CAPÍTULO VII: NUEVOS RIESGOS
PUNTO DE VISTA DE SCORPIUS SANE:
BOSQUES DE INGLATERRA:
A lo lejos veía como el imbécil de mi mejor amigo le tendía la mano al otro imbécil de Markel, también pude notar que habían ciertas palabras las decía en otro idioma, creo que era Euskera o algo similar, estoy seguro de que algo está tramando este tipo y de alguna forma tengo que hacer que Jacob entre en razón, aunque me duela admitirlo, el exlíder de nosotros tenía razón, eso era algo demasiado avanzado para nosotros. Jugamos con fuego y ahora tendremos que lidiar con las consecuencias, estamos en medio de una guerra y debemos andarnos con cuidado, la traición o la muerte o ambas, podrían estar a la vuelta de cualquier lugar.
-Bueno Scorpius, creo que tendremos que seguir nuestro viaje solos-. Me dijo Jacob acercándose a mi para poner una mano en mi hombro, Jawzhar soltó un bufido pero se inmediato se acercó a su dueño, creo que ya estaban a mano, lo miré en un intento fallido por sonreír, pero fracasé, aún seguía resentido.
-Lo sé amigo, y por un lado me siento aliviado de que se haya ido-.
-Por favor, tampoco era para tanto-. Me dijo riendo mientras emprendíamos la marcha hacia el siguiente lugar de la lista, me entregó el libro para que yo lo guardara y me encargara del siguiente ritual, ya que Jacob consideraba que de los dos, yo tenía más conocimiento del tema, acepté la libreta. Una parte de mi se regocijaba de que felicidad porque ya solamente estábamos los dos, mi otra parte aún necesitaba cercionarse de que Markel no lo había influenciado o algo.
-Bien, lo que tu digas-. La noche había caído sobre nosotros y por ende, debemos buscar un lugar para resguardarnos, no se puede confiar en nada ni en nadie y tenía la prueba para ello, ¿Qué clase de persona aparece de la nada, te ofrece ayuda, desaparece ocasionalmente y por último se va?, tan pronto tomé el libro sentí algo dentro que mi que me hizo gruñir.
-Scorpius, ¿Estás bien?-. No sabía si lo estaba sinceramente, sin embargo cuando eres un mestizo, no puedes escapar de tu naturaleza y por desgracia Jeremy era quién tal vez lo entendiera, además de mi familia, oh Jeremy, ojalá estuvieses aún con vida, seguro sabrías decirme qué hacer, de haber conocido a Jacob, se llevarían de maravilla, no lo dudo.
-Yo, sentí algo dentro de mi, como una fuerza externa-. ¿Pero qué estupidez acababa de decir?, si, era verdad, pero aún no es momento de que él conozca esa parte de mi pasado, cuando sea el momento le comentaré sobre cómo llegué a ser lo que soy, me había pasado antes y había sabido manejarlo, pero nunca de esta manera tan desesperante, sentía que mis pupilas se habían agrandado, al igual que mis colmillos, apreté mis manos fuertemente.
-Calma hermano, seguramente ya estás cerca de encontrar a tu animal espiritual-. Cierto, hablaba con su mascota pero yo no tenía mi propio guardían espiritual, aunque para ser francos no sé como funcione exactamente la conexión humano-animal cuando se trata de un mestizo y puede que él tuviera razón.
A lo lejos divisamos un lugar en el cual podemos descansar antes de seguir con nuestro viaje, rápidamente nos apresuramos ya que el clima amenazaba con no ser bueno, los truenos comenzaban a surcar el firmamento, un espectáculo hermoso para cualquier persona que supiera admirar la belleza de las cosas mínimas o de la fuerza de la naturaleza, no necesitamos más de 20 minutos para llegar a una cueva donde resguardarnos, apenas entramos, Jacob se encargó de la fogata mientras yo salía a conseguir un animal para poder comer algo.
Tuve que alejarme un poco, adentrarme en el bosque, además de que necesitaba tomar algo de aire fresco para analizar lo que me estaba sucediendo, también comenzaba a sospechar que al haber estado en contacto con el libro, tanto Jacob como yo habíamos cambiado y rogaba internamente que ese cambio fuese para bien, rogaba que no termináramos como demás seres cuyo cambio no había sido el mejor, seres que sucumbieron ante los falsos encantos de la magia oscura, sin saber que solo serían peones en los planes de alguien más. No quería decepcionar a mi familia, más de lo que siento que ya hice al haber robado el libro y abandonado el instituto.
Un ruido me hizo poner mis sentidos alerta, adoptando una pose de cazador y en cuatro patas me acerqué a unos árboles de donde provenían voces, veía antorchas prendidas, parecía una especie de campamento improvisado, me acerqué más para escuchar mejor.
-Nuestro señor estará complacido, una vez hayamos completado nuestra misión-. Dijo uno de los cazadores demoniácos que supuse que era la mano derecha del líder de esa hueste.
-Muero de ansias por ver sus caras de terror, cuando logremos arrasar con todos aquellos que se nieguen a cooperar con nuestro señor Bastián-. Dijo el líder mientras ensanchaba su sonrisa de una manera macabra, mostrando sus afilados dientes puntiagudos como los de un tiburón, orejas puntiagudas similares a las de un elfo, ojos negros y estatura descomunal. -Disfrutaré tanto ver cómo sus vidas son arrebatadas por ser tan estúpidos de escoger confiar su vida en seres bastardos a los que solos les interesa su propio bienestar, nos bañaremos con sus sangre y bailaremos en sus tumbas-. Los demás se carcajearon ante las palabras de él, siguió sonriendo de manera maniática, cosa que solamente aumentó esa ira incontrolable que tenía retenida en mi, el primero que había hablado se dirigió al líder para decirle algo.
-¿Y qué haremos con ese gótico, del que nos habló?-. Seguro se referían a mi, la tensión entre ese tal Markel y yo se podía notar a leguas, simplemente no me simpatizaba y no me parecía de confianza, mis razones tenía para ello, gruñí sosteniendo mi báculo, listo para atacar en caso de ser necesario.
-Nuestro señor lo quiere muerto, así que no pararemos hasta dar con él y exterminar a todos los que se opongan a su plan, empezando por ese maldito gótico idiota, saldremos mañana al amanecer-. Estaba apunto de hacer algo estúpido cuando decidí irme para advertirle a Jacob lo que había escuchado, en el camino y debido a la ira me desquité con el primer animal que encontré y llegué a la cueva, Jacob estaba con cara de aburrimiento y acotado al lado de la fogata.
-Casi que no llegas hermano-. No respondí y simplemente arrojé el animal frente a él, por poco apago la fogata, se levantó entre enojado y confuso. -Te noto alterado, ¿Qué sucede?-.
-No podemos quedarnos mucho tiempo aquí, saldremos al amanecer-.
-Entendido-. Comenzamos a preparar el animal en un silencio incómodo que no duró mucho porque Jacob antes de degustar un buen pedazo de animal, me miró de manera inquisitiva, no se le escapaba nada. -¿Hay algo más que deba saber?-.
-No muy lejos de aquí hay un campamento con tropas demoníacas, debemos irnos-. En ese momento no era consciente de mi fuerza, estaba agarrando mi presa con tanta fuerza que sentía como mis garras se clavaban en mi palma, mis colmillos se volvían más prominentes, cerré mis ojos para calmarme, pero me resultaba imposible, sentía que iba a matarlo. -Será mejor qué te alejes-.
-Scorpius, ¿De qué estás hablando?-. No quería hacerle daño, pero comenzaba a actuar fuera de mi, seguro ese idiota de Markel había maldecido el libro o a mi mismo, no estaba seguro.
-¡Te dije que te alejes!-. Le respondí antes de aumentar un poco mi estatura y con voz estaba más grave de lo habitual, mi piel tenía un tono azulado, solo algunas zonas las cubría mi pelaje negro como la noche, miraba a Jacob indeciso, no quería acerle daño, estaba en una lucha interna conmigo mismo.
-¿Scorpius?-. Le gruñí como respuesta antes de lanzarme sobre él, pero el Nidhogg se interpuso entre los dos, dándome un coletazo en la cara, eso solo aumentó mi ira, antes de que Jacob optara por congelar mis piernas, cosa que no sirvió porque con mi fuerza me liberé para saltar de nuevo con intención de lanzarle un zarpazo, sin embargo él me esquivó antes de empujarme contra el suelo y quedar sobre mi. -¡Debes calmarte, sé que no quieres hacer esto!-.
-¡¿Qué sabes tu qué quiero?!-. Rodamos y de nuevo tenía intención de herirlo, pero se cubrió y mre propinó una patada en mi abdomen que me envió lejos, se levantó para llevarme con su peso contra una pared, trataba de zafarme clavando mis uñas en su espalda, pero no se detuvo hasta que chocamos conta un muro que tenía una piedra salida, no ejerció mucha presión como para enterrarla en mi, pero si lo suficiente para doblegarme del dolor, jadeé mientras se acercó.
-Ayúdame a entenderte, Scorpius... Tu no eras así-. Hablaba con la voz casi quebrada, me levanté con algo de dificultad, tenía mis ojos inyectados en ira, gruñí en respuesta antes de controlar mi respiración, aún estaba transformado pero me encontraba débil por el golpe en mi costado, lo miré de la misma forma en la que Jeremy me vió cuando nuestras vidas tomaron un rumbo diferente, antes de comenzar a narrarle ese fatídico día.
-Yo no deseé esto y estoy seguro que Jeremy tampoco...-.
31 DE OCTUBRE DE 1971:
La víspera de Halloween adornaba todas y cada una de las casas del pueblo de Birmingham, en el Reino Unido, una noche que nunca pensé que me dejaría marcado de por vida, me encontraba yo caminando en compañía de mi mejor amigo, un hombre lobo de nombre Jeremy. Nos conocíamos desde pequeños y a pesar de que los dos éramos de distintas especies, convivíamos en total armonía, sin levantar sospechas entre los mundanos. Jeremy tenía los ojos verdes, era un poco más alto que yo, cabello color castaño, además de que cuando lo conocí era alguien temerario, determinado y rebelde.
Desde hace tiempo, las familias más reconocidas entre los Werewolves y los Nosferatus, firmaron un acuerdo de mutua rendición, mi padre, un danés de nombre Augustus Sane y el padre de Jeremy, Bernad Wurden; ambos eran los representantes de cada especie, ya que eran los padres de las familias más longevas de Nosferatus y Werewolves respectivamente.
Jeremy y yo nos conocimos un día que lo había ayudado a liberarse de un grupo de mundanos que lo estaban acosando, además de que nuestros padres se respetaban mutuamente después del acuerdo. Tanto nosotros como los Werewolves, teníamos prohibido cruzar la mitad de la ciudad, después del acuerdo habían puesto una especie de muro mágico no perceptible para los mundanos, únicamente se atravezaría el muro cuando hubiesen reuniones o enviasen un mensajero a hablar con mi padre o el de Jeremy, así que cada especie vivía en sus respectivas zonas de la ciudad, Werevolves al norte y Nosferatus al sur.
Tan pronto escuchamos el estallido, todos salimos corriendo a refugiarnos, ya que los Werewolves había invadido nuestra zona de la ciudad, también habían destrozado el muro, gritban que se vengarían de nosotros por asesinar a la esposa del líder Wurden, la madre de Jeremy, nuestro pueblo no se quedó atrás, ya que ellos también respondían y los acusaban se haber roto el acuerdo y haber asesinado a uno de los nuestros. Ambos bandos comenzaron a atacarse sin piedad, pintando de rojo las calles, casas y acabando con la paz que alguna vez hubo.
Corría lejos de la escena, hasta que encontré a mi padre y me hizo luchar contra los Werewolves, hacía uso de mis poderes y habilidades vampíricas para aniquilar a los hombre lobo, estaba siguiendo órdenes cuando Jeremy y yo nos vimos frente a frente, él era un lobo adolescente de casi dos metros de alto, de pelaje café y sus inconfundibles ojos verdes, lo había visto una vez que me perdí en el bosque y él me ayudó a regresar antes de que se enteraran que me había adentrado en su zona.
-¿Jeremy?-. Pregunté con incertidumbre soltando mi arma, él de destensionó y se acercó a mi algo dudoso, nos abrazamos rápidamente antes de volver a la realidad y aprovechando que cada bando estaba centrado en destripar y aniquilar a su rival.
-Hermano, debemos irnos de aquí, no es justo que estemos en esta situación-. Iba a decir algo más cuando un vampiro trató de atacarlo, pero lo impedí noqueándolo con mi magia, salimos corriendo, varios hombres lobos trataron de atacarme pero Jeremy no los dejó, sin embargo y cuando estábamos luchando contra ambas tropas, Jeremy me derribó al suelo, no era el mismo licántropo que conocía, solamente transmitía ira y sus ojos tenían un pequeño destello rojo, me lanzó un mordizco dispuesto a matarme, sin embargo me cubrí con mi antebrazo, sentí como sus dientes se clavaban en mi carne, la sangre caliente comenzaba a brotar, me quejé y él me soltó. -¿Qué he hecho?-. Comenzó a retroceder asustado, con la respiración agitada, ya tenía forma humana.
-Jeremy, tranquilo-. Le decía tratando de anular el dolor mientras me acercaba a él, mi brazo casi estaba destrozado, tuve que sujetarlo. -Solo es un mordizco, estaré bien-.
-¡No, no lo estarás!-. Traté de acercarme a él, pero levantó el arma y la apuntó a su pecho, abrí los ojos con asombro, no podía estar pensando en hacer eso. -Scorpius, mátame ahora, no merezco vivir-.
-Jeremy no, no voy a matarte-.
-¡Hazlo!, Por favor-. Y ahí estaba, mirandome con súplica mientras se arrodillaba ante mi, las lágrimas acudían a mis ojos bicolores. -Arruiné tu vida, te convertí en uno de los míos, tu familia podría matarte por ello-. Comenzaba a llorar. -No merezco vivir, sabiendo que te hice un mal, que rompí nuestra amistad, que ahora no podremos vernos ni en pintura-. Me negaba a mirarlo a los ojos, pero tenía razon, ninguno sería el mismo, yo probablemente fuese desterrado o asesinado, y él sería cazado o se mataría como fuese. -Scorpius, no hagas más intensa mi agonía, mátame y solo así podré estar en paz contigo y conmigo-.
-Jeremy... Perdóname por esto-. Cerrando los ojos y conteniendo las lágrimas, coloqué una mano en su hombro antes mientras lo abrazaba por última vez antes de finalmente atravesarlo con el arma de plata y él poco a poco comenzaba a descencer, había perdido a un amigo, un hermano y todo por una maldita guerra, me llevé el cuerpo de Jeremy para entrerrarlo y quemarlo, y desde ese día, su cuervo nunca se despegó de mi...
-Así fue como lo perdí-. Ya había vuelto en mi, me econtraba abrazando mis rodillas, ocultando mi rostro, Jacob me miraba con compasión mientras se acercaba más a mi, era como ver a Jeremy cuando algo me agobiaba. -Tuve que cumplir con una promesa, una promesa que nunca esperé que se hiciera realidad-.
-Lo lamento mucho-. Me dijo palmeando mi hombro, simplemente asentí, no me sentía capaz de hablar y mucho menos después de rememorar ese día. -Ahora entiendo el porqué eras tan sobreprotector conmigo-.
-Aún lo soy-. Dije riendo un poco, tal vez ya era hora de dejarlo ir, Jeremy ya había hecho lo suyo en mi vida, ahora en donde estuviera sé que estaría orgulloso de lo que logrado, de haber conocido a un nuevo amigo y de haber admitido mi destino, Jacob me recordaba a Jeremy, pero debía entender que aunque los dos tuvieran similitudes físicas y de personalidad, Jemery estaba en otro lugar y Jacob presente, debía dejarlo ir al igual que su cuervo, no podía ver un reemplazo de Jeremy en Jacob.
-¿Cómo se lo tomó tu familia?-. De nuevo, teníamos otra presa para disfrutarla, esta vez sin interrupciones o ataques por mi parte, rogaba porque no tuviera de nuevo esa lucha interna, estaba tan sumido en mis pensamientos que la pregunta me desconcertó un poco.
-Al principio bastante mal, y más con la muerte de uno de los mejores guardias de mi padre, la guerra y el caos-. Le di un mordizco a mi presa. -Pero después de explicar cómo sucedió todo, me aceptaron, incluso me ayudaron a darle una pequeña ceremonia a él, de alguna manera u otra, tanto mi madre galesa como la madre de él, nos consideraban hijos-.
-Eso es bueno saberlo-.
-Algo así, pensé en matarme después de ello-. Jacob me miró sorprendido. -Si mi amigo, varias veces traté de matarme bajo el sol, pero no funcionaba, traté de matarme con varias estacas o cosas de plata, saltando de alcantilados, pero siempre salía invicto, mi mutación me hizo... Inquebrantable de alguna forma, me costó adaptarme a mis instintos, pero lograron reprimir parte de mi magia interna-.
-Comprendo-. Brevemente nos quedamos en silencio, cada uno con sus pensamientos, mientras terminábamos de comer, los truenos y la lluvia seguían sonando en la distancia, al cabo de un rato Jacob volvió a tomar la palabra. -Antes de que tuvieras tu ataque de histeria ibas a decirme algo, ¿Qué era?-.
-¿De verdad quieres saberlo?-.
-Por favor hermano, llevas actuando raro desde que Markel nos ofreció nuestra ayuda-.
-De acuerdo, lo diré-. Dije girando para quedar frente a frente, aunque ya le había dicho lo que había visto del campamento y que me querían muerto, sin embargo si quería hablar, hablaríamos, se le veía impaciente. -No confío del todo en ese tal Markel, me parece un tipo raro-.
-¿Aún sigues con eso?-.
-Tu preguntaste-. Le respondí algo mordaz antes de darle la espalda. -Si era alguien de fiar, ¿Por qué nos ha dejado solos, en medio de una maldita guerra?-. Jacob se quedó callado ante eso, sonreí de lado antes de alejarme un poco de la fogata para ir a un rincón a dormir, antes de dar por terminada la conversación volteé a verlo. -Tal vez lo siguiente te haga reconsiderar, y es que "tu querido Markel" podría ser aquel que empezó todo este enfrentamiento-. Notaba como Jacob me miraba iracundo y el Nidhogg rodaba los ojos por aburrimiento. -Además que me atrevería a jurar que me quiere muerto-.
-Bah, estás siendo paraníco, hay muchos más que nos quieren muertos-. Imité la acción de Jawzhar soltando un bufido, y finalmente le di la espalda, estaba actuando de manera estúpida y parecía no ser racional, Jacob no dijo nada, simplemente apagó la fogata y se fue a dormir cubriéndose con su gabardina, de nuevo comenzaba a fastidiarme su actitud infantil e inmadura, estaba por dormirme cuando escuché que algo movía las piedras, me puse en guardia sujetando mi bastón, de nuevo sonaron las piedras y me armé de valor para acercarme al lugar de donde provenía el ruido.
-¡Agh!, ¿Tenía que ser justamente en esta cueva y con este clima?-. Escuhcé que se quejaba ese ser que parecía un lobo del tamaño de un perro mundano de raza grande, con alas de murciélago, lentamente me acerqué hasta que quedamos frente a frente. -Vaya, ¿Con que tú eres mi amo?-....
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro