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CAPÍTULO XVI: NO HAY OPCIÓN

POV PEGGY HEMMINGWAY:

Luego de que que Kendall y yo nos hubiéramos confesado nuestros sentimientos, íbamos tomados de la mano hacia la biblioteca para estudiar como nos habíamos propuesto al principio, pero en el fondo sabía que de un momento a otro esa búsqueda iba a girar en torno a pistas para que mi amado Kendall pudiera encontrar a su hermano Jacob y reencontrarse con su hija Nessa. 

La verdad quería ayudarle en lo posible a lograr su destino, pero aún no hallaba la manera de decirle que su hermano no estaba aquí y que deberíamos pedirle ayuda al profesor Sinclair para conocer el transfondo detrás del día en el que el hermano de Kendall y ese otro chico se fueron del Instituto, además estaba el asuunto de la guerra que se aproximaba, quería que los dos estuviéramos seguros y a salvo, pero... ¿Kendall iría a buscar a su hermano o nos ayudaría a defender el instituto?, en caso de que deciciera buscar a su hermano (que es lo más problable que haría)... ¿Me dejaría ir con él?, estaba tan perdida con mis pensamientos que podía jurar que estaba con la mirada perdida y sin expresión alguna

-Peggy-. Escuché que me llamó él mientras tomaba mi mano y acariciaba con suavidad el dorso de la misma, amaba que fuera tan tierno y caballeroso conmigo. -Querida, ¿Estás bien?, te noto un poco callada-.

-Si cariño, yo solo estaba pensando en algo-.

-¿Qué es eso que te tiene tan inquieta?-. Entrelazó nuestros dedos mientras sonreía y eso me debilitaba.

-Es sobre ti y la búsqueda de tu hermano-. Él clavó sus ojos verdes en mi, como instándome a seguir hablando. -Pensaba que tal vez podríamor ir a hablar con el profesor Sinclair para...-.

-Olvídalo cariño, dudo mucho que él quiera ayudarnos o bueno, ayudarme-. Me interrumpió cerrando el libro que tenía para salir de la Biblioteca a nuestra hora libre, lo seguí rápidamente. -Ya sabes como es la relación entre el profesor Sinclair y yo, según él yo soy un hijo de perra...-. Lo atraje hacia mi sujetando su nuca con dulzura.

-Cariño no quiero que digas eso-. Dije después de culminar el beso con el que lo interrumpí, odiaba cuando él se trataba así, sabía lo que había pasado con él tan pronto llegó al Instituto aunque no había conocido al otro chico, sí lo había visto antes de que se fuera, sabía también los problemas con su hermano, sus travesías, lo que pasó con su ex esposa y el deseo oculto que tenía por encontrar a Nessa. -No te digas así, sabes que no es verdad lo que dijo el profesor Sinclair de ti, no eres ningún hijo de perra, ¿Tu madre acaso...?-. Él me calló poniendo un dedo en mis labios.

-Esa linda boquita no debería decir eso-. Decía acariciando mis labios con ternura, me hizo derretirme lentamente su gesto. Kendall tenía esa capacidad de poner mi mundo de cabeza fuera con una frase, palabra o gesto.

-De acuerdo amor, pero no quiero que te trates así, tú no tienes la culpa de lo que hizo tu hermano mientras estuvo aquí-.

-Entiendo tu punto Peggy, no volveré a decir esa palabra en mi vida, ¿De acuerdo?-. Me dijo con esa mirada suplicante que me hizo rendir en seguida, sonreí tontamente antes de abrazarlo para luego comenzar a caminar por todo el castillo tomados de la mano, de repente divisé al profesor Sinclair caminando por ahí, halé de la mano a Kendall para caminar hacia él. -Ay demonios-.

-Profesor Sinclair, qué bueno que lo encuentro-. El profesor se giró tan pronto me escuchó hablar, escuché como Kendall suspiró, aunque eso sonó más bien a un bufido al ver a Simeone, decidí ignorarlo mientras pensaba: Si Kendall quería un poco de ayuda para saber cómo ocurrió todo, debía cambiar un poco su actitud hacia su líder. Tampoco esperaba que de un momento para otro Kendall viera a Simeone como su mejor amigo o como su profesor favorito aunque fueran de la misma fraternidad, solo quería ayudarlo y facilitar las cosas.

-Peggy qué bueno verte-. Hizo como si Kendall no existiera y se fijó solamente en mi para seguir hablando. -¿Necesitas algo?-. 

-Si profesor de hecho necesitamos su ayuda para...-. 

-No se moleste profesor Sinclair, no es nada serio-. Interrumpió Kendall fingiendo una sonrisa mientras halaba mi brazo para irnos pero el profesor nos detuvo, vi como suspiró y agachó la mirada algo abatido.

-¿Por qué no dejas que la señorita Hemmingway termine de formular su requerimento?, ¿O acaso tiene alguna actividad tan importante como para salir corriendo e impedir que ella salga de sus inquietudes?-. Kendall se quedó callado, sonreí internamente, al menos parte del plan había funcionado y esperaba que siguiera funcionando. -¿Decías?

-Decía que necesitamos su ayuda para saber qué pasó el día en el que...-. De nuevo hablaba pero era interrumpida por Simeone que clavó los ojos en Kendall como si quisiera aniquilarlo ahora mismo, seguro ese aún era un tema algo complicado de superar para el profesor líder de la fraternidad del Fénix.

-¿El día que el idiota del hermano de tu novio y su amigo decidieron robar un libro maldito que el director protegía de gente curiosa y tonta que pudiera robarlo?-. Los dos asentimos, esa información era crucial para que Kendall pudiese encontrar pistas sobre el paradero de su hermano para que tuvieran su reencuentro. -Lo siento, pero no te diré nada sobre ello-.

-Por favor profesor Sinclair, de no ser tan importante no lo molestaría con ello-. 

-¿Por qué es tan importante eso para ustedes?-. Miró a Kendal fijamente mientras caminaba hacia él. - ¿Acaso planeas hacer lo mismo que tu hermano e irte sin más?, Dándole la espalda al instituto justo cuando estamos en una crisis y en cualquier momento podríamos ser atacados por la orden de Moudorth y sus aliados-.

-Con todo respeto profesor, yo solo quiero entender a mi hermano-. Habló Kendall aguantando la severa mirada del profesor, sin inmutarse, como desafiándolo con la mirada, sabía que mi amado no le mostraría miedo. -Quiero entenderlo, solamente quiero saber qué lo impulsó a cometer semejante estupidez en contra de este instituto, por favor si nos dice eso prometo que mantendré mi distancia con usted, solamente nos hablaremos por temas de clases. -Simeone suspiró mientras tenía sus puños apretados y sus manos temblaban un poco, al parecer había cedido a nuestra petición.

-Lo diré pero no en medio de este pasillo, cualquier otro estudiante podría escucharnos... Vengan a las nueve a ese pasillo donde estaba el libro, y mejor que vengan preparados y protegidos, no sé qué clase de males habrá liberado ese niño caprochoso en esa noche-. Dijo finalmente antes de irse por el pasillo, sonreí mientras que Kendall rodaba los ojos y negaba con la cabeza, soltó otro bufido antes de hablarme algo enojado.

-Estás loca de remate-.

-Cierto, loca por ti-. Le dije coquetamente mientras caminaba para irme al comedor pero él me detuvo abrazándome por detrás y depositando un beso en mi cuello, cosa que erizó mi piel.

-Cariño hablo en serio-. Dijo él con tono serio mientras seguíamos caminando, luego me hizo girar a verlo para tomar mi barbilla, suspiró como buscando las palabras para expresarse. -Lo que hiciste ahorita fue una locura, cariño-.

-Una locura necesaria-. Me solté para comenzar a caminar, rodó los ojos de nuevo y endureció su mirada antes de clavarla en mi, estaba enojado y yo lo sabía aunque me parecía un poco tonto que se enojara por algo tan simple como pedirle algo de ayuda a Simeone.

-Peggy... ¿Qué hubiera pasado si el profesor se hubiese negado o en el peor de los casos, nos hubiera castigado, eh?-. Escuché que casi gritaba detrás de mi mientras caminaba a paso acelerado para alcanzarme.

-Al menos compartiría castigo contigo-.

-¡Por el amor a los Dioses Peggy, ¿Quieres escucharme?!-. Me detuvo sosteniendo mi brazo con un poco de fuerza, lo miré a sus ojos algo sorprendida por eso, él pareció notarlo porque llevó una de sus manos a mi rostro para acariciar mi mejilla. -Perdóname cariño, no debí reaccionar así-.

-Entiendo tu reacción, aunque exageras un poco con eso, ni que Simeone fuera Lucifer o algún ser del mal-. Rió un poco con mi comencario antes de tenderme su brazo como el caballero que era conmigo, cosa que acepté, ya había bajado su mal humor un poco.

-Te agradezco lo que hiciste, pero me pareció algo impulsivo de tu parte amor y no puedes negar que tengo razón en eso-.

-Está bien, pero luego me agradecerás-. Le sonreí y sin que yo lo esperara me haló hacia él para darme un beso tierno y suave.

-Gracias cariño-. Seguimos caminando hasta llegar al comedor y pedimos nuestra comida favorita y nuestro postre, además de la bebida. Noté que tanto él como yo teníamos gustos culinarios similares, a ambos nos gustaba el puré de papas, ensalada, carne de cordero y jugo de mora, además del postre que era un flan de frutos rojos. -Provecho-. Decía antes de comer, yo imité su acción.

Después de comer y tal como habíamos acordado con el profesor Simeone en el "Pasillo maldito", como lo denominaban en el instituto por la leyenda que había acerca de que los libros eran obra del mismo Diablo ya que dichos libros eran la guía al ocultismo y la magia oscura, los cuales solamente podían ser leídos por personas con sangre demoniaca o una gran habilidad en la magia. 

Eso explicaba el porqué nuestro director podía entender y tenía ambos libros consigo, Asher buscaba una forma de usar su don demoniáco para hacer el bien y creó el segundo libro mágico para contraarrestar los efectos en caso de que alguien utilizara el primer libro; sin embargo cuando sucedió la primera guerra o invasión a Mexerth, miembros de las órdenes oscuras y Ocuttis habían logrado robar el primer libro y nadia sabía de su paradero hasta la fecha.

-Justo como les sugerí, los dos están aquí-. Decía Simeone manifestándose con las manos en su espalda mientras caminaba a nosotros, había escogido la hora perfecta para reunirnos ya que a esa hora los estudiantes eran enviados a sus respectivas torres y estudiante que vieran fuera, tendría que enfrentar un castigo por parte del líder. -Me estoy arriesgando mucho con esto, aunque después de ese incidente, ya no tengo nada que perder en esta guerra-.

-Lamento lo que pasó antes...-. Comenzó a hablar Kendall pero Simeone lo detuvo con una mano mientras que la otra la llevaba a su frente com si estuviera mentalizando algo que nos ayudase a divisar el pasadizo secreto.

-Como sea, ya pasó... Así que hagamos esto rápido y actuemos como que nada pasó, ¿Entendido?-.  Asentimos y escuchamos un sonido como de crujido y la puerta se manifestaba ante nosotros, al parecer tenía la misma magia del castillo: Solo se manifestaba ante seres mágicos, entramos y todo estaba oscuro, con un simple chasquido Simeone hizo que las antorchas que iluminaban el camino hacia donde estuvo el libro, comenzamos a caminar y el aspecto que tenía la habitación era algo tétrico, habían indicios de que hubo una pelea en este lugar, incluso había un rastro de sangre en el suelo. 

-¿Qué sucedió exactamente en este lugar?-. Preguntó Kendall una vez nos detuvimos en el atril de mármol grabado con runas y decorado con imágenes de demonios kabukis, débilmente se notaba el color original que era de un aguamarina, ahora se veía gris como si no tuviera vida o esta le hubiese sido arrebatada. Simeone guardó silencio mientras suspiraba. -¿Profesor?-.

-Yo tenía sospechas de que algo estaba tramando tu hermano y ese chico gótico-. Comenzó a hablar dándonos la espalda y mirando el lugar mientras los recuerdos acudían a su mente, como si estuviara pasando justo ahora. -Así que decidí seguirlos de noche ya que con mi telepatía había logrado enterarme de los planes de tu hermano-.

-¿Planes de mi hermano?-.

-Él, no vino al Instituto solamente a ser uno de nosotros aunque eso nos hiciera creer a todos, incluso a ti-. Seguíamos escuchando, al parecer Jacob no era santo del todo. -Al principió mostró interés y respeto por este lugar, sin embargo y a medida tomaba sus clases, su deseo y hambre de poder fueron creciendo, así que al enterarse de la existencia del libro optó por robarlo esa noche junto con otro chico, traté de detenerlos pero era tarde, ellos ya habían hecho el ritual-.

-¿Qué ritual?-. Preguntamos al mismo tiempo, aunque se nos notaba el miedo en la voz ya que las palabras de Simeone no eran para nada alentadoras o buenas noticias.

-Un ritual para obtener poder máximo de alguna manera, cuando llegué él parecía una especie de ángel caído, como si fuera un heraldo de alguien más-. Por fin Simeone se giraba para ver a Kendall mientras nos indicaba el camino para salir de ese sótano. -Tu hermano no solo robó el libro, sino que traicionó mi confianza y la del instituto al haber hecho eso y al haberme retado a un duelo antes de noquearme, ese día Slay perdió su prestigio... Ahora ven a esta fraternidad como un fracaso, como una fraternidad sin causa, como si Slay le hubiera dado la espalda al director, como si Slay le hubiera dado la espalda a mi hermano Struan-.  

Escuchar aquellas palabras tuvieron un efecto negativo en mi amado, sus ojos se cristalizaron y bajó la mirada, apreté su mano en señal de apoyo, no quería verlo de nuevo con bajón emocional por culpa de su hermano. -Tal vez me odie por decirte esto pero... Lo siento, por ser tan sincero, pero a veces la verdad duele-.

-Descuide profesor, era una verdad necesaria-. Hablé yo respondiendo a Simeone ya que Kendall se había quedado pasmado ante sus palabras, Simeone salió de pasillo y nos esperaba para cerrarlo antes de que alguien pudiera encontrarnos, con algo de esfuerzo logré hacerlo caminar halándolo del brazo. Una vez que salimos del pasillo Simeone comenzó a caminar a su torre como si no existiéramos, los dos nos quedamos un rato en silencio hasta que mi amado lo rompió llorando desconsoladamente. -Ya tranquilo, ven aquí-. Palmeaba su espalda mientras le permitía llorar en mi hombro.

-¿Puedo quedarme esta noche contigo, amor?-. Me preguntaba con voz rota, ambos sabíamos de sobra que ningún estudiante que no fuera de cierta fraternidad no podía estar dentro de una torre distinta. Sin embargo y como le había dicho antes a Kendall, no me importaba romper las normas con tal de estar con él, además él necesitaba mi apoyo y se lo daría.

-Claro que puedes-. Comenzamos a caminar a mi torre aprovechando que estábamos a oscuras, sin embargo debíamos cuidarnos de los Hellhounds del director, como una medida algo extrema que el director había optado por implementar desde que el hermano de mi novio robó ese libro en compañía del otro chico, cuyo nombre Simeone jamás mencionó cuando le contó esa anécdota a Kendall.

El director enviaba a sus cachorros del infierno a merodear los pasillos y pobre del estudiante que encontraran los canes, los estudiantes que eran atacados por los Hellhounds terminaban en enfermería, aquello era una manera que tenía Asher de castigar a los que rompían las normas. En el sentido de dar lecciones, Asher a veces era inhumano según contaban los otros estudiantes de las demás fraternidades, incluyendo a Wendolin.

Finalmente habíamos llegado a la torre de Wendolin, por suerte no nos topamos con nigún cachorro del infierno, al menos habíamos pasado la parte complicada, ahora debía pensar en una forma de meterlo en mi torre y en mi habitación sin levantar sospechas. Con mucho cuidado caminábamos para no despertar a nadie, podía notar que Kendall no había soltado mi mano ni un segundo hasta que llegamos a mi habitación y nos sentamos en la cama, Kendall dejó caer su cabeza sobre mis piernas, comencé a revolver su cabello. 

-Gracias por permitirme estar aquí contigo-. Dijo mientras comenzaba a relajarse ante mi tacto.

-Sabes que me gusta estar contigo Kendall y que te apoyaré en lo que necesites, incluso si quieres ir a buscar a tu hermano-. Sentí que se puso tenso ante lo que mencioné y desvió la mirada, opté por preguntar. -¿Cariño, pasa algo?-.

-No, no es nada querida, es solo que estoy agotado-. Respondió de manera convincente que me era imposible saber si él estaba mintiendo o no, con naturalidad impresionante que no supe cómo reaccionar, planeaba comenzar un interrogatorio pero desistí de la idea porque estaba agotada, tal vez mañana estuviera más abierto y dispuesto a contestar mis preguntas, comenzando el porqué se había puesto tenso cuando dije "Incluso si quieres ir a buscar a tu hermano". 

Al día siguiente salimos bien temprano para que nadie notara la presencia de Kendall en la torre Wendolin, comenzamos a caminar hacia el comedor, hasta podía jurar que éramos los primeros estudiantes en levantarnos de toda la escuela. Kendall ya estaba listo y terminaba de ponerse sus botas, lo notaba bastante callado y más serio de lo habitual, tomó mi mano y comenzamos a caminar hasta sentarnos, solo habían dos o tres personas antes que nosotros en el comedor, entre ellas el profesor Simeone quién tan pronto nos vio se fue del comedor, algo desconcertados nos sentamos y el comedor comenzó a llenarse, tomando una mano de Kendall logré capturar su atención.

-Kendall-. Me miró mientras tomaba su jugo y le daba un sorbo. -¿Estás seguro de que estás bien?-.

-Si querida es solo que aún no termino de asimilar lo que Simeone dijo de mi hermano, no es algo sencillo de asimilar-. Siguió comiendo con rapidez hasta que se levantó dejando su desayuno a medio terminar, me levanté para ir tras él.

-Querido, ¿A dónde vas?-.

-Debo hablar con el director-. Siguió caminando deprisa casi obligándome a correr para alcanzarlo, cosa que no logré porque él ya había entrado a la prestigiosa oficina del director y la puerta de marmol se cerró en mi cara, me esforcé por escuchar. -Señor, ¿Tiene un minuto?-.

-Claro joven McQuoid, ¿De qué se trata?-.

-Sé que el Instituto está bajo amenaza y nos enfrentamos a una posible guerra, pero me temo que no formaré parte de este ejército contra las tropas de mal, no los apoyaré en esta noble causa señor-.

-Estas diciendo que... ¿Planeas abandonar el Instituto?-.

-Si señor, por voluntad propia-. Tomó una pausa antes de seguir hablando. -Debo atender unos asuntos personales y quisiera que estos no interfirieran con su plan de evitar una seguda guerra en el Instituto, así que presento mi dimisión del Instituto y les deseo suerte en esta guerra-.

-Muy bien, por favor entrega tus pertenencias que te vinculen a Mexerth y también te deseo suerte en lo que sea que vayas a hacer. -No distinguí ruido alguno hasta que Kendall abrió la puerta para salir hacia la salida principal del castillo, estaba sin su típico distintivo del fénix de Slay, vestía como un viajero más, siguió su camino sin hablarme, lo seguí.

-Kendall, ¿A dónde vas?-. 

-A buscar a mi hermano-.

-Déjame ir contigo-.

-¡No!-...



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