Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Noelia 12💙

Anoche tuve tiempo de investigar un poco sobre las almas gemelas, poco, si tengo en cuenta que Candela y María me llevan años de ventaja en el tema. 

     —¿Es por eso que mi alma gemela está en un hombre en esta vida? 

     —Eres buena, niña. 

     —Internet —le digo encogiéndome de hombros —y dos noches en vela dándole vueltas al coco. 

     María sonríe. 

     —Sí, pequeña, y lo siento, pero el daño que sufriste por culpa de uno ha de ser reparado, y una mujer no hubiera recompuesto tu alma herida por él. 

     —Pero ¿por qué Sarai? Entiendo que si mi bloqueo es por lo que me hizo mi padre, es con los hombres que debo luchar, no con ella, con una mujer. 

     Ya no me importa que María lea mi mente, el ¡Hola! o mi Instagram para descubrir la verdad de mi pasado, yo misma se lo digo si quiere saberlo. Ese bastardo quiso abusar de mí y acabó golpeando a mi madre, por accidente hasta matarla, cuando ella me defendió de sus intenciones. Por su culpa arrastro este rechazo que me provocan los hombres al inicio. 

     —Exacto, pero Samuel tampoco es cualquier hombre que quiera meterse entre tus piernas. La atracción que sientes por su alma ya elimina cualquier barrera que te pongas con él como escudo. —Que me lo digan a mí, esta sería la respuesta a mi pregunta  de por qué ando caliente a cada rato con él—. Por eso tu bloqueo se refleja en la mujer que lo ama tanto, para no dejaros avanzar hacia vuestra unión. 

      —María, yo no soy Candela, háblame que lo pueda entender bien, por favor. 

     Por primera vez siento mi propia conexión con esta mujer cuando me coge las manos, puede llegar a ser también una abuela para mí. Las golpea con cariño entre las suyas dándome su compresión. 

     —Haces de Sarai la sombra de tu bloqueo mental porque no puedes hacerlo con Samuel como hacías con todos los hombres que s ete acercaban. 

     —Con Asier nunca fue así, podía estar con él. 

      —Bueno, ese hombre es canela en rama, niña, y no hacían falta palabras entre vosotros para llegar a un acuerdo de convivencia. Pero Samuel es tu alma gemela, a él lo amas por encima de cualquier energía terrenal y tus negativas a no tener sexo no lo cambiará. 

     —Si no son celos de Sarai lo que tengo, ¿cómo venzo el miedo a su sombra? 

     —Dejándote amar por Samuel. Dejando que fluya vuestra conexión carnal sin poner impedimentos.

     —Ya me resultaba fácil que solo un embrujo sobre un colgante nos hiciera unir así, sin más. 

     —No te desesperes, porque solo tienes que echar un casquete. 

     —Dime que no te he oído bien, por favor. —Y da igual que me diga que estoy sorda, lo he oído perfectamente. 

     —Verás que eso te relaja, niña. —Sí, lo he oído bien, tengo que tirarme a Samuel para que se de nuestra conexión final—. Además, alégrate de que al menos tú solo tienes que arrojar luz a tu alma, dejando que Samuel te toque, te bese y te haga el amor, porque otras ni haciendo eso tienen tu suerte. 

     —¿Qué le pasa a Candela?

     No hay que ser muy lista, diplomada en embrujos o echadora de cartas, su cara ha entristecido, y si Candela es como una nieta para ella, no podía hablar de otra alma. 

     María se levanta de su silla, prende dos velas a la imagen de una cristo crucificado que tiene en un pequeño altar,  y se gira con la cara más pálida, consiguiendo asustarme. 

     —Candela no es la que tiene sombra, la tiene Asier. 

     —¿Qué? ¿Y eso cómo es, quién es? 

     Conociendo su vida, sus sueños, su pasado, no encuentro nada feo u oscuro en él que pueda bloquearlo en su unión con Candela. 

     —La demonio. 

     —¿Estela? 

     Me levanto de la silla. Me he quedado muda. Esa mujer bastante ya me hizo la vida imposible como para creer que le hace lo mismo al alma de su hijo. 

     —Él manifiesta en su madre el miedo a no sentirse amado por una mujer, como nunca lo fue por ella. No quiere salir herido y se resiste. 

     Vaya, ahora cobra sentido mi relación con él.

     Es por eso que Asier no quiere romper lazos con su madre, no es mamitis ni complejo de Edipo lo que le une a ella, como podría verse desde fuera, como yo creí siempre estando a su lado. La necesita cerca para que le ahuyente a las mujeres y evitar así el compromiso. 

     —Pobre Candela. 

     —Sí, pobre de mi niña. —María niega con la cabeza—. Y pobre de Asier. Ella tiene además el tiempo contado para abrir los ojos de su gemela. 

     —¿Por qué? ¿Qué tiempo es ese? 

     —El que falta para vuestra boda. 

     Me llevo la mano a la boca, sorprendida. María asiente ahora y me cuenta que ayer se lo dijo Candela. Vaya, ha necesitado un chivatazo por teléfono, no es tan buena adivinando con las cartas o la bola de cristal. 

     —Si Asier no le dice que la ama antes del sábado y sigue queriendo casarse contigo, ambos están condenados a una vida sin amor para la eternidad. 

     —¿Puedo hacer algo yo, anular la boda por ejemplo? Si no hay, Asier entenderá que…

     —No, solo ellos deben solucionarlo.  Candela no puede tomar el camino fácil  y decirle que no hay boda o nunca será una unión verdadera. 

     Me siento mal por ellos, pero algo mejor por mí. Es como si el mal de Candela y Asier me consolase. Es de tontos si quiera pensarlo. 

     —Joder, después de esto Sarai ya no me preocupa tanto. 

     —Es bueno saberlo, niña, sobre todo por “el Samuel”, que comienza a tenerlos cargados de amor  —me dice con un guiño de ojo mientras ahueca ambas manos como si sujetasen dos… 

     Abro los ojos y la boca, y porque ya no tengo más nada que abrir. 

     La madre que la parió, ¿tiene ganas de reírse de Samuel y de mí y de la poca intimidad que hemos tenido hasta ahora?

     —¿Es eso lo que te han dicho mis cartas?, ¿que no consigo relajarme a la hora de hacerlo? —le pregunto muy seria mirando las que tiene sobre la mesa. 

     —¿Estas cartas?, no, que va. Solo hacía un solitario. 

     Mira, me parece ideal, si voy a necesitar luz para acabar con mi sombra, unas risas pueden estar bien para empezar e irme quitando ya de encima los fantasmas del pasado. Estallo en carcajadas con María al pensar en Samuel excitado por mí. 

💙

Llego a casa de Samuel justo a tiempo de ducharme, ponerme el uniforme y salir pitando para el hotel. Lo hago un poquito piripi —un mucho piripi, mejor dicho—, me ha costado incluso abrir la cerradura, a la que he mandado a callar para que no haga tanto ruido que alerte a los vecinos de que no ando muy sobria.

     No es cierto, me dan igual los vecinos, a la mierda todos ellos, estoy borracha. 

     Me lo he pasado de puta madre con María, no me dejó irme de su casa sin acabar antes su reserva de cervezas, mientras jugábamos a las cartas riendo y le contaba de mis calentones con mi alma gemela. Menos mal que no me ha dejado ir sin darme un café de vainilla que me despejase primero, o no hubiera encontrado el camino de vuelta. 

     Caigo en el sofá cual peso muerto, me va a costar llegar al baño. 

     —¿Estás bien? 

    Abro un ojo. ¡Joder, cómo está él de bueno! 

     Por un momento he llegado a pensar que me había quedado dormida, porque Samuel parece sacado de mis sueños, uno erótico por supuesto, de los que no me permito disfrutar estando despierta.  

     Me río solo de pensar que pueda dar algún día ese paso tan gigante en mi sexualidad plena con un hombre de carne y hueso, y no imaginario. Sé que algún día no tendré que fingir, como hago delante de una cámara, que me corro o que disfruto de verdad. 

     Pero con Samuel tengo que ir paso a paso, todavía no me ha besado y no puedo estar pensando en su brazos mientras me coge a pulso y me empotra contra la pared. 

     —Sí, y tú estás muy guapo, muy sexi, y me muero por saber si estás tan caliente como yo —le digo al verlo con su traje de chaqueta, ese que trata de ajustar en los puños de su camisa negra.

     —¿Quieres que llame a Elisa y le diga que no vas a trabajar? —me dice muerto de risa. 

     —Y dejar el terreno libre a Sarai no, no, no, no de eso nada —le digo acompañando cada no con el dedo índice, que es lo único que puedo mover aparte de las pestañas. 

      Samuel se ríe, no parece enfadado porque le hable de ella. 

     —Sarai sabe que ese terreno es movedizo, y que no tiene nada que hacer conmigo. 

     —Me gusta —le digo yo riendo—. ¿Está mal que haya pensado que se la traga la arena y desaparece de nuestras vidas? 

     —Sí, me decepcionaría saber cuánta maldad alberga tu alma. 

     Samuel sigue riendo, yo sigo sin poder levantarme del sofá. 

     —Mi alma es pura, chaval. 

     —Lo sé, y la mía también. 

     Más risas por su parte y más intención de llamar a Elisa y decirle que no iré a trabajar. 

     —He dicho que estoy bien, puedo ir al hotel. 

     Pero no lo parece cuando el suelo ha temblado bajo mis pies al levantarme y la cabeza me ha girado a punto de desprenderse de mi cuello. 

     Se está tan bien en los brazos de Samuel que no quiero despertar para ir a vomitar. 

💙

     —¿Y te llamas Noelia Arenas de verdad? No me lo creo. 

     —Sí, mira —le digo a Samuel quitándome el colgante—. ¿Ves? No soy Candela. Y me llamo Noelia. 

     —Eso ya lo sabía, pero la actriz de Regreso a tu Olvido…, wow, eso es la hostia de impresionante, nena. Todos van a envidiar mi puta suerte. 

     Me hace gracia cómo se expresa, sin reservas. Me dejo acariciar el pelo, sé que lo ve pelirrojo, que le gusta verlo así de largo. 

      —Vaya —le digo con los ojos cerrados, me pesan de sueño—, así que suerte, ¿no? Tú has visto mi peli, ¿a que sí, cochino? 

     —He hecho más que verla, cariño. 

     —Nooo… por favor, no me digas que eres de esos que se pajean conmigo cuando tenía veinte años —le pido, tapando mi  cara con las manos muerta de la vergüenza. Estoy tumbada en la cama, él sentado a mi lado antes de ir a trabajar. 

     —No puedo —dice riendo—. Alguna vez lo hice.

     Saco la cara de mi escondite y le pregunto:

     —¿Y te gustó? La peli, por supuesto, no lo otro. —Y le mantengo mi mirada azul sobre la suya. 

     —Me gustas mucho más ahora que te conozco, cariño. 

     Samuel de nuevo acaricia mi pelo, yo me relajo mucho más. 

      —Gracias. 

      —Gracias a ti por haberme encontrado.     

     Y al oír cómo Samuel le habla a Candela, despierto sobresaltada, echando mano a mi colgante. Respiro de alivio al comprobar que no me lo he quitado para dormir. 

     Me agarro las sienes. Las copitas con María han hecho que sueñe con Samuel, sus últimos mensajes al móvil cuando estaba sobria provocaron mi pesadilla de borracha. 

     La luz entra por la ventana, pego un salto, ¡yo tenía que ir a trabajar anoche y Samuel no me dejó! 

     Me incorporo y echo los pies al suelo, y sonrío cuando veo el ibuprofeno en la mesita de noche con una nota. 

     «Tómalo con mucha agua para la resaca. No tardaré, he ido a por pintura para la habitación, hay algo nuevo que quiero hacer junto al pentagrama que no puede esperar» 

     Y sonrío al terminar de leerla, mientras bebo un vaso de agua con la pastilla. 

     Me levanto con ganas de ver ya a Samuel, no solo para que me cuente qué pasó ayer con mi turno del restaurante, sino para darle los buenos días, y quizás lo corone con nuestro primer beso.

     Quiero también que desayunemos juntos porque no es algo que haya hecho antes con Candela los domingos y me apetece marcar esa distancia con ella, y luego para poder empezar a relajarme con él, ¿que tal un día de playa? 

     No encuentro té en la cocina y es algo que necesito cada mañana para entrar en funcionamiento, cosa que desde que estoy en Granada no he logrado tomar todavía. ¿Y si hago una compra? Para sentirme a gusto en esta que no sé por cuanto tiempo será “mi” casa, he de tener “mi” propia rutina alimenticia, ¿mi alma gemela entenderá que soy vegetariana? 

     Me visto rápido, con un vaquero sencillo, una camiseta de espalda nadadora, amarilla, y unas zapatillas de deporte del mismo color chillón, madre mía, Candela, bien que se te veía venir de lejos, mujer. 

     Salgo a la calle tras coger algo de dinero y las llaves, la panadería que hay a dos calles de aquí me bastará. 

     ➡️Buenos días, ¿a dónde has ido? —me pregunta Samuel en un mensaje cuando ya regreso.
     ➡️He comprado naranjas😜, un zumo te vendrá muy bien para desintoxicar. 

     Y adjunta una foto suya con un saco de naranjas, junto al rostro. Me hace reír. 

     Subo ahora, he bajado a por té, ¿quieres algo?, 😅➡️

     ➡️Que no tardes, no te veo desde anoche 😘. 

     Por favooooor, ¿por qué una frase tan sencilla me hace sonreír de esta manera? La gemela de mi alma es buena escribiendo mensajes de móvil, excitando también, pero eso ya no es novedad para mí. 

     No le puedo contestar como quisiera, con otro beso, porque una mano me agarra del brazo y  a punto está de tirarme el teléfono al suelo. 

     Una mano de un hombre. 

💙Ahora que ya lo entiende, ¿conseguirá Noelia su unión? 💙
Al menos ya estará más tranquila y dejará de pensar en Sarai como mujer, ¿o todavía le cuesta aceptarlo?

Sí, un hombre, con lo mal que le sienta a Noelia eso de que la agarren cuando ella no quiere💙.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro