CAPÍTULO XVII: ANGEL HERZEL (FINAL PARTE UNO)
POV DE HERZEL JONESTONE, PARTE I:
-Es un honor tenerte de vuelta en el escuadrón, Kendall-. Le había dicho al distinguirlo a lo lejos en compañía de su algo mal herido fénix que originalmente perteneció a Dalton, él me dedicó una sonrisa antes de estirar su brazo para que yo lo tomara y halarlo a mi, fusionándonos en un abrazo fraterno de dos compañeros que se vuelven a ver después de tanto tiempo, palmeé su espalda.
-También es un honor volver para mi Herzel... O debería decir, ¿Majestad?-. Me respondió bromeando, me limité a reír y me sentía diferente, sentía como la parte angelical que había heredado de mi padre me rodeaba con su bondad y gracia, podía sentir como solamente emanaban cosas buenas de mi, e incluso eso opacaba un poco mi casi aspecto demoníaco.
El aura de mi padre que llevaba dentro de mi había logrado retener el aura demoníaca de mi madre, ya no tenía dientes filudos, ya no tenía garras en mis dedos ni la piel marcada como me había dejado Lilith desde su inoportuna visita y mi ojo izquierdo parecía volver a tener su distintivo color aguamarina que mi amada disfrutaba mirar cada noche, ojos que mi pequeño Hezral heredó, y lo más importante era que esa aura también me había ayudado a mantener mi mente lejos de las pesadillas con ella. Sonreí feliz ante ese pensamiento, al menos tenía un poco de paz.
-Tú dime como quieras, igual eso no quita nuestra amistad-. Reímos un poco y vi como Kendall amenazó con caer por su pierna débil, lo sujeté rápidamente para que no cayera. -Será mejor que entremos, ven... Te curaré esa pierna yo mismo-. Comenzamos a caminar al interior del castillo donde esperaban los del escuadrón, mi esposa y mi pequeño.
-Gracias su Majestad-. Me dijo en tono burlón.
-Y dale con eso, condenado Hechicero Supremo-. Le respondí de igual forma mientras caminábamos hacia un espacio apartado donde pudiese curar sus heridas con mis dones angelicales que parecían estar al máximo, como si mi extraña balanza interna se hubiera inclinado hacia el lado de la luz o del bien. -Por cierto te has perdido bastante historia amigo mío-.
-Ya me contarás y por cierto... ¿Cómo vas con tu pequeño dilema?-. Me preguntó haciendo referencia a mi dualidad interna, si bien él antes me había prometido que si caía ante los impulsos de Lilith, él me mataría para evitar que le hiciera daño a él o a mis seres queridos, me sentía tan seguro como para comentarle que todo estaba en orden.
-Bastante bien Kendall, incluso mi parte demonio parece neutralizada-. Le respondí mientras ponía una de mis manos frente a su herida y de ella salía un destello azul como el aura celestial que me rodeaba, mis ojos también tenían un breve destello azul y mi piel estaba un poco más blanca que de costumbre, sentía mi mano caliente y veía cómo la herida de Kendall se iluminaba brevemente antes de que yo volviera en mi. -Listo, ahora vamos a ver a los demás, seguro estarán felices de verte-. Luego de haberlo curado, comenzamos a caminar hacia la sala real donde estaban los demás miembros del escuadrón, Kindle había optado por irse a otro lado descansar y recuperarse, noté que Kendall estaba algo nervioso mientras caminaba. -¿Te ocurre algo?-.
-Si, bueno no en realidad-. Lo miraba extrañado con una ceja arqueada mientras abría la puerta para entrar al salón real, se escuchaban risas de algunos. -Tal vez te suene raro pero... ¿Y Crowley?, es raro ver que tu consejero no esté, al menos para darme un sermón o un puño en la cara, creo que lo merezco-.
-¿Me perdí de algo?-.
-No mucho, tuvimos una pequeña pelea antes de que él de alguna forma me hiciera darme cuenta de algunas cosas-. Sonreí internamente, si podía apostar algo era que todos queríamos que ese momento llegara, queríamos que Kendall por fin se diera cuenta el enorme error que cometió reprimiendo tantas cosas y retrasando su reencuentro con su hija. -Por eso preguntaba si estaba aquí, extrañamente quiero agradecerle-.
-¿"The Crow"?-. Le pregunté alzando una ceja, a veces y cuando era niño lo llamaba así, sonreí un poco por el recuerdo antes de responderle. -Verás mi amigo, él... Se tomó unas vacaciones, aunque no dudo que si te viera te partiría la cara-.
-¿Cómo demonios sabes eso?-.
-Me contó lo que pasó antes de irse y no me odies pero Crowley tenía razón con lo que te dijo, no trates de negarlo. -Le respondí riendo pero antes de que pudiera decir algo más todas las miradas de los demás miembros del escuadrón, incluyendo la mirada del danés que Lazarus había traído consigo y del cuál nunca se separaba.
-Já, miren quién se dignó a volver-. Habló Mel mientras se acercaba a él con una sonrisa para luego darle un abrazo. -Kendall maldito McQuoid-.
-También te eché de menos Mel-. Se fundieron en un abrazo de hermanos, luego comenzó a saludarse con los demás a excepción de los dos Grigori que no eran tan fans de los abrazos o del contacto físico, "Ángeles, arrogantes y sin sentimientos, todos son iguales a excepción de mi y mi padre creo", pensé para mi mismo al ver la inexpesividad de los Grigori. -Majestad-. Saludó a Clara quién en estos momentos estaba sujetando al pequeño Hezral, sonreí mientras me acercaba a ella para abrazarla por la cintura con amor.
-Bien, ahora que todos estamos reunidos de nuevo, Kendall cuéntanos qué has visto-.
-Me temo que tengo malas noticias-. Comenzó Kendalll con tono serio, todos lo mirabamos con interés acerca de lo que tenía que decir el viajero perdido de cabello blanco, hice un gesto con mi mano para que siguiera hablando. -No sé qué demonios esté planeando ese bastardo de Bastián pero las cosas están complicadas, hay demonios por todas partes, pero no los típicos demonios que enfrentábamos antes cuando era novato en el escuadrón-.
-¿A qué te refieres?-. Le preguntó el danés mirándolo fijamente.
-Estos demonios son más letales como si su ADN hubiese sido modificado o algo similar, viniedo aquí un grupo me emboscó, pero al notar su sangre esta era diferente, no era el típico color rojo, no su sangre era más oscura y su aspecto bastante terrorífico, como su un vampiro hubiera fornicado con una demonio o algo similar-.
-¡Es peor de lo que imaginé!-. Hablé con una voz grave casi demoníaca, apretando mi mano con algo de enojo y eso me asustó un poco porque volvía a sentir las emociones reprimidas de mi parte demonio, tuve un breve destello donde me vi con forma demoniaca y mi panorama se nublaba mostrándome el infierno y a Lilith caminando hacia mi, jadeé asustado y cerré los ojos obligándome a neutralizar esa aura con mi lado ángel, sentí la mano de mi amada sobre mi hombro.
-¿Estás bien querido?-. Me preguntó dulcemente y preocupada, atiné a apretar un poco el puente de mi nariz para suspirar de nuevo antes de responderle.
-Si querida, solo es una terrible jaqueca-. Dije levantándome y sabía de sobra que ella no había creído mi mentira pero me sentí agradecido cuando ella se levantó tomando mi mano para dirigirse a ellos y hablar en privado. No quería preocupar a mis compañeros, suficiente tenían cada uno con sus dilemas como para sumarles mi maldita agonía interna que era mi premio y castigo por ser un ser dual.
-Señores, me temo que su majestad necesita un descanso, hablaremos mañana-. Habló ella con tono autoritario y firme, todos asintieron y abandonaron la sala, además los rayos de luz de la luna llena se colaban por las ventanas del castillo, sería una noche difícil para Mel y alter ego lobezno sin duda. Comenzamos a caminar hacia mi habitación, Hezral se mantenía callado y dormido en los brazos de Clara, eso me arrebató una sonrisa, incluso me recordó a mi cuando era pequeño y conocí por primera vez a Crowley...
FLASHBACK DE LA MENTE DE HERZEL:
Después de que el Cielo se encargara de exterminar a mi madre de la manera más atroz y demente que podían hacer, mi padre no descansaría hasta buscar venganza en contra de los suyos. Mi madre había sido torturada con objetos sagrados como crucifijos y agua bendita e incluso exorcismos para que revelara el cómo había hecho mi caer a mi padre en su pecaminosa tentación, pero según lo que Crowley llegó a contarme años más adelante, ella jamás lo delató y nunca usó sus dotes demoníacos para el mal, era lo que se llamaría de mala forma: Un demonio gentil que luchó por su amor prohibido. Mi padre, un ángel con el rango de Serafín volaba sin descanso y con la furia dispuesto a desatar el Infierno mismo en el Cielo porque le habían arrebatado lo que más amaba...
Sin embargo y antes de que él pudiese reaccionar, un séquito de demonios lo emboscó y lo mataron aprovechando su momento de debilidad de cuando le expulsaron casi el 100% de la gracia de su cuerpo, dejándolo en estado semi-humano, su recipiente terminó con 10 espadas clavadas en él. En ese momento un Serafín provocó un trueno en el firmamento y apareció donde estaba yo, envuelto en una sábana en una casa abandonada y quemada, aquel Serafín que me tomó en sus brazos era Dalton, quién después de salvarme de que ambos bandos quisieran matarme, optó por llevarme y se dirigió a otra casa de aspecto lujoso, tocó educadamente tres veces.
-Espero que tengas una buena maldita razón para...-. Se cayó cuando vió la figura de Dalton frente a su puerta, los dos se conocían desde que Dalton de alguna manera lo ayudó con la muerte de su esposa y le brindó protección para él y Ramsey. -Disculpa mis modales Dalton-.
-No tienes por qué disculparte Crowley, te conozco bien-. Dijo Dalton riendo mientras Crowley lo dejaba entrar a su casa y cerraba la puerta, luego como de costumbre tomó su vaso de whisky y mirando lo que sujetaba Dalton en sus manos.
-¿Qué es eso que tienes ahí?-. Preguntó Crowley antes de darle un sorbo a su whisky.
-"Eso", es un bebé algo especial-. Aquello capturó la atención de Crowley. -Es el hijo de otro ángel que trabajaba para mi, pero sus acciones lo llevaron a enamorarse del enemigo, no lo culpo... Incluso los amores prohibidos pueden tener un buen resultado-.
-Así que... El pequeño es un Nephalem-. Dalton asintió mientras me examinaba, tenía unos pequeños cuernitos en mi cabeza y una cola, pero también tenía marcas en mi espalda donde iban mis alas que aún no crecían. -Y bien... ¿Para qué has venido?-.
-Necesito que lo cuides-. Crowley soltó una carcajada incrédulo.
-Espera, ¿No hablas en serio o si?-. Al ver la mirada de Dalton optó por callarse y tomarme en brazos, suspiró algo resignado. -Bien, lo cuidaré-.
-Gracias Crowley-. Estaba por teletransportarse cuando le dedicó una última mirada a Crowley antes de hablar. -Cuídalo hasta que tenga 13 años, después llévalo para que pueda tener una vida medianamente mundana, si bien no podrá ocultar sus poderes, enséñale a usarlos para bien y Crowley... En caso de que se dé, prepárate para lo peor-...
Años después, tenía 13 años, estábamos caminando a otro lugar al que me llevaría Crowley para comenzar mi nueva vida mundana a pesar de mi aspecto con cuernos y cola. Al principio me había costado aceptarme como era, cuando noté mis cuernos desesperadamente busqué formas de quitármelos, también llegué a llamarme monstruo, pero Crowley siempre usaba ese tono de voz conmigo apacible a pesar de su rostro rudo, usaba el mismo tono de voz que usaba con Ramsey (a quién por cierto nunca llegué a conocer dadas sus aventuras). Siempre me decía mientras revolvía mi cabello para desordenarlo "Pequeño, no eres un monstruo y no quiero escucharte llamarte así".
-Crow...-. Él volteó a verme. -¿A dónde vamos?-.
-A tu nueva vida pequeño, ya no puedo tenerte más conmigo-.
-¿Por qué?-. Se detuvo para ponerme las manos en los hombros y agacharse a mi altura, estábamos frente a una casa de familia noble, sonrió antes de responderme.
-Mira Herzel, por más que me gustara que te quedaras con Ramsey y conmigo, no puedo y no quiero ponerte en riesgo-. Respondió, vagamente me había contado parte de su vida y sabía a qué se refería con ello, además era bastante estricto cuando alguno salía al bosque. -No Herzel, no quiero que te pase algo, además le prometí a Dalton que te cuidaría hasta esta edad, pero sé que volveremos a vernos-. Dijo antes de abrazarme por última vez antes de presentarme con los mundano que claramente se asustaron al verme, pero Crowley de alguna manera logró convercerlos de que me cuidaran, les dijo que era una orden divina, cosa que funcionó porque los mundanos respetaban todo lo divino, hasta antes de la primera guerra, ahí comenzó mi "vida mundana"...
Estaba lavando mi cara antes de irme a dormir con mi amada y mi pequeño, cuando estaba por secarme noté que la mitad de mi cuerpo tenía un pálido color entre gris y azul y mis alas despegadas, además vi una figura de color blanco con alas, jadeé de nuevo algo asustado por ello.
-Tranquilo Herzel, soy yo-. Dijo aquella voz celestial que curiosamente reconocí, traba de tocar al entre con intriga.
-¿Papá?-. El entre asintió antes de acercarse a mi para rodearme con su aura, estaba confundido por lo que estaba pasando, ¿Por qué la escencia de mi padre me estaba visitando ahora y porqué mi lado ángel estaba tan potenciado ahora?, me temía que algo malo pasara conmigo o con mis seres queridos, de nuevo sentía ese miedo de perder la batalla y mi padre pareció notarlo.
-Sé que estás asustado hijo, pero debes luchar para no caer en su tentación, tu madre y yo no queremos que Lilith te haga daño, no queremos ver a nuestro demonio celestial convertido en un monstro-.
-¿Cómo?, ¿Cómo hago eso, si tengo miedo?-. Decía con voz quebrada, sentí una mano caliente sobre mi mejilla secando la lágrima que había escapado, era otro entre pero en lugar de luz era fuego, se posó al lado de mi padre y no me costó saber quién era, era la escencia de mi mamá, trataba de no llorar pero me resultaba difícil, por fin de alguna forma veía a mis padres por primera vez. -No quiero fallar, no quiero herir a nadie, no quiero ser un... Monstruo-.
-Herzel, tienes lo mejor de los, por ahora mi escencia está neutralizando la de tu madre para protegerte de Lilith,pero no sé cuánto más podré, no te estoy diciendo que debas reprimirla porque una es codependiente de la otra, si una te falta, podrías morir-. Asentí mirando a mis padres con ojos cristalizados.
-Herzel, debes luchar, no debes dejar que Lilith domine tu otra mitad, sería lo peor que podría pasarte, sé que puedes controlarlo, debes aceptar tu destino, aceptar tu otro yo y no ceder a Lilith-. Habló mamá mientras que el aura de ellos comenzó a desvanecerse.
-¡Espera!-. Grité. -¿Volveré a verlos?-. Pregunté asustado, temía no volver a verlos aunque fuera en el plano espiritual, ambos se acercaron a mi para rodearme en una especie de aura caliente de luz y fuego, me elevé en el aire brevemente.
-Hijo, siempre estaremos contigo-. Finalizaron señalando mi corazón antes de que yo volviera a tocar el suelo y los sonidos de golpeteo en la puerta me volvieran a la realidad con sus gritos, abrí la puerta y la vi con un rostro de preocupación, sin mediar palabra tomé su rostro para besarla apasionadamente mientras me permitía llorar y ella me consolaba mientras caminábamos a la cama, cayendo en ella sin despertar a nuestro hijo, hasta que nos separamos.
-¿Qué sucedió?-. Preguntó tomando mi mentón para que la viera con mis ojos cristalizados.
-Vi a mis padres-. Le respondí mientras nos metíamos bajo las sábanas y dejaba que se acomodara en mi regazo, comencé a acariciar su cabello mientras ella reposaba su mano en mi pecho. -Por fin pude verlos-.
-Lo siento cariño-. Dijo a modo comprensión y con una sonrisa. -¿Te dijeron algo importante?-.
-Si amor, debo... Debo luchar contra Lilith y protegerlos, aunque tengo miedo-.
-Herzel-. Puso una mano en mi mejilla mientras me veía. -No perderás ante esa maldita, no dejaré que te lastime y te ayudaré a que ella deje de manipularte para sus terribles planes, ¿De acuerdo?-. Asentí antes de robarle un beso, ella siempre calmaba la tormenta en mi interior además de Crowley, haría lo que fuera por defenderla, incluso si tenía que matar a esa desgraciada, después de un rato de demostrarnos amor, caímos rendidos para dormir.
Al día siguiente cuando desperté enredado en las sábanas, no la encontré a mi lado, me levanté para buscarla cuando vi una nota con un corazón en la mesa de noche, sonreí antes de tomarla y leerla:
"Fui a dar un paseo por el pueblo, te veré más tarde"
-Clara-
Sonreí tontamente como si fuera la primera vez que la conociera mientras miraba la habitación, Hezral estaba en su cuna durmiendo, comencé a alistarme para un nuevo día, seguramente los del escuadrón ya estaban con sus energías renovadas o entrenando en el campo de entrenamiento donde conocí a la mujer que ahora era mi esposa. Terminé de vestime con mi atuendo real para sali caminando y reunirme con los demás, debíamos actuar patrullar el pueblo y acabar con la amenaza, además de prepararnos para la guerra contra las tropas de Bastián.
Caminaba tranquilamente por los pasillos, por los orificios que funcionaban como ventana veía a la guardia real marchando, listos para la guerra, por otro lado veía a los del escuadrón entrenar entre si, sabía que los chicos eran buenos con sus habilidades de combate, pero debían mejorar, en especial si las fuerzas de Bastian estaban plagadas de demonios superdotados, sentía como si las buenas noticias se las hubiera llevado el viento, sentía como cuando el rey Hans nos llamaba a levantar nuestras armas para defender Nottingham de las tropas enemigas, seguí caminando y veía la familiar figura de Crowley caminando hacia mi mientras sonreía, se le veía bastante animado.
-¡Crowley!-. Lo saludé con un abrazo que correspondió. -Es bueno verte-.
-A ti también es bueno verte, ¿Cómo has estado?-.
-Mucho mejor, mi padre me visitó anoche y mi lado ángel está más activado que nunca-. Sonrió por mis palabras, iba a preguntarle algo más cuando divisé a mi amada a lo lejos caminando pero no estaba sola, un demonio que seguramente era de los que habíamos estado hablando estaba detrás de ella, sacó su arma y sin piedad la clavó en Clara. -¡No!-. Grité corriendo para tenerla en brazos mientras Crowley se encargaba del demonio, sujetaba a Clara que tenía una herida no tan grave pero sangrante, el demonio estaba muerto.
Sin embargo apreté mis dientes sintiendo como estos se afilaban, mis orejas crecían y mis garras se hacían más prominentes a la par que mis alas se abrían. Sentía ira en cada hueso de mi cuerpo, sumado a las ganas de matar, escuchaba la voz de Lilith llamándome para reclamar lo que era mío, era hora de aceptar mi destino...
CONTINUARÁ...
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