Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💚EL DESENLACE DE CANDELA 1💚

Granada me recibe llorando. Está nublado a las nueve de la mañana que son, y si puedo comparar la meteorología con mi estado de ánimo, sé que en todo el día aparecerá el sol. 

     Regreso a casa, derrotada y sin alma gemela. 

     Después de viajar toda la noche en autobús, estoy frente a la puerta de la cueva de Maria, la que se abre sin que tenga que llamar. Esta mujer no cambia, ¡qué susto me ha dado!

     Atravieso el pasillo oscuro que hoy me parece más negro y triste que nunca, y no tengo que esperar mucho cuando ya me recibe con los brazos abiertos. 

     —Mi niña. 

     —María. 

     Y rompo a llorar en ellos como la niña que la conoció con siete años. Como estaba deseando hacer desde que el alma se me partió ayer al ver cómo Asier se marchaba. 

     María me aparta para mirarme a la cara. Limpia con ternura mis mejillas con el pañuelo que se ha quitado de la cabeza. 

     —No lo he conseguido, María. No he podido enamorarlo. 

     —Mi niña, eso no es cierto. Él te quiere de verdad. 

     —Lo dudo mucho, no oiste las cosas que me dijo.

     —Las que tú dejaste que te dijera —Y se cruza de brazos. Vale, yo tampoco me quedé callada.

     —Pero no se quedó a mi lado cuando lo supo. 

     —Porque tiene miedo, Candela, eso es todo. Tiene que asimilar que lo que ha conocido hasta ahora de ti es lo verdaderamente cierto en su vida. Que ama ese interior que tienes. El hombre no puede creer de un momento a otro en la Unión de Almas, niña, sería un disparate. Lo más sensato es que tenga dudas. 

     —Mira —le enseño el teléfono móvil, el que no he dejado de mirar en horas—. Ni un llamada, ni un triste mensaje. ¿Crees de verdad que si me quisiera, no querría volver a saber de mí para preguntarme las dudas que tuviese? 

     —Es tu alma gemela, Candela, no podrá rechazar la atracción que siente por ti, y ahora que te ha conocido, mucho menos. 

     —No sabes tú lo cabezota que puede ser ese hombre si se lo propone. 

     —¿Tanto como lo eres tú? 

     Sonrío, ojalá no lo fuéramos ninguno de los dos y diesemos una oportunidad a lo nuestro. 

     —¿Por qué no te vas a casa, te das un buen baño, te relajas y lo llamas tú? 

     —¿Qué casa, María?, porque allí estará Noelia. Yo no puedo aparecer de pronto o Samuel se volverá loco. 

     —Tú hazme caso y ve a verlos, tómate un descanso de la noche tan mala que has pasado y llámalo. 

      Si María insiste de esa manera es porque a ellos no les debe de ir tan mal, ¿no?  Tal vez Samuel ya sepa su destino.

    —Pero antes necesito comer algo —Y es que no lo he hecho desde el desayuno en Getxo hace ya veinticuatro horas. La lasaña que tan buena cara tenía se quedó en el propio horno. 

     —¿Qué te parece un pionono de la Isla? —me dice María echando su mano por mis hombros.

    —¿Uno solo? Yo estaba pensando en media docena. 

     Nos reímos a carcajadas mientras nos dirigimos a la salida, camino ahora del Zaidin para comer dulces. 

     —Pero no te olvides de ponerte el colgante, cielo. No podemos coincidir con la falsa Candela en el barrio, no podríais explicarlo. 

     —Nunca me gustó este cacharro, María, me asfixia —le digo sacándolo del bolsillo trasero del pantalón. 

      —Muy bien —me da su aprobación a mi falso rostro y me agarra del brazo para que caminemos juntas—, y ahora, Noelia, ponme al día de tu aventura por tierras vascas.

     Las casas del Camino se ven hermosas mientras bajamos la ladera en el  autobús, no habrá sol, pero la cal de ellas reluce sin que se eche de menos su luz. 

     —No pongas esa cara, Candela, estas son tus raíces —me dice María—, y siempre podrás volver para recargar energías. 

    —¿Qué te hace pensar que me iré de nuevo? No necesitaré recargar nada —le contesto sin dejar de mirar por la ventanilla. 

     —¡Ay, niña! Ya me lo dirás cuando vuelvas a ver a ese chicharrón tuyo. 

     Me giro a mirarla, ella me sonríe con esa guasa suya tan característica. 

     —Pues si mi marcha depende de volver a ver a Asier, puedes estar tranquila, no creo que él quiera verme a mí. 

     —Bueno, tú por si acaso mantén tu alma receptiva, que su mitad tiene que encontrarla. 

     Y ahora empieza a reírse, y quiere encima que le cuente cómo me ha ido por allí arriba.

     Creo que empezaré por Estela, por si me ayuda con algún trabajito de los suyos y le hace una putadita a la reina del laverno en compensación por la gran putada que ya me hizo a mí al darme el colgantito del embrujo. 

     El barrio está en plena ebullición comercial, por mucho que mi ánimo o el clima no terminen de despegar hoy. 

     Al salir de desayunar, y cuando María dice de acompañarme a casa de Samuel, saludamos a un par de vecinas que nos  paran por la calle, de manera extraña. Las mujeres quieren saber de la salud de Samuel, el trabajo que perdió o su casa. María les sonríe, y las deja más tranquilas cuando les dice que todo va muy bien con él. 

     —¿Por qué me parece que todos cuchichean de Samuel y Noelia, o ya puestos a pensar, de Samuel y de mí? 

     María se encoge de hombros y me señala con la mirada a José, que descarga las cajas de frutas en la puerta del establecimiento de su familia. Vaya, José, hacía tiempo que no sabía nada de él, aunque Noelia ya me dijo que se lo había encontrado en estos días y que él volvía a insistir conmigo. 

     ¡Mierda! Ojalá que ese imbécil no se haya propasado con Noelia creyendo que era yo, porque el alma de Samuel no lo habrá podido soportar.  

     No espero a que María me diga que me detenga, ya voy directa hacia José. Me parece justo que alguien más pague mi frustración en este momento. 

     —Tú, José… —Y no tengo que decirle nada más. 

     —¿Qué quieres?, ¿quién coño eres? 

     Recuerdo que llevo el puto colgante al cuello, no podré cagarme en José y toda su casta como estoy deseando hacer. 

     —Alguien que va a joderte la vida si vuelves a meterte con Candela o Samuel, ¿me oyes? 

     Me ha mirado y me ha parecido que se asustaba al oír nuestros nombres, de no saber que es imposible, juraría que se ha meado encima. 

     —¿Quién eres, su abogada?      

     Visto así puede que lo sea, los defenderé de él y de quien haga falta. 

     —Tú solo mantente al margen, porque no volveré a repetirtelo. 

     —Candela me dijo que todo estaba bien entre nosotros y solo ella puede decirme lo contrario. Así que ahora déjame en paz, que tengo que trabajar. 

      Cuando ha levantado la mano se la he visto escayolado. Sabiendo que Samuel también pasó por el hospital ato cabos. ¡Como haya sido José quien lo mandó allí, juro por lo más sagrado que tengo, que es la memoria de mi abuela, que no va tener Granada para correr delante de mí!

     —Déjalos tranquilos o vas a lamentarlo, José. 

     —Con la única que hablaré será con Candela. Es la única que me entiende ahora. 

     Wow, alucino, ¿yo ayudo a Noelia con su padre, y ella ha hecho algo parecido con José?, ¿esa es nuestra recompensa mutua? 

     Cuando ya se ha metido al interior de la tienda, María se me acerca. 

     —Pobre José, es un buen muchacho, siempre pensé que acabarías con él en vez de con Samuel. 

     —María, no digas tonterías, tiene mucho que madurar como hombre. 

     —Eso sí —dice sonriendo—. Pero él sí te quiere de corazón, pudo ser una buena opción a la espera de encontrar a tu alma gemela. 

     —Pero yo no lo quería a él. 

     —Ya, si es por eso, tampoco querías a Samuel, ¿recuerdas?

     Tiene razón, me asusto. Comienzo a darle vueltas a una idea.

     —¿Crees que elegí a Samuel porque mi alma ya sabía que Noelia tenía a su lado a Asier? ¿Qué así nuestro encuentro sería más fácil?

     Sería una teoría descabellada, pero mira, puestos a darle al coco ya en disparates absurdos esta semana con eso de la Unión de las almas gemelas, ¿por qué no pensarlo? Si todo es un plan del destino ya elaborado, ¿por qué no creer ahora en esta teoría ridícula? 

     —No, las almas carecen de razón, son puros sentimientos, emociones. Yo creo que es porque el Samy está más bueno que José y tú no eres tonta, es solo eso, porque si las manos que tiene el “jodío” son únicas para tocar así la guitarra, imagina cómo no tocará otras cosas.

     —¡María! —le grito riendo. 

     Me abrazo a ella, ha conseguido que al menos me alegre por la Unión de las almas de Samuel y Noelia y que quiera subir a verlos para ver cómo les va. 

💚

      Noelia me mira preocupada, bueno, ya me has entendido a estas alturas de la historia.

     La que me mira así soy yo misma porque ella tiene la esmeralda sobre su pecho. Mantiene su mano todavía en la cerradura de la puerta sin creerse del todo que me esté viendo. 

     —Candela —dice por fin, aunque claro, la que ve es su cara, no la mía. 

     —Hola, Noe, ¿Puedo pasar? 

     —Sí, claro. —Y se retira de la puerta para que yo pueda entrar.

     Vengo sola, no he querido que María me acompañase hasta aquí, no sabría que decirle a Samuel si nos ve a las tres juntas. Él siempre supo de los chanchullos de María y comenzaría a hacer preguntas al ver a la conocida actriz de cine Noelia Arenas sentada en su sofá. 

     —Te estarás preguntando qué hago aquí. 

      —Sinceramente, sí. No me has vuelto a llamar y creí que todo te iba bien. Mañana es la boda —la sigo hacia el salón. 

     Está todo precioso, limpio y ordenado, y siento una envidia horrorosa por ello, sana, pero horrorosa. 

     Noelia no solo se mantiene al lado de Samuel como yo no he conseguido hacer con Asier, sino que además comienza a formar parte de su vida si ha sido capaz de poner todo en orden y acabar en una semana las obras y pinturas que estaban pendientes en el piso. 

    —Ha quedado todo muy bien —digo sin poder retirar la vista de las cortinas nuevas. 

     —Candela, no creo que hayas atravesado el país para venir a ver la casa. ¿Qué te ocurre?, ¿es por Estela? 

     —No, esa sombra ya no puede alcanzarme —sonrío al pensar en lo que ella tuvo que pasar con la suegra infernal.

      Y no la he llamado “mi sombra” porque María ya me ha contado que es la de Asier, el más excéptico de nosotros dos. 

     Noelia me invita a sentarme a su lado en el sofá. Lo hago, las piernas me tiemblan de la pena que me invade. 

     Si me ha llamado Candela varias veces, es porque Samuel no está aquí, así que puedo sincerarme con libertad. 

     —Asier —decirle su nombre, duele, mi alma sangra—. Asier no me acepta, Noelia. No cree que se haya enamorado de mí porque sigue pensando en ti. Me rechazó al verme. 

      La mujer que tiene mi rostro lo lamenta, puedo ver mis ojos verdes inundados de lágrimas, como ella estará viendo los suyos azules mojados ya por la mías. 

     —Candela, no sé qué decirte. 

     —Dime que es un cerdo, un pollafloja y un gañán. No es verdad, pero me ayudará. 

     Noelia sonríe sin ganas, me retira algunas lágrimas de las mejillas. 

     —Asier es muy racional, cariño, muy cuadriculado. No entenderá lo que ocurre y necesitará su tiempo. 

     —No ha querido ni llamarme para que pueda explicarle bien. 

     —¿Quieres que yo hable con él? Ten en cuenta que hasta donde sabe, la Unión de Almas no es más que una leyenda, como lo fue en su día para mí. 

     Me coge las manos para tratar de consolarme. Yo respiro hondo, intento controlar mi llanto en el hipido que me nace del pecho. 

     —Lo sé —emito una sonrisa falsa— después de todo la boda se ha anulado, así que ya tiene todo el tiempo eterno que quiera para poner sus ideas en claro. 

     Noelia se pone de pie, pasea muy nerviosa por el salón, por momentos parece querer decirme algo, pero es mirarme y quedarse callada. Ese gesto se lo he visto en mis recuerdos del zafiro, cuando Estela la buscaba de mala manera y ella no quería decírselo a Asier. Me oculta algo importante. 

     —Noelia, ¿qué no me cuentas todavía? —le digo al ponerme de pie junto a ella. 

     —Es por la boda…. Perdóname, quise contarte, pero tú no quisiste información. 

   La puerta de la calle suena en su apertura y ambas miramos en esa dirección. Solo una persona tiene llaves, a parte del juego ahora en poder de Noelia.

     Ya no hay duda cuando oímos el saludo cantarín de Samuel. 

     —Cariño, ya estoy en casa, mira quien comerá hoy con nosotros. 

      No puedo apartar mis ojos de ellos, porque jamás en la vida los hubiese imaginado juntos. Es el padre de Samuel, el mismo que no veía desde hacía diez años, el que según sus palabras “solo volvería a ver cuando su corazón estuviera sanado”. Y me alegro por él. Por todos ellos.

     Noelia corre hacia la puerta para besar a Gabriel y darle la bienvenida a la que es su casa, nunca fue mía. Sí, viví aquí, y puedo decir que feliz junto a Samuel, pero nunca la sentí un verdadero hogar. 

     Ella coge al hombre del brazo con cariño para hacerle avanzar al interior, para que se sienta cómodo. Es buena anfitriona, no me cabe duda. 

     Samuel me mira sonriendo, seguro que me ha reconocido como Noelia Arenas. Aparte del flamenco, el cine es su otra pasión, sobre todo las películas clásicas de los 70, es un friki de ellas, aunque tampoco le hace ascos a las de este siglo.

     Se acerca a mí y espera a que seamos presentados. 

     —Vaya, Candela, al fin te acuerdas de los pobres y te atreves a darme la cara —me dice sin dejar de mirar mis ojos. 

     ¿Mis ojos?, ¿pero si a su vista han de ser azules todavía? ¿Por qué le habla a la Candela de mi interior?

     Yo miro a Noelia, hemos sido  pilladas en nuestro engaño. 

     Y compruebo con horror que ella no sabía nada, que de igual modo lo mira a él, horrorizada. 

     —¿Sabías que no soy Candela? —le pregunta ella—. ¡¿Desde cuándo?! 

     —Cálmate, Noe, cariño, nunca te he mentido. 

    Lo que está ocurriendo es tan parecido a lo que ayer me pasó con Asier —un alma que se niega a escuchar la verdad de su gemela—, que yo no puedo quedarme callada. 

      —Noelia, por favor, escucha a Samuel. 

     —Candela, tú no te metas, que todo esto es por tu culpa. —Samuel me increpa con rabia. 

     —¿Mi culpa? —Y yo le hablo del mismo modo. 

     —Pues claro que sí, joder, teníais que habérmelo contado el primer día. 

     —¡Sabes de qué va todo esto! ¡No podías saberlo por nosotras o ibas a estar concicionado a enamorate de ella, imbécil! 

     —¡Otra consecuencia de tu estúpido lío de Almas!

     —¡Lío ninguno, Samuel! —interviene Noelia a gritos para que nosotros nos callemos—. Eres tú quien me has estado tomando el pelo todo este tiempo mientras me llamabas Candela. 

     —No, eso no es así. Jamás lo hice a excepción del primer día, Noelia, ¡y si no me crees, mira en los recuerdos de ese estúpido colgante! 

     Y es Gabriel quien tiene que sujetarla a ella, antes de que caiga al suelo desmayada. 

     —Como le ocurra algo a Noelia por tu culpa, no te lo perdonaré en la vida y te buscaré a lo largo de todas las vidas que hayas de vivir para ser la sombra de Asier. Te lo juro —me dice Samuel arrodillado delante del cuerpo inerte de su alma gemela. 

     Estupendo, mal de ojo eterno. Y encima me quedo sin saber qué era aquello que Noelia no me quería decir de la boda. Como colofón, no podía haber tenido peor suerte. 

     Espero que Samuel no tenga razón y no le haya ocurrido nada a su alma gemela por culpa de nuestro embrujo. 


Esto comienza su fin, las mitades gemelas han de encajar en su lugar para reconstruir almas rotas💚

¿Todos lograrán aceptar su destino? 💚

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro