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Capituló 8

Emma

La casa estaba demasiado tranquila. Leo terminó pasando la noche entera con los padres de Troy, o como los llamaba ahora, Abuelito y Abuelita. Kim me llamó y me informó de sus planes de mantener a mi hijo con Ethan y Sophie hasta que nos pudiéramos reunir para almorzar al día siguiente. Eso me dejaba sentada en el sofá, recorriendo por los canales mientras Shelby se preparaba para trabajar.

"Tú y el bombón parecían bastante cómodos en el pasto anoche. ¿No pudieron llegar a la casa?" preguntó, agitando sus cejas. Quería arrancarle la perforación del labio.

"Hablando de anoche, ¿por qué carajo estabas esposada… otra vez?" Era la segunda vez en tres días.

"Olvidé que me habías llevado al trabajo, así que necesitaba un aventón a casa. Antonio y Jayden se ofrecieron, pero ¿qué había de divertido en eso? Llamé a la policía y les dije que había un perpetubador en Construcciones Borruws," sonrió. "El Oficial Buenote estaba encabronado."

Sacudí mi cabeza. Pobre Tyler. Mi hermana le iba a dar una úlcera o algo. "¿Cómo te vas a ir a la oficina hoy?"

"Mi moto," dijo, arrojando un juego de llaves y atrapándolas de nuevo. "No he tenido sexo, así que necesito algo emocionante entre mis piernas."

"Vete a trabajar," contesté.

"Te quiero," cantó mientras iba caminó a la puerta.

Estaba a punto de relajarme y tratar de tener un momento para mí misma, pero alguna persona cruel tenía otras ideas. "Emma, he estado esperando platicar contigo toda la semana. Tienes mucho que contarme. ¿Por qué no me dijiste que eres bisexual? Lo habría entendido."

Emily, maldita, Garcia. "¿Cómo entraste aquí y a qué carajo te refieres con bisexual?"

"Tu 'compañera' me dejó entrar," dijo, usando esas molestas comillas en el aire.

Era oficial. Shelby tenía que morir. "Ignórala. Esa era mi hermana. Está recién salida de la granja para locos."

"Claro," asintió y me guiñó el ojo como si estuviera involucrada en algún secretito escandaloso, "tu hermana." La perra de verdad creía que era bisexual. "Así que, escucha, Mike y yo queremos que vengas a cenar un día de estos. ¿Esta noche está bien para ti?" me guiñó el ojo otra vez.

¡Diablos, no! ¿Qué clase de personas están viviendo en este vecindario? "Lo siento. Tengo una cena con los Borruws." Entonces sonreí. "Pero veré si Shelby puede llegar más tarde si tu quieres. Ella es un poco alocada, pero en sí es buena compañía." Mi hermanita iba a aprender de la manera difícil a no meterse conmigo.

Emily aceptó hablar con Mike sobre ello mientras la acompañaba a la puerta. "De todas formas nos encantaría que nos acompañaras algún día," dijo Emily. "Cuando quieras," susurró. La lunática perra de hecho me acarició las nalgas antes de irse. ¡Iba a matar a Shelby! Pero primero iba darme una ducha. Esa mierda me había hecho sentir sucia.

Tome mi tiempo preparándome para el día. Incluso puse un poco de empeño en arreglar mi cabello y colocarlo en una coleta desordenada. Iba a reunirme con Kim en un lujoso café, así que hasta me puse un bonito vestido de verano. Esperaba que ella supiera en qué se estaba metiendo al llevar a Leo al café. Eso era simplemente pedir problemas.

Cuando llegué, dejé mi camioneta con el valet y entré. Kim ya estaba ahí e hizo que me escoltaran a su mesa. Lo que vi me dejó sorprendida. Tuve que mirar dos veces para asegurarme de que de verdad era mi hijo. Estaba sentado junto a Ethan, los dos vistiendo camisas de botones y corbatas de clip.

"Debo decir que el té es espléndido, Abuela," dijo Ethan con un horrible acento Español mientras levantaba su taza de té con su meñique levantado.

"Espléndido, coincido," añadió Leo con el mismo acento falso.

Sophie, quien vestía un adorable vestidito lavanda, soltaba risitas mientras Kim estaba tratando de mantener un rostro sereno mientras conversaba con los dos cabezas huecas. Cuando me vio, su sonrisa se hizo más amplia, "Emma."

Los dos chicos inmediatamente se pusieron de pie de sus asientos como caballeritos decentes. "¿Qué les hiciste a estos dos?" le pregunté a Kim.

Sonrió y besó mi mejilla. Cuando me senté, lo hicieron también Leo e Ethan. "Les dije que se comportaran como caballeros, y ellos lo llevaron al extremo," explicó.

"Hola, Emma," sonrió Sophie.

"Hola, Señorita Sophie," contesté. "¿Te divertiste anoche?"

"Sí, señora," contestó. "¿Y tú?" preguntó inocentemente.

Kim frunció el ceño. "Yo también estoy curiosa de esa respuesta."

Sentí mis traicioneras mejillas arder. "Uhm…"

"¿Están listos para ordenar?" ¡Salvada por la mesera!

Los chicos continuaron con su tonta charada de caballeros españoles mientras pedían sus órdenes. La mesera les siguió el juego y los trató como tales, en vez de hablarles como los lunáticos chicos que eran.

"Debes contarme tu versión de la historia," dijo Kim. "Troy ya me contó la suya."

"¿Oh, lo hizo?" contesté, preguntándome exactamente qué le había dicho para que me mirara de esa forma. "¿Y mencionó que me tacleó en la lluvia antes de entrar a mi casa?"

Sus ojos se dilataron. "No lo hizo." Asentí. Sacudió su cabeza, "Ese chico. No te preocupes, me encargaré de él por ti."

"Gracias, Kim," sonreí. Si iba a salir con el asno, era bueno tener a su madre de mi lado. "Mi hijo no te dio ningún problema, ¿o sí?"

"Por supuesto que no," contestó, guiñándole un ojo a Leo, quien sonreía contento.

"Si tú lo dices," contesté. No le creí ni por un segundo, pero pensé que era realmente adorable cómo lo cubría. Sabía que no era un terror, pero tampoco era un angelito.

El almuerzo transcurrió tranquilamente. Kim era, sin duda, la mujer más amable de la existencia. Era imposible no amarla. Estábamos compartiendo el postre cuando vi que sus ojos se entrecerraron. Tomó su servilleta de su regazo y la dejó en la mesa. "¿Emma, podrías disculparme un momento? Lo siento muchísimo. Regreso en un momento."

"Seguro. Tómate tu tiempo." No sabía qué había causado que ella de repente cambiara su comportamiento, pero cuando miré a los chicos, Ethan parecía molesto. Me giré ligeramente en mi asiento para ver qué diablos estaba pasando. Kim estaba hablando con una mujer de cabello rubio que no reconocí. Ninguna de las dos lucía feliz.

"¿Quién es esa?" susurró Sophie.

"Nadie," contestó Ethan.

Su tono tan tosco me sorprendió, pero entonces todo coincidió. La mujer con la que Kim estaba hablando era Gia, la madre de Ethan y Sophie, quien los había abandonado porque era infeliz con la manera en que su vida se había transformado. Sophie era un bebé cuando los dejó, así que ella no podía recordarla. Pero Ethan podía hacerlo.

"Estoy llena," admití. "¿Están listos para irse, chicos?"

"¿Podemos ir a la tienda de mascotas?" preguntó Leo.

"Seguro, pero no me vas a enredar a nada," le advertí. Vi que sus hombros cayeron un poco, y solté una risita. Sabía que estaba tramando algo. "Vamos. Esperaremos a Kim afuera." Iba a pagar, pero fui informada que todo estaba arreglado. Malditos Borruws. Todos eran iguales.

Sophie y Leo caminaron delante de mí, mientras Ethan se quedó de mi lado. Puse mi brazo alrededor de él y lo jalé más cerca. Cuando Leo vio eso, bajó y tomó la mano de Sophie. "Creo que hay un pez en esa fuente. ¿Podemos ir a ver?" Él siempre odiaba que la gente lo viera molesto, así que probablemente pensó que Ethan era de la misma forma. Asentí. Era un chico listo.

Me senté en una banca cerca de ahí, así podría mantener un ojo en ellos. Ethan se sentó junto a mí, así que enrollé mis brazos alrededor de él. "Los extrañé esta mañana," admití.

"¿Emma?" dijo quedito. "¿Tú no nos vas a dejar, verdad?" Maldita mujer.

"Mírame." Esperé a que levantara la mirada. Sus ojos brillaban con lágrimas sin derramar. "Te quiero, y quiero a Sophie, y ustedes están pegados a mí de ahora en adelante, les guste o no." Asintió y besé su mejilla. "Ahora, ¿me puedes hacer un favor? Creo que tu querido amigo Leo está tratando de atraparle un pez a Sophie. ¿Podrías decirle que, si tiene éxito, me llevaré el pez a casa y lo dejaré a él aquí?

"De acuerdo," sonrió antes de correr hacia la fuente. Lo vi diciéndole algo a Leo, quien se giró, sonriéndome tímidamente.

Kim vino en ese momento. Suspiró y se sentó junto a mí. "Lo siento. Supongo que te diste cuenta de quién era." Asentí. "Dijo que estaba aquí por negocios. Supongo que le hice creer que Troy y tu estaban casados."

Mis ojos se abrieron de golpe. "¡Kim!"

"¿Qué?" contestó sin vergüenza. "No mentí. Dije que eras mi nueva hija." Golpeó mi pierna suavemente y se puso de pie. "Tengo que estar yéndome ahora. Cuida de mis tres nietos y te veré esta noche." Se dio la vuelta para ir a su auto.

"¿Listos para irnos sin comprarme una mascota?" preguntó Leo, corriendo con Sophie e Ethan.

"Métete en la camioneta," despeiné su cabello y lo encaminé a ella.

No iba a comprarle una mascota. Había tenido suerte por haber mantenido a Leo con vida tanto tiempo. No había manera de que me hiciera cargo de una mascota también. Tenía que mantener mi postura, sin importar cuántos labios sacaran.

"¡AH!" De pronto fui derribada y estaba siendo lamida por una enorme bestia blanca.

"¡Oh, mira, mamá! ¡Le agradas!" dijo Leo, sonriéndome.

"Quítamelo de encima," contesté. Les costó a Leo e Ethan quitarme de encima al monstruo. Ahora estaba lamiendo a un risueño Leo. "Ni siquiera lo pienses, señor."

"Pero, mamá," gimoteó. "Es el elegido."

"No lo es," argumenté. Estaba lleno de mierda.

El dueño de la tienda vino corriendo hacia acá. "Lo siento tanto. Espero que no estén heridos." Se giró hacia el perro, "Perro malo, Shredder."

Leo jadeó y me miró con los ojos bien abiertos. ¡Demonios! Estúpido villano de las Tortugas Ninja. "Nos llevamos este," murmuré.

"¡Yay!" Los niños estaban brincando arriba y abajo mientras iba a llenar el papeleo.

Shredder terminó sentado junto a mí en el asiento del copiloto. Ethan, de alguna manera, consiguió ponerle el cinturón de seguridad. Si no estuviera tan enojada conmigo misma por comprar el maldito perro, lo habría encontrado más entretenido. La parte de atrás de mi camioneta estaba llena de comida para perro, juguetes chillones, y cosas esenciales para quienes tenían un perro.

Cuando llegamos a la casa, los chicos corrieron al patio trasero, llevándose a la bestia con ellos. Resoplé y jalé mi teléfono celular.

Construcciones Borruws. Le atiende Selena. ¿Cómo puedo ayudarle?

"Averigua si construyen casas para perro." No eran necesarios los saludos.

¿Es esa tu manera de llamarme perra?

"Compré un perro, imbécil," contesté. "Podría construir la casa yo misma, pero la última vez que construí algo, terminé con un clavo en mi muslo."

Espera. Te pondré con tu bombón.

Mierda. "¡Shelby! No te…"

Troy Borruws

"… atrevas." Mierda.

¿Emma?

¿Cómo diablos supo que era yo con una palabra? "Necesito una casa para perro, y no quiero construirla por mi cuenta."

No sabía que tenías un perro.

"No lo tengo," contesté. "Es para cuando te quedes a pasar la noche." Soltó una risita.

No tienes que pasar ningún problema por mí. Dormiré en tu cuarto.

Sacudí mi cabeza y decidí cambiar el sujeto antes de que mi mente se fuera a lugares que no necesitaba ir. "Llevé a los chicos a una tienda de mascotas y regresé a casa con una bestia de perro. No hay manera de que esa cosa se quede en mi casa."

De acuerdo. Iré más tarde y le echaré un vistazo a esta bestia, para que así pueda diseñarle algo lo suficientemente grande.

"Gracias," contesté.

Ya sabes que no hay de qué. Así que… ¿qué estás vistiendo?

Asno. "Adiós, Borruws," sonreí y colgué. Miré por la ventana para ver a los niños ayudando a Sophie a montar a Shredder. Niños locos. Los dejé jugar hasta que fue hora de ir a casa de Jayden. Mientras se limpiaban, escribí una nota para Shelby, modificando mi caligrafía y firmando con el nombre de Emily al final. Todo lo que mi hermana sabía, era que iba a recoger un paquete que habían dejado en su casa por error.

Cuando llegamos a casa de Jayden, Kim nos hizo señas para que nos quedáramos callados y la siguiéramos. Nos guió a través de la casa hacia el patio trasero. Pude ver por la ventana que los hombres estaban lanzando un balón de fútbol. "Cuando le dé la señal a Tommy, Troy va a inclinarse. Él te tacleó, así que es justo que le hagas lo mismo." Abrió y cerró las persianas tres veces. Vi mientras Tommy decía algo que hizo que los chicos se colocaran en posición. Kim abrió la puerta quedito. "Ve por él." La amaba.

Troy era mucho más alto que la Mamá Malvada, así que cuando me arrojé sobre él, no se sintió exactamente placentero. De cualquier forma, cuando vi la expresión de asombro en su rostro, hizo que valiera completamente la pena. "La revancha es una perra, Borruws."

"¡Amigo!" rió Antonio. "Fuiste tacleado por una chica."

Traté de levantarme, pero sus brazos inmediatamente se enrollaron en mi cintura. "¿A dónde crees que vas?" sonrió.

Jayden vino a mi rescate. "Ahórratelo para más tarde, semental. Tenemos algunos jugadores que entrenar." Me ayudó a levantarme. "No te llaman Emma la Bestia por nada, ¿verdad?"

Después de saludar a todos, me senté en un lado para verlos jugar. Troy estaba vistiendo una camiseta sin mangas que mostraba ligeramente los músculos que escondía debajo. Traté de concentrarme en algo más, pero mis malditos ojos estaban atorados. Estaba inclinado hacia abajo a lado de Leo mostrándole la mejor manera de sostener el balón, cuando se dio cuenta de que lo estaba viendo. El bastardo me guiñó el ojo. Tenía que ir adentro.

Sostener a Christopher ayudó a mantener mi mente fuera del desagüe. Él era un adorable pequeñito. No pude evitar recordar cuando Leo era así de pequeño. Estaba tan asustada de que pudiera arruinarlo de alguna manera. Había hecho un buen trabajo, si podía decirlo yo misma.

Ya que los chicos iban a estar todos sudados, Mia decidió que era una agradable tarde como para comer afuera. Ella puso al pequeño Christoper en su cuna y trajo el monitor de bebé afuera con nosotros. No me importó comer afuera. Un Troy sudado era una cosa hermosa para observar. Los niños comieron rápidamente para que pudieran regresar a jugar. Por suerte, ellos estaban absortos cuando dos nuevos invitados se presentaron.

"¡Emmalyn Goolldan, te voy a matar!" ¿Cómo supo dónde vivía Jayden?

"Shelby," sonreí. "¿Cómo llegaste hasta aquí?"

Tyler caminó detrás de ella. "Lo siento, Emm, pero no quería perderme el espectáculo."

"Fui a casa de los Garcia esta tarde para recoger el paquete. Me invitaron a entrar para cenar, y pensé '¿qué diablos? Una chica tiene que comer.'" Oh, estaba encabronada. "Así que me senté en la mesa, e imagina mi sorpresa cuando Emily empezó a masajear mis hombros y ronroneó sobre lo tensa que estaba." Estaba a punto de perderlo. "Me extrañó un poco, así que les dije que solo necesitaba el paquete. Mike se paró, dijo 'oh, aquí tengo tu paquete', ¡y se bajó los malditos pantalones! ¡¿Cómo pudiste engañarme para ir ahí?"

"¡Fue tu culpa por decirle a Emily que eras mi amante!" le grité de vuelta. "Ella me acarició las nalgas, Shelby. Me sentí tan barata." Una ronda de risas desde la mesa nos hizo difícil que nos quedáramos enojadas.

"Lo siento. No esperaba que fueras mi madrota con tus pervertidos vecinos," contestó.

Tyler intervino. "Si no fueras un dolorcito en mi culo, te habría advertido cuando te vi ir hacia allá."

Shelby se dejó caer en una silla vacía. "No puedo creer que esté sobria por esta mierda."

"Tenemos algo de pay," dijo Tommy, deslizando un plato delante de ella. "Tyler, toma asiento, hijo. Hay suficiente para todos."

"Esto es casi tan bueno como esos libros que hemos estado leyendo," admitió Antonio.

"¿Qué libros?" preguntó Tyler. Tomé un trago de mi té.

"La serie de Madame Elisa," contestó.

Pobre Tyler. Escupí todo el té dulce por toda su cara y empecé a toser. Troy me golpeó suavemente en la espalda. "¿Has leído esos libros, verdad?" sonrió.

"¿Leerlos?" Shelby sonrió diabólicamente. Oh, Dios, por favor no. "Están viendo a la mujer que los escribió." Juro que todos se congelaron.

"¿Tú eres Madame Elisa?" dijo Lauren, viéndome como todos los demás en la mesa.

"Así que eso es lo que haces," rió Mia.

Me paré. "Shelby." Su sonrisa se desvaneció. "Corre."

Ella era rápida, pero yo era más rápida. "¡Me doy! ¡Me doy!" La tenía contra el pasto con su brazo torcido de una forma dolorosa detrás de su espalda. "Vamos, Emma. Al menos ellos aprecian tu trabajo."

"No iría a dormir esta noche si fuera tu," le gruñí cuando finalmente la liberé.

"Había olvidado lo atemorizante que puedes llegar a ser," contestó, empujándose para levantarse y sobándose el brazo.

Después de soportar no sé cuántas insinuaciones sexuales de parte de todos, incluyendo los padres de Troy, decidí que ya había tenido suficiente. Dejé pegada a Shelby con Tyler, ya que él la había traído aquí en primer lugar. Iba siguiendo a Leo hacia la puerta, cuando Troy me interceptó y me tomó la mano, enredando nuestros dedos. Lo miré y me di cuenta de que obviamente estaba tratando de no reírse. "Cállate, Borruws."

Sonrió. "No he dicho nada… Madame."

"¡Ugh! Tú, bast…" me cortó presionando sus labios con los míos. Puse mis manos en su pecho para apartarlo. ¿Quién diablos se creía que era? ¿A quién trataba de engañar? Demonios, tenía buenos labios. Enrolló un brazo alrededor de mí, jalándome más cerca mientras empujaba su lengua dentro de mi boca. Solté un gemido que probablemente me avergonzaría más tarde, pero en ese momento, me importaba un carajo.

Cuando rompió el beso, descansó su frente contra la mía. "Buenas noches, Emma." Me besó rápidamente una vez más antes de darse vuelta y regresar a la casa. "Te veré mañana, chico." Desordenó el cabello de Leo mientras caminaba.

Leo estaba parado ahí con su boca bien abierta. "¿Voy a tener un papá?"

"Ya te conseguí un perro. No presiones," lo empujé.

Entró a la camioneta con una enorme sonrisa en el rostro. "¡Espera a que le cuente a Ethan!"

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