
12
Emmett se acomodó en la banca para quedar más cercano a mí. Un poco más y podría considerarse invasión del espacio personal, pero no estaba en condiciones para reclamarle.
—Katie...—repitió—. Es un bonito nombre. ¿Por qué estás aquí, Katie?
Me encogí de hombros. Ni siquiera yo misma lo sabía. Tampoco parecía que me lo dirían pronto.
Emmett fue el siguiente en encogerse de hombros. No pareció haberle molestado mi respuesta. En cambio respondió trasmitiendo una calidez impresionante:
—Está bien—dijo—. Tampoco se le cuenta tus razones a un extraño.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro