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Nivel 1; Acto I - START.

Muy bien, antes que nada, me gustaría comenzar presentándome de una manera más adecuada (y sin tanto dramatismo).

Soy Daniel, aunque, como se habrán dado cuenta antes, prefiero el apodo de Dan. Se podría decir que soy alguien normal, sin ninguna cualidad extraordinaria o que me haga destacar más que una cicatriz en la mano derecha, fruto de una espada de juguete particularmente afilada. Aunque no tengo tantos hobbies, suelo pasar mis ratos libres disfrutando de alguna buena película o videojuego (y cuando me siento inspirado intento armar el cubo rubik. Soy demasiado orgulloso para ver un tutorial). Actualmente tengo unos 17 (entrando a los 18) años, pero los sucesos que voy a relatar ocurrieron a la edad de 16.

Como ven, existe un año y medio de diferencia (más o menos), por lo que es probable que no me acuerde de absolutamente todo. Aún así, intentaré ser lo más detallista posible.

En fin, creo que es momento de presentar a la segunda protagonista de esta gran historia: ¡Ellie!

**Muy buenas, criaturitas del señor. Como dijo Dan (no lo dijo), voy a complementar algunas cosas desde mi punto de vista (porque yo también quiero participar, ¿okey?). Para que puedan diferenciar entre una narración por parte mía y una de Dan, mis textos tendrán unos asteriscos al principio y al final, además de que las letras estarán en negrilla. Si no entendieron vuélvanlo a leer, no mamen. Sin mucho más que decir, ¡Ellie, fuera!**

¡Dan, dentro! Ahora, con todo esto aclarado, creo que ya podemos empezar...

Todo el mundo sabe que las buenas historias comienzan de una manera épica. El comienzo de esta, aunque claramente entra en los términos, es... cuestionable. Nos situamos en una fría mañana de sábado, ubicado en las vacaciones. El pálido sol se alzaba por el horizonte; la luz naranja se filtraba por las delgadas cortinas y bañaba toda mi habitación de un tono similar. Los pájaros adornaban el bello paisaje con su canto, que esta vez me resultaba más molesto que de costumbre, pues mi objetivo consistía en, básicamente, dormir.

Me encontraba descansando plácidamente en mi camita, guardando el spawn en caso de morir. Hubiera continuado en aquel estado casi vegetal si no fuera por el vuelo de un mosquito cerca de mi oreja, provocando un movimiento involuntario que resultó en un golpe excesivamente fuerte.

Desperté sobresaltado y adolorido, preguntándome que tan estúpido tenía que ser para no controlar mi fuerza ni saber calcular la distancia entre mi mano y la cara. Al final acabé culpando al animal, maldiciendo con un susurro. No tuve más opción que levantarme a, por desgracia, hacer algo productivo. 

Aparte mi cálida cobija de tigre y rodé por mi cama, tambaleándome un poco al ponerme en pie. Mi inmediato primer pensamiento fue comer (no había cenado el día anterior), por lo que antes de salir de mi habitación, me puse en puntillas y estiré todo mi cuerpo, soltando a su vez un glorioso bostezo. De paso, también abrí ligeramente la ventana para que entrara algo de aire. Descalzo, atravesé el cuarto como lo haría un zombi promedio (casi tropezándome con mi peluche de Freddy Fazbear en el suelo), abrí la puerta con cuidado para que no chirriara tanto y salí al resto de la propiedad.

Lo primero que noté fue una ligera oscuridad en el pasillo, debido a que todavía no había tanta luz en el exterior. Aún así decidí no encender la luz, pues sabía que me iba a resultar molesta. Tallándome los ojos, recorrí el lugar sin mucho problema, llegando en poco tiempo a la cocina. Una vez allí busqué mi acostumbrado desayuno cubierto, normalmente preparado por mi madre antes de irse al trabajo. Sin embargo, la ausencia del mismo me hizo recordar que ambos se habían marchado a un viaje de negocios, justo el día anterior.

Hasta el día de hoy me sigue pareciendo extraño el que hayan accedido tan fácilmente al hecho de quedarme solo (se los había sugerido casi de broma, pues estaba convencido de que se negarían) pues era (y sigo siendo) un desastre en todo lo que hago. Pero eso sí; no aceptaron sin antes darme un sermón con las típicas normas que se suelen colocar en este tipo de casos, ya saben: no hacer fiestas, llamar cada tanto, mantener la casa mínimamente ordenada, etc. 

Abandonando aquel tema, me habían dejado una generosa cantidad de suministros, pues si todo iba según lo planeado, estarían fuera por al menos una semana. Para no complicarme tanto, agarré un paquete de galletas ubicado en una estantería baja (que fue lo primero que vi) y decidí que aquél sería mi desayuno. Regresé a la sala para sentarme en el sillón, encender la tele e inmediatamente comenzar a comer, dándome cuenta que había escogido las galletas más desabridas concebidas probablemente en la historia. Poco me importó, me las terminé en un santiamén, pues tenía hambre y cualquier cosa me servía.

Me quedé allí un rato más, terminando la peli (sinceramente no me acuerdo cual era, así que pueden imaginarse cualquiera) y cuando me fijé ya eran poco más de las ocho. Me hubiera gustado dormir un poco más, considerando que los días de semana me levantaba a las cinco para preparar las cosas de la escuela. Sé que estaba en vacaciones, pero quería aprovecharlas al máximo. Lo único que quedaba era resignarse; era imposible que volviera a dormir en ese punto.

Volví a mi pocilga (habitación), no sin antes dedicar una visita rápido al baño para el aseo básico y, como soy un procrastinador del carajo, dejé el resto de las actividades matutinas para más tarde. De todas maneras, iba a ser problema del Dan del futuro, el cual siempre acaba molesto con el Dan del presente.

Siento que debería describir un poco el entorno. No creo necesario dar una descripción tan detallada de mi hogar (pues me estaría doxxeando), pero puedo dar un par de detalles para que se lo puedan imaginar.

No sé muy bien como empezar... veamos, mi casa es, en su mayoría, bastante aburrida. Cuando digo esto, me refiero a que se encuentra muy ordenada y limpia, llegando a niveles casi exagerados, esto gracias a las costumbres de sus dueños, es decir, mis padres. Es medianamente espaciosa y sus paredes están pintadas de un verde lima claro (ya algo desgastado), y hay al menos un cuadro en cada una. Esto no aplica para mi habitación, que parecía una zona de guerra. Al parecer, lo único que no heredé de mis progenitores fue aquel sentido de limpieza, y ellos lo sabían, pues hacía tiempo que ya no me obligaban a limpiar.

Varios peluches y figuras de acción decoraban mi espacio, algunos comics reposaban en una estantería en la que se suponía iban los cuadernos de la escuela (que se encontraban en el piso) y, en vez de cuadros, estaba el poster de la oficina de FNaF, que me había costado algunos meses de ahorro (pero del cual estaba muy orgulloso). Tenía un televisor pequeño, exclusivo para las diferentes consolas que se exhibían gloriosamente en la parte de abajo del mueble. Esa era la única parte que me gustaba limpiar a menudo. Poseía, que yo recuerde, una Switch, una Wii antiquísima, una Xbox que también tenía sus años y una PS4, que era la que más usaba. El resto de la habitación era un completo desastre.

En fin. Para hacerla corta, dediqué el resto de la mañana a jugar en mi Minecraft survival, como cualquier día libre respetable. Mientras me encontraba en plena batalla con un Ghast, escuché el teléfono de casa sonar. Le devolví el último proyectil, me encerré bajo la netherrack y fui a atender tranquilamente. Suponía que serían mis padres, llamando para posiblemente despertarme en caso de estar durmiendo y de paso saber cómo estaba.

—¿Sí? —pregunté algo impaciente mientras me apoyaba en la pared.

—¿Alguna vez has considerado cambiarte a Movistar? ¿has visto la cantidad de ofertas que tenemos para ti? ¡contrata un plan ahora mismo y agregaremos 300 MEGAS de regalo! —contestó una chica.

Quise colgar en cuanto escuché el nombre de la empresa, pero algo me detuvo. Definitivamente conocía aquella voz, y el corazón me dio un brinco.

—...¿Ellie? —me erguí, prestando mucha más atención a la llamada.

—No idiota, es el ejército de Bolivia.

—¡Ellie! —exclamé, olvidando el Minecraft—, ¿realmente eres tú? ¿desde cuando trabajas en Movistar?

—Desde que tuve que ahorrar para comprar este nuevo teléfono. ¿Sí te acuerdas cuando te dije por chat que había llevado el otro a reparar y me dijeron que el micrófono ya no tenía salvación? 

—Cierto, cierto. Bueno, supongo que no quedaba de otra, me alegro que estés de vuelta, hacía meses que no escuchaba tu voz. Entonces, ¿cuándo se te acabe la batería comprarás otro?

—Jaja. Muy chistoso —rio de manera sarcástica.

—Da igual, da igual... Si me estás llamando ahora es porque ya terminó el vuelo. ¿Qué tal ha ido? ¿ocurrió algo interesante? —dije mientras enrollaba el cable del teléfono en mi dedo.

—Meh, tuve que dormir para que el tiempo pasara más rápido. Como no podía usar el celular para otra cosa que no fuesen los juegos offline de la Play Store, me moría de ganas de venir a hablar contigo. Sabía que me extrañabas, pero me sorprende que no te hayas olvidado de mí.

—¿Cómo podría olvidarte? literalmente eres mi única amiga cercana y, por ende, la que más me importa.

—Aww, no estoy segura de si es algo lindo o muy triste, ¡pero gracias!

—Probablemente ambas.

—Seeh... por cierto, ¿estás a punto de salir, cierto? —su voz adquirió un tono de impaciencia que, aunque leve, aún fui capaz de percibir.

—¿Salir? ¿de qué hablas?

—Buen chiste. Se suponía que nos veríamos a esta hora en el parque, intenté llamarte directamente al celular pero está muerto.

Intenté hacer memoria. Era verdad: lo habíamos planificado en una conversación anterior que, de manera para nada sorprendente, había olvidado. Me llevé la mano libre a la cara, desplazándola hasta abajo. 

—Sí, sí, es verdad. Pero eso es a la una, apenas son las... —mis ojos apuntaron en dirección al reloj colgado en la pared; sus manecillas marcaban la una y quince—. Mierda —fue lo único que pude decir—.

—¿Perdón?

—¡Eh, sí sí, ya estoy a mitad de camino, llegaré en unos...! —hablé atropelladamente, diciendo lo primero que se me vino a la cabeza.

—Dan, ¿sí sabes que te llamé a la casa no?

—...Estaré allí en diez minutos —suspiré al cabo de un rato, derrotado.

—Muy bien. Recuerda cargar tu teléfono, nos vemos en un rato —dijo con el tono más dulce que pudo, intentado disimular su evidente molestia.

En cuanto escuché el tono que indicaba el fin de la llamada, me apresuré a alistar mis cosas. Tardé menos de un minuto en vestirme con lo primero que tenía a mano (eso sí, no garantizo que estuviera limpio), tomé mi celular (aunque no tuviera batería), revisé el gas y, después de asegurarme que todo estuviera en orden, tomé las llaves y salí de mi casa en chinga. 

El sol me deslumbró por un momento, por lo que me vi obligado a apartar la mirada y colocar mi brazo como protección. Aún así, eso no me detuvo que comenzar a correr en dirección al lugar de encuentro. Esquivaba a las personas que iban por la calle mientras aceleraba el paso. Sabía que Ellie tenía algo de paciencia, pero no podía aprovecharme de eso. Cuando se enoja, da miedo.

**No mames, ni que te fuera a morder.**

Me da esa sensación.

**No sé Rick.**

Bueno, bueno, podemos discutir esto más tarde, sería raro tener conversación en medio del texto.

**Meh, igual por ahora no pasa nada interesante, nárralo en x2**

Shh, cuando tengas tu propio libro podrás narrar tú. Pero, ya que estamos, quiero aprovechar esta curiosa situación para presentar a E(llie), mi mejor (y única) amiga. Nos conocemos de prácticamente toda la vida y tenemos un montón de anécdotas, algunas divertidas, y otras no tanto. Por aquel tiempo había hecho una viaje turístico a Europa con su familia, y aquella sería la primera que nos veíamos en dos meses. Se suponía que debía ser un reencuentro emotivo y agradable, pero ahí estaba yo, don Pendejo arruinando el momento.

Ahora, volvamos con mi sentencia de muerte.

Aunque por fuera no parezca alguien demasiado hábil, realmente puedo llegar a ser muy rápido, pero con poca stamina. También si consideramos el hecho de que el parque se encontraba no tan lejos de mi hogar, me fue relativamente fácil llegar. El siguiente paso fue ubicar a Ellie; cosa extremadamente sencilla, podría reconocer ese suéter hasta con los ojos cerrados (no me pregunten como es posible, simplemente lo sé.)

—Cinco... cuatro... tres... dos... —contaba ella con los ojos cerrados.

—¡Tiempo, tiempo! ¡ya llegué! —me deslicé por el suelo en dirección a la banca, aterrizando de manera perfecta a su lado.

—A la madre, fueron casi diez minutos exactos, pensé que tardarías un poco más.

—Sí... lo sé... solo déjame recuperar el aliento... —me incliné, intentando respirar correctamente para que el molesto dolor de abdomen se fuera. 

Al cabo de unos momentos, ya estaba mejor.

—Te extrañé, cabrona —una sonrisa se plantó en mi rostro mientras extendía los brazos.

—Yo igual, idiota —correspondió ella a su vez.

Nos dimos un abrazo. Tenerla a mi lado nuevamente fue una sensación maravillosa, pues ni siquiera habíamos podido hablar tanto por WhatsApp.

**Fue un bonito momento, la verdad. Aunque también algo asqueroso. Estabas sudado.**

¿Entonces hubieras rechazado mi tan sincero abrazo? no me lo esperaba de ti.

**No quise decir eso...**

—¿Quieres dar un paseo? —sugerí al separarnos.

—Va.

Nos levantamos para comenzar a caminar. Hablábamos de distintos temas sin relevancia, con ella apoyándose en mí. Ninguno prestaba particular atención al camino, solo queríamos disfrutar del momento... hasta que alguien lo interrumpió.

Resulta que, precisamente por andar tan distraídos, no nos habíamos fijado en el hombre que iba directamente hacia nosotros (más en mi dirección). Como él tampoco se percató de nuestra presencia (hablaba por teléfono), la colisión fue inevitable. 

Cada uno cayó por su lado, mientras Ellie se detenía y procesaba lo ocurrido. Rápidamente me ayudó a ponerme en pie, afortunadamente había logrado maniobrar y la caída no fue tan grave, salí con tan solo unos pequeños rasguños en mi ropa. No se puede decir lo mismo del señor, el cual apretaba su nariz sangrante. Iba vestido con un traje completamente negro (a excepción de la corbata roja), y a su lado se hallaba un maletín del mismo color que su vestimenta junto a unos lentes de sol exageradamente oscuros.

—¡Yo... lo siento! —intenté disculparme desesperadamente, mientras me agachaba a un lado.

—¡No toques eso! —exclamó, viendo como intentaba levantar sus pertenencias-

Ellie me tomó por la manga y me jaló hasta ella. El sujeto se levantó con un leve tambaleo, recogió sus cosas y se apresuró a marcharse, dejando un pequeño rastro de sangre en los primeros pasos. Mi amiga y yo nos miramos, sin saber muy bien como reaccionar ante lo ocurrido.

—¿Estás bien? —preguntó E al cabo de un rato.

—Sí, sí, estoy perfectamente. Por un momento pensé que me iba a dar un puñetazo, tipo extraño —contesté mientras observaba como el mencionado sacaba un pañuelo y se limpiaba la nariz.

—Yo igual. ¿Viste su reacción cuando intentaste devolverle aquel maletín? debe ser algo realmente importante... o ilegal... Como sea, ¿continuamos con nuestro paseo? —dijo mientras me daba una palmadita en el hombro.

—Dale... —pretendía continuar por el camino, pero me detuve al sentir como pateaba algo por accidente. Dirigí la mirada hasta el suelo, donde algo me llamo la atención—, espera, ¿qué es esto? —había una bolsita de papel.

—Seguramente le pertenece a aquel hombre. ¿Ya es demasiado tarde?

Miramos a nuestro alrededor. Estaba desierto, se había marchado al cabo de unos diez segundos. Recogí el empaque; era bastante liviano y no parecía tener alguna marca en el exterior que indicara el contenido.

—Por como se siente, parece que es algo plano y otro pequeño objeto, es decir, no es su almuerzo. ¿Quieres esperar o...?

—No lo sé, puede que tarde horas antes de que se de cuenta... lo mejor sería dejarlo en el suelo, pero... —se mordió el labio, algo que suele hacer cuando está pensando. Comprendí lo que intentaba decirme, y no voy a negarlo, a mí también me entró un poco de curiosidad.

—...¿Sabes algo? no creo que vaya a extrañar esta insignificante bolsita. Si fuera algo vital, la tendría en un lugar más seguro, ¿cierto? —comenté, leyéndole el pensamiento.

—¿Verdad? yo digo que veamos lo que contiene, quizás y sea algo interesante.

—Bien, entonces vamos a mi casa, solo por si es algo no muy legal.

Dicho y hecho, Ellie introdujo el paquetito en el bolsillo de su suéter y nos pusimos en marcha. No hablamos mucho más durante el trayecto, pues estábamos más ocupados intentando no parecer sospechosos de absolutamente nada (creo que no nos funcionó del todo bien, pero da igual.)

Después de una rápida caminata, finalmente llegamos ante la puerta de mi hogar. Me hice a un lado al abrirla.

—Las damas primero —hice un intento de reverencia para complementar la broma.

Ellie soltó una risita y sus mejillas adquirieron un ligero rubor.

—Qué galán. Veo que has estado practicando para mi regreso —accedió a mi invitación.

—No me subestimes —dije mientras entraba detrás de ella—, cuando quiero puedo ser todo un caballero.

—Ya quisieras —dijo sarcásticamente, pues ambos sabíamos que aquello era una gran mentira.

Fui capaz de percibir el suspiro que liberó después de esa frase, creo yo producto de la nostalgia. No voy a negar que yo también la sentí en aquel momento, recordando todas aquellas pijamadas que habíamos tenido en el pasado. Esa felicidad infantil se sentía tan distante, pero tan cercana...

—Amo los viejos tiempos —dijo, recorriendo la propiedad con la mirada—. ¿Qué pasó con mi cuadro favorito? —señaló el lugar, en el cual solo había un clavo adornando la pared lima.

Me llevé una mano a la nuca, algo avergonzado. Se refería a una fotografía mía de pequeño que, al parecer, le encantaba a todo el mundo excepto a mí. El día anterior, aprovechando que mis padres se habían ido, lo había removido de su sitio con la esperanza de que nadie se diera cuenta de su ausencia.

**Era muy obvio al ser literalmente el único cuadro colgado en esa pared, si me lo permites.**

Aún así nadie más se percató, mi plan se cumplió a medias.

—No te voy a decir donde está —afirmé rotundamente, dándole la espalda y dirigiéndome a la puerta de mi habitación.

—Dan, conozco esta casa más que tú. No me va a costar nada encontrarlo —comenzó a seguirme.

—Dudo que siquiera alcances el sitio.

—Ooh, entonces está en un lugar alto...

—¿Qué? yo no... agh, olvídalo. Cuidado con el peluche —advertí.

Ellie atendió a mi aviso y, así como hizo con la sala, inspeccionó mi cuarto, que realmente no había cambiado nada desde la última vez que me había visitado. Realmente se notaba que aquel era mi territorio, y no en el buen sentido. E levantó su suéter y se lo llevó a la boca, como si estuviera hablando a un walkie talkie.

—3312, tenemos un 3312. Por favor, limpieza al cuarto de Dan —comentó en tono sarcástico, mirando mi "pantano".

—No juzgues, entraste en un mal momento. No siempre está así de sucio...

—Te conozco lo suficientemente bien como para saber que esa es la mayor mentira que me has contado hasta ahora —se sentó en la cama y dio otro vistazo rápido—. ¡Todavía conservas la figura que te regalé! 

Se refería a una pequeña estatuilla de Link ubicada en un estante. Era una de las pocas cosas que se conservaban en un buen estado.

—Pero por supuesto, si está bien cabrona. Debería regalarte a ti una de Zelda, sí, sí... 

Me senté en un pequeño escritorio exclusivo para tareas, justo al lado de ella. Extendí la mano en su dirección, mostrando la palma.

—¿Qué? ¿me vas a sacar a bailar? se supone que te tienes que poner de pie antes.

—No, idiota, la bolsita. 

—Ah, dilo antes —extrajo lo que le pedía—, y lo de idiota, lo dejaré pasar por esta vez, solo porque estoy feliz de volver...

Decidí no seguir jugando con su paciencia. Abrí la bolsa y, con cuidado, la sacudí por encima de la mesa (alejándome un poco, solo por si acaso). De allí salieron un pequeño disco de metal (probablemente cobre) y una memoria USB. Ellie y yo nos miramos, sin saber qué decir.

—Pues... es algo decepcionante —dijo ella, tomando la palabra. Agarró la USB y la observó detenidamente, buscando algún detalle inusual.

Yo hice lo mismo con el disco, dándole la vuelta.

—Mira esto... —señalé un pequeño papel pegado con cinta en el cual dictaba: "EJECUTAR EN LA MÁQUINA. REMOVER ESTA INSTRUCCIÓN ANTES DE PROCEDER".

—Extraño... ¿máquina? ¿qué clase de máquina necesitaría algo así? —la confusión se hizo presente en su expresión.

—Puede que si veamos el contenido de la USB se nos van a aclarar algunas cosas, podría ponerlo en mi PC pero al chile no confío, puede ser que tenga alguna clase de virus... espérame aquí —le indiqué mientras me levantaba y salía de la habitación en dirección a un pequeño armario ubicado en la sala. De allí saqué una laptop realmente polvorienta y sucia. Le pasé una mano por encima, removiendo un poco de la suciedad y regresé.

—Qué carajo, ¿y ese fósil? —comentó sorprendida, viendo lo que llevaba en las manos.

—Sí, lo sé. Era de mi papá, pero cuando se compró una nueva me la dejó a mí. Creo que puede ser un buen sujeto de pruebas... si es que enciende.

—¿No te da miedo dañarla?

—Nah, está obsoleta —decía mientras colocaba el dispositivo en la mesa, de donde Ellie había retirado el disco—. Además, tiene un antivirus instalado, seguramente vaya a detectar cualquier posible amenaza —dije con confianza.

—...Es la versión gratis del Avast, ¿cierto? 

—Sí.

—Bruh.

—Muy bien, según yo le debería quedar un poco de batería... esperemos, porque no recuerdo donde está el cargador —abrí la pantalla y una nube de polvo oscura tapó mi vista. Ellie se carcajeó un buen rato mientras yo me moría de un ataque de tos. 

Finalmente logré encender la laptop (le tuve que dar al botón hasta prácticamente hundirlo), aún funcionaba a duras penas. Tardó en prenderse la pantalla, y en cuanto lo hizo se pudo ver el inicio de sesión de Windows 7, exigiendo la contraseña.

—Eh... —traté de hacer memoria. Por suerte, pude recordar la clave al cabo de unos cuantos intentos.

En el escritorio se podían ver una versión de Minecraft que ni Dios recordaba y el CS:GO. Nada más. Tomé la USB y, con algo de nerviosismo por lo que podía ocurrir, di un suspiro y dije en tono de chiste:

—Espero que sea porno.

Procedí a introducir el dispositivo en la ranura de la laptop. Después de unos segundos de ligera tensión, se abrió una carpeta que contenía a su vez más carpetas y algún que otro archivo suelto. Los nombres no parecían tener algún sentido, solo se trataban de caracteres aleatorios (aunque algunos poseían únicamente letras mayúsculas o números, pero la mayoría eran una combinación de ambos, incluyendo minúsculas). Para que se puedan dar una idea, eran algo parecido a "RWQFSFASXC" o "aG9oS45Ys".

Al hacer click en alguno de aquellos archivos independientes, se ejecutó un panel que contenía lo que eran, al parecer, filas completas de códigos, los cuales no entendimos en un primer momento. 

—De acuerdo, esto no lo esperaba... —dije mientras intentaba encontrar algún mensaje oculto entre el mar de caracteres, cosa prácticamente imposible.

—Sí... lo más probable es que se trate de alguna clase de encriptación y que solo ellos contengan la clave para traducirlo... tal vez haya algo en los demás archivos, vamos a ver.

—Tan solo espero que valga la pena y no sea alguna clase de troleo, tipo "puto el que lo lea".

—Lo dudo, el sujeto se veía demasiado serio para eso.

Y así inició nuestra búsqueda por lo que deberían ser setenta archivos, adelanto ya, sin éxito. La mayoría no nos dejaba acceder (requerían contraseña), y los que nos lo permitían estaban encriptados, casi todos de la misma manera (ya que unos pocos tenían una especie de runas).

Después de dos horas intentando de todo, yo ya me había resignado y estaba tirado en mi cama con la almohada cubriéndome la cabeza, mentalmente agotado. Ellie parecía ser mucho más determinada que yo, pues aunque se notaba su frustración desde lejos, seguía buscando alguna pista que pudiera ser útil.

—¿No tienes hambre? —sugerí, sentándome en el borde.

—La verdad es que sí...

—Dame un momento, traeré algo —me levanté de un salto (me mareé horrible) y fui a la cocina, preparando un par de sandwiches de jamón. No pasaron ni dos minutos cuando escuché un grito en la habitación, por lo que dejé lo que estaba haciendo y salí corriendo al sitio.

>>¿¡Qué...!? —azoté la puerta, alarmado.

—¡Lo logré! —la contraria me regaló una sonrisa mientras rodaba la silla. En la pantalla se veía uno de los archivos bloqueados, solo que ahora no estaba bloqueado. 

Me acerqué rápidamente para agacharme a su lado. El texto seguía sin tener sentido, pero para las dos horas que estuvimos fue un enorme progreso.

—¿Cómo lo hiciste? —estaba impresionado.

—Oh, era más simple de lo que pensaba, la contraseña era el propio nombre de la USB. Es bastante estúpido, la verdad, es como si colocaras contraseña como contraseña, o puros ceros.

—Aún así tardaste dos horas en darte cuenta —me burlé de ella.

—Hubiera tardado menos si me hubieses ayudado. De todas maneras, me gustaría verte intentándolo, así que adelante, todo tuyo —se levantó, cediéndome el asiento. Quedé inmóvil, sin saber muy bien como reaccionar—. ¿O qué? ¿tu materia gris no es suficiente?

Apreté los dientes, aquel comentario había un sido un golpe bajo que no estaba dispuesto a aceptar. Sencillamente me senté en el puesto anteriormente ocupado con Ellie y comencé a indagar por los archivos, mientras ella se sentaba en la cama cruzando las piernas y revisando su teléfono.

Aunque por fuera parecía concentrado, realmente no tenía idea de que hacer o tan siquiera como empezar. Me rasqué la cabeza y accedí a un archivo aleatorio (colocando la contraseña). Empecé a observar los caracteres, con la esperanza de encontrar alguna especie de patrón o cosa parecida. Mientras estaba en esto, mi mirada se posó en una sección específica, ubicada en una esquina. Allí, al final de todo, se veía el número "64."

"64... 64..." repetí en mi mente. Por alguna razón, mi cerebro relacionaba todo aquel texto sin sentido con el número 64, y fue allí donde encontré la solución.

Rápidamente minimicé el panel y, después de unas cuantas búsquedas, confirmé que se encontraba escrito en Base64. Lo supe debido a que ya había visto la estructura de este tipo de textos antes y, por lo general, se suele utilizar para datos binarios. Curiosamente no era así en este caso, pues el mensaje se podía leer directamente.

—¡Claro! ¡con razón me sonaba de algo! —exclamó Ellie en cuanto le enseñé mi avance. Estaba genuinamente sorprendida, lo cual me hizo sentir orgulloso.

—¿Y bien? ¿decías algo sobre materia gris? —dije mientras me limpiaba un oído con el meñique.

—Ay, el pasado queda en el pasado.

Ambos dirigimos nuestra mirada a la pantalla. No era un solo texto como tal, era una serie de ellos separados por puntos. Todos seguían la misma estructura y, según recuerdo el primero era:

PRUEBA 278. 2.3.96. FALLIDA.

Y así seguían aumentando el número, de uno en uno, tanto en la prueba y, lo que creo yo que son esos tres números en medio, la fecha en la que se realizó. El texto terminaba a final de mes, aunque había varias fechas repetidas.

Claro, en aquel momento no sabíamos que significaba todo aquello, y para nosotros todo se volvió aún más confuso. ¿De qué prueba hablaban? Ellie y yo comenzamos a teorizar, pero con la falta de información, era como tratar de armar un rompecabezas al que le faltaban piezas. Por ende, fuimos a investigar en los demás archivos, creyendo que allí encontraríamos las respuestas que necesitábamos.

No voy a decir lo tedioso que fue entrar a cada documento o panel, pero tuvimos que haber permanecido así durante algunas horas más. Algo extraño es que, a pesar de ya contar con la clave, algunos archivos seguían sin querer dejarnos acceder, por lo que tuvimos que ir probando uno por uno (el copiar y pegar no funcionaba.)

Aún así, descubrimos cosas bastante interesantes. Entre ellas, una gran cantidad de textos similares a los que desciframos al principio, hasta llegar a los últimos.

PRUEBA 7453. 27.6.20. FALLIDA.

—Vaya que son insistentes... con lo que sea que estén haciendo —dijo Ellie, sorprendida al ver tal cantidad.

PRUEBA 7454. 28.6.20. FALLIDA.

—Como dijimos antes: algo importante —destaqué yo.

PRUEBA 7455. 29.6.20. ALGO HA OCURRIDO.

—¿Qué...? ¿ya viste éste? —señalé la pantalla—. Hasta ahora es el único que pone algo distinto.

Y, ahora sí, comenzamos a teorizar. Llegamos a la temprana conclusión de que, a juzgar por el mensaje escrito en el disco, quienes sean que estaban tras esto querían encender (o probar) alguna especie de máquina y, al parecer, las cosas no les estaban resultando muy bien, hasta la última actualización. Fue también en aquel momento en que logramos deducir las fechas.

—Espera —interrumpió Ellie, comenzando a caminar en de un lado a otro—, eso significa que llevan intentándolo desde por lo menos el 87, pues no hemos encontrado registro que lo sitúe más atrás en el tiempo. Además, según esto, la prueba en la que "algo ha ocurrido", fue precisamente... ¿ayer?

—Es verdad... —me fijé en la fecha de la laptop, estábamos a 30 de junio. 

—En ese caso, ya deben de haberse dado cuenta que les falta la USB, además del disco, que seguro es lo más importante. Oh mierda, oh mierda. ¿Y si nos vieron mientras recogíamos la bolsa? —comenzó a entrar en pánico.

—¿Ellie? —llamé, viéndola desde mi asiento.

—¿Y si se enojan por haber lastimado a aquél tipo? ¿qué tal si era alguien super importante?

—Ellie —insistí.

—¿Y si ya no hay marcha atrás? ¡¿Y si ya saben dónde estamos?!

—¡Ellie! —me levanté de la silla y la tomé por los hombros—. Ellie, relájate. Sí, seguramente ya se habrán enterado de lo que pasó, pero no por eso va a pasar nada. Simplemente te estás imaginando lo peor, n-ni siquiera sabemos realmente qué es lo que planean o si son tas sofisticados como lo hacen parecer aquí. Solo... solo relájate, ¿de acuerdo?

—Sí... sí... —su respiración volvió a la normalidad. Dio un pequeño suspiro y se terminó de tranquilizar—. Gracias, Dani. Tienes razón, tal vez solo me estoy imaginando cosas...

—No te culpo, hasta me has puesto nervioso a mí. 

Sin darnos cuenta, nos quedamos un par de segundos así, perdidos en la mirada del otro. Suena bastante cursi, pero tal cual así pasó. ¿Alguna vez te han dicho que tienes bonitos ojos?

**Sip, muchas veces. ¿Alguna vez te lo han dicho a ti?**

De hecho, creo que no...

En fin. Nuestro lindo momento fue interrumpido por el teléfono de la chica, situado en la cama. La mencionada dio un respingo y, algo avergonzada, fue a contestar.

—¿Aló?

Mientras pasaba eso, yo salí del lugar y me dirigí a la cocina. Con la investigación, no me había dado cuenta del hambre que traía encima. Al pasar junto a la ventana, me di cuenta que ya había caído la noche, al parecer, motivo de la llamada de Ellie.

—Oye —se acercó mientras terminaba de untar mantequilla en el pan—, era mi mamá, se me hizo demasiado tarde. Ya me voy.

—¿No te quedas a comer? esta noche tenemos un platillo especial.

—Lo haría, pero es que si tardo mucho me quitan el teléfono. Da igual, eso te da más tiempo para cocinar, para la próxima quiero un pastel por mi regreso.

—Uh, solo si hay bomberos cerca. Ya sabes que no me llevo muy bien con la cocina.

—Era un chiste, era un chiste. Chau Dani —me dio un abrazo de despedida, el cual obviamente acepté. Esta vez era mucho más agradable al no estar derramando tres litros de sudor —te llamaré al llegar a casa.

Comenzó a caminar en dirección a la puerta, pero se detuvo justo antes de cruzarla.

—Por cierto... sobre el tema de la USB... no te recomendaria continuar, pero si lo vas a hacer, averigua todo lo que puedas. Puede que tengamos algo mucho más grande de lo que pensamos.

Y dicho esto, se marchó.

. . .

Eran aproximadamente las tres de la madrugada, la blanca luz de luna ingresaba por la ventana semi abierta e iluminaba gran parte de mi habitación, dándole un aspecto lúgubre y fantasmal. Asimismo, los pájaros ya no cantaban; habían sido reemplazados por los insistentes grillos y algún que otro maullido de un gato callejero. Este ambiente se me hacía mucho más relajante, pero a pesar de eso, yo seguía muy despierto. Hacía rato que recibí la confirmación de Ellie de que, efectivamente, había llegado sana y salva. No nos quedamos cortos y seguimos conversando hasta que eventualmente se fue a dormir a las once, quedándome solo. Tampoco es que me importara mucho; nos volveríamos a ver al día siguiente.

Mientras, me encontraba frente a la televisión, probablemente con ojeras y el cabello de lo más descuidado. Creo que estaba jugando Wii Sports, pero el mando se me fue de las manos y perdí de una manera muy estúpida, definitivamente el golf no era lo mío. Me llevé una mano a la frente, pues era la quinta vez consecutiva. Por mi salud mental, sencillamente lo dejé de lado, aceptando la derrota. En cuanto fui a buscar el control al otro lado del cuarto, mi atención se posó en la laptop, todavía encendida. A pesar de que había perdido un poco el interés, todavía me resultaba muy atrayente el tema que pasamos investigando toda la tarde. Recordé las últimas palabras de Ellie y, después de dudarlo un instante decidí que, si ya estaba comprometido, no haría daño entrometerse un poco más.

Coloqué un gameplay en la tv para que no esté todo tan silencioso y, ahora sí, rodé la silla hasta el escritorio y me puse a revisar nuevamente la USB, comprobando si habíamos pasado algún detalle por alto, aunque lo dudaba. Iba de carpeta en carpeta, de panel en panel analizando cada trozo de información disponible de manera minuciosa y precisa, usando todas las herramientas a mi disposición... O eso es lo que me hubiera gustado decir, ya que simplemente chequé algunos por encima, sin prestar atención a algo en específico.

Pero, para mi suerte (o no), cuando intenté ingresar al menú de "propiedades", buscando alguna pista o tan siquiera algo inusual, me topé con que el peso total en MG no era el mismo que la primera vez que lo habíamos inspeccionado. No lo mencioné en su momento ya que no era algo tan importante, pero créanme que lo hicimos. Se trataba de una diferencia mínima, pero todavía fui capaz de notarla. Había aumentado, lo que probablemente significaba que se habían agregado uno o más archivos nuevos desde la última vez que lo revisamos. Ni siquiera me pregunté el cómo había ocurrido o si tan siquiera era posible, tan solo me dediqué a investigar más a fondo, esta vez de una manera más seria.

Me terminé topando con una carpeta que, creía, era la importante. Se notaba demasiado fuera de lugar, pues a diferencia de las demás cosas en la USB, esta poseía un nombre no encriptado: "proyecto  ̶a̶a̶-̶1̶ phantom". Con esto, confirmé que no se trataba de algún archivo que accidentalmente habría movido de la propia laptop hasta allí, pues según yo recuerde, no tenía nada con un nombre similar. Además, dudaba muchísimo que se tratara de una broma por parte de Ellie, simplemente no lo haría.

Mi tensión aumentó. No esperaba encontrar nada turbio o ilegal, pero su aparición tan repentina resultó de lo más extraño. Ya sin mucho más qué hacer, accedí a la carpeta, tardando más de lo normal en abrir. Dentro no había más que una imagen en formato PNG. No se podía previsualizar, por lo que no tenía idea de lo que podría hallar. Saqué mi teléfono y comencé a grabar, no porque tuviera un canal de YouTube, más bien era para poder enseñárselo a Ellie a primera hora.

Una vez me aseguré que la toma se veía decente (y después de dar un pequeño resumen), acerqué el cursor a la imagen y, después de prepararme para cualquier cosa, hice los dos clicks. Después de un par de segundos, en la pantalla se mostró una especie de abecedario conformado por runas, con un fondo negro.

La tensión acumulada se convirtió en confusión, ¿esto significaba algo? ¿qué se suponía que debía hacer con eso? Y fue entonces cuando recordé que, en algunos de los otros archivos distribuidos por el dispositivo habían textos formados por aquellos mismos símbolos, y por el orden que ocupaba cada uno en la imagen, podía averiguar que letra representaba cada uno. Fue una idea brillante, si me lo preguntan (sí, tengo ego, ¿de acuerdo?). Rápidamente me puse manos a la obra. Me tomó algo de tiempo, pero conseguí traducir el primero de ellos. Decía así:

(Nota: aunque realmente no supiera cuál letra era mayúscula o no, igual las pondré por fines estéticos, así como las comas, puntos, y otros signos. El mensaje como tal se conserva.)

PROYECTO AA-1. ACV

REPORTE SEMANAL ??? (esto no pude traducirlo por falta de referencias)

PRUEBA DE PLASMA. RESULTADO: NEGATIVO.

PRUEBA DE ESTABILIZADORES. RESULTADO: NECESITAN MANTENIMIENTO.

PRUEBA DE MECANISMOS GENERALES. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE DISCO. RESULTADO: NO COMPROBADO.

PRUEBA DE PORTAL. RESULTADO: NEGATIVO

NOTAS DEL SUPERVISOR EN TURNO: No vamos mal encaminados. Aunque en un primer momento pensé que este plan era un despropósito enorme, los escáneres nos están soltando algunos datos bastante interesantes. Lo volveremos a intentar la próxima semana, después del mantenimiento correspondiente. ¡Buen trabajo, chicos!

Ahora, esto era algo muchísimo más importante para nuestra investigación. No perdí el tiempo y me moví al siguiente texto que pude encontrar, ansioso por conocer más. Ya tendría tiempo para teorizar más tarde.

PROYECTO PHANTOM. ACV

REPORTE SEMANAL ???

PRUEBA DE PLASMA. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE ESTABILIZADORES. RESULTADO: ACEPTABLE.

PRUEBA DE MECANISMOS GENERALES. RESULTADO: NEGATIVO.

PRUEBA DE DISCO. RESULTADO: NEGATIVO.

PRUEBA DE PORTAL. RESULTADO: NEGATIVO.

NOTAS DEL SUPERVISOR EN TURNO: Estamos cada vez más cerca de conseguir un avance significativo. El jefe nos ha traído algunas donas, lo cual ha mejorado la eficiencia de los demás trabajadores. También he notado algo curioso en uno de los escáneres: una especie de anomalía, una que adquirió una forma extrañamente... ¿humana? Estoy seguro de que se trata de un error, debería llamar a alguien para reemplazar estos cacharros.

Siguiente...

PROYECTO PHANTOM. ACV

REPORTE DIARIO.

PRUEBA DE PLASMA. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE ESTABILIZADORES. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE MECANISMOS GENERALES. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE DISCO. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE PORTAL. RESULTADO: NEGATIVO.

NOTAS DEL SUPERVISOR EN TURNO: No funcionará. Hemos intentado de todo, y aún tenemos problemas para abrir el portal. No lo entiendo, siempre que estamos cerca de lograr algo, ocurre cualquier cosa y volvemos a empezar de cero. Siento que nos están saboteando. El jefe nos está presionando mucho más de lo normal, algunos incluso ya han renunciado. No los he vuelto a ver. Seguiremos intentando, pero no creemos conseguir nada. La anomalía se ha estado comportando de una manera muy agresiva, no podemos hacerla desaparecer por más que lo intentemos, y hemos estado haciéndolo durante mucho, mucho tiempo. Ya es demasiado tarde para reescribir todo el código, nos llevaría meses, incluso años. Retrasa mucho nuestro trabajo, y esto afecta directamente nuestro sueldo. Estoy cansado, todos lo estamos.

Y, cuando creía que ya los había visto todos (eran muy pocos en realidad), grande fue mi sorpresa al entrar nuevamente a la carpeta del Proyecto Phantom y encontrar un nuevo archivo. Esta vez sí dude, pues había aparecido de la absoluta nada. Aún así me ganó la curiosidad.

PROYECTO PHANTOM. ACV

REPORTE DIARIO.

PRUEBA DE PLASMA. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE ESTABILIZADORES. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE MECANISMOS GENERALES. RESULTADO: POSITIVO.

PRUEBA DE DISCO. RESULTADO: NO COMPROBADO.

PRUEBA DE PORTAL. RESULTADO: NEGATIVO.

NOTAS DEL SUPERVISOR EN TURNO: El disco ha desaparecido. El agente Smith será castigado por tal descuido. Tenemos que encontrarlo. Ya.

Un escalofrío recorrió mi espalda. Ahora no me cabía ninguna duda: teníamos que deshacernos de los objetos lo antes posible, antes de que lo relacionen con nosotros. En aquel momento recordé que estaba grabando, así que me distraje un segundo para recoger mi teléfono del escritorio y enfocar la pantalla. Extrañamente, en aquel pequeño lapso de tiempo la laptop actuó por si sola y comenzó a reproducir un video. Quedé totalmente inmóvil, muy sorprendido.

Quise apagarla, pensando que alguien la estaba manipulando desde fuera mediante un virus. Sin embargo, me detuve al último segundo, con el dedo a un centímetro del botón. Algo me decía que si hacía eso me arrepentiría, además, ya había llegado demasiado lejos como para echarme atrás. Decidí continuar, asumiendo las posibles consecuencias.

Aunque el video no tenía tanta calidad, se podía apreciar una especie de maquinaria bastante cuadrada con vigas, cables y tubos de metal anclados a las paredes, por donde recibía, supongo yo, energía del exterior. En el centro de esta había un anillo dorado, supuse yo para el supuesto portal. Un hombre vestido con un traje especial se acercó a la cámara y colocó un protector transparente en la lente, empeorando un poco más calidad. Aún así, el audio estaba saturado. El sujeto procedió a sacar una tabla de anotaciones y escribió algo que no pude ver.

—Uh, entonces, este... este es nuestro tercer intento por hoy, *fecha censurada* Hemos hecho unos pequeños ajustes a la máquina, así que... sí, veamos qué tal va —habló a la cámara. Se notaba en su voz que llevaba días sin dormir bien.

Dicho esto, el susodicho se acercó a una sección específica del aparato (no me había dado cuenta de lo enorme que era en comparación), escribió alguna especie de comando mediante un teclado y, aunque esto no se pudo ver muy bien, también introdujo algo plano en una ranura. Miré de reojo el disco de cobre; reflejaba la luz de la luna. Después de todo esto, el hombre aprieta un gran botón rojo ubicado a su lado.

De repente, comenzó a sonar un pitido muy agudo y fuerte, tanto que di un salto y me alejé de la pantalla, tapándome los oídos. Pensé que era parte del video (por el audio saturado), pero resulta que el sonido provenía de la propia laptop. La pantalla se colocó en negro, mostrando errores en la placa de video (los colores se invertían o aparecían glitches). Entonces, un mensaje se hizo presente: S̴͚̫̈́͂́Ǐ̴̲̘̞̭G̴͔̜͈͇̏̾̋O̷̹̫̳͊ ̷̛̠͓̹̝̀̋̾A̵̛͇̞̬̍Q̶̞̜͕͎̍̅̿͝U̵̧̜̭͌̑͌̕Í̴̪̟̅̌̕.

Me acerqué de un salto y la cerré de un golpe, el sonido finalmente se había detenido. Afortunadamente había logrado captar casi todo en video (actualmente no lo tengo, tuve que cambiar mi teléfono de aquel entonces). No me atreví a encenderla nuevamente.

Aquella noche me fui a la cama con muchas preguntas. En primer lugar, ¿la máquina del video era el famoso Proyecto Phatom? ¿qué ocurrió con los trabajadores que renunciaron? ¿al final la USB si tenía virus?

Además, en los reportes se mencionaba mucho a la ACV, que para quien no lo sepa, son las siglas de la Autoridad de Control de Videojuegos, ¿pero que tenían que ver ellos en todo esto? es decir, me lo hubiera esperado de alguna compañía más grande, ¿pero ellos? ¿estaban financiados por el gobierno?

Y lo más importante: el mensaje antes de apagar la laptop. Era probable que la persona que lo había escrito era la misma que me había proporcionado la clave de las runas y el video. Quería que lo supiera, que me enterara de todo esto.

¿Por qué?

Nivel 1; Acto I completado. 

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