morder su hombro para sacar de la misma sangre la cual sería adictiva para ella, mucho más que la ajena, porque la sangre de Momo ya no era ajena para ella, la sangre de su preciada Momo era sola y simplemente de Mina y para Mina. Y para Momo fue como estar en el cielo que Mina disfrutara de ella, que deseara de su cuerpo y mente tanto como en viceversa.

Por eso cuando salió con Felix le mostró libremente lo que hizo con el niño años antes. Sorprendió a Mina con la facilidad que Felix tenía para acabar con una vida, enseñó a Mina y explicó el por qué su padre la dejó con ella, pacientemente explicó y calmó la frustración de Mina cuando ésta pensó que solo la quería por eso, para jugar con su mente, la calmó diciéndole la verdad, que la amaba... o lo que ella consideraba amar. Mina solo se la pasó pensando, en cómo era Felix en los primero días, en sus amigos que creía que eran sus peluches en realidad son futuros asesinos y sucesores de negocios de esos mismos, en que Momo solo la quería para entrenarla antes y solo ahora la deseaba, aunque lo último no es del todo cierto; a Momo le pagaron para que la adaptara al entorno donde viviría, pero Momo aceptó más por el gran interés que tenía en ella, el gran deseo en ella desde el primer día que hizo que la durmiera y se follara a sí misma mientras Mina estaba inconsciente.

Momo amaba a Mina. Mina amaba a Momo. Felix las amaba a ambas y no cambió nada cuando Momo le dijo el secreto, solo cambió el hecho de que lo mantuvieran escondido. Cambió el hecho de que Mina no dejaría a Momo aún cuando ésta regresara a con su padre. Mina cumplió sus dieciséis y luego cumplía el año en el que dejaría la casa de Momo, pero eso no significaba nada. La marcha de Mina con su padre solo significa matar para Mina, y mucho más cuando su padre se negó a que siguiera viendo a Momo. Cuando la llevó inconsciente porque quería seguir viendo a su preciada amada, porque quería seguir besandola, porque quería seguir teniendo a Felix con ellas. Y cuando Akira menos lo esperó, Mina tenía el arma y disparó. Mina tenía la oportunidad y la usó con todos. Mina tenía la sed de sangre y la calmó cuando mató.

Porque a Mina no la separarán de la chica con la que su mente se quedó, con la que su mente ensuciada se pegó, con la que su cuerpo quiso tocar. Y Momo lo sabía muy bien. Sabía que toda la casa Myoui moriría en manos de la tan hermosa asesina, psicopata, loca, Myoui Mina. Y lo supo cuando en noticias de su celular fue que encontraron a todos muertos con signos de puras balas, cuando apenas un mes después que Mina se fuera ya estaban todos en el infierno, ardiendo entre su propia mierda, donde Mina se encargó de llevarlos personalmente con una sonrisa.

Mina había sido llevada y sido obligada a matar, con la amenaza de matar a Momo y sabía muy bien que podían, ya que tenían dinero para mandar a decenas de personas a matarla. Felix y Momo morirían, los únicos que no al abandonaron morirían, los que ama morirían. Así que llevaba el mes de pensar en cómo escapar de todo, en cómo lograr convencer a su padre que la dejara ver a Momo y haría todo lo que quería, pero Akira se negaba, y pues cuando le dio un arma a Mina para que matara fue su error, porque Mina, en cambio de asesinar al deudor que no pagó lo que se le prestó, apuntó a su propio padre y jaló el gatillo reventando su pene, destruyendo su virilidad, haciéndolo gritar, pero la habitación estaba sola y no se podían escuchar sonidos para afuera. Akira gritó, le ordenó que se detuviera, pero Mina le susurró al oído con su voz burlona:

— Tú no me entrenaste, no puedes ordenarme tampoco —Akira sufrió disparos en sus extremidades, más de diez disparos en cada una porque también cometió el error de dejar balas en una mesita. Sus brazos quedaron con más de una decena de agujeros, sus piernas no estaban diferentes, y luego su pecho solo obtuvo uno donde quedaba el corazón que Mina se encargó de obtener en sus manos y lo apretó sintiendo el órgano húmedo, antes latente de su padre, el mismo corazón que tenía un agujero donde había llegado el disparo. Akira había muerto por querer crear un monstruo y lo hizo, creó un monstruo y lo rompió hasta que lo asesinó sin remordimiento. El hombre deudor solo podía mirar horrorizado, él tenía que haber muerto por un disparo, no ver todo el espectáculo que Mina formó con el cuerpo de su padre. Y entonces cuando Mina se acercó a él con un corazón húmedo en su mano se removió para inútilmente querer escapar, pero no podía. ¿Qué podía pasarle a él, si la chica le hizo eso a su padre?— Pobre deudor, pobre hombre sin futuro que comera un poco antes de morir —fue lo que murmuró Mina con fingida pena y burla, para luego poner el corazón justo delante de el rostro del hombre. Mina lo miró esperando a que lo hiciera, porque todos para vivir hacían lo que sea— ¡Muerde! —ordenó de nuevo levantando el arma para apuntar justo en el miembro del hombre que se sobresaltó y con el mayor asco del mundo abrió su boca para morder de ese órgano antes latente. En segundos vomitó lo que desayuno hacia un lado, el pensamiento de comer algo así era tan tétrico y abominable que solo podía hacerlo asquear. Mina miró con interés el órgano y se dió cuenta que sí, definitivamente el hombre mordió un bocado de el corazón, y ahora lo vomitó junto a otras cosas de su desayuno— Bien —solo dijo para tirar el órgano a un lado desinteresada y salir de la habitación con el arma cargada, dejando a su suerte al hombre que en realidad no le interesa, si moría o si vivía no le interesaba.

Después le siguieron las amantes de su padre, putas que solo querían dinero y poder, creían que lo tenían al acostarse con un hombre de poder, pero en realidad solo eran un agujero que penetrar para los hombres, así los veían ellos y ya. Mina disparó directamente a cada una, eran como tres mujeres y otra menor. Asqueroso para cualquiera, pero Mina solo disparó. Disparó a los sirvientes, y a otros se le escaparon, pero éstos no llamaron a las autoridades, sino que solo corrieron salvándose a sí mismos, importandoles poco los demás muertos. Mina mató a todos en esa mansión, desde el pequeño sucesor que su padre presentó como su hermano, hasta a los cocineros inocentes que solo sabían hacer eso, cocinar. Mina no dejó a nadie en esa casa, luego no se escuchó ningún ruido, estaba totalmente silenciado y tétrico, algo que a Mina le encantó pero le encantaba más una cosa, o más bien, una persona... Momo. Llegó la obscura noche donde todo pasa y se fue a donde creía, tardó más de lo que creía en mover un auto y dejarlo tirado por ahí, para luego entrar a la casa notandola sola, de probablemente que Momo y Felix salieron a divertirse. Efectivamente, ambos llegaron a casa notandola extrañamente abierta, pero relajaron todo cuando una Mina con sangre seca en manos y vestida de trapos sucios estaba viendo la televisión, entretenida y esperando por ambos. Felix fue el primero que corrió a lanzarse sobre ella para abrazarla y después le siguió Momo, la cual le sonreía. Esa sonrisa para Mina significaba que había un premio por regresar, uno que le encantaba. Porque siempre se debe dar un premio a un perro cuando hace un truco nuevo a la perfección.

Porque siempre se debe premiar para concientizar a la mente que lo haga de nuevo, que todo está bien, porque así se premia para jugar con la mente, para jugar con que todo lo que enseña está muy bien.

Porque está bien, ¿no?

F I N

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Juesupinchimadre, está bien largo, no pensé que fuera tanto cuando lo pensé jskajjsja.

Bueno, les explico esto. El libro consistía en enseñarles cómo funciona a veces la mente, cómo los manipuladores la estudian inteligentemente y la manejan a su antojo para hacer algo que ellos desean. No soy sabionda así como experta en este tema, pero estudié un poco esto por curiosidad.

Momo en este caso jugaba con las mentes porque la emocionaba, le emocionaba ver cómo podía manipularlas hasta hacerlas cambiar a una mente tan ensuciada como la de ella, le gustaba que muchos sintieran lo que ella siente aunque ellos no lo sientan igual, solamente estaba obsesionada con manipular y más a las mentes inocentes, las que no saben que está bien o mal.

Felix se vio tan inocente que Momo quiso corromperlo. Chaeyoung se veía tan inocente con pavor a la sangre que quiso corromperla. Mina se vio tan inocente aún de adolescente que la corrompió. A Momo eso le gusta en esta historia, manipular y jugar.

Y otra cosa.

NO TRATO DE NORMALIZAR NADA, pinchis vrgs que no separan la ficción con la realidad. Advertí sobre cosas que contenía en el inicio y cumpli, ahí está.

Desde hace ya rato quería escribir algo así porque simplemente me dio la necesidad y dije, amonos con un one shot alv.

Nos vemos, los dejo traumaditos hacía todos a su alrededor por un rato
Dato: Quede traumadita, a terapia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro