
Capítulo 21: "Éxodo: Auténtico inicio"
Las Campanas se oyeron como eco infinito a través de todo el bosque. Ella aún estaba en la enorme arboleda y la ira la carcomía. Definitivamente esa persona había sido Selya. Volvieron a sonar campanas o quizás solo era su corazón desenfrenado latiendo otra vez y otra vez.
–Regresar... La competencia terminó. -musitó para sí-.
Emily caminaba despacio, sus ojos reflejaban profundo enojo. Cada uno de sus pasos aniquilaba sus emociones progresivamente y en un instante sus ojos se despojaron de toda expresión hasta ser como los de una muñeca de porcelana.
Light la observó regresar por donde se había marchado y recoger el costal repleto de cabezas de monstruos que había arrojado al suelo. Los ojos que veía ahora eran enteramente disímiles de los que había visto parpadear luminosamente con antelación. Se veía... vacía, y no pudo evitar pensar que ella era perfecta.
Caminaron juntos hasta alcanzar al grupo de Emilyette.
–¿Ha visto a la señorita Selya? Señorita Emilyette. -indagó Karina-.
–No, no la he visto.
Fred divisó al extraño tras la espalda de Emily, su mirada le recorrió de pies a cabeza y su entrecejo se arrugó.
–¿Y tu quién eres? -se dirigió al chico hoscamente-.
–Pueden llamarme Light. Me encontré de casualidad con Emilyette.
–¿Emilyette? ¿Por qué ignoras la cortesía? -preguntó Xavier-.
–No es tiempo para sus idioteces, su alteza. -le interrumpió Karina, con un interés peculiar en el joven ante sí- Lo más importante es... ¿Conoces la lengua de la que proviene tu nombre?
–No, solo sé que mi madre decía que significaba luz. -se encogió de hombros despreocupadamente-.
–Karina ¿conoces esa lengua?
–Sí... -se limitó a responder y le miró significativamente-.
Emily vio en sus ojos un remolino intenso de mentiras y sentimientos inefables. Karina... ella tenía algo que sabía y le sería muy útil. Si le hubiesen preguntado unos cuantos minutos antes, ella hubiese dicho que no creía en el significado de la palabra serendipia, ahora no estaba plenamente segura de ello.
–Por ahora salgamos del bosque, la competencia ya se acabó. Regresemos a la cueva a recoger lo que cazamos. -anunció Xavier interviniendo en el ambiente denso que se habíaformado entre amabas chicas-.
"¿Qué misterio tienen estas dos? ¿Desde cuándo se llevan tan bien?" -pensaba el príncipe-.
–Emilyette, espero volver a verte pronto.
Emily solo le observó sin demostrar ninguna emoción o reacción y en unos pocos segundos Light ya no se encontraba entre ellos.
...
En las gradas había un bullicio constante. Todos tenían algo que decir, era imposible detener la charla tras el final de un evento tan emocionante.
El Duque Di Ivilliom estaba en silencio, esperaba a que los concursantes salieran del bosque y revisar el estado de su hija. Su apariencia serena e indiferente negaba la preocupación paternal en la que su interior estaba sumergido. Quizás era costumbre de los Di Ivilliom ocultar sus emociones, a niveles desmedidamente insanos y extremos.
Pasados unos minutos empezaron a salir del bosque los concursantes. Arrastraban costales y sacos en los que estaban la evidencia de las bestias que cazaron. Muchos traían sus armaduras y armas rotas, el cansancio se notaba entre los primeros que salieron.
"Qué patético, estos nobles no deberían enviar a sus hijos a estos eventos si no les dan el entrenamiento apropiado." -pensaba el duque mientras analizaba, a todos los mocosos mimados que salían del bosque, con ojos escarnecedores-.
Entonces salió del bosque Karina, su caza era de un tamaño un poco mayor al promedio, por supuesto, ella no se había esforzado en nada, cazar no le interesaba, apenas y se había dedicado a arrojar piedras congeladas al interior del costal. Posteriormente Fred y después el príncipe, quienes traían consigo una gran caza. Las jóvenes señoritas se reclinaron en sus asientos con la mano sobre el corazón; pensando:
"Oh, ¡Qué valiente príncipe!"
"El joven Marqués Fred es muy gallardo... ¡Oh, Dios mío!"
A pesar de todo, la grada tenía mucho interés en alguien más.
Una chica de pelo castaño ondulado que se alborotaba con el viento, unos hermosos ojos lilas y una armadura impecable y limpia salió del bosque. Al verla el público enloqueció, sus comentarios se llenaron de loor hacia esa señorita. El lauro la coronó de boca en boca, aunque fuera falso y sarcástico.
–¡Es una Chevalier! ¡Después de todos los monstruos que mató su armadura está pulcra! -gritaban junto a otros halagos indistinguibles que se ahogaban en un griterío ensordecedor-.
Entonces Xavier se volteó y la observó buscando el porqué esta vez no fue él quien recibió el reconocimiento de todos y comprendió porqué la adoraron a ella. A las espaldas de una aparentemente frágil y delicada señorita, habían varios costales de inmedible tamaño, en los que no había reparado porque emocionado por salir del bosque se separó del resto. Superaba lo que él había cazado con creces.
Una vez Emily se incorporó con el resto de los participantes salieron del bosque cinco encapuchados. Uno de ellos era Light quien solo cargaba un costal medio lleno.
Posteriormente unos caballeros llevaron la caza de todos los participantes a un salón en el que deberían ser contados.
Todos los concursantes se formaron, las gradas guardaron silencio como si presenciaran un gran espectáculo de ópera. Un sirviente llevó un pergamino a manos del chambelán y este lo llevo a manos del emperador. Quien se levantó de su asiento, y junto a él la emperatriz. Tras ellos se alzaron todos los espectadores: plebeyos y nobles.
–¡Escuchamos al Sol Eterno que nunca se apaga! Señor y juez del imperio Eberhard. -dijeron todos al unísono- ¡Saludamos a la Luna Eterna que gobierna desde las sombras!
Tras la cortesía empezaron a sentarse, primero los de mayor rango social, siendo los últimos los plebeyos. En ese momento el emperador habló:
–Hoy finaliza la Competencia de Cacería, el ganador del primer lugar y de la oportunidad de beber del Lago Celestial es...
Todos estaban en silencio, esperaban a que el emperador pronunciase el nombre del ganador. Pero el monarca, aparentemente, quería hundir a los espectadores en un océano de dudas y suspenso -o quizás yo como escritora exagero mucho el momento- Finalmente las palabras fueron dichas, contradiciendo lo que todos esperaban:
–El ganador es... Light del imperio Gemma.
El mencionado dio un paso al frente, para distinguirse del resto. No obstante nadie pudo apreciar mucho de él, después de todo llevaba un manto que lo cubría completamente. Todos estuvieron decepcionados, esperaban otro resultado. Además de que el ganador no era nadie más que un extranjero el cual misteriosamente nunca había sido captado por las pantallas de los magos y había llegado curiosamente desocupado. Era imposible que estuviesen contentos con ese resultado.
–Se que todos están en desacuerdo, sobre todo después de ver la ligera carga del señor... Light. Sin embargo...
Un caballero salió a la arena con el saco del joven peliblanco, y lo volteó sobre la arena y su interior cayó al suelo.
Una señorita se cubrió la boca con asco conteniendo el vómito que amenazaba con dañar su imagen educada. Cerró los ojos, no podía ver aquello.
En frente a todos una pequeña montaña de globos oculares evidenciaba la cacería tan brutal. Contando cada globo ocular el número superaba por poco las cabezas que había presentado Emily.
–Es que... era demasiado tedioso llevar algo tan pesado. -se excusó indiferente-. Aunque la señorita Emilyette hizo un excelente trabajo, creo que ella debería ganar, ya que yo soy un extranjero.
Diciendo eso se dirigió a la joven lady tomó su mano y la mostró a la grada. Los espectadores parecieron más complacidos ante su actitud noble y empezaron a aplaudir.
–No obstante, no puedo aceptar esto. Al menos no tan fácilmente.-Emilyette desenvainó su espada y la clavó en la arena del coliseo- Le reto a un duelo, para determinar y probar quién es el verdadero merecedor de la gloria.
Light solo le sonrió enigmáticamente, de una manera que ella nunca había visto.
En sus miradas se contemplaba un destello indescriptible. Emilyette le había retado por el hecho de que ardía en ganas de combatir con él después del potencial que el chico le había mostrado. Por otro lado, él estaba satisfecho y no lo ocultaba, pero más allá de eso no se podía idetificar lo que pensaba.
–Lucas, criaste muy bien a tu hija. Sabe defender el honor y atraer la atención.
–Supongo que sí.
–Pero no puedo prolongar esto más. Es una lástima.
El emperador se puso de pie, sacudió su túnica imperial, acomodándola, y pronunció:
–Este sería una gran combate pero, lamentablemente, no se puede prolongar más esto. Sir Light es el legítimo campeón, sin embargo es cierto que ser un extranjero le imposibilita recibir el premio referido al Lago Celestial. Por lo que su premio será remplazado por un favor mío. Entonces, a la campeona de nuestro imperio le otorgo la oportunidad de la que se ha privado a Sir Light.
Emily y Light se observaron de reojo, sonrieron sutilmente. Los resultados que ambos deseaban fueron obtenidos sin necesidad de la intervención planeada... La suerte debe ser una habilidad.
La Abadesa observaba todo desde su asiento y clavó su mirada en Emily, sin pasar desapercibida por el duque, su expresión que debería ser santa e imparcial era extraña.
Luego de un diálogo algo extenso por parte del emperador, una nueva tendencia nació de la boca de los plebeyos y se extendió a los nobles: denominaron a Emily como Chevalier Lady.
Sin embargo, la presencia en la que nadie había reparado apareció cuando todos se retiraban, Selya se escabulló y huyó de la concentración de personas y desde entonces no se le volvió a ver...
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