Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4: Firma Aquí

Capítulo 4: Firma Aquí

La pulsera de identificación de Lena vibró a mitad de clase, por lo que bajó su mano de la mesa apenas lo notó. Ésta era un artefacto translúcido de tacto suave donde estaban grabados los datos básicos del individuo, le servía para recibir mensajes oficiales o alguna alerta en caso de cualquier desastre natural. Todos llevan uno propio desde los pocos años de nacimiento; el gobierno lo había implementado diez años atrás, cuando un tsunami había estado a punto de arrasar con Zanzíbar y las isla vecina, Pemba

Interrumpió su construcción en tercera dimensión del cuerpo humano para atender el mensaje.
—Uy, un texto de tu novio —musitó la chica junto a ella al tiempo que manipulaba las piezas.
Lena negó con la cabeza y prefirió no explicarle su gran historia, en parte porque no terminaría nunca.

Una oleada de emoción la recorrió al ver que era un documento del gobierno, la diminuta pantalla le mostró que había sido aceptada en la siguiente faceta del proyecto "Humano Biónico"
—Por la cara que pusiste, me da la impresión de que quiere cama —añadió alzando una y otra vez sus pobladas cejas.
Lena apoyó su mano en la mejilla de Amanda y le giró la cabeza en dirección a su propio trabajo.

Solo entonces pudo abrir el documento completo. La sangre se le fue a los pies y tuvo que parpadear para retomar el control, leyó el mensaje por lo menos siete veces hasta que recordó el trabajo pendiente. Sus compañeros estaban sumidos en un concentrado silencio, manipulando las realistas proyecciones de cada hueso del cuerpo humano.
Las clases consistían en una especie de reunión de alumnos y mentor en una de las muchas salas de conferencia de la universidad.
—Vamos, muchachos —los animó el mentor de anatomía mientras caminaba entre ellos.
La estancia era de forma circular con una cúpula translúcida encima, había pulcros sillones y otras comodidades, como un dispensador de fruta encapsulada y bebidas. La ventana que daba vuelta a todo el salón dejaba vislumbrar el resto del campus.
—No se rindan —insistió.

Milena resopló, todavía pensando en el mensaje, mientras construía un esqueleto humano en tercera dimensión gracias a una proyección que salía del cristal frente a ella, éste hacía de computadora. ¿Cómo era posible que se concentrara con el documento que había recibido? Una vez más, el holograma se vino abajo, de modo que volteó a ver a uno de sus compañeros.

—¿Sabes cómo unir la tibia? —formuló.
El chico de piel oscura le sonrió y tomó la figura entre sus dedos antes de colocarla levemente ladeada entre la rodilla y el tobillo. El cuerpo entero se iluminó, indicando que el trabajo estaba terminado.
—El truco está en encontrar la posición correcta —afirmó a la vez que apuntaba a la rodilla.
—Gracias.

Se incorporó del sillón en forma de huevo, enrolló su delgada computadora y tomó la lapicera. Se suponía que si terminaba la construcción, podía irse.
—Nos vemos mañana —dijo a su mentor.
Éste le asintió sin dejar de coordinar el trabajo de sus alumnos. Aprendizaje colaborativo le llamaban al hecho de dejar que los propios estudiantes llegaran al conocimiento. El trabajo del hombre a cargo se limitaba a dirigirlos por el camino corrector, además de validar sus certificaciones profesionales.

Lena tomó una manzana encapsulada del pequeño dispensador antes de marcharse a toda prisa.

(...)

El documento le indicaba que si tenía intención de continuar, debía presentarse en uno de los edificios del gobierno. Y así lo hizo, tomó un auto automático y llegó en menos de diez minutos. Los edificios eran muy altos como para buscar el final, en su mayoría estaban hechos de vidrio y acero inoxidable a base de formas rectas y elegantes. Detrás de éstos se extendía un mar infinito, sobre sus aguas tranquilas estaban más edificios y residencias conectados a la orilla por calles.

Su destino estaba localizado en medio de dos estructuras circulares, como si fueran peceras bocas abajo. Lena se abrió paso por la concentración de personas que iban y venían.

El interior del edifico olía a café y canela. En las lisas paredes los empleados deslizaban sus dedos; desde la distancia parecía que intentaban espantar una mosca, pero Lena sabía que estaban diseñando nuevas estructuras para la isla.

Se acercó a un escritorio donde una mujer atendía.
—¿Es qué puedo ayudarle? —preguntó al tiempo que parpadeaba; se estaba acomodando el cristal de la retina a modo de lente.
—Recibí un mensaje de aprobación a la siguiente faceta del proyecto biónico...
La mujer estiró su mano para alcanzar una carpeta, después sacó una hoja de ésta y se la tendió a Lena por encima el escritorio.
—Son todos los datos que debe saber antes de aceptar.

Si prestaba suficiente atención, podía notar que la recepcionista estaba hablando francés. Muchos podrían decir que los distintos idiomas eran cosas del pasado gracias a una nano computadora que llevaban incrustada en el cerebro, la cual les permitía hablar y escribir cualquier lengua inconscientemente. Ella había aprendido a identificarlos con la ayuda de Myrna. En su casa hablaban portugués, pero fuera de ella la nano computadora la hacía comunicarse en diversos idiomas. A los bebés se les enseñaban las bases de un lenguaje, y cuando se les colocaba la máquina, eran capaces de hablar lo que fuera.

—Gracias —dijo mirando el documento.
No pudo evitar tragar saliva al leer. Perder sus sentimientos implicaba más de lo que creía, era un cambio total en su estilo de vida. Por el rabillo del ojo localizó la puerta...
—Quinientas personas entraron al proyecto, aunque sólo cincuenta fueran seleccionadas —musitó la mujer mirando el gesto asustado de Lena —. De esas cien, veintitrés se han presentado con intención de continuar... pero sólo dos han firmado el documento. ¿Serás la tercera?

Lena abrió la boca y se quedó congelada en sus pensamientos.
Para empezar, el promedio de vida era de cincuental años una vez fueras biónico; mientras que el estimado de un humano común rondaba en los ciento quince a los ciento veinticinco años. Los únicos sentimientos que estaban en riesgo de perderse eran el amor no fraternal que pudiera nacer a partir de su conversión, además de emociones tales como el miedo. El documento lo decían bien claro: la intención era crear un cuerpo al servicio de la sociedad que pudiera enfrentarse a grandes amenazas. Sería un prototipo al que estudiarían constantemente, en busca de mejoras que hacerle suponiendo que su cuerpo aguantara cambios tan drásticos en el organismo.
—Yo...
La recepcionista le ofreció una pluma brillante, causando que Lena retrocediera un paso.

Fuerza en sus extremidades, recubrimiento sobre los órganos vitales, un mejor olfato y visión, grafeno en su cuerpo, por no mencionar los sensores de su cuello que vibrarían en caso de peligro; todo eso no importaba, lo único que buscaba era no volver a sangrar del corazón. Entonces las voces de sus antiguos amores se arremolinaron en su cabeza; de pronto sus ojos de llenaron de determinación, y se aferró a la pluma para después firmar al final de la hoja. Ya no había marcha atrás.

La mujer le retiró la hoja y sonrío.
—Bien, el viernes por la mañana inician análisis y pruebas. Debes presentarte en el laboratorio donde te tomaron la muestra de sangre.
—De acuerdo.

Dicho eso, Lena dio media vuelta encaminándose a la salida. Pero justo cuando estaba punto de tomar otro coche automático, un mensaje llegó a su celular; era Marcus, el desgarra corazones: "Quiero verte, ¿puedo pasar a tu casa?"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro