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Noelia 6💙

He tenido que caminar durante media hora con los zapatos de tacón,  siguiendo indicaciones del GPS del móvil de Candela. El dinero que he encontrado en su bolso no era suficiente ni para coger un taxi al Zaidin a la hora que es de la noche, y solo he tenido bastante para que me bajase del Sacromonte. 

     Si me lo hubiera advertido,  yo le hubiese pedido cincuenta euros de mi propio bolsillo. Claro, que un dolorcito de pies es lo mínimo que me merezco por inocente. Que solo a mí se me ocurre esto de intercambiar mi vida y mis cosas con una desconocida  y dejarme engatusar por una hechicera. Cualquiera diría que estaba deseando perder de vista mi vida, mi carrera y mi futuro con Asier, para no  importarme caer en semejante engaño. 

     De buena gana me daba la vuelta y arruinaba todo este teatrito para recuperar mi identidad, que no sé porqué me da que soy yo la que salgo perdiendo con el cambio.

      Estoy muerta y solo deseo llegar a esa casa para poder asimilarlo todo, mi vida ha dado un giro inesperado y no necesita más altibajos por hoy. Espero que Samuel me ayude y esté dormido cuando llegue, porque no sabría qué decirle si me espera despierto. 

     Esto no es algo que tenga asumido todavía como le dijese a Candela o  a María. ¿Almas gemelas?, por favor, si no estoy preparada para creer que tenemos una, ¿cómo voy a hacer para actuar delante de él, que al parecer es la mía? 

     Además, que  no deja de ser un desconocido al que he de enfrentar en la intimidad, con lo sequita que yo soy para esas cosas del contacto físico y las demostraciones de cariño. Llámame arisca, rancia o antipática, lo soy, no me importa. 

      ¡Dios mío, ¿en qué lío me he metido por creer en la palabra de dos locas?!

     Abro la puerta de la casa, se trata de un piso pequeño. No he tenido nunca que calcular superficies a ojo, pero solo el hall de mi casa en Getxo es tan grande como lo que adivino que será todo el piso. Alucino más al ver el interior. 

     Si ya me ha parecido un horror el vecindario, mientras venía, y la fachada del edificio una ruina, el interior de la casa no me parece menos deprimente. 

     Todo está por medio en el salón, no estoy acostumbrada a este desorden, Paulina, la empleada encargada de la limpieza en mi casa no deja rastro que me haga enfurecer. Aquí hay cajas de cartón, botes de pintura y sacos de arena por cualquier parte. 

     El sofá casi ni se ve, lleno de ropa, sábanas o toallas, no diferencio de qué se trata cada prenda y mucho menos si están sucias o limpias Espero que sea lo segundo, hace siglos que no pongo lavadoras y he de familiarizarme antes con la dichosa máquina.

     —Al fin llegas, no quería dormir sin ti. —Samuel me ha sorprendido en un abrazo por la espalda. Agarra con cariño mi vientre y me besa el cuello sin que yo le dé permiso.  

     ¿De dónde sale este calor que siento en mi entrepierna? 

     Pego un salto y me aparto de él, sin poder evitarlo. Son años de práctica cuando me tocan a traición. 

     No quiero que me toquen. No soy partidaria del roce personal sin consentimiento, no desde que aquel cerdo de mi padre quiso pasar los límites de ese contacto cuando yo solo tenía trece años. Experiencia que dejó para siempre esta frialdad en mis relaciones y que todavía hoy me caracterizan, y que solo consigo minimizar metida de lleno en un papel de cine o cuando soy yo la que busco las caricias físicas para satisfacer mi calor. 

     Respiro hondo, me doy la vuelta para enfrentar a Samuel por primera vez y lamento al instante haber puesto distancia entre nosotros, ¡mi cuerpo se excita aún más al verle! 

     Vaya, parece que él ha dejado de ser ya ese extraño para mí, derruyendo cualquier miedo que pudiese tenerle a partir de ahora. 

     Samuel sonríe y me mata con ello, mi corazón se detiene. Pero lo más extraño es que su torso denudo, manchado de pintura, me incita a limpiarlo, aunque sea a lametones. Cierro los ojos ante la visión de mí arrodillada y pasando la lengua muy por debajo de su pecho, no quiero mirar más la línea de su ombligo y el vello que lo cubre, o estaré perdida.  

     Nadie me dijo que sería así cómo descubriría a mi alma gemela. Que mi instinto carnal saltaría como respuesta a su cuerpo desnudo hasta querer poseerlo por completo, sin miedos, sin temores inseguros, después de marcarlo con la lengua de arriba abajo, por supuesto, en un arrebato de propiedad. 

     María habló de calor, sí, pero imaginé un simple sofocón. Debió de ser más explícita con lo de nuestra unión, pero parece que le fue más divertido ocultármelo. En cuanto amanezca, regresaré al Sacromomte para que me explique bien. De saberlo antes hubiese estado preparada para esta excitación tan extraña que me posee, solo por la visión del cuerpo moreno, sudado y duro de Samuel.

     —¿Dónde has estado? Rocío ya hace tiempo que ha terminado su turno. 

     No puedo decirle la verdad, acabaría loco. Yo no tardaré en estarlo.

     Agarro el colgante y tiro de recuerdos neutros que me den la excusa perfecta a las casi dos horas que lleva Candela fuera. El hotel es lo único que sé de ellos y quizás me muestre a la tal Rocío. 

     Si me concentro en su trabajo y su actuación de esta noche puede que  encuentre una respuesta creíble.

     Veo cómo otras mujeres coquetean con Samuel en el trabajo. Está de lo más cotizado. Son compañeras, lo sé por sus uniformes. Son varias, para mi gusto demasiadas. 

     ¿Cómo podía Candela verlo así de “coqueto” y no interferir? Asier jamás hizo nada parecido delante de mí. y mira que oportunidades tiene con todas esas aspirantes a actrices dispuestas a todo por un papel en sus películas. 

     Esas mujeres que veo ríen descaradamente con sus comentarios y no pierden la oportunidad de sobar alguna parte de su cuerpo. Sus manos, sus brazos o incluso sus tetas alcanzan la espalda de Samuel en una caricia mientras fingen escuchar su música, cuando toca la guitarra en los ensayos. 

     No puedo creer que Candela, habiendo visto tal cosa de su novio, no las pusiera a todas en su lugar. 

    Pero solo una de ellas me hace enfurecer a mí, porque Samuel le presta más atención que a las demás. Leo su nombre en la placa de identidad que tiene en la solapa del uniforme. Sarai.

     —He estado hablando con Sarai.

     El rostro de Samuel pierde la sonrisa y la picardía que me ha mostrado al llegar, puedo jurar que una sombra lo oscurece. 

No sé por qué he escogido ese nombre y no el de otra. Supongo que me ha molestado ver que él estaba a gusto en su compañía y que pocas veces la ha rechazado. Pero por su cara ahora, no parece que le agrade tampoco la tal Sarai, me deja claro que algo ocurrió entre ellos y Candela.

     En cuanto se la he nombrado, Samuel ha comenzado a enfadarse. 

     —No entiendo tu empeño en seguir hablándole. No es que seáis las mejores amigas como para hacerlo —dice mientras camina hacia el interior de la casa. 

     No hay mucho más de interior que los pasillos, de lo que imagino serán las habitaciones. Creo que se dirige al baño para dar por zanjada esta conversación.

    ¡Soy su alma gemela ¿no?, pues quiero seguir hablando!

     —La que no entiende vuestra extraña amistad, soy yo.          

     —¡Porque no hay amistad que entender, ya te lo he dicho mil veces! 

     —Pues bien que te afecta todavía oír su nombre. 

     —¿Te estás oyendo, Candela? No es a mí al que le afecta. ¿Por qué ahora? 

     Eso digo yo, ¿por qué me siento así de mal? ¿Por qué le estoy echando en cara nada si yo a este hombre todavía ni lo conozco? 

     —A lo mejor es por la cara que has puesto cuando he hablado de “tu amiga” . —Y es que mi boca va por libre y no me puedo callar.

     Pero aún no quiero hablarle de esa sombra que he visto en sus ojos o acabará por reírse de mí. 

     —La que se me está quedando de ver tu doble moral, cariño. 

     Y ese cariño no suena bien, suena irónico. 

     Esta conversación, esta discusión más bien, no es algo que planease al salir de la cueva de María, no es que quisiera un amor eterno de la noche a la mañana al oír hablar de almas gemelas, destinos inevitables y el “infelices para siempre”, pero por lo menos algo de afinidad, que me conecte con este hombre que al parecer me complementa, sí que esperaba encontrar, la verdad. 

      Lo que he sentido al ver a Samuel con esa mujer ni mucho menos se parece al beso que vi que le daba a Candela hace unas horas, no se asemeja a nada que viese o supiera de mis otros amantes. Ni del bueno de Asier tuve nunca este tipo de quejas. 

     Duele más, y puedo jurar que mi alma ha sentido ese dolor. ¿Así va a ser, me veré arrastrada por ella y la atracción por su gemela sin importar cómo de mal me sienta yo? 

     —Sarai y yo no somos amigos, Candela, nunca lo fuimos, métetelo en la cabeza de una vez.

    —No lo hubiese dicho mejor, lo tengo grabado aquí —le digo con demasiada energía al taladrame con el índice la sien.  

     ¡Ay, madre, que casi se lo cuento todo y arruino nuestra unión! Trago saliva, ojalá y lo haya pasado por alto. 

     Y lo hace, para mi alivio. 

     —Sabes de sobra que Sarai no significó nada para mí, que fue solo una noche —me grita cuando se marcha por el pasillo—. ¡Y no sé a qué viene ese reproche ahora, creí que jamás te importó lo que pasó entre nosotros el año pasado! —alcanzo a oír cuando ya ha cerrado la puerta del baño. 

     Puto piso pequeño que no mantiene intimidad. 

    ¿Una amante? ¿Samuel ha tenido una amante? ¡Joder! No creo que esté preparada para esto. 

     Me siento en un hueco que encuentro en el sofá cuando aparto con rabia la ropa. No puedo creer que Candela no me dijese nada. 

     Puedo usurparla a ella porque de alguna manera él me verá a través de su interior, y Samuel estará conmigo hasta poder conquistarle yo misma, pero ¿puedo luchar contra Sarai y lo que tuviesen juntos? Ella es la que estará presente entre nosotros de verdad. 

     ¡Mierda! Este colgante no funciona para ver eso. 

     He pensado que si los veía podría competir con Sarai, pero no va así la cosa. ¡No sirve! Estoy tentada de arrancármelo del cuello y dejar ver a la verdadera yo, a Noelia. 

     ¿Por qué no? Después de todo soy actriz, famosa y muy guapa, según las revistas de los fans y mis seguidores en las redes. Ningún hombre se resiste a mis encantos, y Samuel no será el primero. Tal vez pueda hacer que su alma me complemente a mí sin recurrir a la imagen de Candela.

     No, no lo creo, él tiene que desenamorarse de ella antes, yo como Noelia solo sería una más de sus deshagos y me parece que así no alcanzaría del todo su alma. 

     Necesito algo más de tiempo para acercarme a él y decirle la verdad de mi interior sin que se vuelva loco.

     Me voy a la cama. Si espero a que Samuel salga del baño puedo arrepentirme de haberme quedado para unirme a él, porque lo que me apetece en este momento es partirle la cabeza por haber estado con Sarai en una traición a Candela. 

     Creo que será así a partir de ahora. Sentiré de esta manera intensa por mi alma gemela y tendré estos celos ridículos. No me había pasado nunca, ni si quiera con Asier los tuve, y no sé cómo he de enfrentarlos.

     Echo un vistazo al dormitorio. Más desastre del orden. 

     Me parece divisar algo parecido a un pijama sobre la almohada con el que me sentiré algo más cómoda que con este vestido de fiesta. 

     De una patada me quito los zapatos. No me he acordado de ellos hasta ahora y me duelen los pies, ¡maldita sea! No creo que me resulte fácil pillar el sueño entre Samuel, Sarai, Candela ¡y el jodido dolor de pies!

     El vestido cae al suelo, no creo que importe si no lo recojo entre tanta ropa tirada. 

     Me pongo el pijama. La camiseta de tirantas se me cae, espero acostumbrarme pronto a la ropa tan amplia y llamativa de Candela, ya pondré remedio buscando algo menos…, menos colorido. 

     Para intentar calmarme me echo en la cama, que por supuesto, tengo que despejar de más trastos.

     —Siento haberte gritado antes.

     Samuel  está en la puerta y está… ¡Uf!, está recién duchado.  

💙Tal vez haya sido lo mejor, hacer interactuar a ambas protagonistas, así todas las dudas que puedas tener con Candela, quizás con Noelia desaparezcan y te hagan disfrutar de su relaciones con Asier y Samuel respectivamente.

     Noelia y Samuel tienen mucho que contarte💙

Yo, @palomagomez78 tengo mucho que contarte💙

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