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CAPÍTULO XIV: AMENAZA

POV DE ZOWIE JOHNSON:

Nuestro cuarteto conformado por mi hermano demonio Mercy, la chica ruda que es Nessa, el tipo con habilidades innegables de las navajas que era  Ramsey y yo, el ángel rebelde ahora contábamos con el apoyo del padre de este último, a partir de ahora Crowley  ( el"elegante escocés", como prefería llamarlo a escondidas) mostraba todo su empeño en acompañarnos hasta que regresáramos a territorio inglés, había dicho que nos llevaría a un escondite donde pudiéramos temporalmente, él volvería a Nottingham y después retomaríamos el rumbo hacia donde se encontraba el papá de Nessa. 

Estábamos disfrutando de un desayuno que había sido preparado por Ramsey con la ayuda de Mercy, era un desayuno típico de Escocia, un desayuno silencioso hasta que Mercy se llevó la mano a su cabeza soltando el vaso con vino que estaba sujetando, provocando que se rompiera, mi hermano comenzó a emitir sonidos de quejidos y gruñidos.

-¿Estás bien hermano?-. Le pregunté visiblemente preocupado apoyando una mano en su hombro para calmarlo mientras que los demás lo miraban con intriga y Mercy trataba de regular el dolor que le estaba causando eso.

-No, he sentido algo oscuro-.

-¿Qué sentiste-.

-Auras demoníacas, pero...-. Apretaba sus dientes, el dolor se iba regulando poco a poco mientras volvía a la normalidad, parecía que  incluso para mi hermano era extraño percibir aquello ya que sentía que no tenía las palabras para describir lo que lo estaba torturando, odiaba cuando eso pasaba porque ya había superado las malditas pesadillas con sus familiares vengativos, esperé pacientemente a que siguiera. -Tienen algo más, su aura demoníaca es fuerte pero no está al 100%-.

-¿Crees que podrían tratarse de híbridos?-. Preguntó Nessa y puede que tuviera una teoría bastante acertada sobre lo que serían aquellos espectros que tarde o temprano enfrentaríamos en esta loca aventura.  

-Es lo más probable pequeña rebelde-. Respondió Crowley mirándola fijamente, actuaba de manera protectora y paternal con ella. -Dado lo que ha sucedido con la orden de Moudorth no me sorprendería si por esa razón Mercy no puede percibirlos completamente-.

-Un momento-. Dijo Nesa antes de cerrar sus ojos como si quisiera rebuscar algo en su mente y sus ojos adquirían ese característico color de cuando tenía sus visiones, no sé que estaba buscando pero seguro esperaba que fuera útil. -Creo que lo tengo-.

-¿Qué tienes pequeña?-. Preguntaba Ramsey con interés mientras apretaba el hombro de Nessa de modo protector, me dió un poco de celos ver esa escena pero decidí controlarme, había prometido que le daría tiempo de organizar sus emociones para que pudiera darme una respuesta concreta.

-¿Recuerdan que antes tuve una visión de Bastián con otros aliados?-. Todos menos Crowley asentimos cuando Nessa mencionó ese detalle, a su vez la miró con una mezcla de orgullo mientras peraba a ver qué decía. -Pues creo saber quiénes o bueno, es una suposición que tal vez tenga lógica-.

-¿De qué se trata?-. Pregunté, deberíamos prepararnos para cualquier cosa.

-Tal vez Bastián se haya aliado con un demonio poderoso y el Brujo Maestro que maldijo Cork-.

-Eso explicaría por qué solo puedo percibir sus auras a la mitad-. Dijo Mercy, antes de tomar su tridente con determinación, como si la batalla lo llama, aunque yo también tenía ese sentimiento de que las cosas no están tan bien como ese bastardo nos hacía creer.

-Algo no anda bien-. Habló Ramsey mientras se ponía en guardia y se asomaba a la ventana, su padre hacía lo mismo, entornaron los ojos cuando de la nada de escuchó el grito de unas cuantas mujeres, salimos a mirar pero lo que vimos casi me paraliza el corazón: Eran seis mujeres mundanas de tal vez unos 14 o 16 años, con ropas rasgadas y un mensaje grabado palabra por palabra en sus cuerpos, al leer todo decía:

"Denme todo lo que quiero o mueran" 

-Hijo de perra-. Maldije con ira sintiendo como una gran cantidad de poder de criomante de concentraba en mi mano hasta volverla como si estuviera hecha de hielo puro, Nessa decidió cerrar sus ojos y contactar con Falkor, quién al parecer respondió de inmediato.

-Ama Nessa, ¿Sucede algo?-. 

-Falkor, necesito que conectes conmigo y me permitas usar tu vista, parece que estamos en aprietos-.

-En seguida ama Nessa-. Ella se quedó en silencio mientras abría los ojos para dejar ver unos llamativos ojos grises con pupila de dragón, al parecer ya había conectado con Falkor, aquello me pareció intrigante, ya que según lo que conocía cada guerrero espiritual al fusionarse con su animal guardián cambiaba el aspecto por el del animal en cuestión, pero con ella era diferente, solamente tenía ojos de dragón y conservaba su apariencia y belleza humana.

 No pude evitar mirarla fijamente con una sonrisa tonta similar a la de los adolescentes mundanos cuando se enamoraban o similar a las típicas sonrisas que solía dedicar a las chicas del Instituto, de ahí mi fama de mujeriego que vergonzosamente Mercy había presenciado. 

-Estamos en problemas-. Dijo ella mientras se ponía en posición de lucha y miraba a través de la ventana, la vista no era buena, se veía una tropa de demonios muy diferentes a los que habíamos visto o enfrentado a lo lejos con catapultas que comenzaron a arrojar bolas de fuego a la casa, impactando los árboles que rodeaban nuestro refugio, provocando un incendio que se propagó rápidamente por todo el bosque. -Debemos irnos de aquí, ¡ahora!-.

-Ustedes váyanse adelante, yo me quedaré cuidando sus espaldas-. Decía Crowley con un rostro más serio que de costumbre y alzaba las manos para invocar su magia.

-Papá no-. Le reprochaba Ramsey antes su tonta y algo suicida idea de quedarse solo frente a esas tropas, aunque Ramsey era del mismo bando y le tenía ciertos celos por su cercanía con Nessa, no podía negar que él tenía razón, el plan de Crowley era ridículo. -Es una tonta idea-.

-Por favor hijo, protégete, no quiero perder a nadie más-. En ese momento arrojaban una bola de fuego que Crowley invocando un escudo con su magia negra logró detener, pero le estaba costando, apretaba los dientes mientras tenía sus manos estiradas al frente desprendiendo un aura negra que alimentaba el escudo mágico, reteniendo temporalmente los ataques. -¡Váyanse, yo lo retendré!-.

-¡No!, no me iré-. Decía Ramsey antes de adoptar una pose similar a la de su padre y comenzar a su usar su magia mixta para servir de apoyo, ahora los dos estaban reteniendo la bola de fuego pero habían arrojado más, se estaban debilitando. Lograron apagar la bola que habían lanzado y peligrosamente se acercaban tres, Nessa apretó los dientes antes de arrojar sus truenos y que sus ojos pasaran levemente a rojo antes de arrojar una ráfaga de trueno que atravezó las bolas de fuego partiéndolas a la mitad.

-Yo tampoco, si tú te quedas... También yo Crowley-. Le decía con seriedad mientras sus ojos azul blanquecino amenazaban con pasar a rojo al igual que los truenos que había arrojado antes, eso me sorprendió bastante; Crowley sonrió tontamente mientras rodaba los ojos.

-Está bien chiquilla rebelde-. Al parecer ese iba a ser el apodo especial que Crowley le pondría a Nessa, leyendo su mente brevemente noté que a cada persona especial para él o para quienes consideraba sus muchachos (como los llamaba) les tenía un apodo: Su hijo era "Knife-Ram", el híbrido (que supongo era el rey del pueblo que mencionó) era "Heavenly-Demon" y ahora Nessa era "La chiquilla rebelde".

-Si tienen algún plan se escuchan sugerencias-. Decía Nessa con su sarcamo característico hacia nosotros. - Y si incluye no morir, sería ideal-.

-Tengo uno, pero será arriesgado-. Habló Crowley, con un leve movimiento de cabeza Nessa lo instó a seguir hablando. -Nessa tú tienes habilidades inegables con tu arco y flecha, así que te necesito en el aire disparando-. Nessa asintió ante eso. -"Knife-Ram", tú irás con Nessa con tus navajas-. 

-Hace tiempo que no me decías así, "Dark-Crow"-. Le respondía Ramsey con una sonrisa que se contagió en ambos brevemente, luego Ramsey hizo rostro serio por su misión, aunque sonrió brevemente al estar emparejado con Nessa. 

-Tú Mercy, a mi izquierda, tratarás de usar tu poder de piromante para desviar algunas bolas de fuego, además de crear algunas que sirvan como munición-. Mercy asintió, ahora solo faltaba mi parte y la de él que no sé qué demonios haría. -Ángel, tu a mi derecha tratando de congelar las bolas que más puedas.

-¿Tú que harás?-. Pregunté antes de asumir mi lugar en la batalla, él solo sonrió de lado antes de comenzar a recitar algo en escocés y sus ojos adquirían una tonalidad, un extraño naraja rojizo.

-Seann dhiathan dorcha draoidheachd, sàr mhaighstirean seallaidh, tha mi Crowley a 'gairm ort, thoir dhomh dìon-. Del suelo comenzaron a enamar algunas sombras de humo que comenzaron a rodearnos formando un escudo de protección, me miró con esa sonrisa de lado. -¿Esto responde tu pregunta, ángel?-.

-Más que claro anciano ocultista-. Le respondí con determinación y algo de burla mientras que de la palma de mis manos comenzaron a salir unas dagas (al estilo Sub-Zero) y el suelo comenzaba a congelarse mientras abría mis alas.

-Si, basta de charla-. Nos riñó Nessa y nos centramos, justamente cuando las tropas estaban por atacar una enorme llamarada destrozó las cuatro bolas de fuego que se dirigían hacia nosotros, era la mascota de Nessa, su dragón guardian Falkor. Sin mediar palabra el dragón voló hacia Nessa que lo esperaba antes de subirse y tenderle un brazo a Ramsey que lo tomó sin dudar y subió al lomo de Falkor. 

Lanzaron otras cuántas bolas más y cada uno comenzó a hacer su parte, mi hermano demoníaco abrió sus alas para suspenderse en el aire y con sus habilidades de pirómano controlaba con su tridente haciéndolo girar para que las bolas que le caían a él de alguna forma se adhieran al tridente y siguiera su curso antes de que las arrojararlas en contra de las otras tropas demoníacas, atinando y matándolas.

 Crowley con una destreza nata se deslizaba entre las hordas de demonios híbridos mientras iba degollándolos, además algunas sombras que lo acompañaban a él y lo ayudaban contra los híbridos, le daban a Crowley una imagen aterradora y más intimidante de lo que ya era. Yo me centré y comencé a lanzar enormes ráfagas de hielo a la menor temperatura posible, las cuales salían disparadas y al entrar en contacto con las bolas de fuego, estas caían como si fueran meteoritos, vacíos y sin llama alguna.

Decidí mirar hacia arriba y ahí estaban ellos dos, Nessa arorjando sus flechas hacia los que lograban evadir a Crowley y avanzar a donde estábamos nosotros, miré las llamas que peligrosamente se iban acercando a la casa donde estábamos refugiados. Nessa seguía peleando a medida que Falkor volaba y lanzaba llamaradas a las tropas de Bastián, mientras que Ramsey arrojaba sus navajas y se encargaba de aniquilar a los demonios que de alguna manera lograban subir al lomo del dragón; el estilo de lucha de Crowley y Ramsey era muy similar. Después de algún tiempo las tropas estaban reducidas, a excepción de un demonio que pretendía escapar.

-No llegará lejos-. Decía Nessa mientras tenía una pose de arquera, lista para arrojar la flecha, la soltó y esta pasó a gran velocidad, rompiendo la barrera de silencio con sus sonidos de truenos hasta clavarse en la pierna del espectro que quería escapar, nos acercamos a él y antes de que siquiera pudiera moverse congelé sus piernas mientras que Ramsey lo ataba.

-¡Malditos, no saben el error que comenten!-. Comenzó a hablar el espectro, al verlo noté su apariencia muy diferente a la de mi hermano Mercy, a diferencia de él, sus ojos no eran del típico ojo de demonio ya fuera con iris rojo, o amarillo o  los ojos completmente negros, sus dientes eran más filosos que los de un Werewolf  o Rougaruou, piel pálida como la de un Nosferatu con runas como las que tenían Ramsey solo que estas eran de color rojo.

-¿Qué demonios eres?-. Pregunté iracundo y apuntando a su cuello con una daga de hielo.

-Nosotros somos venganza, destrucción, ira y muerte-. Respondió el demonio raro riendo y Crowley asentó a darle un golpe que lo hizo sangrar, eso me hizo notar otro detalle extraño, normalmente la sangre de los demonios era color rojo vino (lo sabía ya que algunas veces había visto a Mercy sangrar cuando niño en el instituto a causa del matoneo), la sangre del ser era entre morada y negra como podrida.

-Creo saber lo que son-. Habló Crowley rompiendo el silencio y quedando cara a cara con el ser, examinándolo y estudiándolo con la mirada, ¿Cómo carajos él tenía tanto conocimiento sobre bestias mágicas?, algún día esperaba encontrar la respuesta. 

-¿Qué son Crowley?-. Preguntó Nesa que tenía sus brazos cruzados y estaba apoyada en una mesa, la casa que nos servía de refugio  lentamente comenzaba a quemarse, el techo cayó detrás de nosotros, deberíamos irnos lo más pronto posible, pero no nos iríamos sin conseguir al menos algo de información.

-Son una extraña mezcla nunca antes vista-. Comenzó a hablar y presionó su herida con violencia, haciéndolo gritar del dolor, le tomó el mentón para mostrarnos. -Ahí está, sus colmillos no son los de demonio tradicional como los de Mercy o cualquier otro que haya enfrentado antes, son colmillos de Nosferatu, lo mismo sus orejas y piel pálida-.

-¿Un demonio-vampiro?-. Preguntó Ramsey sin separarse de Nessa y rodeando su cintura con su brazo, cosa que Nessa no reprochó.

-Exacto, Mercy... ¿Puedes sentir su aura?-. Habló Crowley mientras soltaba con violencia la mandíbula del ser que solo gruñía como perro rabioso.

-Débilmente-. Respondió mi hermano con los ojos cerrados y una mano estirada hacia él.

-Tu sangre de demonio es compatible con...-.

-Demonios, humanos, ángeles pero es una unión antinatural y bastante extraña si llega a sudecer, además de peligrosa según rumores-. Mercy respondió haciendo memoria bajo sus lentes de sol, luego miró al Dempiro. -No puede ser, para que la sangre de alguien como Lazarus se combine con mi sangre, debería haber sido por mordida o contacto directo de una sangre con otra mediante...-.

-Magia, magia oscura y avanzada-.  Asumió Crowley, eso solo hizo que mi odio hacia Bastian aumentara, ¿Así que el maldito tenía de su lado a una madre demonio y a un vampiro hechicero?, el techo amenazó con caer de nuevo, pero esta vez más cerca de nosotros. -Debemos irnos ahora, no tenemos tiempo-. Comenzamos a irnos, caminando sin mirar atrás y con determinación.

-¿Van a huir como cobardes?-. Habló el Dempiro mirándonos y riendo, me acerqué a él y estiré mi mano que de nuevo se tornó azul casi blanca, como si fuera de cristal helado. -¿Qué estás haciendo?-.

-Dejándote claro que ni tú ni ese imbécil podrán ganar esta guerra-. Lo estaba congelando, estaba provocando temperaturas insoportables para cualquier ser, temperaturas tan bajas que podrían congelar a alguien hasta el punto de hacerlo perder la movilidad y provocarle hipotermia, el hielo subía a velocidad impresionantemente rápida, el Dempiro estaba asustado y comenzó a sacudirse a medida que el hielo subía por sus piernas y le hacía perder la movilidad, provocando dolor inmenso, seguimos caminando para irnos lejos de este lugar rumbo a Londres.

-¡Pagarán pagarán por esto malditos, se derramará sangre inocente y Lord Bastián se alzará sobre este mundo!-.

-Si, pero mientras tanto, disfruta tu inevitable muerte-. Le respondí antes de darle la espalda el Dempiro siguió gritando de dolor agonizante, vi de reojo como él ya estaba casi al punto de convertirse en una estatua de hielo cuando un pedazo del techo de la casa con llamas cayó sobre él explotándolo y llenando la habitación con pedazos pequeños de hielo, carne y sangre, volví la vista al frente y seguimos caminando.

-Al demonio, otra mansión perdida-. Se quejó Crowley mientras caminábamos.

-¿Enserio te preocupa una mansión, Crowley?-.

-No es eso ángel idiota, era un comentario sarcástico, además de que perdimos un refugio y ahora estamos expuestos a lo que pueda suceder-. Quería refutarle, responderle con sarcasmo pero no podía porque tenía la razón, me limité a suspirar antes de seguir caminando.

 Caminamos al rededor de unas cuatro o cinco horas hasta que la noche comenzó a caer sobre nosotros con algunas estrellas, no estábamos lejos de un pueblo y eso subió mi ánimo un poco, al menos podríamos encontrar otro refugio temporal mientras llegábamos a Londres.

-Descansaremos aquí y haremos rondas yo haré la primera-. Dijo Nessa con tono autoritario, a fin de cuentas ella era la líder de los tres, ninguno opuso resistencia pero pude notar una mueca de disgusto en el rostro de Ramsey y una sonrisita traviesa en el rostro de Crowley al ver esa reacción.

 Sin decir nada más algunos se  durmieron y Ness se quedó en vela junto con Falkor quien nos resguardaba bajo sus enormes alas, yo me quedé con los ojos abiertos vigilándola en silencio, Ramsey descansaba a uno de los lados de ella, Crowley del otro lado de Nessa bajo un ala;  mientras que bajo la otra ala estábamos Mercy y yo. Iba a vigilar a Nessa pero cambié de opinión y decidí viglar a mi hermano, lo veía tan tranquilo durmiendo mientras mentalmente me preguntaba si algún día las pesadillas que agobiaban a mi hermano se acabarían y volvería a ser feliz.

Decidí dormir un rato antes de que comenzara mi turno, después de Nessa quién se puso a hacer rondas fue Ramsey, siempre con su rostro serio y vigilando constantemente a Nessa mientras acariciaba su cabello. Incluso mientras dormía pensaba en lo jodida que estaba la situación, ahora enfrentábamos seres que jamás habíamos visto, sumada a la amenaza de Batián que habíamos visto antes, las imágenes aún rondaban mi mente con nitidez y eso me provocaba una ira interna. 

 Dos horas después Crowley tomó el lugar de Ramsey y así sucesivamente sin nada inusual hasta que amaneció y estuve vigilando antes de optar por conseguir algo de comida para reanudar nuestro viaje, con algo de suerte logré cazar un antílope que pasaba por ahí y lo llevé, Mercy ya estaba despierto pero lo notaba con respiración agitada.

-¿Estás bien hermano?-. Pregunté mientras preparaba el animal para cocinarlo.

-No, de nuevo tengo esas malditas pesadillas, esta guerra me está afectando-.

-Y no solo a ti Mercy, a todos-. Decía Nessa que en ese momento se levantaba con dolor de cabeza, seguramente estaba teniendo otra visión o algo parecido, sin embargo los demás también comenzaron a quejarse del dolor.

-¿Pero qué demo...?, ¡Agh!-. Me quejaba ya que yo también sentía un dolor insoportable en mi cabeza y retumbaba una voz con cierto acento entre vasco y ruso, cada palabra taladraba la mente de cada quién y casi podría jurar que no solamente la de nosotros cinco, Bastián tenía un mensaje para nosotros:

"¡DENME LO QUE QUIERO, SIGAN MIS ÓRDENES Y ACABARÉ CON ESTA MASACRE!"

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