CAPÍTULO IX: NUNCA MÁS (NEVERMORE)
REINO DE NOTTINGHAM, INGLATERRA:
Poco a poco comenzaba a salir el sol en el territorio inglés, colándose por las ventanas de todo el castillo, se podía sentir un aura de tranquilidad, mansedumbre y paz en cada rincón del país inglés, a pesar de que algunas ciudades seguían con la rutina de recuperarse tras la invasión y ataque masivo por parte de las tropas que gobernaba Zígor Bastián en su plan y deseo enfermizo de gobernar a cualquier costo sobre mundanos y seres mágicos que no aceptaran unirse a su pobre causa. En el castillo el silencio no duraría mucho ya que Herzel se levantaría algo agotado a atender los llantos de su hijo mientras su esposa dormía plácidamente, tomó al pequeño en sus brazos mientras comenzaba a moverlo y cantarle para dormirlo.
-Para ser padre primerizo, sabes bien lo que haces-. Le dijo Crowley antes de entrar a la habitación real con el desayuno para el trío, Herzel soltó una risita mientras palmeaba la espalda de su hijo quien poco a poco comenzaba a cesar su llanto para que el rey lo dejase al lado de su madre con un suspiro lento, seguramente pensaba que ser padre era emocionante pero agotador al mismo tiempo y Crowley podía asegurarle por experiencia que tenía toda la razón.
-Gracias por eso, aunque creo que ser padre es complejo, ¿Sabes?, sin embargo eso no quita que me muera de felicidad por ver a mi pequeño diablillo crecer-. Admitió Herzel mientras se sentaba y para darle un sorbo a su café recargado y caliente, sin embargo su sonrisa desapareció y adoptó una expresión de terror inmenso. -Estoy preocupado-.
-¿Por Lilith, la guerra o tu hijo?-.
-Las tres, siendo sincero... Aunque, ya no sé qué me preocupa más-. Comenzó a comer una tostada con mantequilla de maní, pero estaba al borde de llorar, no aguantó y unas cuántas lágrimas comenzaron a caer de sus ojos aguamarinas con diminutos e imperceptibles destellos naranjas, la expresión de Crowley también cambió. -Crowley yo solo quiero que mi hijo crezca seguro, traerle paz a Nottingham, a Clara y a mí, quiero ayudar al equipo con su misión, pero también quiero ayudarme a mí mismo, mantenerme fuerte para no ceder a ella-. Crowley se quedó por primera vez sin saber qué decirle, siempre tenía la palarba perfecta para todo, pero aquello era diferente y él lo presentía, se quedó en silencio antes de sonreír maliciosamente y robar una tostada con la intención de distraerlo y subirle el ánimo, sabía que eso siempre funcionaba con su ahijado. -Hey eso es nuestro-.
-No me culpes-. Le dijo mientras se metía la tostada en la boca. -Tengo buena sazón, además mientras terminas iré a avisar a los del escuadrón que su majestad los espera para comenzar sus rondas, luego podré irme a visitar a mi hijo-.
-Adelante Crowley y gracias, solo que no vuelvas a robarte mi desayuno o te meteré preso-. El rey lo señaló con su índice y poniéndo su cara más seria, pero solamente provocó que Crowley sonriera y levantara las cejas, para cruzarse de brazos apoyado en el marco de la puerta.
-¿En serio?-.
-No me retes Crowley Azka-. Crowley soltó una carcajada antes de robarse un pedazo de fruta, provocando que Herzel le arrojase un cojín mientras salía a despertar al escuadrón, Herzel tenía miedo de perder esa bonita relación que tenía con su familia, su escuadrón y su padrino, temía perderse el mismo, tamía convertirse en su peor versión, temía ser presa de Lilith...
INFRAMUNDO, HABITACIÓN DE LILITH:
Por otro lado en las profundidades del infierno una mujer que muchos aseguran que fue la primera mujer de toda la creación existente, aquella mujer que se negó a ser sumisa ante al hombre, aquella mujer que de alguna manera se rebeló contra el Creador y ahora es una de las aliadas de Zigor Bastián y lideresas del infierno. Lilith se encontraba en sus aposentos acostada con el cuerpo medio cubierto por una sabána, acariciando una serpiente mientras que con la otra sostenía una copa de plata con vino y veneno, tenía sus ojos centrados en la bola de ciristal que tenía en la mesa frente a ella.
-Pobre iluso-. Dijo ella mientras reía y veía la figura de Herzel en la bola de cristal mientras su esposa lo abrazaba por detrás y desayunaban supremamente felices, como si no hubiese una guerra o caos por el cuál preocuparse, ambos estaban bien acaramelados ajenos a todo, el pequeño desansaba detrás de ellos pero la vista de la bola de cristal no le permitía a Lilith tenerlo en su campo de visión, aquello provocó una sonrisa en Lilith que comenzó a mover su dedo índice sobre la bola de cristal mientras tomaba de su copa. -Crees que puedes escapar fácilmente de mi querido, pero no todos saben que me pertenecen, en especial tú-.
Terminó de tomar su vino mientras reía y lentamente se dejaba caer en el sofá recorriendo su cuerpo con lujuria, mientras imaginaba todo lo que haría con Herzel cuando lo tuviera bajo su poder y control, imaginaba todo lo que lograrían juntos como gobernantes del infierno, además de Zigor, estaba ansiosa de poder y deseos de gobernar no solo a Herzel, sino a todos los mundanos; compartía las mismas ideas que Zigor, aunque este era un poco más sádico, insensible y despiadado, Lilith deseaba dominar. -Pronto nos veremos querido, y tendrás lo que siempre has soñado-...
REINO DE NOTTINHGAM, INGLATERRA:
Poco a poco cada miembro del escuadrón comenzaba a alistarse para comenzar con su respectivo trabajo, el primero en levantarse fue Lazarus que comenzó a maldecir por el sol que entraba en su ventana.
-Maldita sea-. cerró las cortinas con algo de ira. -¿Cuándo será que las malditas cortinas siempre estén cerradas?, por eso me gustaba el Castillo de Edimburgo-. Murmuraba mientras se preparaba para un nuevo día rutinario. Ras se encontraba haciendo ejercicio como de costumbre, tenía ganas de tener un combate contra alguien y tenía al candidato perfecto para ello, le daría su lección a Mel, por otro lado los mellizos terminaban de colcarse sus trajes, por último Mel salía de su habitación cuando divisó una nota pegada en la puerta de la misma, le leyó rápidamente antes de levantar su vista.
-Creo que tenemos problemas-.
-¿A qué te refieres, "Perro Sarnoso"?-. Preguntó Met rascando su cabello, recordando el sobrenombre que Ras le había puesto antes provocando una risa en su hermano, Lazarus y Ras quienes también acababan de salir de sus habitaciones, Mel arrugó la hoja para luego arrojársela a la nuca con fuerza.
-Jaja, qué gracioso "plumas"-. Rodó los ojos antes de voltearse hacia ellos para hablar. -Ese papel que te acabo de arrojar era una nota de Kendall-. Todos a excepción de Lazarus lo miraron sorprendidos, Mel suspiró. -La nota decía que tenía que seguir su camino en solitario, pero que en algún futuro podría volver, así que señores... Yo soy el jefe, síganme-. Todos hicieron un esfuerzo por no reírse de él mientras caminaba con aires de grandeza.
- Solo espero que no los pongas a aullar Mel-. Crowley que pasaba por ahí aprovechó para molestar a Mel, provocando de nuevo las risas de los demás, Mel lo miró indignado.
-¿También tu Crow?, ¿Acaso todo es un complot para fastidiarme el día?-.
-Sí que eres irascible, los dejo o de lo contrario Mel podría contagiarme su amargura-. Le dijo simplemente antes de salir por la puerta principal, custodiada por los dos ángeles silenciosos que siempre iban con ellos, llegaron y la mesa les esperaba un banquete exquisito y dignos de reyes, a la mente de Ras le llegaron recuerdos de su vida antes de exiliarse de Dinamarca, pero los supo manejar, no quería verse débil ante nadie. No esperaron y comenzaron a devorarlo todo, necesitaban recuperar fuerzas y energía para comenzar con las labores que el rey les había asignado, pero debían discutir la situación de Kendall.
-Oye jefe-. Le preguntó irónico Lazarus provocando que su Mitch casi se atragantara con el jugo de naranja, Met tuviera que girar su cara para no escupir a alguien y Ras mantenía su mejor expresión vikinga sin inmutarse, Mel solo rodó los ojos, pero en el fondo disfrutaba eso, merecían reir un poco a pesar de todo. -Respecto a Kendall, ¿Qué haremos?, Sé que tomó su decisión pero...-.
-Como yo le dije anteriormente a Kendall, cualquier opción que haya tomado la respetaremos, así que tú y tu amigo pueden encargarse de las rondas junto a Gotzon y Haniel-. Así se llamaban los ángeles silenciosos, pero rara vez Dalton se dirigía a ellos por su nombre, constantemente los llamaba "Las dos sombras de Dios", "Guardianes" o "Grigori", ya que Dalton les había comentado alguna vez toda su familia hasta él eran Grigori, los primeros ángeles en pisar la tierra y tristemente solo quedaban unos pocos. -Mientras que yo junto a los mellizos y el rey nos encargamos de vigilar las zonas cercanas al castillo-.
-Un buen plan-. Interrumpió Herzel entrando al comedor con el sonido de sus botas de tacón contra el suelo de mármol del castillo, desde que lo nombraron rey hablaba con un tono de voz casi severo y pausado, además de que su parte de demonio se manifestaba más y más. -Pero antes deberíamos reforzar nuetros dotes de combate, ante la ausencia de uno de los miembros del escuadrón, debemos redoblar más nuestras capacidades, aunque tengamos a Rasputín como nuevo miembro, no dudo de ninguno de ustedes, por alguna razón Dalton nos eligió para esta misión-.
-Estoy de acuerdo, además de ansioso por comenzar el entrenamiento-. Dijo Mel jugando con la navaja que escondía en uno de sus antebrazos como los de la Orden de Asesinos, dedicando una mirada sutil al vikingo de ojos avellanas, este rodó los ojos mientras que Lazarus asentía a las palabras del rey, mentalmente se preguntaba porqué Mel tenía que ser tan idiota a veces.
-Muy bien, entonces vayan al campo de entrenamiento-...
BOSQUES DE INGLATERRA:
Kendall después de haber logrado cazar para no agotar lo que había conseguido llevarse del castillo en la madrugada, estaba decidido a que ninguna persona ni nadie interfiriese con su búsqueda y viaje, había salido con determinación hacia Northumberland con la intención de buscar el dichoso Instituto de Mexerth, lugar a donde apuntaban las visiones y pequeñas pistas que había discutido con Kindle era esa ciudad, confiaba en que Mel sería un buen líder para el escuadrón, estuvo tentado en delegarle esa responsabilidad a Lazarus, pero creyó que era injusto con Mel, ya que originalmente cuando Dalton murió en combate, él debió recibir el mando.
-Esto me llevará dos días y medio-. Estaba por desplegar sus alas para tomar rumbo cuando detrás de él una bestia con aparariencia similar a la de un hombre lobo lo hizo mantenerse alerta, estaba por defenderse cuando la bestia estaba sobre él, amenazándolo con sus enormes dientes y otras se acercaban a él, Kendall comenzó a forcejear mientras que Kindle inútilmente trataba de alejar las bestias de su amo. Un hombre con un fino traje gris, camisa negra, corbata gris, sombrero negro y gabardina negra que pasaba por ahí no dudó en inteferir para auxiliar a Kendall, así que haciendo uso de su navaja y sus poderes se acercó a las bestias decapitándolas sin piedad, con una sonrisa en su rostro, extrañaba pelear.
-Solo espero que no arruinen mi atuendo de nuevo-. Se quejó mientras batallaba con la penúltima bestia, la cuál logró empujar con su pie antes de apuñalarle al corazón, se volteó para ver a Kendall forcejeando con la bestia, así que son pensarlo tomó fuego prestado de Kindle antes de atraer la atención de la bestia. -¡Oye, dos patas!-. La bestia volteó a verlo antes de que este con una sonrisa de suficiencia le lanzara la llamarada, la bestia comenzó a aullar de dolor mientras se consumía hasta morir, se acercó a Kendall para tenderle una mano. -Vamos arriba-.
-¿Crowley?-. Le preguntó mientras aceptaba su mano y era halado para levantarse, se sacudió sus vestimentas.
-No idiota, soy un imitador-. Respondió sarcástico, Kendall lo miró entre furioso y confuso. -Es broma Hechicero supremo, soy yo solo que algo cambiado-.
-Entiendo-. Se quedaron en un silencio incómodo mientras caminaban en medio del bosque, dejando atrás los cuerpos de las bestias, Kindle miraba con algo de enojo a Crowley por lo que había hecho antes, pero estaba agradecido de que hubiese aparecido. -¿Qué era eso de lo que me salvaste?-.
-Rougaruous-. Dijo con expresión seria. -Son como hombres lobo pero americanos, lo cual me parece extraño en estas tierras, aunque con todo lo que está pasando ya nada me sorprende-.
-¿No son de aquí?-. Crowley lo miró como si fuera idiota ante la pregunta, pero su expresión cambió rápidamente por una neutral.
-No, son de otro continente y de alguna manera algo o alguien debió haberlos arrastado por aquí-. De un momento a otro se giró hacia Kendall bloqueándole su paso, Kindle estaba por ponerse alerta pero con un simple movimiento de mano lo inmovilizó. -Bien no más charla amena, ¿De quién huyes?-.
-De nadie, solo quiero... No te importa-. Lo empujó pero Crowley rápidamente lo sujetó de las solapas de su camisa para estrellarlo contra un árbol. -Crowley, déjame ir-.
-No, tal vez no sea como Lazarus o los otros a los cuales puedes alejar simplemente para que no interfieran con tu búsqueda-. Hablaba con furia, apretando los dientes con cada palabra que salía de su boca, cubierta con una barba. -Tal vez pudiste engañar a mi hijo, mantenerlo lejos pero no a mí-. Su voz detonaba ira y mandato, estaba bastante iracundo y tenía gans de reprocharle a Kendall su actitud hacia todos, en especial hacia Nessa. - ¡No a Crowley Azka, el Gran Maestro Ocultista!-.
La tensión entre ambos hombres comenzaba a aumentar, a pesar de lo que Crowley había dicho, nunca llegó a utilizar sus dones para el mal. Cuando era niño, tanto los Toittean como los Occultis vivían en completa armonía a pesar de ser enemigos, se mantenían ocultos a los ojos de los mundanos y Crowley provenía de las pocas familias que habían logrado hacer una alianza temporal entre ambas especies antes de que todo se fuera al carajo, tenía sangre de ambos en su ser, era un Meadhanach y por desgracia su hijo heredó completamente la sangre Occultis, provocando que los Occultis fueran tras él. -¡¿De quién huyes?!-.
-¡De todos!-. Logró zafarse de su agrarre para verlo fijamente con sus ojos que tenían ese destello rojo, se acercó a él antes de darle mandarlo a volar contra un árbol, dejándolo casi inconsciente por el golpe, se asustó un poco porque de nuevo la maldición que tenía iba cobrando fuerza. -¡No dejaré que nadie interfiera en mi camino!, Y espero no recurrir a la violencia para ello-.
-Eres un idiota niño asustadizo Kendall McQuoid-. Hablaba con dificultad mientras intentaba levantarse, no entendía como después de salvarlo podía tratarlo así, pensaba en romper en "trato" de no mencionarle nada a Nessa y se aseguraría de ayudarla en lo posible. -Nunca aceptarás la verdad, si quieres continuar con tu estúpida búsqueda hazlo, pero no esperes a que Nessa te reciba con los brazos abiertos, como si nada hubiese sucedido, no esperes a que Nessa olvide todo esto y tampoco esperes que ella no termine herida en medio de este conflicto por tu culpa y poco coraje-. Eso hizo detener a Kendall a medio camino, se volteó a él antes de propinarle una patada en el rostro, haciéndolo rodar, comenzó a caminar lejos, anulando el hechizo inmovilizador que tenía Kindle, aún tenía una búsqueda que hacer. -Maldito idiota-...
CAMPO DE ENTRENAMIENTO DEL CASTILLO DE NOTTINGHAM:
Todos habían llegado al campo de entrenamiento tal como Herzel se los había pedido, tenían estantes de armas por todo el lugar, desde espadas de madera para los más novatos, hasta espadas de acero fórnido, incluso tenían pequeñas navajas y dianas para probar puntería, estaban todos formados en una fila, a excepción de Gotzon y Haniel que seguían haciendo guardia en el castillo. Aún desconocían lo que iban a practicar con el rey, pero Mel se moría de ganas de demostrar que podría luchar contra cualquiera y ganar. Al cabo de unos diez minutos un serio y determinado rey atrajo la atención de todos en el campo, comenzarían el entrenamiento.
-Bien, ahora que todos estamos aquí no debemos esperar más-. Comenzó a caminar delante de ellos con las manos en la espalda. -Pensé en pedir ayuda a Gotzon y Haniel pero, ellos están a otro nivel de combate-. Caminó para coger una espada, mirarla y comenzar a blandirla antes de mirar a Mitch. -¡Piensa rápido!-. Mitch logró sujetar la espada pero no esperaba que Herzel comenzara a atacarlo con otra espada que había cogido rápidamente, lanzó su cuerpo para atrás evitando ser alcanzado por la espada contraria para luego posicionar la suya enfrente, Herzel levantó una ceja antes de seguir atacándolo, pero esta vez Mitch era más conciente de lo que debía hacer, logró mantenerse a raya hasta que Herzel lo desarmó. -Tenemos que mejorar dos cosas-.
-No distraerme y actúar rápido-. Herzel asintió dándole la razón antes de bajar la espada, repitió el mismo proceso con todos esperando que hubiesen aprendido la lección, los chicos sabían pelear y era innegable, sin embargo cometían errores novatos o eran demasiado predecibles, Met había logrado desarmarlo pero se confió de ello, Mel había conservado una buena técnica pero dejaba desprotejidas zonas vulnerables, con Lazarus tuvo una buena pelea hasta que lo derribó con una patada rastrera y finalmente con Ras, todo terminó en empate.
-Muy bien, ahora que cada uno sabe en qué se equivocó espero que cuando se enfrenten a su compañero lo analicen, usen cada debilidad en su contra, Ras-. El vikingo se puso al frente y recibió la espada. -Irás con Mel en la primera pelea-. Mel caminó con orgullo mientras recibía la espada, Herzel caminó hacia donde estaban los demás y se cruzó de brazos a la espera de la pelea-.
-¿En serio, esos dos?-. Preguntó en un susurro Lazarus, Herzel rió un poco antes de asentir, era parte de su plan. -¿Saben que podrían matarse si se lo proponen?-.
-Lo sé, por eso los elegí a ambos, ¿Acaso te preocupa que algo le pase a tu amigo?-. Lazarus abrió los ojos pero se negó rotundamente, no iba a admitir delante de ellos que en el fondo y a pesar de que lo conocía hace poco, el vikingo le preocupaba y viceversa.
-Apuesto a que Mel va a morder el polvo-. Dijo Met en un susurro a su hermano y este asintió, entre ellos apsotaban a que el vikingo le daría una paliza a Mel. Y como era de esperar Mel comenzó a utilizar sus técnicas de peleador contra el vikingo que fácilmente bloqueaba todos sus intentos de ataque, Ras apuntó su espada a su cara y de no haberse alejado tendría otra cicatriz en el rostro, trató de aprovechar eso pero Mel lo empujó con una pierna para empezar a utilizar sus técnicas de assassin, cosa que sirvió de poco porque el vikingo había logrado desarmarlo y acorralarlo para luego derribarlo y acercarle la espada al pecho con aire de satisfacción, Mel esperaba el impacto que nunca llegó porque Ras botó la espada y le tendió la mano.
-Te dejé ganar viejo, estoy algo oxidado-. Dijo aceptando la mano sin aceptar su derrota mientras Mitch le pagaba con una moneda de oro a su hermano la apuesta.
-Si claro-...
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