CAPÍTULO XII: RETOMANDO EL RUMBO
PUNTO DE VISTA DE CROWLEY AZKA:
Después de que el idiota e imbécil inmaduro que la pequeña McQuoid tiene por padre me pateara la cara solo por decirle la maldita verdad, me levanté y limpié mi sangre mientras movía un poco la mandíbula para alivianar el dolor que me había provocado su golpe, limpié mi traje y busqué mi sombrero de copa mientras tomaba una decisión: Tal y como Ramsey había hecho antes con la promesa de Nessa, yo también rompería mi promesa que indirectamente le hice a ese idiota de no decirle nada a ella sobre él y ayudarla a encontrarlo.
Pensaba que tal vez eso al menos alivianara las cosas para ella, la verdad la chica me preocupada y no solo por el hecho de que mi hijo la quisiera y la amara, sino por el mero hecho de que todo esto había sido injusto para una chiquita rebelde de 22 o 23 años. Nessa no se merecía estar involucrada en esta absurda guerra, Nessa merecía una adolescencia y vida alegre lejos de esto, lejos de la muerte, Nessa no se merecía a Kendall, aunque sé que si está bajo el cuidado de mi hijo, nada malo podría pasarle a ella, pero eso no quitaba la posibilidad de que sufriese algún daño.
-Debo volver a Nottingham-. Decía mientras comenzaba a caminar de vuelta al castillo, tenía otro asunto que resolver y era la lenta y algo dolorosa metamorfosis que sufría mi ahijado Herzel, eso sumándole el estrés de las malditas pesadillas con Lilith; ahora sospechaba que si Lilith podía de alguna forma contactar con Herzel mediante su parte demoníaca, seguro ella sabía que los más cercanos a él se interpondrían para evitar que Lilith lo convirtiera en su esbirro y esa era una de las cosas que más temía, temía verlo convertido en un monstruo.
Suspiré y comencé a caminar con más cuidado, debía protegerme de lo que estuviera asechándome en el bosque, sin embargo como la Ley de Murphy no puede faltar había una pequeña horda de las personas que perseguían a mi hijo, la Orden de Moudorth.
-Crowley Azka, después de tanto tiempo nos vemos-. Habló el líder de la horda, vestían de negro y usaban máscaras "Nameless Ghoul" , la de él era color plateado con un patrón de runas rojas en la parte izquierda, sacaba sus armas que por lo general eran espadas o hachas, sonreí de lado antes de llevar mis manos a mi espalda bajo mi gabardina negra, entrelazando mis dedos.
-Si, después de tanto tiempo-. Respondí sonriendo ante el peligro, sin mostrar miedo aunque que él apuntaba el filo de su espada a mi cuello buscando intimidarme pero no me inmuté en absoluto ante su espada. Me había acostumbrado a no mostrar debilidad ni miedo ante nadie ni nada, eso era parte de mi caracter, en pocas palabras me burlaba de la muerte y el peligro aunque estuviera literalmente al borde de la otra vida.
-Te borraré esa maldita sonrisa de la cara Crowley, y luego iremos por tu hijo o podríamos maldecirlo como hicimos con tu esposa-. Esas palabras me enojaban y me dolía recordar cómo la perdí por culpa de ellos, como perdí al amor de mi vida después de que logré superar a Aidara y formé una familia con Arwyn, ese maldito siguió hablando cerca de mi oído mientras me limitaba a respirar para no estrangularlo. -Oh perdón, ¿Toqué una fibra sensible para ti Crowley?, ¿Una parte de tu pasado que no quieres recordar?-. Se rió pero yo me mantenía sereno ante su provocación.
-¿Alguna vez te han dicho que alardeas mucho?-. Le respondí de manera cortante mirándolo fijamente, usando esa máscara para ocultar mi ira y dolor ante la mención de Arwyn y las amenazas de ir por Ramsey, eso pareció enfadarlo porque vi como los demás comenzaban a rodearme. -Acabemos con esto-.
-Será un placer-. Dijo para luego tratar de cortarme con su espada pero yo reaccioné rápidamente sacando mis navajas y bloqueando su espada para luego empujarlo lejos, el que estaba detrás mío lanzó una estocada que evité empujando uno de los que tenía al frente para que muriera, me encargué de otros dos usando mis poderes y mis habilidades con las navajas degollándolos, aún quedaban tres vivos.
El de mi izquierda se lanzó al ataque y solamente tuve que sujetar su brazo para romperlo y para luego subirlo sobre mi hombro y arrojarlo contra el suelo, el de la derecha lazó una de sus hachas hacia mi, la esquivé mandándome hacia atrás antes de sujetar el mango de la misma y arrojarla justo en su frente matándolo, el líder de la horda me miró. Me sumergí en una batalla contra él motivado por la ira y la culpa; no había pasado un maldito día en el que después de eso yo no dejara de culparme por no protegerla, sentía que le había fallado a Arwyn ese día, no quería hacer lo mismo con mi hijo, con los reyes de Nottingham y ahora Nessa.
Las estocadas eran cada vez mayores y con fuerza, sumadas al desespero por matarme, las equivaba hasta que logró hacerme un corte leve en mi mano haciéndome perder una de mis navajas, luego se acercó a mi para propinarme un empujón en el pecho con su pie, sonrería mientras se alistaba para matarme con su katana.
-Eres bueno-. Dije saboreando la sangre que de nuevo brotaba de mi labio por un golpe previo y jadeando un poco mientras lo miraba, para luego coger una de mis navajas y clavarla en su pecho obligándolo a verme a los ojos. -Pero yo soy Crowley-. Dije antes de sacar la navaja con ira y viendo como la hoja goteaba, la limpié en el cuerpo de aquel que acababa de matar, limpié la sangre con un pañuelo, guardé las navajas y recogí mi sombrero para retomar mi rumbo al castillo de Nottingham pero antes haría una parada que consideraba necesaria hacer.
Caminé con el atardecer cayendo sobre mi, acompañado de la brisa del bosque, metía las manos en mis bolsillos mientras avanzaba hasta que finalmente divisé la tumba de mi amada, caminé a ella a paso lento y ahí estaba la lápida adornada al estilo élfico y puro como lo era ella. Mi amada Arwyn era de naturaleza pura, ella era unaToittean, comencé a hablarle a la tumba y suspiré en un intento inútil por controlar mis lágrimas pero no pude. -¿Recuerdas cuando nos conocimos y como comenzó nuestra historia de amor?-.
FLASHBACK DE LA MENTE DE CROWLEY:
Caminando por los bosques de Escocia me encontraba yo, un joven adulto de unos llamativos ojos grises y cabello marrón oscuro sumado a una barba, con vestimentas góticas elegantes de color negro como me gustaba vestirme y como vestíamos la mayoría de los Ocultis que vivíamos en esa zona del centro de Escocia, estaba haciendo mi habitual trabajo de rutina.
Yo había sido elegido por el líder de los Ocultis para merodear y ser parte de sus hombres más fuertes que teníamos en nuestra especie, velábamos por la seguridad de los nuestros a pesar de la tregua que teníamos con los Toitteans, luego de no ver nada inusual opté por ir a mi casa dado que el clima no mostraba nada favorable y los truenos cada vez se hacían más fuertes, al cabo de un rato tuve que correr para no terminar más mojado de lo que ya estaba, entré a mi casa suspirando por la calidez que brindaba mi hogar, estaba por sentarme cuando unos golpes desesperados en mi puerta me hicieron bufar y girar, me acerqué para abrir.
-Disculpa molestarte, pero... ¿Podrías ayudarme?-. Ahí estaba ella, mi hermosa Arwyn con sus cabellos grisáseos y sus ojos mieles que lograron cautivarme al instante, aquellos ojos también me permitieron notar su naturaleza pura a pesar de estar mojada. -Sé que como Toittean no debería estar aquí pero...-.
-No te disculpes bella dama, puedes quedarte mientras pasa la lluvia-. La interrumpí con suavidad mientras la instaba a pasar adentro, ella asintió y entro antes de dejar caer su abrigo mojado para luego abrazarse a si misma, temblaba de frío. -Oh, será mejor que entres en calor o te dará un resfrío-. Arwyn solo me sonrió antes de seguirme a mi otra habitación, la llevé al baño y alisté ropa para ella. -Aquí puedes darte una ducha y si necesitas algo, solo llámame... Por cierto, soy Crowley-.
- Me llamo Arwyn-. Respondió estirando su mano a mi, la tomé y deposité un beso en su dorso con elegancia. -Gracias Crowley-. Entró, le di la privacidad que necesitaba y bajé a la cocina para preparar algo caliente, al cabo de un rato la vi caminar hacia mi, con sus ropas secas y su hermosura resaltando, me perdí en ella. -Vaya, es una casa muy hermosa-.
-No tanto como tú-. Le había dicho sin pensar. -Lo siento, yo...-. Ella solo se rió, escuchar eso fue música para mis oídos y sonreí tontamente como un joven enamorado sin dejar de verla, después cada quién se centró en su chocolate caliente. Dialogamos el resto de la noche hasta que la acompañé a su habitación, se despidió de mi con un beso breve en mi mejilla...
Meses después de habernos conocido, nuestras visitas eran más frecuentes, ella me enseñaba el lado puro y hermoso de la magia, mientras que yo la protegía de todo peligro. Sin embargo un día yo me encontraba algo herido después de una batalla contra unos seres del bosque, cojeaba y sangraba mientras trataba de llegar a mi casa, me quejé antes de dar un paso sientiendo que iba a desfallecer pero sentí como unas manos me agarraron antes de que llegara al suelo, al verla ella estaba ahí mirándome preocupada.
-¿Estás bien Crowley?-.
-No lo creo, voy a morir-. Respondí apretando los dientes y ella me llevó hasta mi casa para luego comenzar a curarme, cerré los ojos por el dolor, luego vi como ella abría mi camisa para curar la herida en mi costado, me sonrojé demasiado ya que me avergonzaba que ella viera las cicatrices en mi torso fornido y las runas que portábamos los nacidos bajo el linaje de la magia negra.
-Tranquilo, te curaré-. Noté que ella preparaba sus medicinas ancestrales antes de sentir su suave tacto recorriéndome con la dulzura de un ángel mentras aplicaba una pomada para el dolor, me relajé por completo al sentirla, después llegó a mi costado y comenzó a recitar unas palabras en otra lengua mientras enamaba de sus manos una luz blanca que comenzó a cerrar mi corte, dejando una cicatriz. -¿Mejor?-.
-Si, gracias... Ángel-. Le dije dulcemente mientras me sentaba en la cama con ella entre mis piernas.
-Por nada, mi caballero oscuro-. Dijo y ella seguía con su mano en mi costado, acariciando la cicatriz, estábamos tan cerca que no lo evité y llevé una mano a su cintura para atraerla a mi, haciendo que quedara más cerca mientras yo seguía mirándola, tomé su mentón antes de besarla con suavidad y ella correspondió abrazándome, me dejé caer con ella en la cama sin dejar de besarnos.
Con cada beso, caricia, suspiro y gesto, Arwyn me declaraba su amor y deseo a medida que nos íbamos haciendo más cercanos y la ropa sobraba, se nos erizaba la piel por la gran sensación que teníamos los dos por dentro, su cuerpo danzaba con el mío, esa noche Arwyn fue mía y yo suyo, esa noche fuimos tres solamente: Arwyn, yo y la luna...
-Ese día tu, me salvaste... Tal como yo había hecho contigo antes esa tarde lluviosa-. Se me quebraba la voz, me dolía aún recordarla y ver como la maldición mortal que le arrojaron los Ocultis rebeldes que se negaron a la tregua acabó con ella, pero jamás dejó de sonreír mientras estábamos con un Ramsey bebé, ella acariciaba mi quijada y me decía: "La barba te luce". -Lo siento cariño, por no salvarte-. Me lamenté una vez más antes de dejar unas flores e irme para el castillo...
CASTILLO DE NOTTINGHAM:
Por fin y bien entrada la noche, había llegado al castillo, los guardias me vieron y me dejaron seguir saludando brevemente, antes de entrar a la sala del trono escuché risas y supe que eran de la pareja real y el pequeño Hezral, eso me hizo sonreír un poco, puse mi mejor cara de consejero y padrino antes de entrar.
-Ah Crowley, te estaba buscando-. Decía Herzel alegremente con una sonrisa que dejaba ver un poco sus caninos, su cabello ya estaba cada vez con más mechones rojos y su ojo izquierdo adquiría un leve tono naranja, su lado demoníaco se pronunciaba más. -¿Alguna novedad?-.
-Lo mismo de siempre su alteza, el mal a la vuelta de la esquina, ¿Cómo vas tu con tu hijo?-.
-Complicado Crowley, pero a la vez feliz de tener un heredero-. Decía mientras recibía al niño de Clara que estaba dormido y ella bostezaba antes de despedirse con un beso de Herzel e ir a su habitación, sabía que para ella ser madre era agotador porque yo estaba siempre al lado de Arwyn cuando Ramsey nació, Herzel y yo nos quedábamos solos con el niño. -Dios... Nos costó un buen tiempo mantenerlo tranquilo y hacer que dejara de llorar-.
-Creo que heredó lo mejor de ambos-. Dije riendo, pero sabía que Herzel tenía algo más que decirme, lo notaba en sus gestos, él como buen padre temía por su pequeño. -Te preocupas en vano, ya te dije que tu hijo no sufrirá lo mismo que tu, la sangre de Lady Clara y el amor por él lo protegieron de todo-.
-Lo sé Crowley, pero... ¿Y si mi hijo llegara a verme con mi forma demonio?-. Comenzaba a sollozar un poco mientras me miraba. -Sé que me estoy apresurando, pero no puedo evitar pensar en cómo reaccionaría Hezral cuando sea mayor y deba decirle la verdad, ¿Crees que aún me seguirá amando y viendo como padre cuando descubra lo que soy?, estoy perdido Crowley-.
-¡No!, ¡No estás perdido muchacho!-. Dije con firmeza tomándolo de los hombros para que me viera. -No estás perdido Herzel, aún tienes a Clara y sé que ella haría hasta lo imposible por no dejarte caer, y si ese caso se diera, haría lo imposible porque no te alejaras de Hezral porque ella te ama y también a su hijo, me tienes a mi también-. Herzel lloró un poco antes de abrazarme con fuerza. -No quiero que te rindas muchacho, no quiero que dejes de ser ese padre y esposo amoroso, por favor-.
-Lo prometo Crowley-. Sonreí al escucharlo y me alejé para ir a dormir pero él me detuvo poniendo una mano en mi hombro. -Si tienes que irte por un tiempo, hazlo... Tú también necesitas un descanso.
-Gracias su alteza-. Hice una breve inclinación de cabeza antes de irme a dormir, tan pronto llegué busqué mi licorera y la miré, llevaba mucho tiempo sin tomar un whisky, así que alzando los hombros y mirando la licorera hice un brindis recordando de nuevo la lenta y dolorosa muerte de mi amada postrada en la cama con Ramsey en brazos. -Por ti mi querida Arwyn y nuesta familia-...
BOSQUES CERCANOS A LA MANSIÓN AZKA:
Al día siguiente me desperté temprano, preparé el desayuno para la pareja real y les dejé una nota antes de comenzar a caminar hacia donde había dejado a Nessa y su grupo la última vez, seguro seguían allí resguardados, cosa que consideraba óptima ya que no había un solo sitio seguro para salir en medio de esta maldita guerra y Nessa ya tenía suficiente. Al llegar la vi de espaldas en el patio, parecía estar pensando o reflexionando, sin que lo notara me acerqué para poner una mano en su hombro, pero ella fue rápida y tomó mi brazo para hacerme una llave y derribarme.
-De tal palo tal astilla, ¿Eh?-. Dije mientras estaba en el suelo. -Además de mi hijo, eres la única que me ha derribado, bueno sin contar a ese otro idiota peliblanco-.
-¿Crowley?-. Preguntó soltándome tendiéndome la mano para ayudarme. -Creí que eras alguna bestia o aliado de Bastián-.
-Tengo sangre Ocultis, ¿Eso cuenta, pequeña McQuoid?-. Dije riendo antes de levantarme del suelo con su ayuda, Ramsey se acercó a mi mientras que el ángel y el demonio aguardaban adentro.
-Idiota-. Dijo riendo antes de que yo le diera un abrazo, me alegraba verla y parece que a ella también, luego de eso mi hijo se acercó a saludarme, lo abracé fuertemente antes de dejarlo libre.
-¿Por qué viniste?-. Preguntó Ramsey mientras se hacía al lado de Nessa y la rodeaba con un brazo en un gesto cariñoso.
-Porque me preocupo por ti hijo, además la situación no es para nada buena-. Noté que él me miró con preocupación. -Ramsey, tuve un encuentro con los de la orden de Moudorth, por suerte salí con vida pero, vienen por ti y por mi-.
-Descuida papá, estaré listo para cuando vengan-. Notó mi tristeza que inútilmente esforzaba por ocultar. -¿Visitaste a mamá, no es así?-.
-Si, lo hice-. Confesé antes de recibir otro abrazo de su parte, cosa que agradecí enormemente a los dioses. -Ramsey, ¿Me darías un segundo a solas con la pequeña McQuoid?-. Ramsey asentía antes de darle un beso en la cabeza a Nessa y dejarnos a solas. -Pequeña McQuoid, tengo algo que decirte-.
-Te escucho Crowley, ¿Qué sucede?-.
-Nessa, estuve con el imbécil de tu padre antes de venir aquí-.
-Cuida tu tono Crowley-. Decía algo enojada al escucharme referirme a él así, suspiré antes de seguir hablando calmadamente, espero que al menos ella acepte la verdad.
-Es la verdad, además no me agrada-.
-¿Por qué?-.
-Porque es un inmaduro, te apartó de su vida y ah si... ¡Me pateó la cara!-.
-Alguna razón tuvo para ello y no es porque lo esté defendiendo-.
-Nessa, tu padre es el peor que he conocido-. Decía con enojo aunque ella no tenía la culpa Nessa solo me miraba con tristeza y algo de ira, aún así merecía saber algo que pudiese ayudarla en su búsqueda y facilitar las cosas. -Lo siento pero es la verdad, un verdadero padre no expondría a su hijo a una guerra como esta-.
-¿Qué quieres decir Crowley?-.
-Nessa, tu padre me pateó la cara por no querer aceptar la verdad de que te dejó atrás, de que nunca hizo un mínimo esfuerzo por ahorrarte todo este estrés y sufrimiento de esta maldita guerra, de que te alejó por ir a buscar a su hermano, ahora está con una maldición vampírica, quería que sepas eso pero también otra cosa más-.
-¿Qué?-.
-Que me importas-. Decía antes de revolver su cabello, gesto que hacía con los que quería como a mis hijos: Ramsey, Herzel y ahora ella, desde que nos conocimos y con el paso del tiempo creció en mi un deseo algo paternal por protegerla, así que ahora la ayudaría en su viaje junto a Ramsey, Zowie y Mercy.
-Gracias Crowley-. Me abrazaba mientras decía eso, cosa que me tomó por sorpresa, pero terminé aceptando. -¿Dónde está él?-.
-En Londres y creo saber a donde fue, al instituto de Mexerth-. Le dije antes de que comenzáramos a caminar hacia el interior de la casa a desayunar pero Nessa se detuvo para verme.
-¿Vendrás con nosotros?-.
-Claro que si, saldremos al atardecer y si necesitamos refugio, los acompañaré brevemente hasta Nottingham, después me temo que tendrán que seguir su viaje solos-...
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