Capítulo 18: ¿Aceptas?
Capítulo 18: ¿Aceptas?
Avanzada la noche de ese mismo día Johari pidió una sala de entrevistas para llevar a cabo una discreta plática con Lena y Ed; pues al siguiente día tendría lugar una exposición por petición del presidente de la Organización para la Paz y Desarrollo Mundial. Así que antes de que aquéllo sucediera, tenía que aclarar unos cuantos puntos con ellos.
Dio tiempo suficiente al saludo de Lena y Ed; se abrazaron y rieron varios minutos. Debía admitir que su relación le causaba una pizca de envidia, él jamás había entablado un cariño así con sus representados. ¿Por qué Lena había tomado más cercanía con Ed que con él?
Tampoco era un asunto que le impidiera dormir. Aunque verlos ahí, hablándose como si se conocieran de años, le dolió un poco.
Los tres tomaron asiento en la única mesa de la pequeña sala. Luego Jo les repartió los temas que se tocarían al día siguiente y dejó que los analizaran.
—Como ya se habrán dado cuenta, el punto número cinco hace referencia a la elección de un capitán —Ambos asintieron —. Los otros representantes y yo hemos discutido esta tarde sobre quién deberían llevar el mando del equipo.
Lena lo miró por encima de la hoja.
—Escuchen... la mayoría de los representantes votaron por Sora, a pesar del accidente de hoy. Dicen que tiene el coraje suficiente para dirigir al resto.
Ed se echó para atrás en su silla mientras acariciaba su barbilla.
—Están buscando alguien que no tema tomar decisiones difíciles. El gobierno, más específicamente el presidente de la OPD, nos pide un biónico que sea capaz de arriesgarlo todo para cumplir su objetivo, aunque eso signifique poner el peligro muchas vidas —se atrevió a confesar Johari.
—Jo... presiento que no deberías decirnos ésto —susurró Ed.
El representante miró la pequeña sala cerrada y asintió.
—Por eso los cité aquí. No debería decírselos, pero tengo que hacerlo —hizo una larga pausa para ver cómo se lo tomaban —. El caso es que... se ha localizado un puesto terrorista avanzado en Sarajevo, y alguien tiene que liderar una... expedición hasta allá.
Los tres permanecieron en silencio. Johari extrajo su celular del bolsillo y les mostró un conjunto de casas interconectadas por secciones subterráneas, el siguiente video revelaba cargas de explosivos adheridos a mochilas y otros artículos de uso personal.
—Debemos saber a qué nos enfrentamos —explicó Jo con tono confidencial, estudiando los rostros de cada uno.
La siguiente imagen era un análisis tomado desde las alturas. Alrededor de la zona plagada de terroristas había personas comunes, que asistían a clases y cuidaban de sus hijos, que sacaban a pasear a sus mascotas y pagaban elevados impuestos. Gente normal viviendo vidas normales, no tenían idea de lo que se desarrollaba alrededor de ellos.
—Lena, debes tomar el liderazgo por un bien común.
Al principio, ella se quedó impasible, todavía asimilando las palabras, pero después explotó en una seca carcajada hasta que se convirtió en un gemido asustado. Jo y Ed cruzaron miradas extrañadas.
—No lo dices en serio —atajó Lena apoyando un brazo en la mesa.
—No bromea.
—Lena, la zona donde se encuentra el puesto está poblada de civiles. El presidente de la OPD quiere un biónico que pueda acabar con los terroristas sin dudarlo.
—Pero eso implicaría matar civiles, cientos de ellos —se apresuró a decir.
Johari asintió lentamente mirándola. De pronto la sangre de Lena se fue a sus pies. No era broma, la amenaza existía y estaba tocando su puerta. ¿Acaso aparentaba ser capaz de presionar un botón y acabar con una población completa? ¡Ella no se sentía así! Muy apenas podía matar una araña.
—No tiene sentido. ¿Por qué yo?
Buscan que haga el trabajo sucio, ¿o no?
—Tienes el potencial.
Tal vez me creen tonta.
—¿Qué hay de Sora?
Jo no añadió nada más, dejando que sus pensamientos la carcomieran por dentro.
Entre más tiempo les tome formarse como equipo, mayor será el peligro para cada nación.
(...)
Gabriela le lanzó a Lena una bolita de papel babeada por medio de un popote. La pequeña bala se le adhirió a una mejilla y ella la apartó, asqueada.
—Ya pon atención, ésto es importante —musitó Nerida en voz baja.
La conferencia estaba en su pleno apogeo. Se encontraba en una gran sala de presentaciones con decenas de filas apuntando a una plataforma donde los expositores hablaban de lo que implicaba ser un biónico. La forma del lugar era una especie de burbuja, del techo colgaban finas enredaderas y una que otra lámpara. Por otra parte, las paredes estaban hechas a modo de hexágono, dando vista a la interminable llanura fuera del complejo.
Habían otorgado la primera fila a los seis biónicos. Incluso Niklas estaba ahí; Ed había conseguido reconstruir del todo las placas de su pecho y había acelerado su proceso de regeneración con una buena dosis de extracto de hidra marina. Lo único que no se había reparado en él era la melancolía. Junto a Lena, Jane tomaba veloces notas.
Dos expositores, hombre y mujer, se turnaban la palabra para hablarles de patriotismo y compromiso. Se expresaban de una manera tan elocuente que lograron convencerla de poner el deber antes que otra cosa. Ahí fue cuando Johari se inclinó en su hombro y le susurro.
—Tu sentido del deber es muy grande, Milena —Ella tragó saliva sin despegar la vista de la proyección —. ¿No te das cuenta? Está en tus capacidades liderar este equipo.
Lena recordó los cientos de proyectos escolares donde terminaba diciendo qué haría cada quien porque ellos mismos no tenían nada de iniciativa. No se le daba mal dirigir personas en esos ámbitos, pero dudaba que tuviera el valor de liderar cinco vidas a través de explosiones y balas rozándoles la piel. Esto no era un ensayo en equipo.
Nerida podría dirigirlos a la perfección. Jane también denotaba cierto intelectualismo en su manera de realizar las cosas; estrategias y planes eran lo suyo. Y Sora... ella buscaría ser jefe en vez de líder. El momento de hablar sobre el tema en la presentación se acercaba, y con ello crecían las ganas de Lena por salir corriendo del lugar.
El resto de la audiencia estaba conformada por los científicos e ingenieros de lugar. Además de algunas figuras de gobierno, como el suplente del presidente de la OPD, quien se había dedicado la hora entera a estudiar a los biónicos desde su asiento.
Cuando el tema se introdujo de lleno en la sala de conferencias, Lena contuvo la respiración. En la proyección de la pared había resultados de su desempeño los primeros meses desde la operación. Las gráficas hablaron. Fue intrigante ver en qué áreas destacaba cada uno, al parecer todos habían afrontado circunstancias similares. En el caso de Lena, el incendio del casino en plena madrugada.
Lena tuvo el impulso de taparse los ojos al ver sus propios resultados. La sección de "Entrega a los demás" guardaba el puntaje más alto, seguido de "Trabajo individual" y "Asertividad". De tal manera, albergó la esperanza no ser propuesta. Pero no resultó así.
Sometieron a votación a los presentes, incluyendo biónicos y representantes. Lena se mordió el labio interior al ver los seis nombres sobre la paleta deslizable de su asiento. Tras unos segundos de indecisión, presionó sobre Jane. En realidad no había manera de apostar por alguno de sus compañeros, cada uno sobresalía donde otro no.
La sala se mantuvo en un tenso silencio mientras se acumulaban resultados. Las pantallas de todos los celulares se iluminaron en señal de haber llegado a una decisión final. Lena sacó su dispositivo rogando al cielo que no estuviera ahí, las manos le temblaron apenas empezó a leer los porcentajes. Niklas y Gabriela quedaron descartados con cifras de votación menores al diez por ciento. Luego Jane rozando el puntaje de Nerida, también fuera.
De pronto Johari la sacudió por los hombros. Todo a su alrededor le sonó amortiguado, como en una especie de trance. Lena había obtenido un punto por encima de Sora, colocándose así como la última palabra. Volteó la cabeza a la chica astica, pero ella ya la estaba mirando. Sus alargados ojos le atravesaron el cuerpo cual dagas. Lena creyó que en cualquier momento tendría las crispadas manos de Sora en torno a su cuello.
El público dejó caer total atención en ella.
—¿Aceptas? —repitió la expositora.
Lena sacudió la cabeza. Las palabras se atrabancaron en su boca abierta, era consciente de todas las miradas en ella, cosa que no ayudaba en lo absoluto. Ni siquiera se había dado cuenta que la expositora se había acercado a ella.
¿Su familia estaría orgullosa si aceptaba? Podría demostrarle a Marcus que había salido adelante. Pero... ¿y si alguien moría por su culpa? ¿Podría cargar con ese peso el resto de su vida? ¿Qué pasaría si no daba los resultados esperados? Aunque por algo había obtenido el puntaje más alto.
La sangre le palpitaba en las sienes.
—Recuerda lo que dijo Mandela: Un líder es como un pastor. Se queda detrás del rebaño dejando que los animales más hábiles caminen adelante mientras todos los demás los siguen sin darse cuenta de que en realidad están siendo dirigidos desde la retaguardia —susurro Johari.
—No puedo —soltó, aferrándose a los reposabrazos de su asiento.
La sala se llenó de susurros alterados.
—¡Yo tomaré el puesto! —exclamó de inmediato Sora.
La chica asiática brincó cual resorte de su lugar. Lena bajó la cabeza al suelo y casi pudo sentir en su espalda la taladrante mirada de Johari. Quería salir de ahí corriendo, esfumarse si era posible. No pretendía abandonar la decisión que había tomado tres meses atrás...pero no estaba en sus habilidades dirigir algo tan serio.
La expositora se quedó congelada en Lena con los ojos bien abiertos. Tampoco hizo caso a Sora. Se veía tan... atónita. Lena jamás olvidaría la impresión de sus ojos.
Su contrincante estrechó la mano de la mujer mostrando una gran sonrisa; las cosas estaban hechas. Sora estaba a la cabeza del equipo.
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