Candela 13💚
Despierto sola en la enorme cama, de esta casa enorme de Getxo. Mi cabreo no es menos enorme. Al fin puedo decir que odio a Estela Llanes.
Por supuesto soy yo, Candela, quien la odia.
Porque aunque nadie me crea, yo sé que fingió ese estúpido desmayo anoche para hacer que su hijo la acompañara al hotel preocupado por su salud.
“La señora” no podía soportar que, tras la fiesta, Asier y yo recuperásemos la intimidad que ella ya interrumpió en el dormitorio al comienzo de la noche.
La fiesta de compromiso estaba a punto de terminar cuando la arpía de Estela cayó desplomada en el jardín. ¡Qué lástima que no lo hubiese hecho contra el duro cemento del borde de la piscina! Puedo perfectamente cancelar una boda para celebrar un funeral.
Pero ella no tuvo bastante con la atención de los sanitarios, que acudieron pronto y que no le dieron mayor importancia, sino que convenció a Asier para que la llevase a su hotel. De donde todavía, casi seis horas después, no ha regresado.
Y así ha sido mi segunda noche infructuosa con Asier, o mejor dicho, sin él. Se me acaba el tiempo y no sé cómo voy a hacer ahora con esa mujer.
Entro al baño donde me intento relajar, tengo que centrarme en esta dura guerra que la madre de mi alma gemela me ha declarado. La imagen de Estela sonriéndome, cuando se la llevaba Asier en su coche, no me ha dado paz en toda la noche sabiendo que iré a verla ahora al hotel.
Porque voy a ir, vaya que si lo hago, y además iré con flores. Una corona de difuntos me parece excisivo, gracioso sí es, no te lo voy a negar, pero no veo yo a Estela con guasa para reírse de mi broma.
—Gente que no se ríe, alguna tara mental tendrá —decía mi abuela. Y me da a mí que en el caso de Estela no será menos.
Espero a que la bañera se llene y entro al agua, despacio, no quiero que rebose. Me deslizo en ella hasta quedar sentada y me apoyo de espaladas sobre el borde. Está perfecta para mi propósito. Relax total. Cierro los ojos y me dejo llevar por la tranquilidad del momento, quiero disfrutarlo, porque imagino que hasta que "mi suegra" vuelva a San Sebastián me costará tener otro rato como este.
Respiro hondo y sonrío, puedo oler la fragancia del gel de Asier. Melocotón. Mi alma ya lo escoge de aroma favorito.
¿Qué?
Abro los ojos asustada. Asier y sus hormonas están frente a mí, él más concretamente desnudo.
Se sienta en la bañera, como yo, hasta que el agua empapa todo su cuerpo. El agua no cubre del todo su cuerpo, veo su pecho, ese que se marca cuando apoya ambos brazos en el borde de la bañera mientras echa la cabeza hacia atrás.
—Creí que no llegaba nunca a casa. Gracias por este baño, lo necesitaba.
Los pies de Asier alcanzan mis muslos en un leve roce. Me obligo a pensar en Estela riendo por su jugarreta de ayer, es lo único que hace que no quiera tirarme encima de él y devorarlo sin parecer una maniaca.
—¿Qué tal has pasado la noche?, ¿cómo está tu madre?
Asier se incorpora de un sobresalto para mirarme a los ojos.
—¿Acabas de preguntar por la salud de mi madre?
Hombre, en realidad me importa un pimiento, pero si él está en lo más mínimo preocupado por Estela, yo lo estoy por él, y de ahí mi pregunta.
No quiero que piense que tampoco yo la soporto, como hacía Noelia, aunque como ella también esté deseando mandarla de una patada a su puñetera casa.
—Me tienes sorprendido —me dice Asier.
Avanza de rodillas por la bañera. No le importa que el agua se derrame, quiere llegar a mí y no creo que eso se lo impida.
—¿Para bien o para mal? —pregunto mientras saco un brazo de la bañera y busco la toalla a ciegas, no consigo apartar la mirada de un Asier chorreando y reclinado sobre mi cara.
—Desde luego que para bien. ¿Quieres saber cuánto?
Con sus piernas abre las mías sin complicación para acomodarse en el hueco que ha dejado entre ellas. Mi cuerpo se humedece de inmediato, y no puedo decir que se trate del agua. Deseo y excitación me inundan a partes iguales.
Asier agarra mi mano y me quita la toalla que había logrado alcanzar.
—No vas a ir a ninguna parte. No he podido olvidar tu propuesta de anoche, y estoy deseando tenerte húmeda en mis brazos.
Asier apoya ambas manos en el borde de la bañera, a la altura de mis brazos, antes de mirarme a los ojos. Sonríe. Aborda mi boca con la suya y mete su lengua hasta el fondo. La mueve desesperadamente, esperando a que yo le siga. Lo hago. No puedo negarme a un beso de esta magnitud, un beso que está haciendo que pierda la razón, que quiera abrirme de piernas completamente...
Echo las manos a su cuello y lo atraigo aún más a mí.
—Te he echado de menos, Noe —dice cuando un gemido se lo permite.
Abro los ojos al oírle.
Está claro que su deseo es tenerla a ella, a su prometida, y no a mí.
Agarro la piedra del colgante para que me infunda ánimos, porque tengo que hacer desaparecer a Noelia primero de mi cabeza para hacerlo luego del corazón de Asier, o jamás se dará la unión de nuestras almas.
Un nuevo beso me pierde en él.
Total, ya que estamos enredados y desnudos, que me llame Noelia o cómo le dé la gana. Si después de este impresionante beso va a hacerme suya al fin, puedo ser quien quiera él que sea.
Arqueo la espalda sobre el borde de la bañera buscando esa unión de ambos, al menos que sea la física.
Porque por algo he de empezar, que llevo dos días intentándolo sin resultado.
Pero el sonido de un teléfono móvil pospone de nuevo nuestra unión. ¿Tan importante es la llamada, para que Asier se retire y busque entre sus ropas, en el suelo, hasta dar con él?
Yo mientras, sumergiré la cabeza en el agua para que mi calentón se evada.
Un nuevo intento, la misma respuesta. Asier y yo debemos aplazar nuestro “romance ” para otro momento.
—Confirmado por fin. Tenemos una cita en el club —me dice Asier cuando saco la cabeza a la superficie—. Era tu agente. Nos espera junto al productor para firmar nuestro contrato.
Me consta lo perfecto y controlador que es Asier con el trabajo de Noelia. Pero ¿no podemos quedarnos en esta bañera el resto del día, joder, que es domingo? Estaba a punto de hacerme el amor, ¡por favor!, ¡que cumpla con sus promesas!
—¿Un domingo?
Asier ríe a carcajadas mientras me ayuda a salir del agua. Me abraza, antes de que de verdad salgamos, y me dice:
—Estoy descubriendo un sentido del humor en ti que me encanta.
Y con esas sencillas palabras consigue que elimine a Noelia de mi cabeza. Al menos por un ratito.
💚
Una hora después, no sé si visto el atuendo adecuado para pasar la mañana en el club de tenis, no estoy lo que se dice acostumbrada a tomar el aperitivo en lugares así. Pero no puedo dudar más ante el espejo, no tengo tiempo, Asier me espera abajo en el jardín para irnos.
Cuando llego a reunirme con él, me sonríe y no parece sorprendido cuando me ve, creo que he acertado con estos pantalones cortos de pinzas y esta blusa ligera para ser el mes de julio. Empiezo a cogerle el truco al inmenso vestuario de Noelia.
Iremos al club en coche, un fantástico BMW rojo. Esta vez conduce Asier, que me explica que fue Noelia quien pidió la firma inmediata del contrato de su nueva película con él, sin importar el día que estuviese listo.
Vaya, siempre creí que todo aquel que tenía dinero descansaba tras una noche de juerga, como cualquier otro mortal, y más no teniendo horario de trabajo establecido. Pero compruebo que Noelia no es de esas personas perezosas, que le importa su carrera.
Lo que hace ahora que me acuerde del tiempo que tengo de conquista. Si no me uno al alma de Asier pronto, quizás su relación profesional con Noelia quede rota cuando descubra que ella le engaña y que está con Samuel en Granada.
—¿Por qué pones esa cara tan rara?
¿Tenía que estar pendiente de mí?, va conduciendo, que preste más atención al coche que eso me pone muy nerviosa.
—¿Cara?, ¿qué cara he puesto? —Me revuelo en el asiento—. A ver si el rarito vas a ser tú.
La risa de Asier hace que me relaje y le sonría, sus palabras además hacen que me enamore aún más de él:
—Y de nuevo me sonríes. No sé qué te ha pasado este fin de semana, Noe, pero ojalá y no desaparezca con la media noche de hoy.
«Ya te digo qué, el embrujo de tu alma y la atracción que siente por la mía.»
Mi alma se encoge de alegría por lo que la suya está sintiendo ahora. No soy María, pero puedo asegurar que Asier se está desenamorando poco a poco de la antigua Noelia.
Bien, estoy aquí, con él y ahora, es mi momento de ser la nueva Noelia que lo enamore.
Cojo su mano antes de que la necesite para el volante y se la beso.
—Lo que me ha pasado eres tú. Mi humor y mi sonrisa eres tú.
Asier desvía un momento los ojos de la carretera para encontrar los míos. Sonríe.
Y no quiero lanzar las campanas al vuelo, porque todavía es pronto, pero sé que de algún modo los ojos que mira él son los míos. Verdes.
Tras devolverme el beso en la mano, se centra en el coche y en el tema que nos ocupa esta mañana, su película, y me habla entusiasmado del casting que tendrá lugar mañana en el teatro Arriaga.
—Interesante. Me apunto yo también, te acompaño. —No quiero separarme de él un instante, presiento cercana nuestra unión.
Aparte de que me viene bien echarle un ojo, que allí es donde seguramente estará la mujer que pretende arruinar su boda con Noelia.
Asier me mira de nuevo, sus ojos me derriten. Me da las gracias con una sonrisa antes de volver a prestar atención a la carretera.
—¿Y cuándo has cambiado tú tanto, como para querer acompañarme? Voy a pensar que eres otra mujer, Noe.
Estoy a punto de atragantarme. De reojo veo su sonrisa, Asier espera mi respuesta. ¿Es posible que en menos de cuarenta y ocho horas juntos haya notado ya que no me conoce?
Agarro el colgante. Necesito recuerdos frescos de ella, flashes que me faciliten la memoria. Cierro los ojos y veo muchos días de compromiso entre ellos como pareja, pero pocos momentos de calidad.
Por eso voy a ser sincera con él a su pregunta, quizá de esa manera consiga pronto que se enamore de esta nueva mujer. De mí.
—Me he dado cuenta que quiero estar a tu lado, en cada momento, en cada instante de mi vida. No creo que tenga que justificarme por ello, pero si me lo pides lo haré, Asier, ya que la razón más importante de todas es que te quiero y no creo poder vivir ya sin ti.
Ya está, lo he largado todo. Apoyo la cabeza en el respaldo al sentirme liberada.
El hombre a mi lado, mi alma gemela, aunque él aún lo sepa, se alegra al oírme decir que le amo, porque sonríe haciendo que mi alma salte emocionada.
Bueno, bueno... 💚 ¿ventaja o desventaja, la que le dio Estela la noche del sábado a Candela?, ¿sabrá aprovechar ella ese baño con Asier? 💚
¿Será cierto que él comienza a ver otra mujer en “Noelia”?
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