Creo que estamos todos de acuerdo en que Charles Darwin fue la persona que dijo que el humano descienden de los simios. Si eres de aquellos que aún crees esa mentira es probable que no seas un hombre o una mujer lobo como yo.

Si no estás conmocionado para este punto, entonces significa que eres más fuerte de lo que los humanos suelen ser. Pero déjame decirte que Charles Darwin era un hombre lobo y estuvo buscando una respuesta viajando por el mundo y al ver a tantos especímenes sólo pudo encontrar a dos que podrían darle una respuesta: el simio y el lobo.

El simio era, por muy mal que esto suene, parecido físicamente al humano. El lobo, en cambio, podía ser salvaje o podía ser un fiel acompañante, su comportamiento le resultó perecido al de un humano. Analizando en secreto sangre de simio, de lobo, la suya y de otro humano, encontró que existe una gran similitud entre la sangre de un lobo y la su sangre, pero en la del otro humano, la similitud era casi inexistente. La sangre del simio resultó ser simplemente inútil para su investigación.

Llegó a la conclusión de que los humanos descienden de los lobos y los genes que compartían los lobos y los humanos variaban tanto debido a la evolución. Algunos humanos pudieron retener sus genes de lobo a tal grado que podían regresar a su forma de lobo.

Charles también observó la similitud entre perros y lobos, y teorizó que los perros son un punto medio en la evolución de lobos a humanos. Al tener genes compartidos, los perros son más allegado a los humanos que cualquier otro animal, por eso está la tan famosa frase de que "el perro es el mejor amigo del hombre".

El gen de los lobos iba perdiendo fuerza conforme pasaron los años, pero siempre había sido un secreto, por eso Charles Darwin decidió publicar la teoría de la evolución usando a los simios. No obstante, el secreto se ha comprometido más de una ocasión, la licantropía fue el resultado de avistamientos de hombres con genes de lobo sub-desarrollados que producen ese trastorno.

Los genes de lobo sub-desarrollados son otro punto en la línea evolutiva. Se ubican entre los perros y los hombres o mujeres lobo. Para dejarlo más claro, su cerebro tiene cierta influencia de los genes de lobo, pero su cuerpo no tiene la capacidad de transformarse en un lobo o una loba.
Probablemente tú te encuentres en la parte extrema de la evolución, después de los hombres y mujeres lobo. Eres un humano, está en la sangre de cualquier humano ciertos genes de lobo, pero son tan mínimas que es como si no las tuvieras. Lamento decepcionarte, pero no puedes transformarte.

Los hombres y mujeres lobo no son como lo pintan las películas clásicas de terror. No nos transformamos de manera descontrolada en noches de luna llena ni lucimos como lobos antropomórficos. En realidad podemos transformarnos a mitad del día si quisiéramos y nos vemos como lobos normales, sólo que más grandes. Y no, no mordemos, ni perdemos el control, ni matamos. Somos completamente civilizados.

No obstante, el asunto de la luna llena tiene algo de razón. Usamos las noches de luna llena para hacer nuestras festividades, pero nada más. Somos como los demás humanos, por eso nunca nos han atrapado.

Caray... qué descortés soy, no he dicho mi nombre. Hola, soy Emma García Chaves, tengo veintiséis años y soy una mujer lobo, pero no cualquiera, soy de las más chingonas porque cuando me transformo en una loba puedo desafiar las leyes de la física, algo que no todos los hombres o mujeres loba pueden hacer.

La siguiente historia que te estoy apunto de contar es tan extra-ordinaria que parece que la inventé, pero créeme, no es así.