✯ Capitulo III ✯
Había transcurrido ya un mes desde que comenzaran a salir. Unos días después de haber iniciado su relación, a Emi se le ocurrió la idea de que ambos, al ser pareja, debían compartir un poco más. Por eso, ahora se reunían y almorzaban juntos en la hora del descanso.
Aunque fueron solo amigos por dos años y ya solían pasar algo de tiempo entre ellos, en realidad, ninguno de los dos había almorzado junto al otro con anterioridad. Ahora, sentados uno frente al otro, suavemente sonrojados y tratando de mantener la calma, disfrutaban de la compañía mutua.
—Gracias por la comida —dijeron al unísono, para después empezar a comer.
Era algo incómodo, al menos, en un principio. Cosa rara, dirían muchos, porque se suponía que antes ya hacían cosas en compañía de otro. No podían entender que, en aquel momento sólo eran amigos.
Ahora eran pareja y Mob, que solía sentirse avergonzado por cualquier cosa, estaba tratando de digerir la idea de que ahora tenía una novia. Con el paso de los días, la tensión entre ellos fue desapareciendo, hasta que todo volvió a ser tan cómodo y ameno como antes.
Como ése día fluía con mucha tranquilidad, no hacía tanto calor y el curso de la conversación iba por buen camino, ambos se sentían bastante relajados. Por ende, el enrojecimiento que presentaban sus mejillas había desaparecido casi por completo.
Mientras abordaban temas de todo tipo, algunos triviales, otros de moderada importancia y algunos de interés mutuo, Emi pensó en algo. Al sopesarlo, la joven de cabello castaño clavó su mirada en su novio.
En todo el mes que llevaban de novios, Shigeo no la había invitado a una cita...y ella tampoco había intentado pedírselo siquiera.
Por más que trató de recordar algún tipo de salida en éste pequeño lapso se tiempo, la chica de cabello castaño no pudo encontrar nada parecido que hayan podido hacer los dos como pareja. Lo único más parecido a una cita que habían tenido fue la visita a la heladería. Dicha salida había ocurrido el mismo día en el que se iniciara la relación.
Después de eso, sólo habían estado haciendo lo que hacían desde siempre, que era lo mismo que solían hacer incluso antes de empezar a salir, como por ejemplo, volver juntos a casa. Por supuesto, ahora Emi pasaba por Mob todas las mañanas para irse con él al instituto y almorzaban sólo los dos.
Pero, además de todo ésto, pues no había nada más a lo que pudiera llamársele una cita...
«No hemos salido ni una sola vez... —pensó Emi con la mirada tan perdida como la de su novio—. No me ha dicho nada...»
Al pensar en todo ésto, el sonrojo apareció nuevamente en sus mejillas acanaladas. Después de todo, acababa de caer en cuenta de que quería tener una cita oficial con Shigeo.
Al ver la expresión meditabunda que se había instalado en el rostro de su linda novia, lo cual provocaba el repentino mutismo que la había invadido, Mob se decidió a indagar.
—¿Emi? —preguntó el joven esper, llamando la atención de su novia—. ¿Pasa algo?
Sin responder de inmediato, ella lo miró fijamente durante algunos segundos, para luego desviar la mirada y llevarse una mano al cabello. Tomó un delgado mechón entre sus dedos y comenzó a retorcerlo.
—No...no pasa...o, mejor dicho...si pasa... —titubeó ella—. Etto...Shigeo...
—¿S-Si?
—T-Tú y yo...hemos salido antes, ¿no?
—¿Uh? —Mob ladeó la cabeza—. Pues...sí. Es decir, claro que sí hemos salido antes.
—P-Pero, eso fué cuando todavía éramos, ¿no? —de repente, Emi se sintió más tranquila y su nerviosismo empezó a decrecer—. Ya sabes, antes de que fuéramos n-novios.
"Novios", al escuchar ésta palabra, el joven enrojeció por enésima vez en lo que iba de día.
Aún no podía creer que se hiciera novio de la chica que le gustaba. Que ellos estaban y se hallaban en una relación. Todo ésto era algo que, hasta hace un mes, habría representado algo completamente impensable para él.
—¿Shigeo? —llamó Emi al ver que, ésta vez, el chico de oscura y abundante cabellera negra era quien se había quedado en silencio—. ¿Shigeo? ¿Sigues aquí?
—¿E-Eh? —el chico pareció despertar de algún tipo de sueño—. ¿Dónde estoy?
—¿Es enserio?
—Oh, Emi. —se rascó la cabeza mientras sonreía tontamente—. Lo siento. Me preguntabas si habíamos salido antes. Cuando sólo éramos amigos, ¿no?
—Sip.
—Pues, claro. Solíamos ir a algún lugar de vez en cuando. Uh, mmmm... —se llevó una mano a la barbilla con aire pensativo—. Y la mayoría de las veces eras tú quién me invitaba y me sacabas de casa. —sonrió de nuevo y enrojeció—. Creo que debo darte las gracias. Fueron momentos muy divertidos. Muchas gracias, Emi.
Emi respondió con un "De nada" y correspondió su sonrisa. Centró nuevamente su atención en su almuerzo y todo volvió a quedar en silencio.
Al parecer, sus palabras no tuvieron el efecto deseado. Ella no buscaba agradecimiento o algo así. Sólo estaba buscando una manera de que, por medio de aquellas indirectas, el cayera en cuenta de que, lo que ella realmente quería, era una invitación a salir. Que tuvieran una cita. Pero, simplemente, no entendió.
Levantó la mirada de su comida y lo miró fijamente. Sus cejas cayeron un poco y sus pupilas jade brillaron con suavidad.
«Sigue tan despistado como siempre. —pensó—. Y , precisamente, esa es una de las cosas de él que me parecen adorables. Supongo que tendré que hacerlo yo. No tengo problema alguno».
—Entonces... —comenzó ella sin perder el brillo que desprendían sus ojos—. Ésta vez tendré que ser yo la que te invite otra vez —dijo con jovialidad—. Pero será como pareja.
—¿A-Ah, sí?
—Ujum —Emi se inclinó un poco hacia delante, quedando su rostro a unos treinta centímetros de distancia del de su novio—. ¿Estás libre éste domingo, Kageyama Shigeo?
«Oh, vamos —pensó el chico—. ¡No puedo ponerme tan nervioso sólo porque haya dicho mi nombre y apellido completos con su hermosa voz!»
—¿Shigeo? —Emi colocó su mano derecha encima de la izquierda de él. Ambas se hallaban apoyadas en el suelo—. ¿Otra vez en la luna?
—¿Uh? No, no, no. ¿Cómo crees? —rió nerviosamente—. Sí. Sí estoy libre éste domingo, Emi.
—Perfecto. Ya que yo... quería saber si... —se inclinó un poco más, hasta casi rozar su nariz con la del joven—. ¿Tendrías una cita conmigo, amor?
En ése mismo instante, al tenerla tan cerca, con su linda carita a tan pocos centímetros de la suya, con el aroma del perfume que ella utilizaba colmando sus fosas nasales y solos en aquella azotea, Mob sintió que podría derretirse por ésa chica. Literalmente, sentía que su cuerpo estaba algo inestable en ése momento. Se vió consciente de que la quería muchísimo más de lo que había imaginado.
Esperen, ¿quererla? ¡Ja! ¡Pero si la adoraba! Pensando en todo ésto, Mob ignoraba el hecho de que sus emociones se hallaban en un punto tan álgido, que le estaban afectando físicamente.
Atribuyó el que, todo le diera vueltas, de forma tan repentina, a la cercanía que tenía con su novia en ése momento. Sentía que estaba extrañamente embriagado sólo por el hecho de tenerla tan cerca.
—Por supuesto que sí, Emi. —respondió él y, finalmente, no pudiendo aguantar más, Shigeo se desmayó.
Continuará...
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