Llegué a aquel lugar extraño donde todos parecían felices. Era un sitio cálido y agradable donde podría pasar mi eternidad.

Entramos por una puerta enorme, y justo antes de entrar me dijeron algo que me dejó sin respuesta.

-¿Prefieres una segunda oportunidad o pasar el resto del tiempo aquí?

Miré al suelo y me quedé pensando. Miré al chico y no dudé ni un segundo. Respondí con firmeza y...

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-¡Emma, baja ya!-Gritó nerviosa mi madre.

Bajé feliz y despacio las escaleras, desayuné, me vestí y me fui a clase. Al llegar vi al chico, me sonrió, se acercó a mí y me sonrió.

-Pensé que jamás volvería a verte.

Me rodeó la cintura con los brazos, me acercó y me besó. Todo volvía a ser como debería, y ahora por fin soy feliz de verdad.