CAPÍTULO VIII: DEJANDO HÁBITOS
NOTTINGHAM, INGLATERRA:
El escuadrón después de haber puesto a salvo su pueblo de los retornados, habían regresado a la residencia de los reyes de Notthingham, sin duda las cosas comenzaban a tornarse terribles, amenzantes y conflictivas, mientras trazaban rumbo al castillo Herzel y Kendall seguían sacando teorías sobre lo que pudo haber sucedido, si bien Herzel le había explicado que en una de sus tantas aventuras por Nottingham, se econtró con un rey retornado al que tuvo que darle pelea, ayudado por otros viajeros con el mismo propósito, sin embargo no todo terminó bien y ya se podían hacer una idea de cómo iba a terminar todo.
-Entonces, el muy maldito de las espadas nos traicionó-. Soltó Herzel con frustración recordando ese momento en la ciudad de Derby, que ahora y muy lentamente recuperaba el prestigio, población, heridos y hacía lo posible para eliminar la desolación después de que una hueste maldita acabase con toda la Guardia de Hierro, los Caballeros del Rey, entre otras fuerzas armadas de las ciudades, la tercera parte de Inglaterra estaba a nada de desaparacer por la guerra.
-¿Y qué hiciste tú?, No te habrás quedado de brazos cruzados-. Dijo Mel, quién recientemente había sido ascendido como el nuevo líder de la guardia real, era la mano derecha de Herzel en Nottingham.
-Estuve a nada de matarlo-. Reveló Herzel, últimamente y después de enterarse de que poco a poco comenzaría a sacar su lado demoniaco, usaba guantes todo el tiempo porque sus uñas se convertían en garras, sus dientes se volvían más afilados y sus ojos a veces amenzaban con cambiar a naranja con una esclerótica negra; lentamente adoptaría la forma definitiva de un demonio tal y como sucedía en sus pesadillas con Lilith, suspiró antes de seguir hablando para olvidar sus pensamientos. -Después de ver como entrerraba sus espadas en el cuerpo de un hombre indefenso, el cual no me costó reconocer como uno de los Caballeros del Rey de Derby, nos sumergimos en una pelea y lo hubiese matado de no ser por...-. Se quedó en silencio recordando como ese triaidor mataba al caballero del reino de Derby, para después mirarlo a los ojos mientras sonreía y dejaba caer el cuerpo. -Porque alguien me impidió cometer ese acto-.
-¿Quién te impidió hacerlo?-. Preguntó uno de los mellizos, Kendall escuchaba todo pero estaba bastante callado, había decidido dejar al escuadrón para seguir con su búsqueda en solitario, a pesar de que Mel había dicho que respetarían su decisión no se sentía capaz de manisfetarlo en voz alta.
-La hermana del traidor-. Soltó finalmente mientras dejaba escapar el aire que había contenido, el resto del escuadrón lo miró sorprendido. -Estábamos en una pelea de espadas reñida, lo tenía contra el suelo y listo para el golpe final cuando ella apareció de la nada, desviando mi espada-.
-Entonces....-. Habló por fin Kendall mientras entraban de nuevo al pueblo y la gente los saludaba con una inclinación u ofreciéndoles sus productos como agradecimiento. -¿Qué hicieron con él?-.
-La princesa de Derby se lo llevó para setenciarlo, ahora está en una celda oscura, lamentando su miserable vida-. Estaban a nada de entrar al castillo cuando a lo lejos divisaron una figura que venía corriendo hacia ellos, vestía de manera elegante al estilo de los años 1800, se detuvo frente a ellos para tomar aire. -¿Crowley?-.
-Su majestad-. Apoyó una mano en uno de los hombros de Kendall mientras tomaba aire unas cuántas veces, soltó el aire antes de quitarse el sombrero y limpiar su sudor. -Su esposa solicita su precencia de inmediato-...
BOSQUES DE INGLATERRA:
Por otro lado, un vampiro fornido, vestido de negro y con una aparariencia de un joven de no más de 30 años, iba acompañado de un vikingo exiliado al que apodaban el Fenrir Danés cuya pasión era patear cabezas y clavarlas en los árboles como mensaje para las bestias que rondaban los bosques, también era un mensaje para el causante de todo este derramamiento de sangre inocente. Se habían detenido no muy lejos de la ciudad de Nottingham para recuperar fuerzas, Lazarus estaba algo inquieto y taciturno, cosa que no pasó desapercibida para Rasputín.
-Oye-. Lazarus solo respondió con un medio gruñido y sujentando con más fuerza la correa de sus espadas. -¿Estás bien?, No has dicho ni media palabra desde que nos deshicimos de las gárgolas hace 300 kilómetros-.
-Perdón, me debato sobre si pedir asilo en Nottingham o no-. Rasputín lo miró algo confuso mientras comenzaban a acomodar la vieja cabaña para quedarse ahí. -Parece que olvidé mencionar que antes tuve una discusión con alguien, es miembro de una clase de escuadrón del cielo-.
-Lazarus, aprovechemos esa oportunidad y si ese idiota busca provocarte o siquiera retarte, juro que tendrá su merecido-. Lazarus lo miró completamente sorprendido antes de sonreír brevemente y golpear el hombro de su amigo vikingo. -Tomaré eso como un si-. Lazarus simplemente siguió caminando antes de terminar de prender una fogata. -Ahora, tendrás que ir a cazar, además creo que un poco te acción de vendría bien, paliducho-. Lo último lo dijo con sarcasmo, buscando una forma de alivianar la tensión.
-De acuerdo, danés expatriado-. Le respondió de manera sarcástica antes de sujetar sus espadas y salir a conseguir un animal, internamente reflexionaba el porqué había sonreído por una cosa mínima si no podía sentir nada, pero pudo notar por el rabillo del ojo como una pequeña sonrisa también se formaba en el rostro de Rasputín antes de darle la espalda por completo, estando lejos del "campamento" se puso alerta cuando escuchó movimientos cerca, alguien estaba sacudiendo las hojas que estaban cerca de él como para abrirse paso, además de que se andaba quejando.
-Maldición-. Esa voz le sonó bastante familiar por lo que se acercó más hacia el lugar donde estaba la otra persona y movió las ramas mientras se acercaba a él provocando un grito y un susto. -¡Ah!, Maldito seas Lazarus Irwin-.
-Pues maldito ya estoy, imbécil-. Ambos soltaron una risa pequeña. -También me alegro de verte Mel-. Mel se destensionó antes de darle un abrazo inesperado y dejarlo frío, había cambiado bastante desde que hicieron las pases y casi lo mata en su forma lobezna. -¿Qué haces aquí?-.
-Bueno, luna llena, hombre lobo,aullidos, ya sabes...-. Enumeró algo aburrido antes de llevar la mano a su bolsillo y sacar la poción Matalobos que siempre le daban cuando tenía sus transformaciones, además de que para más seguridad se alejaba bastante y no regresaba hasta que su ciclo terminara. -¿Qué haces tú aquí, en medio del bosque?-.
-Buscando un animal para cazarlo, además de asilo-. Mel asintió ya que no podía mencionar nada porque sentía que su cuerpo comenzaría a cambiar, así que rápidamente sacó y bebió el contenido de la botella de plata.
Lazarus aprovechó ese momento para buscar un refugio y el animal, para su buena suerte un jabalí salvaje se cruzaba por ahí, así que sin dudarlo cogió su najava mientras calculaba el ángulo perfecto para atinar su navaja al cuello del animal mientras lo seguía caminando de lado, hasta que por fin la oportunidad se le dió y atinó. Mel se alejó de allí mientras aullaba, Lazarus se acercó al animal antes de sacarle el cuchillo del cuello para drenar la sangre con sus colmillos, al haber finalizado cargó al animal sobre sus hombros hasta llegar a la cabaña donde estaba su compañero afilando algo.
-Tardaste-. Le dijo casi cortante mientras Lazarus depositaba el animal para empezar a degollarlo, esa actitud solo comenzaba a fastidiar a Lazarus. -¿Acaso tuviste que ir lejos para conseguirlo?-.
-Algo así, tuve un encuentro con alguien conocido-. Rasputín solo asintió mientras ponía a cocinar el jabalí. -Y si no quieres esperar tanto tiempo, a la próxima vas tu a cazar-. Ras simplemente negó antes de servirle su porción, pasaron el resto de la noche en silencio, acompañados únicamente de los aullidos lejanos, el sonido del viento y la luz de la luna que poco a poco comenzaba a ocultarse.
Mientras tanto en el castillo del reino de Nottingham, una mujer rubia comenzaba a entrar en labores de parto mientras que su consejero y el padre se apresuraban para llegar a la habitación de la reina, ordenaron a los demás cuistodiar el castillo mientras ellos atendían a su majestad, se escuchaban los gritos de dolor de la reina que hacía un gran esfuerzo por darle vida a un nuevo miembro de la familia real, tan pronto Herzel llegó, tomó la mano de su amada.
-Ya viene-. Le dijo con un tono de voz entre dulce y doloroso, lo que provocó una sonrisa en el rey que solamente pudo besar su frente, estaba emocionado porque naciera su heredero, Crowley comenzó con su labor de partero.
-Bien, puje lo más fuerte que pueda mi Lady-. La reina puso de su esfuerzo para comenzar a pujar, apretaba la mano de su esposo con fuerza, el proceso de traer un humano al mundo sin duda es bastante doloro, Clara se lo tomaba con tranquilidad mientras su esposo le decía palabras dulces al oído, depués de un rato de llanto, pujidos, dolores y palabras de consuelo Crowley se levantó con una sonrisa y alguien en sus brazos. -Mi Lady, es un varón-. Ambos reyes se acercaron al fruto de su relación para verlo mejor.
-Se parece a ti-. Le dijo Clara a Herzel con lágrimas de felicidad en sus ojos, el pequeño era una réplica a escala de Herzel, solo que con los ojos azules como los de Clara y cabello rubio con pequeños tintes negros.
-Bienvenido Hezral-. Dijo feliz Herzel mientras lo levantaba para apreciarlo mejor, se notaba que estaba precupado de que su hijo tuviera también sangre de demonio o gracia de ángel, Crowley se acercó a ambos para examinar al niño mientras lo vestía, cuando fue a devolvérselo a Clara, el niño lo vomitó, prococando una risa en la pareja real. -Los niños te aman Crowley-.
-Eso creo-. Dijo con algo de asco antes de sacar un pañuelo y limpiarse, eso le trajo recuerdos de cuando tuvo a Ramsey, poco antes de que su esposa muriese por una maldición, también le recordó a Nessa cuando su madre mundana decidió abandonarla, también recordó cuando el ahora rey era solo un pequeño, una sonrisa surcó su rostro serio mientras miraba su atuendo mientras estiraba su corbata y camisa para ver la mancha. -Esto es imperdonable-.
-¿Todo en orden Crowley?, ¿Nuestro hijo no sufrirá de mi misma forma?-. En la voz de Herzel se notaba la angustia y la preocupación.
-Su majestad, no tiene nada de qué preocuparse, el niño es completamente humano-. Herzel soltó un suspiró de alivio y Clara aprovechó para besar su mejilla. -La sangre de Lady Clara ha neutralizado completamente la sangre demoniaca y celestial casi por completo, así que no tendrán que preocuparse por futuros cambios en su pequeño, aunque podría desarrollar un don excepcional-. Dicho esto Crowley salió del cuarto real para dejar que los demás miembros del escuadrón conocieran al nuevo miembro real mientras Crowley se iba murmurando sobre su atuendo favorito y soltando maldiciones...
BOSQUES DE INGLATERRA:
Al día siguiente, el dueto conformado por el vampiro y el vikingo retomaba el camino hacia el reino de Nottingham, por fortuna no habían tenido que toparse con ninguna Hueste o bestia que acechara a los alrededores, aún continuaban con el incómodo silencio, no faltaba mucho para entrar a la plaza principal, entraron pero todo estaba tranquilo, como si no hubiese nadie y el pueblo estuviera desalojado, ambos hombres se pusieron alertas y Lazarus por experiencia sabía que no era común ver a Nottingham tan solitaria, estuvo a punto de dar un paso cuando una afilada espada de color negro detuvo su paso, estaba peligrosamente cerca a su cuello, mientras que a Ras alguien corpulento y con cicatrices en el rostro lo sujetaba con fuerza descomunal, mientras los otros cuatro apuntaban con sus armas al dueto.
-¿Así trata el rey a sus invitados y aliados?-. Preguntó Lazarus a Kendall con una sonrisa irónica y aguantando las ganas de comenzar una pelea, Kendall bajó el arma y ordenó lo mismo a los mellizos y ángeles, Ras aprovechando la pequeña distracción tomó impulso para derribar a Mel sobre su espalda, para después estirar su brazo y ponerlo en el cuello de Mel, buscando asfixiarlo con una llave de lucha.
-¿Sabes que podría partirte el cuello ahora verdad?-. Le susurró Ras en el oído, Mel simplemente sonrió, tenía algo en mente.
-Suéltalo Ras-. Ras lo soltó mientras lo miraba con rivalidad cuando Mel le apuntó con un dedo.
-Yo te conozco-. Dijo casi riendo mientras se acercaba más a él y Ras se preparaba para lo que pudiese venir, apretó su puño mientras buscaba el mango de su navaja, Mel soltó otra risita mientras se acercaba hasta quedar cara.
-Todo el mundo me conoce, estúpido-. Le respondió sarcásticamente Ras apartando su mano, Kendall se interpuso entre los dos con una mano al frente.
-Después miden sus niveles de tetosterona, caballeros-. Luego se giró a hacia Lazarus con un tono bastante calmado, sin intenciones de comenzar una pelea y Lazarus lo tomó a bien. -Y bien, ¿Haz decidido volver al escuadrón?-. Comenzaron a caminar al interior del castillo con Kendall y Lazarus inaugurando la marcha, seguidos de Ras y Mel, por último los mellizos y los ángeles silenciosos.
-Supongo que si, además de que las cosas no parecen estar bien en ningún lugar-. Hizo una pausa antes de seguir. -Por cierto, ¿Dónde está el rey?-.
-Cuidando de su esposa-. Lazarus lo miró confundido mientras que Kendall los guiaba al interior de la Sala Real en donde estaba Herzel con su hijo acompañado de la reina Clara, todos entraron educadamente haciendo una reverencia a excepción de Ras que los miró como si fueran patéticos hasta que Lazarus lo golpeó sutilmente en el brazo, Herzel le dijo algo en el oído a Clara para que se llevara a Hezral a la habitación real y pudiese dialogar con el escuadrón sobre una situación que lo preocupaba bastante.
-Vaya vaya-. Comenzó a decir Herzel mientras se sentaba con y servía vino esperando que sus invitados tomaran asiento en la mesa, cosa que hicieron con algo de incertidumbre mientras Herzel se dedicaba a analizarlos, cuando el último de los presentes tomó asiento, el rey se preparó para hablar no sin antes ordenar algo para tomar. -Llegan en un buen momento, Notthingham atraviesa una crisis, en especial desde aquella vez que nos topamos con seres extraños-.
-¿Extraños en qué sentido?-. Habló Ras atrayendo la atención de todos, en especial la de Herzel y Kendall, quién de nuevo se quedó en silencio, planeando mentalmente su despedida.
-Comenzando por el hecho de que su sangre no era de color rojo, era negra como ícor, además de su aspecto zombie y ojos entre naranja y rojo, con cicatrices, personas que vuelven a la vida , inflienciadas por alguien más, aunque estas no parecían estar bajo el efecto de ninguna maldición por un artefacto o algo...-.
-Sé lo que son-. Interrumpió Ras golpeando la mesa casi con desespero e ira contenida, sus aventuras como cazarrecompensas le habían servido de algo, a parte de demostrar valía y fuerza bruta, además de que había visto volver a la vida a excompañeros suyos que habían sido arrastrados a una muerte segura o a la perdición. -No es cualquier mostruo que cualquiera haya enfrentado como poseídos o zombies, no, estos son Retornados-.
-¿Retornados?-. Preguntaron todos al tiempo, Ras los miró como si fueran estúpidos e ignorantes antes de seguir hablando gracias a un carraspeo por parte de Lazarus, Herzel atendía comprendiendo todo de mejor forma y con gesto de mano le instó a seguir hablando.
-Si, Retornados-. Aprovechó que en la mesa había vino servido en refinandas copas de acero para hacer una pausa y tomar un trago. -Seres muertos pero que se convirtieron en esclavos mediante magia negra o bastante poderosa, y pueden morir aunque pueden también convertir a otros mundanos-.
-Discpúlpame vikingo sabelotodo-. Dijo Mel con tono burlón, Ras le dedicó una mirada más seria de la que habitualmente mostraba a los demás, Lazarus se llevó la mano a la boca para disimular una sonrisita y por último los demás miembros del escuadrón podían sentir la tensión entre ambos. -¿Cómo sucede la conversión?, ¿Funciona como los vampiros mediante la mordida o...?-.
-Antes de que sigas con tus estúpidas preguntas perro sarnoso, la respuesta es no-. Sin romper el contacto visual con Mel mientras se llevaba de nuevo su copa a sus labios, Mel simplemente lo evitó y aunque Lazarus estaba estoico y silencioso,pero en el fondo podía jurar que estaba disfrutando de la escena, los demás miraban a Ras con los ojos abiertos. - Como dije anteriormente y a diferencia de los malditos o zombies, estos están completamente muertos y sin alma, así que el brujo o persona que vaya a realizar el ritual solo necesita el cadaver, en cambio con las otras especies o clases de retornados, la maldición llega a ellos mediante un objeto-.
-Los fragmentos del caos-. Habló Herzel levantándose de su asiento mientras se acercaba a ellos con la copa y una mano al frente. -Cuando estaba en la Guardia de Hierro, corrieron rumores de que habían unas piedras lo suficientemente poderosas que albergaban una maldición que poco a poco te llevaría a la destrucción y ansia de poder, como pasó con el antigo rey y el rey de Derby-.
-Exacto-.
-Y sea quién sea esa persona o ser debe tener conocimiento de ellos-. Habló Lazarus antes de terminar su bebida de un solo golpe. -Debemos reforzar la guardia y estar atentos, en especial por las noches, no solo estamos enfrentando a los Retornados, también hay gárgolas, Wendigos y demás bestias-.
-Lazarus tiene un punto, unos deberían quedarse aquí protegiendo el pueblo y otros deberían salir a cazar, esto no ha terminado-. Apoyó la idea Ras, Herzel asintió dando el visto bueno, se reunieron brevemente para acordar quiénes irían y quiénes saldrían, por obvias razones Herzel se quedaría en el pueblo junto con Mel y los mellizos, mientras que Kendall, Lazarus y Ras saldrían a hacer rondas, cada grupo acompañado de un ángel silencioso con armadura. Sin embargo cuando estuvieron a punto de salir , Kendall detuvo a Lazarus y Ras le dedicó una de sus miradas asesinas antes de irse a su habitación desisgnada.
-Oye Lazarus, sé que no terminamos bien la vez pasada y solo quería...-.
-Kendall, no es momento de andar sentimentales y te entiendo-. Le dijo Lazarus algo cansado y deteniéndolo con un ademán de mano, Ras miraba la escena atentamente. -Quieres dejar todo en santa paz y no te preocupes, eso ya quedó en el pasado-.
-Gracias, pero no es eso lo que quería comentarte-. Lazarus hizo cara de duda ante eso y lo instó a seguir hablando mientras caminaban a sus habitaciones. -Escucha... Sé que debo estar aquí con el escuadrón cumpliendo mi misión, pero también debo ir a buscar a mi hermano, últimamente he tenido visiones que me podrían dar una pista y no quiero sonar mal pero, al estar aquí me alejo cada vez más de él-.
-Haz lo que consideres correcto, además te daré un cosejo sea lo que vayas a hacer-. Suspiró antes de citar a su maestro de la orden cuando era mundano. -Recuerda mi amigo, el conocimiento es más fuerte que la memoria y no debemos confiar en los débiles-.
-Gracias por entenderlo Lazarus, además creo que ese amigo tuyo será de ayuda-. Se despidieron brevemente y tan pronto llegó a su habitación, busco un a pluma y un pergamino para dejar una nota frente de la habitación de Mel, un mensaje simple pero era importante para él:
Mel
Antes de irme quizás para siempre, quiero que sepan que agradezco estar en el escuadrón, pero mi verdadera motivación es encontrar a mi hermano, por lo cuál no seguiré el viaje con ustedes y también sé que serás un buen líder, por ello te dejo el escuadrón a cargo y si necesitas ayuda puedes decirle a Herzel o Lazarus para guiarse. Aquí termina mi viaje.
-Tal vez en una próxima nos veamos-. Después de eso, agarró a su fénix, su arma y lo necesario para emprender su viaje, solo volvería si así el desino lo quería o nada malo pasaba...
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