CAPÍTULO III: COMIENZA LA GUERRA
Después de que el cuerno sonara por segunda vez, Zigor por fin dio orden a sus tropas de moverse hasta cierto punto, las tropas de los que luchaban por el bien también comenzaron a caminar preparados para lo que pudiese venir, estaban determinados y decididos a volver polvo los planes de Zigor, no permitirían que él volviera a jugar con ellos y disfrutar de su desesperación, sin embargo y por segunda vez Zigor los detuvo detrás de ellos, sonrío de medio lado antes de soltar una carcajada que rápidamente se contagiaría a sus secuaces, convirtiéndose en una melodía macabra y terrorífica, aquellos desalmados gozaban con el sufrimiento, desespero, ira y dolor de los demás.
-Nunca aprenden-. Les habló a sus seguidores mientras jugaba con su arma girándola en su dedo índice y caminaba de lado a lado ladeando la cabeza a modo de negación. -Idiotas, ¿No entiendo por qué arriesgan su vida por personas que ni siquiera los valoran o reconocen?, No entiendo por qué quieren dar su vida por las personas que los rechazan a diario, nunca entenderé como funciona la mente mundana o la de sus dioses, los cuales demuestran un absurdo interés en esos seres despreciables como ellos-.
-Señor, ¿Cuándo atacaremos?-.
-¿Tanto afán tienes de asesinar mundanos?, ni yo me animé a tanto-. Quien le había preguntado se retiró tragando saliva antes de sacarlo de casillas. -Esperaremos a que sigan avanzando sin ningún propósito y cuando llegue el momento, comenzará nuestra diversión-. De nuevo miró al frente mientras soltaba una carcajada...
A unos cuantos metros más de distancia, el escuadrón liderado por Kendall caminaban con sus armas en alto, estaban cumpliendo con su labor, merodeando por los bosques, cuando a lo lejos divisan a otro batallón y Mel se pone alerta, se sube sobre una roca y con pose de lobo, comenzó a agudizar sus sentidos.
-Kendall, no tengo buenas noticias-. Anunció Mel sin bajarse de la piedra en la que estaba, ya había dejado de lado sus diferencias, se acercaron él y Herzel a examinar lo que había, a nadie le extrañaba que Herzel tuviese sus alas desplegadas por primera vez. -Veo a un enorme batallón a lo lejos-.
-Bien, prepárense para...-. Sus palabras fueron interrumpidas por el sonido de un cuerno demoniaco a lo lejos, las tropas que Zigor tenía retenidas, habían comenzado a correr llenos de sed de sangre y muerte, gritando con furia mientras sostenían sus armas comenzaron a acercarse a las otras tropas que llevaban tiempo esperando para defender a los suyos, ellos también comenzaron a correr hacia las tropas del mal, la guerra había comenzado, disfrutando de lo que estaba a punto de ocurrir, Zigor desapareció son más, dando rienda suelta a sus tropas para acabar y destruir todo a su paso. -¡Ahora!-...
Los vikingos del Clan McGregor, blandían sus enormes armas, desde espadas gigantes hasta hachas para acabar con sus enemigos, no podemos negar que eran fuertes y robustos los vikingos y derribaban a algunos con bastante facilidad, sin embargo al ser rivales de otro mundo, les tenían algo de ventaja, los cuerpos comenzaron a caer, tanto de vikingos como de zombies, la sangre manchaba cada centímetro de Fort William, algunos trataban de recoger a sus hermanos para llevárselos lejos y otros, a pesar de tener un sin fin de heridas, seguían luchando hasta que la última gota de sangre saliera, lucharían hasta que su alma los abandonase para ir al Valhala.
Ramsey jamás se imaginó que tuviera que volver a las andadas, pero en cuanto pusieron un pie en frente al lago Ness, captarían la atención de un grupo de personas que conocía bastante bien, alistó sus navajas, mientras que los demás sacaban sus armas, sin previo aviso comenzaron a atacar, Ramsey como era diestro en el combate cuerpo a cuerpo, degollaba fácilmente a sus oponentes, lanzaba sus navajas y estas volvían a él como si fueran imanes, el caballero Griffin blandía su elegante espada para acabar con sus enemigos, se defendía de los ataques de magia oscura, por otro lado Salazar, usaba tanto su magia como sus animales para infligir daño, era un mago realmente poderoso, Raven usaba sus conocimientos en magia tanto para atacar como para defenderse de los ataque enemigos y Huffle usaba sus poderes elementales, eran ellos cinco contra un grupo de 33 secuaces de Zigor.
El escuadrón de Kendall se mantenía a raya contra sus enemigos que los superaban en número, Kendall usaba todo lo aprendido en los combates que había tenido con Ramsey, también sacaba provecho de sus dotes mágicos para usarlos mientras peleaban, Mel también era otro que derribaba a sus enemigos demoniacos con facilidad a pesar de tener solo una ballesta, los mellizos luchaban codo con codo y jamás se separaban, podían recibir tantos impactos y seguir luchando, Herzel usaba sus alas para protegerse (perdiendo algunas plumas) de algunos ataques y enterraba su espada casi con un odio profundo en los cuerpos de sus enemigos y los otros dos miembros del equipo arrasaban con ellos.
Jacob, usaba su espada convertido en una especie de dragón semi humano, se había involucrado en una guerra sin un bando sin nadie a su lado, salvo sus dos acompañantes, Jawzahr escupía fuego para aniquilar a algunos enemigos, mientras que su otro acompañante usando una lanza, acababa con todos de una manera tan rápida y letal, lo que ninguno sabía era que alguien a los lejos los observaba con una sonrisa en el rostro, riendo internamente, antes de echar una última mirada al trío, pronunció algo y desapareció sin dejar rastro.
Quien pensara o dijera que las hadas eran débiles, estaba muy equivocado, tanto ellas como los elfos defendían a toda costa los lugares sagrados para evitar que robasen todo lo sagrado y llevarlo ante Zigor, peleaban montados en distintos animales como dragones, grifos, centauros o aves gigantes, usaban tanto su magia como sus armas para alejar a sus enemigos, sin embargo habían perdido casi a la mitad de su batallón, pero seguían en pie defendiendo y luchando hasta que fuese necesario y decidieran retirarse o que ellos se retiraran, ninguna de las dos opciones parecía darse, así que decidieron luchar hasta la muerte.
Los Arcángeles, Querubines, Serafines, Tronos y Principados, volaban para atacar a los Demonios, Príncipes, Duques, Comandantes, Terratenientes y demonios seductores de menor rango, aquella batalla parecía a la que se dio hace muchísimos años cuando Lucifer se reveló contra Dios, hacían temblar todo el planeta con sus ataques y esquivadas, algunos demonios volvían a ser desterrados y enviados de vuelta a las profundidades de los avernos, algunos demonios trataban de convencer a algunos ángeles de volverse contra su creador, sin embargo no cedían y eso los enfurecía más, Cassius se enfrentaba contra dos demonios al tiempo, sin embargo uno de ellos estuvo a punto de matarlo de no ser porque alguien lo impidió.
Lazarus, sacó sus espadas listo para enfrentar a sus enemigos, entre ellos habían cazadores de vampiros, mundanos que trabajaban para el que lo había maldecido (en contra de su voluntad, mediante un hechizo) y otros de su especie, cerró los ojos, suspiró, cuando abrió sus ojos, estaban más rojos que de costumbre y de nuevo sus colmillos estaban más prominentes, gritó corriendo hacia sus enemigos, algunos fueron fáciles de matar ya que estaban distraídos, otros dieron guerra para aniquilarlos, le tiraban ajos y agua bendita creyendo que eso iba a debilitarlo, sin embargo él era inmune a eso, siguió combatiendo hasta que solo quedó uno que lo sorprendió por detrás clavándole una estaca en el puro corazón, se quejó y dejó caer ambas espadas pesadamente, el cazador que le había hecho eso, lo empujó con el pie haciendo que cayera de rodillas, sacó una espada de acero riendo mientras se acercaba a Lazarus, escupió un poco de sangre antes de invocar a una manada de murciélagos para que atacaran al cazador y cuando lo consideró oportuno, le devolvió el favor clavándole la navaja que siempre cargaba en su pierna izquierda, se abrió el chaleco y la camisa antes de tirarse al suelo del dolor, se sacó la estaca de madera gritando hasta donde su garganta se lo permitió, la arrojó lejos y se dejó caer en el suelo.
Nessa, atravesaba las cabezas de sus oponentes con sus flechas e invocaba sus poderes para ayudar a Zowie y a Mercy cuando estaban en apuros, cuando era necesario usaba sus dotes de combate sin arma para derribar a los oponentes que no solo la superaban en estatura, sino en fuerza, Zowie usaba sus poderes de hielo con su hacha como si se tratase de Thor, lanzaba su hacha e invocaba cadenas de hielo para atraerla y darle vueltas a medida que se acercaban a él para matarlo, Mercy invocaba el fuego de manera bestial, incluso volaba antes de invocar con todas sus fuerzas sus poderes y usar su tridente, los tres se complementaban ataques para acabar con varios enemigos a la vez, los ases de truenos, hielo y fuego danzaban en las penumbras del bosque aniquilando a varios, parecía un espectáculo de luces y sombras, en un punto Zowie y Mercy hicieron una maniobra casi imposible: unir sus dos poderes para ayudar a Nessa que estaba rodeada, funcionó para suerte de los tres.
Cuerpos, sangre, heridos (algunos de muerte), almas, sobrevivientes y cobardes que huían para poner a salvo su vida, era lo que se podía apreciar sin importar hacia donde apuntaran la vista, algunos vikingos levantaban a sus hermanos caídos en combate para darles su última despedida, los subían a carruajes para luego llevarlos a las orillas del lago más cercano, ahí los despedirían como lo hacían tradicionalmente, los colocarían en un bote que empujarían para que el agua los llevara lejos, después arrojarían flechas con fuego, le dirían a quienes tuviesen buena puntería que arrojaran una flecha a los botes para quemar los cuerpos, mientras entonaban otro canto vikingo para que sus almas fueran en paz hacia su destino final, llevadas por las corrientes del lago y se iban perdiendo en el horizonte.
Las hadas y elfos también hacían sus rituales para despedir a los que habían dado la vida defendiendo a los suyos, hacían altares y templos con monumentos en honor a los caídos, hacían ataúdes improvisados, que adornaban con rosas, se reunían en un círculo a su alrededor para emitir un aura a la par que cantaban una melodía en idioma élfico para encomendar las almas de ellos a la Madre Tierra, algunos lloraban mientras realizaban ese ritual, después de cantar, usando sus poderes comenzaban a enterrarlos bajo tierra, alzando una estatua de piedra con la figura de ellos, su nombre, runas de protección y una frase para que fueran recordados por toda la eternidad.
En los cielos, la mayoría de las tropas celestiales habían resultado heridas, unos pocos habían muerto con fuego infernal, los sanadores se encargaban de curarlos, habían ganado ese enfrentamiento épico contra ellos, los habían desterrado, matado y desconvertido a simples mortales anulando sus poderes, Cassius se dedicaba a mirar algo alejado todo lo que hacían, suspiró antes de limpiarse un poco de sangre que salía de su ceja, sintió una mano en su hombro.
-¿Estás bien?-. Le preguntó Crowley mientras se sentaba a su lado, también tenía uno que otros cortes, golpes pero no sangraba casi.
-Qué te importa-.
-Vamos, ¿Así me agradeces después de haberte salvado la vida?-. Le preguntó riéndose un poco, Cassius suspiró antes de levantarse para irse a otro sitio.
-Puede haberlos matado yo solo-. Dalton los veía mientras negaba, ¿Hasta cuando se seguirían odiando ese par?, comenzó a caminar hacia ellos, saludó brevemente a Cassius antes de reunirse con Crowley. -Odiaré haber dicho esto, pero gracias-.
-Já, eso sonó muy sincero de su parte-.
-Al menos te lo dijo Crowley, ¿Qué esperabas, un abrazo o un apretón de manos?-. Le preguntó Dalton palmeándole el hombro.
-Creo que el apretón de manos estaría bien, dudo mucho que Cassius quisiera darme un abrazo de agradecimiento-. Ambos asintieron y se quedaron mirando a Cassius que hablaba con el heraldo. -Debo irme, debo regresar a Nottingham para asegurarme de que ella esté bien-.
Después de luchar junto con sus otros amigos de la orden, Ramsey había decidido que lo mejor era ir a casa, regresaría a su casi mansión a curar las heridas que había ganado en esa guerra, que era el comienzo de algo de gran magnitud, caminaba cojeando y respirando pesadamente mientras maldecía al que le había causado ese daño, tenía la ropa destrozada, una cosa rondaba por su mente y era que Nessa estuviera sana y salva, que volviera para que pudiese recibirla gustoso y con los brazos abiertos, llegó a su casa pero no esperaba encontrarse con alguien esperándolo en la puerta, se extrañó por eso.
-No esperaba verte otra vez Kendall-.
-Yo tampoco esperaba regresar a pedir tu ayuda Ramsey-. Lo ayudó a abrir la puerta, entraron e inmediatamente Ramsey se quitó su túnica para empezar a curarse, se debatía si decirle a Kendall que ya había conocido a su hija, pero también se debatía su contarle a Nessa que había visto a su padre, despejó su mente por un instante, ya después se encargaría de eso.
-Bien, ¿Qué sucede?-.
-He vuelto a tener visiones relacionadas con mi hermano, las visiones indican que Jacob podría estar en Londres o algún lugar de Inglarerra-.
-Si quieres un consejo Kendall, ve a Inglaterra a buscarlo, pero no te olvides de ella-. Kendall se detuvo antes de salir por la puerta, suspiró. -Antes de que preguntes sí, tu madre y mi padre me la presentaron siendo una bebe y por casualidades del destino la conocí cuando creció un poco más-.
-Ya sabes no puedo volver hasta resolver ese asunto, espero que ella lo entienda y tú también Ramsey, no es que no la quiera o no me importe, pero debo cumplir la promesa que hice conmigo mismo de encontrar a Jacob-.
-¿Qué pasará con Ness, eh?-. Se levantó para alcanzarlo, Kendall se dio vuelta para verlo con algo de rabia en su mirada. -¿Te olvidarás de ella o permitirás que también se involucre en una guerra solo por ir a buscarte, eh?-.
-Lo siento Ramsey, no me olvidaré de ella, sin embargo debo hacer esto, es fundamental para mi encontrar a mi hermano, no quisiera dejarlo solo y menos con lo que está pasando, y Nessa no estará involucrada en nada de esto, mientras esté bajo la protección tuya o de mi madre o de tu padre-.
-Al menos tu hija no está sola Kendall, deberías agradecernos por eso, y si es lo que deseas, hazlo... Ve y busca a tu hermano, solo espero que no te arrepientas después-. Sin decir nada más Kendall salió de la cabaña listo para reunirse de nuevo con su escuadrón.
-¿Todo bien Herzel?-.
-No lo creo Kendall, no hay rastros de Mel-. Eso lo preocupó un poco.
-Bien, comenzaremos a buscarlo, no creo que haya ido lejos-. Comenzaron a caminar guiados por Kendall, mientras tanto y por primera vez en años Ramsey clamaba a los dioses que Nessa estuviera bien, comenzó a llorar extrañándola de nuevo, ¿Por qué el destino tenía que ser así?, terminó de curarse las heridas antes de irse a su sala de estar y desahogarse con una buena botella de whisky...
Un graznido hizo despertar a Lazarus, hacía un calor brutal, suerte que estaba debajo de un enorme árbol que lo protegía, con una mano trató de espantar al animal, pero este no se fue, se esforzó un poco más y lo tomó del cuello antes de acercarlo a su boca para succionar toda su sangre, suspiró antes de incorporarse para llevarse una mano a su pecho y mirarse, la herida estaba casi cerrada, la sangre de ese cuervo lo había ayudado, soltó el cuerpo del animal antes de incorporarse, cerrar su camisa y chaleco para seguir caminando hacia donde sus pies quisieran llevarlo, tenía que averiguar quien les había proporcionado plata a las personas que antes querían matarlo y cómo había hecho para manipular a los mundanos a unirse a ese ser vil y cruel, guardó sus armas antes de convertirse en murciélago y volar escondido entre las ramas de los árboles.
Después de ese combate, el trío de Cassius guardó sus armas y se aseguraron de que todos estuvieran bien, no tenían casi ninguna herida, Zowie estaba bastante preocupado por Nessa, ella estaba un poco distante de ellos, sentada en las orillas de aquel lago, se habían detenido a tomar un pequeño descanso, cerró los ojos dejando que su mente divagara hasta detenerse de nuevo en la última vez que había visto a Ramsey, sus ojos se aguaron.
-¿Nessa?-. Le preguntó Zowie mientras disimuladamente leía su mente, al hacerlo no pudo evitar enojarse, se controló para no armar un escándalo, Nessa volteó a verlo.
-Solo quiero que esto acabe, necesito volver a ese lugar, a un lugar seguro-. Hundió más la cabeza en sus piernas, Zowie le palmeó el hombro antes de darle su espacio, la dejaría sola, le daría el tiempo que necesitara antes de continuar con su camino, Mercy lo miraba a lo lejos.
-¿Vas a escupirlo o no?-. Le preguntó a Mercy mientras encendía un cigarrillo para desestresarse, Mercy lo miró con una ceja arqueada, sabía lo que pasaba entre él y Nessa, pero no diría nada, dejaría que el mismo Zowie tuviera el coraje de decírselo.
-¿De qué hablas?, no es mi culpa que invadas mi panorama-.
-Bien, tu ganas, es solo que me preocupa Nessa, la veo triste, como si extrañara a alguien-. Dejó escapar el humo mientras cerraba los ojos buscando algo de paz, Mercy movía la mano para alejarse el humo, odiaba cuando Zowie hacía eso.
-Es porque extraña a alguien, y por eso lo está buscando-. Zowie lo miró con interés. - Extraña a su padre a pesar de que nunca lo haya visto cara a cara, solamente quiere ponerle fin a esto, estar con sus seres queridos-. Aquello no era del todo cierto, si extrañaba a alguien pero no era a su padre, extrañaba a Ramsey y solo quería volver a él para pedirle ayuda y así continuar con la búsqueda de su padre, se tomaría un tiempo antes de salir de nuevo a esa búsqueda.
-Vamos-. Los llamó Nessa e inmediatamente se levantaron para seguirla. -Debemos encontrar un lugar donde refugiarnos, el sol casi se oculta y no es aconsejable estar vagando por los bosques a esa hora-. Asintieron y retomaron rumbo, ninguno decía nada y solo hacían lo que Nessa dijera, tan pronto el sol se oscureció y algunas estrellas comenzaron a salir, habían encontrado un refugio, de nuevo harían guardias, Mercy se ofreció a ser el primero en hacerlas, luego Zowie y de último Nessa, comieron carne de un cordero que Nessa había cazado minutos antes de encontrar un lugar medio decente donde pasar la noche, mientras comían un ruido los hizo ponerse alerta, era un aullido; definitivamente las cosas no iban a estar para nada bien...
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