Candela 18💚
Tximo aguarda para darme su respuesta, parece divertirse con mi llanto.
—No digas tonterías, polos opuesto de qué, ya hablas como la vieja Satán.
—¿Quién?
—Tu suegra, mujer, espabila. Ese demonio que tienes en tu casa y que va a destronarte esta semana.
Se me olvidaba que Tximo está al corriente de Estela y sus intenciones. Se lo he tenido que contar todo esta mañana, cuando quiso saber también los resultados de la analítica de la copa.
Dentro de su cerebro fiestero, Tximo ha comparado la relación de Asier y Noelia con un serial dramático al más puro estilo culebrón. ¡No puede estar más acertado! Y eso que todavía no sabe que soy Candela, una cocinera de Granada, que no soy la “glamourosa” actriz, y que hasta hace unos días no lograba llegar a fin de mes con mi humilde sueldo del restaurante.
—Sois la gran pareja del cine español, preciosa, habéis llegado hasta aquí por algo, no puedes pensar eso.
No, Asier y Noelia lo ha hecho, yo no sería capaz de aguantar esa extraña relación de cara al público que ellos han llevado, amándolo a él como lo amo jamás podría fingir.
Tximo no deja de mirarme a los ojos, me está poniendo nerviosa. Echo mano del colgante, ¿se me habrá caído y he dejado al descubierto a Candela?
No, la piedra está en su sitio.
Evito su mirada, lo que menos necesito es que descubra mis ojos verdes, si lo hace, tendré que decirle que es mi maestro de luz antes de que quiera llamar a la policía, o ya puestos a un psiquiatra para que me interne.
—¿Qué te ocurre? —le pregunto al reparar en su cara de incertidumbre.
—No sé, estás muy rara tú.
—Pues como lo estaría cualquier mujer que acaba de pelearse con su prometido.
—¿Lo has llamado prometido y no compañero? —Y se toma la licencia de tocarme la frente.
—Deja tu teatro para otra, Tximo. ¿Vas a consolarme por lo que me ha ocurrido con Asier, o no?
¿No es eso lo que hacen los amigos a parte de servirte copas que tú engulles sin tener nada en el estómago?
—Es la primera vez que te veo así por Llanes, bonita. Nunca pensé que lo amases tanto.
Otro que ve mi amor por él, como Unai, ¡mierda de piedra, asquerosa!, no dejará que se vea mi cara, pero bien que deja expuestos mis sentimientos para que recuerde que Asier los pisotea.
Me encojo de hombros y sonrío, no sé qué decirle al respecto, ¿que Asier es mi alma gemela y que nunca lo fue de Noelia?
Tximo lo da por bueno y me ofrece una nueva copa de vino. Uff, me he librado por los pelos.
Tras terminar un par de botellas, y motivada por la esclarecedora charla de Tximo, sobre lo excitante que son los polos opuestos en el sexo y las diferentes posturas en las que se atraen, en la cama, suelo y mesa, me atrevo a largarle parte de mis sentimientos.
—Necesito un encuentro íntimo con Asier, Tximo, o mi cuerpo empezará a regenerar su propia virginidad.
Mi confidente ríe sorprendiendo a los estirados comensales del salón, que clavan sus petulantes miradas en nosotros. Yo le sigo, feliz por primera vez desde que llegué a Bilbao.
—Encierra esta noche a la perra diablesa de tu suegra y cómete a tu hombre, bonita.
Y los dos nos meamos de la risa.
Tximo y yo hemos decidido comer algo que me haga masticar mejor el vino. No quiero acabar borracha.
Y como empiezo a mandar a la mierda mi relación con Noelia y su fama de vegetariana, me decido por un chuletón asado con denominación de origen vasco. Obviamente, Tximo pega un grito que hace que el encargado venga a decirnos que procuremos mantener las formas o tendrá que echarnos.
No quiero fama que no pueda controlar y le digo que no se preocupe, así tenga que patear la espinilla de Tximo cada vez que grite.
—Buenas tardes. Parece que os divertís.
Ambos levantamos nuestras cabezas al oirlo.
Asier se hace enorme ante mis ojos achispados. Me pican, y sé que es por la visión hermosa que me da mi alma gemela.
No voy a poder aguantar mucho tiempo sin que se pongan a llorar de la impotencia.
—¿Puedo?
—Por supuesto, Asier. Adelante.
Tximo llama al camarero para que ponga un nuevo cubierto. Yo agarro cuchillo y tenedor del mío para tener ambas manos ocupadas.
—Hola, Noe.
Sonrío un poquito, pero mi boca va a su aire y se estira tanto que me hace parecer tonta, eso, o mi alma toma el timón del resto de mi cuerpo, ya excitado por Asier.
—Estoooo… Iré al baño. Sí, eso haré… y estaré mucho tiempo allí, preciosa. No te preocupes por mí, vale. He bebido mucho y he de evacuar mucho también —me dice mi amigo, riendo por lo bajini.
Tximo se levanta de su silla en cuanto ha visto la conversación que mis ojos y los de Asier tenían en silencio, como buen maestro de unión que es. No dudo de que, de poder gritar, los míos dijesen: fóllame, y espero que los suyos fueran en esa misma dirección esta vez.
—Siento lo ocurrido en el teatro, antes.
—No pasó nada grave, Asier, no te disculpes.
Y lo digo de corazón, con ese mismo alma en la mano.
—Tengo que hacerlo, no sé cuando estarás otra vez de tan buen humor para perdonarme y quiero aprovecharlo.
—¿De verdad crees que no lo haría estando sobria?
—Vamos, no sería la primera vez que aprovechas el más mínimo disgusto entre nosotros para hacer tu propia trinchera conmigo e impedirme avanzar.
Me levanto, y el arrastre de la silla se oye en todo el restaurante. El alcohol habla por mí:
—Si no has sido capaz de ver este fin de semana que yo por ti dejaría de respirar antes de hacerte daño, es que no lo voy a poder lograr nunca.
—Pero ¿lograr el qué?
Asier ha querido coger mi mano sin darse cuenta de que yo sujetaba el cuchillo con fuerza en ella.
Se corta, y yo asustada lo dejo caer sobre la mesa. Cojo su mano y tras observar un instante que se trata de un corte superficial me llevo su dedo a la boca.
Su sangre entra en mi cuerpo para acelerar el flujo de mis propias venas.
¡Joder, cómo quema!
Le miro a los ojos mientras succiono su herida. Él parece no querer apartarse de mí, porque acaricia mi cara con los nudillos de su otra mano sin retirar el dedo de mis labios.
—Noe, habla conmigo, ¿dime que está sucediendo entre nosotros?
Asier me da una oportunidad de contarle todo, él siente algo por mí, por Candela, ya no puede ocultarlo más.
—Asier, ¿vienes, hijo?
Suelto su mano. La sangre de mis venas de repente se congela. Normal, si tenemos en cuenta que Estela está junto a nosotros y me mira con asco camuflado de sonrisa.
—Noelia, querida, no sabía que estarías aquí. Podríamos haberte invitado a comer.
Miro a Asier, ¿por ese motivo está aquí, por un almuerzo con su madre?
Tenía la esperanza de que le hubiera preguntado a Roger dónde encontrarme, pero veo que la que sí lo hizo fue Estela. Luego la miro a ella con mi mejor cara de actriz, no sera de Goya, como Noelia, pero es made in Mala Leche Vázquez.
—Lo siento por ti, Estela, vas a quedarte con las ganas de ponerme en ridículo. Ya me iba.
Sin mirar atrás, salgo del restaurante mientras llamo a Tximo por teléfono, me tiene que llevar a casa. ¡No voy a ir a ningún sitio con el traidor de Roger para que Estela lo sepa!, ¡y no sé cómo coño llegar a Getxo sola!
💚
Regreso a casa algo mareada ya pasadas las seis de la tarde. Tximo insistió en que tomásemos café. Y fue café de verdad, tres tazas me he tomado, necesitaba desintoxicarme de las copas del medio día.
Nadie ha llegado aún, solo están los empleados. Y lo agradezco, porque encontrarme con Estela ahora podría desembocar en una visita a comisaria de mi parte y al hospital de la suya.
Me dejo caer en el sofá agotada, con las piernas en alto. Estoy impaciente por ver aparecer a Asier y retomar esa conversación que tan impaciente está por conocer.
—Señora… digo Noelia —Paulina está frente a mí, viste su uniforme, así que hace rato que también dejó el teatro.
—¿Y Asier?, ¿no has regresado con él?
—El señor me mandó con Roger de vuelta, él se ha quedado allí tras el almuerzo.
¿Eso que significa?, ¿que tras cumplir con su madre volvió a su responsabilidad, o que evita regresar a casa donde puede encontrarse conmigo?
—¿Cómo te ha ido? —le pregunto sonriendo, ella no tiene la culpa de mi rabia con Asier.
—Aquí tiene lo que me pidió. No tienen mucha calidad, pero es cuanto he podido conseguir con mi móvil.
Paulina me pasa las fotos que ha hecho de todas y cada una de las aspirantes al papel de mi hermana en la película, hacerme con sus nombres me resultará igual de fácil. Ya solo tengo que hablar de ellas en presencia de Estela e ir tachando el nombre que no provoque que vomite bilis contra mí cuando lo diga. Son media docena, bien, en un par de días sabré quién es.
—Muchas gracias, Paulina, ahora ve pensando qué móvil quieres que te regale.
Ella se retira contenta con mi regalo y yo me dejo caer de nuevo en el sofá.
Miro el teléfono en mi mano, pero no las fotos.
¿Cómo le irá a Noelia con Samuel?, ¿tan difícil lo tendrá en su particular unión? No, claro que no, ella no tiene el tiempo en su contra. Voy a averiguarlo.
Corro a la biblioteca, no veo yo que sea una habitación de tránsito a esta hora de la tarde, estaré segura en ella, y si trabo la puerta con una silla además de echar el cerrojo, lo estaré todavía más. Todo es poco para evitar que entre Estela, no voy a darle el gusto de desenmascararme, antes lo hago yo con ella.
Cierro las cortinas de los ventanales del jardín y me alejo de ellos, no quiero que me oigan al otro lado.
Bien, con esto ya rozo la paranoia persecutoria, porque he mirado que no hubiera móviles cerca o cámaras de seguridad que me graben el sonido o me puedan leer los labios. Lo que yo te diga, como una puta cabra, porque me siento de cara a la puerta por la que puede entrar cualquiera, no quiero que me sorprendan hablando con la verdadera Noelia.
Llamo a mi teléfono. Solo espero que Samuel no lo coja, sobre todo porque creo que el embrujo del colgante no alcanza a cubrirme la voz si no estoy delante de él.
—Candela —Noelia ha leído su número de teléfono. Espero que de igual modo ella se haya protegido para hablar conmigo.
—Hola, Noelia.
—¿Estáis bien? No me asustes.
—Sí, no te preocupes, ¿y vosotros?
—Podríamos estar mejor. Estaba por llamarte, es como si me hubieras leído el pensamiento.
—No me jodas con eso, Noelia, que ya tengo bastante con la conexión que existe entre Asier y yo. ¿Y qué querías decirme?
—¿Qué querías tú? —Vaya, así que iremos por turnos, ¿no?, que para eso he llamado yo en vez de ella.
—Pues mira, sobre todo llamo para desahogarme contigo, que me tenías que haber dicho que tienes una suegra para ponerle un sello y mandarla al infierno que pertenece, sin devolución, que menudo demonio está hecho la señora…
—¿Has estado hablando con Tximo? —me pregunta riendo.
—¿Se nota mucho? —Y me río yo.
—Siento que Estela te esté dando problemas.
—Eso es lo de menos, la tengo controlada, escucha...
Y le cuento de mi estrategia para tenerla cerca, todo lo que descubrí del dinero de Asier y su aventurita, y su última jugada con el sedante. Arranco alguna que otra risa de ella, pero no la oigo del todo sincera en su felicidad. ¿Es cierto que mantenemos una conexión especial y puedo intuirlo solo con oírla? No sería tan disparatado cuando yo tengo su colgante y ella el mío, supongo que podemos vernos a través de esos ojos de cristal.
—¿Qué te pasa a ti que te siento tan distraída?
Noelia se calla por un momento.
—Pronto vamos a necesitar dinero, Candela. Anoche hubo movida en el hotel y nos han despedido a Samuel y a mí.
—¿En serio? ¿Samuel no va poder tocar más allí?
Y lo siento de veras por él, porque es su vida.
—No creo que piense en eso ahora precisamente… —el silencio regresa a ella. Y de silencio nada, a mí me dice que algo no va bien.
—¿Por qué?, ¿qué le pasa?
—Está en el hospital.
—Joder, Noelia. ¿Y cómo me lo dices así?
—No era como lo tenía pensado en un principio. —Y en nuestra particular conexión adivino que va a enfadarse—. Iba a llamar y a decirte: Hola, Candela, chocho, mira, estamos sin currelo porque anoche nos peleamos con unos gilipollas en el bar del hotel, yo le partí la jeta a uno de un golpe en la barra y Samuel recibió un navajazo por defenderme, y ¿sabes qué? la culpa de todo la tuvo José. Sí, José, porque adivino que te has quedado con la boca abierta como cuando lo supe yo.
—Ups, lo siento —qué mal rollo me da oír ese nombre.
—Sí, ups, Candela. Yo también tengo aquí mis demonios, ¿me entiendes? pero no tengo dinero para ahuyentarlos, ni puedo ponerles un sello de vuelta.
No me puedo creer que la indomable, fuerte y todo terreno Noelia Arenas esté llorando. Ella que grita a Estela y se defiende a muerte de sus ataques.
Entiendo que su presión para conseguir el alma de Samuel ha de ser diferente a la mía, pero presión al fin y al cabo.
—Has aprendido muy pronto a hablar como yo, ¿no?
—Eres tonta. —Y para nada me ofende porque he conseguido que ría.
—Os haré una transferencia con el dinero que me digas, es tuyo, no tienes ni que excusarte por pedirlo.
—Gracias, eso te hace muy noble, y significa mucho para mí. Pero ponlo a tu nombre, por favor, no quiero que Samuel se entere.
—Sí, sí, ahora mismo lo hago, en cuanto cuelgue.
—Candela, hablé con María…, de ti.
Como despedida la frase es cuanto menos curiosa. ¿Quiere que tras enterarme de mi despido del trabajo y la hospitalización de Samuel ahora me dé un infarto? No es lo que se dice mi amiga precisamente, coño, pero creí que esa atadura que tenemos nos hace ser delicada la una con la otra.
—No quiero saberlo, Noelia, lo que menos necesito es cargar con un nuevo problema.
Más silencio, esta vez me parece que es de los que ocultan una verdad dolorosa.
—Respetaré tu opción, y solo me queda desearte suerte con ella. Estoy en esto gracias a ti y jamás podré reprocharte cómo quieres conquistar a Asier. Ojalá pudieras darle un beso de mi parte. Adiós. Cuídate.
Y ahora sí, el silencio es ensordecedor. Ha colgado.
No volveré a llamarla. Ha logrado despertar mi curiosidad, claro que sí, pero de verdad digo que no quiero problemas añadidos a mi conquista. Sé que los problemas se pueden resolver solo si se conocen, pero también condicionan tu manera de actuar. Y no quiero pensar en nada que no sea Asier, el futuro que haya visto María en mis cartas solo yo podré cambiarlo.
Claro que por lo pronto, he perdido otro día de los que no dispongo. A la mierda el lunes.
Y Estela no podía faltar en lo mejor del acercamiento entre Asier y Candela💚, ¡qué mujer!
¿Logrará ensombrecer definitivamente la unión de sus almas?
Todo aquel que eligió el lunes como fecha definitiva de la unión carnal entre Candela y Asier, ya se habrá dado cuenta que lo hizo mal. 💚 Siento que aún no se dé.
No sé cómo de cerca estará💚
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