Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Noelia 7💙

He tratado de esconderme en el dormitorio, pero de nada me ha servido, Samuel ha entrado en él tras la ducha que se ha dado. 

     Lleva una toalla en las caderas que poco piel cubre en su agarre, la verdad, y se seca la cabeza con otra. Su pelo parece más largo sin el fijador que he visto que usa y necesita mucho meneo para quedar seco. 

     ¿A quién quiero engañar? 

     No me he fijado en el largo de su pelo, solo podía ver sus abdominales marcados y la sombra de vello púbico que se adivina bajo la toalla. Cada musculo que tiene me hace mirar más. ¿Es que además de tocar la guitarra, Samuel baila? 

     Retiro la vista avergonzada y me giro al lado contrario de la cama.

     Samuel no entiende mi rechazo y se tumba a mi espalda. Siento así su cuerpo fresco de la ducha y huelo ese aroma que despierta mi deseo. No puedo creer que quiera dormir aquí, conmigo, ¿es que no va a irse a otra habitación, como hace Asier cuando discutimos? No me importaría que se quedase si midiese más de dos metros, como ocurre con la cama que compartimos nosotros, donde tengo la seguridad de no rozarlo en toda la noche. Pero aquí no lo veo probable, en esta cama no podré dormir sin que Samuel me excite antes solo con un abrazo.

    ¡Porque está claro que él me buscará que dormir abrazados, ya lo está haciendo! 

     Solo me queda cruzar los dedos para que se quede dormido pronto. 

     —No quiero dormir sin solucionarlo antes, Candela. ¿Podemos hablar? 

      Nada, que no se dormirá. 

     —¿De qué? 

     Me oigo, y oigo a una mujer resentida, humillada, una mujer que no va a perdonar tan fácilmente una infidelidad, cuando para nada me debe de afectar así el pasado de Samuel, cuando lo que yo busco es encajar en su futuro, así el presente me esté resultando un desastre. 

     —De Sarai. Tú mejor que nadie me entendiste aquella vez. 

     —Tal vez ahora ya no lo haga. —¡Y dale ahí!, ¡que este hombre no me traicionó a mí! 

     ¿A ver si la conexión con Candela va a ir más allá del cruce que se ha dado entre nosotras? ¿Y si yo, he de sentir esto por ella, por alguna extraña razón que todavía no descubro? 

     Tengo tantas dudas y preguntas, que no creo poder solucionarlas sola. 

       —No deberías oír ya lo que te diga  ella —me dice Samuel en un susurro. Ha tenido que retirar el pelo de mi oído para hablarme con ternura, para hacerme estremecer como lo ha hecho con su aliento, con su voz ronca. 

    Pero además no permanece quieto en su sitio, ocupa parte de mi espacio mientras me estrecha más con su brazo. Su mano busca mi vientre, donde se entretiene jugando con el ombligo, para descender ahora en caricias lentas, calientes y húmedas muy cerca ys de mi pubis. 

     Aparte de su mano exploradora puedo notar cada vena y cada músculo del resto de su cuerpo ¿Eso es capaz de hacer mi alma en su extrema sensibilidad?, ¿hacerme sentir al detalle cada centímetro del cuerpo de Samuel? 

      Y no es lo único que noto. 

      Su erección despierta sobre mi muslo. Él me besa el hombro, sigue buscando con sus dedos mis pliegues cerrados. 

     —Perdóname, Candela. 

      Samuel necesita algo más de acción por mi parte. Quiere hacer unas paces a las que yo me tengo que resistir. 

     Y controlo. Controlo. Respiro y controlo. 

     Respiro hondo.

     Llego a comprender por qué estoy aquí a su lado, que Samuel no es cualquier desconocido para mí, que dejará de serlo muy pronto y que puedo abandonarme a sus caricias y a sus besos  como con ningún otro hombre. Entiendo el rollo ese de las almas gemelas que me contaron Candela y María, de esa atracción tan irresistible que sienten las dos mitades. De hecho, y sin querer parecer una desquiciada, hasta puedo notar cómo la mía lucha por acercarse a su gemela cuando casi que abro la piernas. 

     Pero no puedo dejar que me toque más.

     No ahora, sin saber antes qué me ocurre cuando pienso en él junto a Sarai. Porque ya bastante tengo con saber que él cree tocar a Candela, como para que encima piense en la otra mujer al hacerlo. ¿Dónde dejaría eso a Noelia, que soy yo?

     —Lo siento, Samuel —le digo mientras me levanto de la cama.

      Me mira sorprendido, como si no me reconociera en este arrebato, ¿espera quizá una reconciliación con Candela y no acepta mi negativa? 

     —No puedo. Perdóname tú.

     —¡Espera, no te vayas! ¡Háblame, por favor! 

     A la carrera llego al salón donde sin importarme la ropa del sofá, me dejo caer en ella. No voy a poder dormir, lo sé, esto que me está pasando me impedirá conciliar en sueño. ¿Estaría mal que me volviese a Getxo?, ¿qué dejase esta búsqueda de mi alma gemela a medias y recuperara mi estabilidad con el santo de Asier? 

     La luz del dormitorio se apaga, oscureciendo el pasillo, y recuerdo que el hombre que está ahí dentro me gusta demasiado, aunque no le encuentre mucho sentido a eso. Que ese hombre además me atrae sin poder controlarlo y me enloquece como para haber aceptado quedarme aquí rechazando mi propia vida. 

     Quizás mañana cuando despierte vea todo diferente y pueda elegir bien, si quedarme con Samuel o irme sin él. Una elección que ahora mismo no estoy segura de poder tomar, como de segura estoy de no poder dormir.

💙

Levanto los brazos para estirarme un poco. He conseguido dormir ya bien entrada la madrugada en este incómodo sofá y no sé cómo lo he hecho, porque Samuel ha estado en cada pensamiento que he tenido antes de caer rendida.  

     Me dirijo al baño, y como el resto de la casa este es un caos. He de poner orden cuanto antes si quiero al menos vivir cómoda. Sí, mi elección ha sido quedarme al lado de mi alma gemela. 

     Al pasar por el dormitorio no puedo evitar echar un vistazo, la puerta no está cerrada y me entra la curiosidad por saber de Samuel.

     Me sorprende no encontrarlo. Agarro el colgante y compruebo que hoy no tenía planes para salir de casa. ¿Dónde estará? 

     Un insulto a gritos seguido de una maldición me sorprenden desde el otro lado del pasillo.

     Llego al nuevo dormitorio y miro a través de la puerta abierta. 

     Samuel intenta limpiar la pintura negra que ha derramado sobre una vieja cortina tirada en el suelo, no sin poner perdida con ella antes toda su ropa. Río al verlo frustrado. Está tan guapo enfadado, y todo lleno de pintura, que quiero entrar a consolarle en ese mal trago. 

     Levanto los ojos más allá de él, que no es fácil con este magnetismo que siento, y miro la pared que pintaba. Es lo más bonito que he visto nunca. 

     Es un enorme pentagrama. Y seguro que las notas que contiene son de una auténtica canción. 

      Ahora Samuel me mira, parece calmado en su rabia.

     —Si tanta gracia te hace, puedes pasar  y ayudarme —dice con su adorable sonrisa, esa que yo le he provocado esta vez.

    ¿En serio quiere estar conmigo? 

     Y con esa petición, Samuel hace que note cómo una atracción inevitable me hace avanzar hacia él. 

     Cuando atravieso la puerta veo que ya me espera con los brazos abiertos, cuando me dice:

     —¿Crees que tendremos que tirar toda esta ropa a la basura?

     —Por supuesto —admito  cada vez más cerca de él. He llegado a la vieja cortina, la que piso sin remordimientos para acercarme más—. Y habrá que hacerlo también con la mía.

     Y sin querer pensar que no conozco todavía a Samuel, lo abrazo antes de que él pueda reaccionar, traspasando la pintura negra a mi ropa. 

     No me reconozco entre los brazos de un hombre, cuyo corazón late en mis oídos más que en su propio pecho. 

     Tras un momento de incertidumbre, en el que siento la tensión de su cuerpo, Samuel lo hace por fin. Pasa ambas manos por mi espalda y me estrecha contra él. Respira hondo el aroma de mi cabello y me acaricia el cuello con la nariz. 

     —Me gustan tus buenos días, ¿pueden ser siempre así a partir de ahora? 

    —Pueden —digo con una sonrisa. De todas formas despertaré aquí más de un día. 

     —Siento mucho lo que ocurrió anoche, de verdad. 

     —No importa. 

     —Sí, sí importa si va a crearnos un problema en el futuro. 

     Sigue intranquilo. ¿Es posible que haya pasado tan mala noche como yo? 

     —Por mí está todo bien, en serio. 

     —No quería ser un cerdo, nunca me lo dejaste tan claro como hiciste anoche, si lo hubiese sabido antes, yo...  

     —No tengo nada que perdonarte. No hablaremos más del tema. 

     Samuel no es culpable de nada, lo que ocurriese con Sarai fue antes de llegar a mi vida y de saber que es mi alma gemela. Que luego yo reaccionase como una loca celosa, tampoco lo pudo evitar. 

     No quiero separarme de él y sigo escondida en su hombro mientras le hablo. Toco con disimulo el colgante para saber si alguna vez Candela supo de esta canción. 

     —¿Me dejarás escuchar esa melodía? 

     —¿Qué? 

     Samuel coge mis hombros y me aparta para mirarme a los ojos. Los míos señalan la pared, los suyos, ámbar, parecen brillar de la emoción.

     —¿En serio lo harías?, ¿escucharías mi canción?

     ¿Por qué tengo la impresión de que Candela jamás se interesó por su música? Me siento mal, tampoco yo lo hice jamás por el trabajo de Asier si no era un proyecto conjunto, como el que tenemos ahora entre manos aquí en Granada. Falta de amor, creo que se le puede llamar, y me duele que Samuel y Asier no lo tuviesen en los años que vivieron a nuestro lado, respectivamente. 

     Yo al menos quiero poner remedio en la parte que me toca ahora.   

     Asiento con la cabeza a su pregunta, y en su inmensa alegría, Samuel me coge en brazos para dar vueltas conmigo en el aire, con tan mala suerte que resbala con la pintura de la cortina y ambos caemos al suelo. 

     No me importa, río a carcajadas. He sido yo la que ha conseguido esa felicidad en él y que ahora tengamos que tirar de verdad la ropa a la basura, es lo de menos.


💙

     El uniforme de Candela me gusta, pantalón negro y chaqueta color tinto. Estoy emocionada. A menos de una hora de comenzar mi turno como cocinera del restaurante del hotel no siento temor alguno de no saber qué hacer. Soy actriz. He hecho de camarera en varias ocasiones y puedo controlar el oficio y el vocabulario, ¿que meto la pata?, bueno, también sabré salir del aprieto con cualquier clase de arte dramático. 

     Hoy me siento poderosa y nada estropeará mi día. 

     Espero en la cocina a que Samuel esté preparado para irnos. Ha habido una confusión respecto a mi horario laboral, al parecer Candela tenía que haberlo cambiado para que Samuel y ella pudiesen seguir de celebración de aniversario, cosa que no le dio lugar a hacer anoche. La comprendo, descubrir que Asier es su alma gemela debió nublar su juicio, como me ocurrió a mí con Samuel, que mírame, aquí estoy, usurpando una vida entera que no me pertenece. 

     Así que él ha cambiado su turno, para no separarse de mí, y teniendo en cuenta que ya ha pasado el día conmigo, eso me da esperanzas en su pronta conquista. Claro que no tanto si tengo que estar cachonda todo el tiempo. ¡María me va a oír!, tiene que darme algo para apaciguar mi libido porque todavía no terminamos la decoración de su habitación insonora.

     El pentagrama ya reluce en la pared, y gracias a eso, el resto se verá impresionante. Para mi satisfacción personal diré que las gracias que me ha dado Samuel, en repetidas ocasiones, me han llenado de orgullo porque no estoy acostumbrada a manchar mis manos en el trabajo, literalmente hablando.

     Cuando terminamos de limpiar nuestras ropas y nuestro pelo —por mi parte bajo una ducha de agua bien fría—, nos pusimos con el almuerzo, sin parar de reír al recordar cómo nos habíamos manchado. 

     Y menos mal que no he necesitado hacer la comida, que era algo que me aterraba desde que supe que Candela es la encargada de hacerlo de manera profesional. 

     —¿Qué haces? —le dije a Samuel cuando lo vi liado con las cosas que cocinaría. 

      —Tú has limpiado mi desastre, así que yo te ayudo con la cocina. 

     —¿De verdad? 

     Tras tocar el colgante y ver que era su primera vez entre fogones, no sé lo que me hizo sentir que el corazón me  empezó a latir muy fuerte. Ha sido conmigo con quien ha compartido ese detalle. 

     —Vamos, Candela, no sabré hacerlo tan bien como tú, pero al menos no voy a envenenarte, mujer. 

     —Quiero ensalada, entonces —contesté riendo por su iniciativa. 

     —Espera un momento —dijo al volverse, para reír conmigo—. ¿No te fías de que pueda freír un huevo sin prender fuego a la casa? 

     —Exacto —de algún modo tenía que evitar que supiera que soy vegetariana, lo cual nos hizo reír mucho más.   

     He descubierto que hacer un almuerzo sencillo entre risas y complicidad con tu pareja puede ser tan interesante como la mejor de las citas en un buen restaurante.

     Miro la cocina ahora, lo próximo que haga en esta casa será su restauración. ¡Es un milagro que los muebles altos permanezcan en la pared! 

     —¿Lista para irnos?

     Samuel ha entrado sin que lo oyese. Me giro y a punto estoy de  comérmelo a besos. 

     Se ajusta los puños de la chaqueta del traje sin darse cuenta de lo que me está provocando.

      Han sido muchas horas controlando mi instinto a su lado y no sé si podré hacerlo ahora y no arrancarle la camisa negra a bocados.

    «¡Dios, María, voy a necesitar litros y litros de lo que sea que prepares, para que me baje este calentón permanente!»

     O mejor, y más práctico; puedo cerrar los ojos a mi pasado e intentar disfrutar por primera vez del contacto íntimo de un hombre sin miedos, sin tirria que me haga pensar en acabar pronto. A ver si así consigo unirme a Samuel como se espera de nuestras almas gemelas. 

     No tengo por qué demorar más nuestro primer encuentro si es tan evidente por parte de ambos, ¿no? Yo, mirándolo descaradamente, él comiéndome con los ojos. 

     Si me doy la oportunidad, puedo lograr ya la unión de nuestros cuerpos. 

     Seré yo quien le quite esa ropa que me está volviendo una obsesa.

     Samuel me ofrece su mano y no la rechazo. Me alcanza un calambre hasta el codo cuando me la besa. Puede que sea una señal y que esa electricidad nos conecte en el inicio de nuestra unión de almas. ¿Es posible que esté por conseguirla ya? ¿Está más cerca de lo que creía y no hago bien en demorarla?


¿Estaba tan claro que Noelia se quedaría al lado de su alma gemela? ¿Ha sido una decisión correcta?💙
 
     💙Es ahora cuando comienza su verdadera búsqueda en la Unión de Almas.

     Pero no parece que será fácil para ella si no es capaz de creer primero que Samuel es su alma Gemela. Porque ya nada de lo que haga podrá evitar esa atracción que le acerca a él 💙

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro