Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

💚💙DESENLACE DEL EMBRUJO DE ALMAS💙💚


Nadie parece querer detenernos ahora que atravesamos la puerta del hotel, lo que resulta de lo más natural si analizamos mi rostro. 

    Sí, coml Noelia está aquí usurpando mi identidad, me he visto en la obligación de hacer lo mismo que ella. 

     —¿Nerviosa? —me pregunta Samuel agarrando mi mano. 

     —Esto es peor que salir en la tele, donde medio país está pendiente de tu cena de compromiso o cuando visitas una cárcel llena de sádicos mirones. 

     —Lo hiciste bien en esas ocasiones, y lo harás bien ahora. 

     —Ya me vale si no quiero perder a Asier. 

     Su abrazo me reconforta en este último papel de mi vida como Noelia. Cuando acabe con todo esto juro por mi abuela que volveré a ser Candela para siempre, y que volveré a hacer lo que más me gusta, cocinar, y volveré a… 

     —No te da vergüenza, Samy, pobre Candela. 

     La voz de Rocío hace que nos sintamos avergonzados de verdad por algo que no debería ser deshonesto. Somos dos personas dándonos un abrazo, claro que el abrazo de su amigo Samuel es en un hotel, y con una mujer desconocida para ella. 

     Mi amiga se cruza de brazos, espera que le demos una buena razón para traicionar a “Candela”. Mierda, este puto Embrujo liándola hasta el último momento. ¿Cómo de loca se volvería Rocío si me quito el zafiro del cuello? 

     —Rocío,  no es lo que piensas —le dice Samuel, y menos mal, porque que lo haga yo, con la cara y la voz de Noelia, sí que sería de locos. 

     —¿Ah, no? Pues bien que parece que habéis vuelto a las andadas. Tú con ella y Candela con el otro. Lo que no me queda claro es quién empezó esta vez. 

     —¿Con el otro? —interrumpo sin que me importe demasiado que no sepa quién soy. Ese es Asier, y como mi alma gemela que es yo lo reclamo. 

     —¿Dónde están? 

     Samuel sujeta el brazo de Rocío como si eso pudiera encender un dispositivo de habla en ella. Pero ella no parece dispuesta a colaborar y se deshace de la mano de Samuel. 

     —Juntos, en una suite. 

     Y se marcha con la dignidad muy alta, contenta por algo que no me cabe en la cabeza, ¿nos recrimina una infidelidad a los cuatro y encima sonríe? Algo no va bien.  

     —No me creo que esos dos estén juntos —dice Samuel tratando de encontrar una excusa para su alma gemela.  

     —Lo sé, esa sonrisa de Rocío ha sido muy sospechosa, quería cabrearnos, ¿te has fijado que no tenía uniforme?, ¿qué hace aquí entonces? Ese capullo de Asier está detrás de todo esto, me la está haciendo pagar por lo de ayer. 

     —¿De verdad piensas que él...? 

     —Seguro. Así que si quieren que los busquemos, lo haremos. Pero a mi manera. 

     Y tiro del brazo de Samuel para dirigirnos a la recepción. 

     El compañero detrás del mostrador sonríe y saluda a Samuel, a mi me mira embobado, ha reconocido a Noelia. ¡Hombres! 

     —Buenas tardes, soy Noelia Arenas. Sé que mi prometido Asier Llanes… 

     Y no tengo que hablar más. El hombre chasquea sus dedos y de inmediato tenemos a los encargados de la seguridad detrás de nosotros. 

      —Rápido, no queremos a la prensa implicada en esto —dice el recepcionista como orden.

     Y como orden se lo toman los tres tíos de seguridad que nos detienen a Samuel y a mí. 

     —Esperen un momento, tengan cuidado —pide Samuel antes de que le hagan daño en la herida. 

     No le debo nada al hotel y menos tras el despido del restaurante, por eso el escándalo que montaré será doble. Por detención ilegal, por lastimar a Samuel y porque todavía soy Noelia Arenas. 

     Me pongo a gritar como loca, pido auxilio a todo el que pasa a nuestro lado y juro, a voces, que denunciaré al hotel por abuso de autoridad contra una actriz tan famosa “como yo”. Samuel alucina conmigo, ¿no quería encontrar a Noelia?, ¿pues no veo que haga nada por moverse? 

     Pero de repente su atención está en otra parte,  a mi espalda más bien. 

     Me doy la vuelta y encuentro a Asier que me observa, riendo feliz. 

     El recepcionista acude a contarle lo ocurrido con nosotros, lo sé porque no tiene consideración ninguna y no oculta su desagrado por el jaleo que he montado en el hall. 

     —La señorita Arenas ya iba para la sala de juntas, como pidió usted, señor. Ha habido un pequeño inconveniente, pero todo está solucionado. 

     —Gracias —le responde él sin echarle mucha cuenta mientras se acerca a mí. Me mira y sonríe—. Ya tardabas en venir a por mí, ¿no? 

     —Tú tardaste un día completo, gilipollas —le digo cruzándome de brazos. 

     Cosa que parece no molestarle porque se me acerca más y más, lo que me deja paralizada de brazos caídos, no entiendo que me esté besando la frente. 

    —¿Y Noelia? —quiere saber Samuel, lo primero de todo. Los tíos de seguridad ya le han soltado. 

     Asier mira todavía mis ojos sin escuchar a Samuel y sigue sonriendo. No me creerás, pero este hombre está muy cambiado, ¿es posible que su alma esté actuando por él? Yo por si acaso me mantengo ahora callada. 

     —Entiendo que merezco tu reproche, Candela, pero dame  la oportunidad de corregir mi actitud del otro día ahora que lo comprendo todo. 

     —Asier, yo… —¿Dónde se me quedaron las ganas de hablar con él?, ¿a dónde fueron mis deseos de decirle tantas y tantas cosas? 

     Ahora que lo tengo aquí delante, riéndose con esa carita de crío entusiasmado, no puedo negarle nada, y menos cuando yo lo necesito tanto. ¡Si hasta me ha llamado Candela, por Dios! 

     —Tú nunca perdiste la oportunidad conmigo, Asier, perdóname —le digo acariciando su mejilla—. Yo te quiero desde el primer instante, mi vida. 

     Mi alma gemela cierra sus ojos sin dejar de sonreír. Está pensando en ese día, lo presiento. 

     —No me enfadé con Noelia porque me pidiese habitaciones separadas esa noche. 

      Mi corazón se desboca, mi alma salta descontrolada por lo que su gemela está confesando. 

     —Asier… 

     —Cuando vi cómo tú mirabas a Samuel en el escenario algo se revolvió dentro de mí, algo que hasta entonces no había experimentado nunca. Y opté por besar a Noelia, para ver si así acallaba los impulsos de mi corazón, que por primera vez latía tan fuerte. Que ella me rechazase no hizo más que hacerme pensar en ti durante toda la noche, inquieto y enfadado por lo que me ocurría. ¿Cómo era posible que una desconocida se metiese de esa manera en mi interior?, era de locos pensar que me hicieras sentir tan bien. 

     «Y después vinieron los días de confusión, de sentimientos enfrentados en tus dos imágenes. La nueva Noelia me enamoraba día a día y yo sentía que traicionaba a la desconocida que eras, y como ella, cada vez que te veía sin el colgante, me provocabas, me enloquecías y hacías que soñase con tu imagen de pelo oscuro y rizado, ojos verdes y curvas redondas. ¿Quieres saber en qué pensaba cuando me lo preguntaste el jueves en la cama?» 

     Asier abre los ojos y encuentra los míos observándolo, emocionada por su declaración de amor. Asiento con la cabeza para que no se detenga ahora. 

     —Que aunque deseara quedarme al lado de la nueva Noelia, mi alma le pertenecería siempre a la mujer morena. Creo que yo también te amé desde aquel primer momento, Candela —acaba esta vez diciendo con mi nombre. 

      No quiero llorar, no quiero llorar. 

     —Ven, necesito pedirte perdón de verdad. 

     Y me coge de la mano para conducirme al interior del hotel. Ahora es Samuel quien grita que le esperemos.

     Llegamos a una de las salas de juntas que dan a la puerta trasera del hotel y, como suponía, las puertas están cerradas. 

     —¿Qué hacemos aquí? 

     —Te pediría que cerrases los ojos para que la sorpresa fuera mayor, pero me perdería ese color verde tan hermoso que me tiene embrujado —me dice cuando él mismo es quien me quita el colgante del cuello. 

    No pretendo enseñarle mis ojos verdes tan abiertos y tan llenos de lágrimas,  pero acaba de confirmar que ya no ve a Noelia en mí y no puedo estar menos asombrada de haber conquistado al fin a mi alma gemela. 

     —Quiero hacerlo bien, unirnos en la ley de los hombres, para alcanzar la unión eterna. 

     —María —digo, y sonrío al entender que esa frase se la ha aprendido de memoria.    

     Asier abre las puertas con ambas manos, y el salón triste, oscuro y serio de juntas y reuniones se ha convertido en una maravillosa recepción nupcial.     

     —No le digas a María que no he sabido hacerlo y que me has descubierto —me pide con un beso en la mejilla que me hace sonreír. 

     —¡Joder! —Samuel está junto a nosotros y verbaliza correctamente lo que yo he sentido al verlo. 

     No le falta un detalle, ¡si incluso invitados hay!, todos de pie en sus lugares, todos se giran para vernos en la puerta. Sus caras están sonrientes. 

     Mi vida está en cada uno de ellos. Desde los pocos días que viví en Bilbao, hasta los años que estuve en el barrio del Zaidín, están representados por esos rostros amigos.

     Rocío es la encargada de hacerme llegar el traje de novia que Celia Camacho ha hecho para mí, solo tengo que ver los volantes para identificarlo como suyo y leer su nota de felicitación. 

     «Para la morena que vestirá mi diseño con micho arte»

     —¡Noelia! 

     Me había olvidado de Samuel, y creo que Asier también porque ha gruñido al oír que reventaba nuestro momento bonito. Ambos lo vemos entrar antes que nosotros para correr a buscar a su alma gemela, que está por cierto, preciosa y sonriendo en primera línea improvisada del altar. 

      Ella no espera a que llegue a atravesar la sala, se quita el colgante arrancándolo de su cuello y se lanza a sus brazos en cuanto oyó que la buscaba. Se piden perdón el uno al otro atropelladamente, entre risas y lágrimas de ambos cuando se besan mutuamente. 

     —Bueno, Candela, antes de que estos dos nos quiten el protagonismo. ¿tu silencio es un sí, mi amor? 

     —No. 

     Todos los que aguardaban mi respuesta emiten un quejido de dolor y comienzan con los cuchicheos. 

     —Candela, yo no sé si me he explicado bien, te quiero, te he querido desde el primer… 

     Y antes de que a mi alma gemela le dé un soponcio aquí mismo por mi negativa, lo beso, lo reclamo con mis labios y con las caricias de mis manos en su cuello como debió ocurrir aquella primera noche. Le hago ver a Asier, con mi entrega, que no necesito ley alguna ni papel firmado que nos haga uno. Soy suya, y él es mío, nos pertenecemos porque somos un mismo alma que siente y vive en unidad. 

     —Te amo, te amo y te amo, y nada de esto me importa, si estamos unidos tú y yo. Además he de asegurarme antes de que no seas adoptado y haya otra sombra por ahí para mí, ¿no crees? 

      Asier ríe a carcajadas y me besa él. Uf, su beso ya no es apto para el público que nos observa esperando una boda entre aplausos y vítores de alegría, acaba de estimular hasta la última hormona de mi cuerpo. Puta alma cachonda. 

     Y ahora sí que tengo ganas de llorar, porque no puedo echarlos a todos y meterme con Asier en la primera habitación que vea. 

     

Pov Noelia

De vuelta al principio. No sé cómo me he dejado arrastrar por Candela y María, ¡si es que no aprendo con ellas! De nuevo estas dos manipuladoras han logrado convencerme de algo que no veo muy acertado, y encima esta vez con la ayuda de Asier. 

     Cuando más contenta estaba, saludando a Candela y aprobando su decisión de esperar a casarse con Asier, la muy graciosa me dijo sin anestesia, y con ese puchero lastimoso que le sale tan bien, que parece haber estudiado arte dramático, que me casara yo con Samuel. 

     —Venga, Noe, no te niegues, no podemos desperdiciar esta oportunidad. Está la prensa ahí fuera, y es solo por ti —dijo riendo y de la mano de Asier. 

     Que esa es otra, ¡mira que ocurrírsele a Samuel llamar a los periodistas!

     —Olvídalo. No es mi momento —me negué yo en rotundo. 

     —¿Cómo que no, reina? Tú elegiste el día, elegiste el momento y este sábado a esta hora es el tuyo. Solo cambias el novio, nada más, un detalle sin importancia. —Pero ¿quién dejó a Tximo participar en una conversación privada? 

     Eso considerándola privada, claro, que ya éramos mucha gente en ella. Se fueron acercando Rocío, Elisa con Oliver, mis dos nuevos padres, Paulina y su madre… hasta el bueno de José, tras felicitar a Candela, quiso estar a mi lado. 

     Yo miré a Samuel, él me sonrió dispuesto a todo. Lo aparté del resto y le pregunté en un susurro, que pretendía fuese íntimo:

     —¿Tú quieres casarte conmigo, cariño? 

     Samuel me besó con ternura, y con sus frente apoyada en la mía me respondió para que nadie más lo oyese:

     —Es lo que más deseo en esta vida, Noelia. No necesitamos ese papel de unión, pero yo lo quiero todo contigo. Quiero que tu nombre esté junto al mío para escribir nuestra propia historia, que no tengas dudas nunca más de que así tiene que ser, nosotros juntos, nuestras almas unidas al fin. 

     «Desde el primer día supe que eras tú. Noelia, y quise decírtelo entonces, pero tu dolor femenino me alcanzó, y entendí que hasta que no sanases de tu desconfianza, hasta que tú misma no permitieras que yo como hombre te tocara, no podía acercarme a ti. Me perdonas ¿verdad? El café nunca hizo otra cosa que abrirte los ojos para que vieras mi alma sin importarte mi sexo, nunca hiciste nada en contra de tu voluntad». 

     ¡Joder, y sin guión! 

     —Idiota. Bastaba con decirme; Sí, acepto —le recriminé a punto de llorar. 

     —¿Y perderme tu sonrisa?, ¿o estos ojitos azules emocionados por mí? 

     Le devolví el beso igual de tierno, igual de dulce, controlando el llanto estúpido. 

     —Gracias por haberme tenido paciencia, Samuel, Gracias por encontrarme —le dije yo para que viese que le daba mi perdón. 

     Bueno, y el beso absorbente, húmedo y caliente que le di bien que hizo para convencerlo. 

     —Está bien —dije dirigiéndome a todos sin soltar la mano de Samuel, la que él también me besó para darme ánimos. —¡Habrá boda! 

     Y esas dos palabras desataron la locura en la estoy inmersa ahora. 

     —Tengo que aprender a deciros que no. 

     —De nada te valdrá si está Samuel de por medio —me dice María riendo—, acabarás siempre diciendo que sí. 

     —Pero esto del vestido ya es pasarse de la raya. 

     —No puedes casarte sin un vestido de novia, no es de divinas —me reprocha Tximo, que me ayuda con la cremallera del vestido. 

     Todos delante de mí se quedan con los ojos muy abiertos, yo bajo la mirada a mi cuerpo tratando de ver lo mismo. Vaya, ahora lo entiendo. 

     —Celia es impresionante —dice Candela con la boca igual de abierta que sus ojos—. Adivinó tus medidas solo con verte. 

     —¿Quién es Celia? 

     —Tú diseñadora de cabecera, cariño,  y mi mejor amiga a partir de ahora —interviene Tximo sin dejar hablar a Candela y despertando las risas de todas, que no lo había dicho pero están además de ella y María, Rocío,  Elisa, Paulina y su madre.

     Unai y Gabriel se acercan a nosotros para decirnos que todo está preparado, ha llegado la hora de unirme a Samuel. Sonrío, no tengo nervios ya. 

     Las chicas y Tximo salen para dejarme a solas con ellos dos. 

     —Me va a costar decidirme por uno de vosotros para que sea mi padrino. —Samuel no tiene ese problema con María, ella no le dio opción—. Por eso no quiero que el otro se enfade conmigo. 

     —Debería ser Gabriel, es lo justo, es el padre de Samuel. 

     —Por eso mismo deberías ser tú —le pide él a Unai—. Siempre será mi hija política, entrégala tú mejor. 

     Me hace gracia ver a dos hombres tan adultos debatir quién de los dos me acompañará hasta Samuel como si fueran niños. Ellos no se ven como los veo yo, pero es evidente que cada uno desea ser el elegido aunque digan lo contrario. 

     Ambos me miran impacientes a la espera de que mi decisión les sea favorable. 

    —Admitamos que esto que nos une a Samuel y a mí ha sido extraño, que se sale de lo habitual en cuanto a relaciones prematrimoniales se refiere y que por lo tanto nuestro desenlace tiene que ser igual de extraordinario. 

     Me miran sin adivinar mis intenciones. 

     —Pues eso, que querré dos padrinos para mi boda y no acepto un NO de ninguno. 

     Tienen que guardar su turno para poder besarme, pero sin rivalidad entre ellos lo resuelven bien. Unai primero, en lo que sabemos es una despedida de su familia, y Grabriel después, como bienvenida a la suya. Me besan con ese cariño que encuentro por primera vez sincero en un padre.

     Sí, fuera ya mis miedos y olvidando mis rechazos, al fin puedo decir que estoy preparada para ser feliz con Samuel. 

Fin.

Con todo el dolor de mi alma💙💚

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro