
Paso 7: Definitivamente no seas papá joven
El juicio contra Suguru Geto por el cargo de haber masacrado la aldea fue el juicio del año probablemente.
Un hechicero y estudiante modelo de pronto se había vuelto contra los principios de la hechicería y cometido un grave delito; atacar no hechiceros sin motivo aparente.
La condena inmediata fue que Geto seria ejecutado.
Sin embargo, Shoko Ieri, Yaga Masamichi, Haibara Yu, Nanami Kento entre muchos hechiceros mas denunciaron ante los peces gordos del mundo de la hechicería la poca importancia que le daban a su bienestar físico y mental.
Aquello término en una huelga, tanto las escuelas de Kioto, Tokio y otros centros de hechicería del país no aceptaron ningún tipo de misión, los profesores no dieron clase y los directores ignoraban las ordenes hasta que los altos mandos no atendieran y resolvieran sus peticiones.
Entre sus peticiones estaba; un seguro de vida para sus familiares en caso de morir, un módulo de atención psicológica para sobrellevar las emociones difíciles a las que un hechicero se ve expuesto y una mejor investigación sobre las clasificaciones de las maldiciones antes de asignar una misión para evitar casos como el de Haibara y Nanami, también exigieron un cambio en el reglamento, en el que los alumnos se vieran en obligación de abandonar una misión que resultase ser mas allá de su rango.
Las protestas causaron que la condena de Geto se aplazara y eso permitió a Satoru mover sus cartas. Lograron revocar la pena de muerte de Suguru cuando un especialista mental conseguido por Shoko, confirmo que el estudiante sufría de depresión y TEPT y que esto lo habían orillado a actuar como hizo. Básicamente Gojo busco echarle mas la culpa al sistema para evitar que Suguru muriera.
Era algo egoísta pero ¿qué mas le quedaba? No podía permitir que mataran a su novio, además todavía estaba el tema de las niñas y de la huelga.
Finalmente, los altos mandos presionados por las protestas de los hechiceros dictaminaron que Suguru Geto no seria ejecutado, pero que estaría bajo arresto domiciliario hasta cerciorarse que ya no era una amenaza.
Suguru Geto tenía prohibido abandonar Tokio, y de ser posible la escuela de hechicería. Si desobedecia el dictamen seria ejecutado inmediatamente.
Así pues, casi una dos semanas después de haber sido encarcelado, Geto fue sacado de las celdas y le leyeron su sentencia, la cual acepto. Podía permitirse no salir de Tokyo mientras pudiera seguir con vida para asegurarse que las dos pequeñas que salvo estuvieran bien. Tal parece que no iría a casa en algunos años.
Sin embargo, lo único en su mente era Satoru y las niñas.
En aquellos días durante su encierro solo pensaba preocupado en las pequeñas que había traído consigo, ¿las estarían tratando bien?, y ¿qué hay de Satoru? ¿Estaría molesto con él?
Después de ponerse ropa limpia le dejaron salir al pasillo de las celdas. Poco después escucho las pisadas características de Satoru, levanto la mirada para ver a su novio luego de tanto tiempo sin verle.
Sentía que habían pasado años.
- Satoru-
Satoru por su parte corrió a abrazarle y aspirar el profundo aroma de aquel hombre, lo había extrañado. Había estado muerto de miedo de no lograr salvarlo, de no convencer a los peces gordos de revocar la pena de muerte de Suguru.
Casi no había dormido aquellos días, hablando con quien pudiese para poder sacar a Suguru de ahí.
- Suguru, ¿sabes que la burocracia es lentísima? Otro poco más y no te habría logrado salvar- se quejo el albino negándose a soltar a su pareja.
- Lo se, ah, le he dado muchos problemas a Satoru ¿no? Hiciste bien. Evitaste que me matarán- le elogio besando sus mejillas. - Te ves muy cansado cariño. Vamos a que descanses.
La cara de Satoru tenia unas feas ojeras moradas, su novio debió pasarla tan mal como él pensando que seria ejecutado.
- Verás hace días que no tengo buenas noches de sueño. Pero no es solo porque estaba preocupado- comentó Satoru haciendo un puchero infantil
- ¿Ah no? ¿Entonces que te ha quitado el sueño?- pregunto Geto acariciando ese precioso cabello blanco.
- Salgamos de aquí primero. Hay alguien que muere por verte- fue lo que respondió Satoru tomándole la mano a su pareja para sacarlo lo mas pronto posible de la prisión. Entre mas rápido salieran de ahí se comenzaría a sentir menos ansioso.
Cuando finalmente estuvieron fuera, Satoru soltó un suspiro aliviado. Lo hizo, saco a Suguru de prisión.
Ahora podía respirar sin sentir esa opresión horrible en el pecho.
- Bienvenido de vuelta, Geto-san- saludo Ijichi nervioso, solo Satoru era tan loco como para acercarse a alguien que mato a mas de 100 personas. Varios asistentes y hechiceros de bajo rango estaban asustados por las habladurías sobre Geto.
- ¡Geto- sama!- Dos pequeñas corrieron a los brazos de Geto, quien abandono su mano de la cintura de Satoru para agacharse a recibir a las pequeñas.
Satoru celoso, pudo ver como aquellas pequeñas que le habían quitado el sueño por jugar y consolarlas finalmente tenían lo que querían.
A su novio.
Ah, esas pequeñas sanguijuelas querían solo estar con su Suguru, él se presionó lo suficiente todos los días con sacar a Suguru de ahí, solo para llegar a su habitación en la noche y ser interrogado por ambas niñas sobre si ya habían logrado dejar ir a su Geto-sama.
- ¿Cómo están? Estaba muy preocupado por ambas- les saludo Geto cargando a ambas niñas.
- Estamos bien, el hermanito de cabello blanco nos dio muchos dulces y comida deliciosa- dijo la chica rubia quien no dudo en abrazar a Suguru del cuello.
- Oh, entonces Satoru las ha cuidado. Incluso se cambiaron de ropa-
- El hermanito de blanco nos dio ropa nueva- le dijo Mimiko escondiendo su carita en el cuello del joven.
Satoru observaba la escena de brazos cruzados. Era obvio que Suguru no iba a soltar a esas niñas...
- Mimiko y Nanako Hasaba - dijo de pronto Satoru
- ¿Así se llaman? Tienen nombres muy adorables- observo Geto sonriéndole a ambas pequeñas.
- Bueno, aun no nos dejan cambiarle el apellido a Geto o algo así- agrego Satoru sonriendo de lado ante la mueca de incredulidad de Suguru.
- Satoru...no estarás diciendo que...-
- Son tuyas- se adelanto Gojo - tu querías cuidarlas así que esta en proceso que obtengas la tutoría legal de ambas. La masacre hace el papeleo algo difícil pero si sigo presionando, en unos meses deberías tener ya los documentos. Mientras tanto deberemos ver donde vas a criar a ambas, debe ser cerca de aquí ya que tienes arresto domiciliario.
Cada palabra que Satoru decía hacia el corazón de Suguru temblar. ¿De verdad le iban a dar la custodia de ambas niñas?
Estaría encantado con ello pero, era un criminal, desde luego que no contaría con privilegios por un tiempo.
Miro a su novio aun incrédulo, no podía creer todo lo que él estaba haciendo por ayudarle.
- Ahora que lo pienso, me han liberado y perdonado pronto. Supongo que fue obra tuya ¿qué hiciste para convencerlos?- cuestionó Suguru curioso
- Los amenace- respondió Satoru sonriendo con suficiencia.
- Les dije que si no retiraban la orden de ejecución, me escaparía contigo y nos volveriamos contra el mundo de la hechicería para dar un golpe tan fuerte que tardarían unos 100 años en recuperarse.
Geto creyó volverse piedra al escucharlo hablar. ¿Satoru era capaz de traicionar a todos por salvarle el pellejo? Basto con darle una mirada a los orbes azules de su novio para confirmarlo. No había miedo o intenciones de burla en esos ojos.
Este hombre estaba loco de amor por él, seguramente si Suguru lo deseara, Satoru haría el mundo arder por él.
Era terrorífico.
Pero también era emocionante y conmovedor.
- Tú.... Estas loco sin duda. Amenazarlos de tal forma solo por mí- un suspiro salio de los labios de Suguru, acompañado de una risa. - Nos van a tener en el mira un buen rato.
- Que lo hagan, que se quebren el cerebro esperando que hagamos algún movimiento en su contra. No va a pasar, yo no voy a traicionar a nadie y tú vas a solucionar...esto en terapia.
Soltó Gojo sonriendo orgulloso
- ¡¿Ah?!
~~
Resulta que una de las condiciones para soltar a Geto de prisión fue que seria el primer paciente del psicólogo.
En dos semanas, la escuela de hechicería de Tokio le dio la bienvenida a su equipo de psicólogos y psiquiatras (solo eran 2 psicologas y una psiquiatra pero eran los únicos que encontraron con el don de ver maldiciones).
Dos semanas después de haber sido liberado, Geto buscaba apartamentos en la zona cercana para poderse mudar. Mientras, su nueva habitación era la de Satoru, se mudo junto a su novio para dejarle su habitación a las niñas.
Hablando de las niñas, se habían acostumbrado muy rápido a su nuevo entorno, Shoko las adoraba y los 3 juntos cuidaban de ellas. De pronto, Geto ya tenia 2 lindas niñas a quien peinar, cuidaba su alimentación y evitaba que siguieran los malos pasos alimenticios de Satoru. Tener a Mimiko y Nanako cerca era precioso, hasta que agregaban a Satoru a la ecuación.
Mimiko era mas tranquila y reservada, se dedicaba a jugar con su hermana o hacerle compañia a Geto para terminar acurrucada en los brazos de este. Con Satoru también se portaba bien, jugaba con él, se reía suavemente de sus chistes y dejaba que la cargará.
Las niñas estaban encariñadas con Geto, pero no les costo mucho abrirse también a Satoru, lo veían como un hermano mayor que gustaba de molestarlas. Y corrían a jalonear a Geto cada que lo veían abrazando o besando a Satoru.
Sin embargo....
- ¡Ese es mío Satoru idiota!- grito la niña rubia, saltando para quitarle a su recién apodado "hermano tonto" un peluche que Geto le había comprado.
- Sera tuyo cuando me lo puedas quitar, pulga- le saco la lengua divertido.
- ¡Geto-sama, su novio tonto no me da mi peluche! - finalmente, Nanako decidió acusarlo con su protector.
- Nanako, no le digas idiota a Satoru. Una niña tal linda no debe usar ese vocabulario tan feo- le corrigió con dulzura y después miro a su novio
- Ya no seas molesto. Dale eso a la niña 'Toru- se quejo con el tercer niño de la habitación. Con las niñas Satoru se comportaba aun mas tonto de lo que solía ser, pero esta bien.
Con la excusa de ayudarle a cuidar a las niñas Satoru no estaba aceptando muchas misiones, además aun estaban cerrando los acuerdos que los hechiceros lograron con la huelga así que no había tanto trabajo como normalmente.
Gojo le dio el peluche por fin a la primera "quita novios" y fue con su pareja a abrazarle a pesar de que Mimiko también estaba en los brazos de este.
- Eres mío - se quejo el albino abrazándole por la espalda y enterrando su cara en el cuello de su pareja. Suguru se rio por lo infantil que podía ser a veces.
- Mnh, pero también de las niñas- comento feliz. Estos días parecía que la depresión y las ganas de asesinar gente de Geto habían desaparecido. El hombre estaba embelesado cuidando a las dos pequeñas y Satoru estaba aliviado, así le daba mas tiempo de pensar que hacer mas adelante.
También estaba el hecho de Geto llevaba dos sesiones de terapia donde pudo desahogarse de todas las emociones negativas que estaba cargando.
Suguru no creía que realmente la terapia pudiera ser de ayuda. Hasta que en la primera sesión la doctora simplemente le pregunto:
- ¿Por qué elegiste venir?-
- Porque es parte de mi condena-
- Estoy enterada de eso, pero no pareces molesto por haber sido enviado aquí. Tenias miedo pero al final haz venido por tu voluntad Geto-san, dime, ¿Por qué viniste?- la doctora se acomodo los lentes y pronto vio al joven romperse en llanto en su pequeño consultorio aun sin terminar de decorar.
La doctora saco los pañuelos de papel y escucho atenta al chico.
Era lo normal en la primera sesión, aquello indicaba buen camino.
Tenía que decir que apenas con dos sesiones se sentía mejor, podía dormir cómodo en los brazos de Satoru hasta que las niñas llegaban del otro cuarto a intentar colarse en la cama.
El resultado era que, como la cama era muy pequeña para los cuatro, Geto las dejaba subir hasta que se quedaban dormidas y después Satoru y él las llevaban de vuelta.
- No se si esto de que seas padre tan joven sea buena idea- dijo Satoru esa noche, dejando con delicadeza a Mimiko (su gemela favorita) en la cama y arropándola.
- Puedo hacerlo, es menos trabajo que matar a todos los monos- respondió Suguru acariciando el cabello corto de Nanako. Cargaba a la niña en sus brazos y la mecía suavemente para no despertarla.
Satoru, en el fondo de su corazón había descubierto que Suguru estaba hecho para ser padre. Jamás imaginó algo así, Suguru era un hechicero fuerte, tenían un sentido del humor similar y eran muy tontos juntos pero...Suguru era también alguien naturalmente amable.
Satoru siempre se sintió amado y cuidado por su novio, su sorpresa fue ver que ese cuidado que Suguru tenia con él ahora también se lo podía dar a las niñas y le era relativamente fácil cuidar de ellas, tenia mucha paciencia y siempre las miraba con dulzura.
Suguru era una figura paterna increíble, del tipo que compraba lo ros de crianza en internet.
Y Satoru era egoísta y no quería que las dos mocosas le quitaran a su novio. ¡Era muy pronto!
- Al menos no tienes que cambiar pañales- comento Satoru torciendo los ojos. - Pero aun así, hijos son hijos. Siempre serán un dolor de cabeza.
Una suave risita de su novio emergió en la tranquilidad del cuarto que poco a poco se volvía de las niñas con esos dibujos, la alfombra rosa y el suelo lleno de juguetes y crayones. Mañana las haría recoger, tomo nota mental Suguru.
- Son una gran responsabilidad pero no lo se 'Toru, me gusta. Se que vendrán tiempos difíciles cuidandolas y aunque me da miedo no quiero huir. Quiero estar con ellas.
"Eso es obvio, no quieres dejar a la mocosa en su cama" pensó Satoru cruzándose de brazos, pues durante la plática, Geto seguía cargando a Nanako.
- Oh, no sera que estas celoso ¿cierto?- cuestionó Geto, dejando por fin a la niña en su cama.
Bien, aquella pregunta le tomo con la guardia baja.
- No estoy celoso. Solo...aun no quería que adoptaramos mocosos- confeso Satoru haciendo un puchero. Suguru le miro sorprendido y alcanzo a Satoru abrazándole.
- ¿Aun? No sabia que habías pensando en adoptar niños conmigo- dijo Geto divertido.
- Oh por favor, a ti te encantan estas cosas que babean. Si es por ti no me importaría cuidar un par juntos-
Algo curioso era que los ojos intensamente azules de Satoru a veces parecían brillar en lo oscuro, justo ahora, admirando aquellos ojos que adoraba, Geto se sintió conmovido al escucharlo y le planto un beso en la mejilla.
- Gracias- dijo tomándole la mano y acariciando el dorso de esta con cariño. Satoru sintió las orejas calentarsele por vergüenza y evito su mirada.
- Pero que quede claro...solo serán estas dos. No mas niños Suguru- advirtió avergonzado. Geto se río suavemente
- Si, si, solo dos niñas Satoru. Entiendo-
- Hablo en serio- se quejó el albino mientras su pareja lo sacaba del cuarto de las niñas para dejarlas dormir.
La cosa es que el destino juega de forma extraña en ocasiones. Satoru Gojo fue quien le dijo a Geto que no mas niños.
Pero también seria el quien llegaría a casa con otros dos niños.
FINALMENTE TERMINE ESTE CAPÍTULO.
Ahh, el regreso a la universidad absorbe mis ideas, lo siento muchísimo.
Finalmente este episodio quedó mas o menos como lo deseaba, como imaginan en el próximo veremos la aparición del pequeño Megumi!! Así que esperenlo con ansias.
Hago también la aclaración de que no me importa hacer de Satoru alguien egoísta, caprichoso y que no duda en usar su poder a su favor. El personaje en su juventud era de esta forma y no es hasta que crece (y pierde a Geto) que comienza a bajarle a su ego.
Tampoco quiero hacer de Geto un santo, ahora parece que mágicamente cambio su objetivo de vida a ser papá PERO es solo la novedad y de cierta forma una búsqueda por expiar su pecado.
Soy consciente de que ni Satoru, ni Suguru son personajes blancos, ambos tienen una moral gris, con cosas buenas y malas y eso deseo seguir desarrollando.
Nos vemos en el proximo episodio, sera el Paso 8: Somos padres jóvenes.
Buen día!! 💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro