27
Al día siguiente, sin querer, escuché a una de las enfermeras hablando con alguien en el pasillo:
—Hay que hacer algo, Dr. Carls—decía la enfermera—. Veo cada día a Katie y siento que la estamos perdiendo. Su madre está muy preocupada por ella y yo ya no sé qué más hacer.
—No la perderemos hasta que ella misma decida perderse.
Gruñí y luego una lágrima recorrió mi mejilla. ¿Es que acaso me habían dado la opción? ¿Tan siquiera se habían atrevido a decirme por qué estaba ahí? ¿Cuándo me lo dirían?
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