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CAPÍTULO II: PREPARATIVOS

Poco a poco Lady Clara fue recuperando la consciencia, la mala noticia que estuvo a punto de darle su consejero Crowley la había cogido desprevenida, lo único que deseaba escuchar era que su pueblo estaba en paz y que Herzel volvería, tras la pérdida de su padre a causa de una maldición mortal, su felicidad se había acabado, todo cambió cuando Herzel prometió que haría hasta lo imposible por protegerla; además había aceptado la relación que había florecido entre uno de sus mejores guerreros con su hija, estaba feliz por eso, de nuevo volvió a ser feliz cuando formalizó su relación con Herzel; abrió los ojos encontrando un rostro preocupado de Crowley y una de sus sirvientas, se incorporó lentamente hasta quedar sentada, Crowley le tendió un vaso con agua.

-Gracias-. Dijo tan pronto recibió el vaso, dio un gran sorbo al vaso antes de hablar. -¿Qué es lo que sucede con él?-.

-Verá mi Lady, hay rumores acerca de que alguien quiere perseguir a Herzel con un propósito desconocido para mí, sin embargo presiento que no es para nada bueno, sobre todo si se trata de Lilith-.

-¿Lilith?-. Preguntó escandalizada mientras se levantaba de la cama algo decidida. -Pero, ¿Por qué?-.

-No soy la persona adecuada para decírselo Lady Clara-. Crowley suspiró frustradamente, Clara comenzó a caminar hacia la puerta dispuesta a ponerle fin a eso, sabía la verdad pero esperaría a que el mismo Herzel se lo contara en el momento indicado.

 -Debo ir a detenerla yo misma, no dejaré que lo use para sus asquerosos fines-.

-Mi Lady, es peligroso-. La detuvo agarrando uno de sus brazos con delicadeza, cumpliría hasta el final de su vida la promesa que le había hecho a Herzel antes de que este se fuera. -A Herzel no le gustará saber que usted se puso en riesgo por él-.

-No es justo Crowley-. Se dejó caer en lágrimas sobre su cama, no quería perder al amor de su vida, al que le había recuperado la felicidad tras la muerte de su padre, solo quería que todo acabara y volvieran a estar juntos. -¿Por qué simplemente ella nos deja en paz?-.

-Sé que esto va a sonar algo insensible de mi parte, Lady Clara pero, es Herzel a quien quiere, y lo que menos le gustaría saber, aparte de eso, es... Que le haya pasado algo a usted mi Lady-...

Herzel sentía que algo lo estaba atormentando poco a poco, había tenido pesadillas con una "mujer", a cada paso que daba comenzaban a caer plumas diminutas de color negro con líneas doradas, recordaba que Crowley le había dicho que no era un humano común y corriente, sino que era un híbrido y que con el tiempo él mismo lo iría descubriendo, según las palabras de Crowley: primero saldría su lado bueno, su lado celestial, ya después tendría que lidiar con su otra mitad...

-¿Herzel?-. Escuchó pasos detrás de él y se puso alerta abriendo un poco más sus alas mientras sujetaba su espada y apuntaba con ella al frente. - Soy yo, Kendall-.

-Santo Dios, perdóname-. Se disculpó Herzel mientras bajaba su espada y Kendall se acercaba más a él algo confuso. -Creí que eras otra persona, últimamente estoy alejándome un poco de todos, no pretendo herir a nadie-.

-¿De qué hablas Herzel?, ¿Herir a alguien?, Si eres un ángel-.

-No completamente-. Kendall arqueó una ceja mientras lo miraba algo confuso, Herzel suspiró necesitaba sacarlo y hablar de eso con alguien, Kendall parecía una opción razonable. -Soy un híbrido entre mi padre, que era un ángel y una demonio, mi madre, una mezcla antinatural entre dos especies que se odian y se odiarán por toda la eternidad-.

-Increíble, eres un Nephalem-. Herzel asintió, al principio creyó que Kendall lo juzgaría o peor, que se lanzaría a atacarlo, se sorprendió un poco por su reacción, pero se sintió tranquilo a la vez, al menos tenía a alguien para que lo ayudara. - Había leído y escuchado mucho sobre ellos, incluso decían que estaban extintos, ya sabes, una unión entre dos enemigos naturales, alguien sumamente inusual, pero... ¿Cómo pasó todo?-.

-Bueno, fue hace mucho tiempo-. Comenzó a contar Herzel mientras algunas imágenes se manifestaban frente a Kendall

FLASHBACK DE HERZEL:

Un "hombre" con el alma más pura que pudiesen haber conocido, caminaba por las calles de la plaza de la cuidad de Nottingham, Reino Unido, se encontraba haciendo su labor como un infiltrado en la Tierra, debía encontrar una joya sagrada que había sido hurtada de un templo celestial, tenía cabello rojo, ojos azul aguamarina, atractivo, no más de 30 años. A lo lejos divisó a una mujer contemporánea que al parecer estaba en aprietos, sin pensarlo salió corriendo hasta donde estaba ella para auxiliarla.

-Oigan-. Los otros hombres voltearon a ver al ángel recién llegado, no impedirían que le hiciesen daño a esa mujer. -¿Por qué no dejan a esa mujer en paz?-.

-Te diremos por qué, las rameras como esta no merecen vivir-. Uno de los hombres amenazó con golpearla, sin embargo el impacto no llegó porque el ángel lo había impedido, y sin mediar palabra lo sujetó del cuello y lo mandó a volar, los otros salieron corriendo asustados, se agachó para tomar con delicadeza el rostro de la mujer y limpiarle algunas lágrimas.

-Gracias amable señor-. Se dedicó a mirarla, tenía el cabello negro como la noche, ojos marrones, vestía algo andrajosa gracias a que antes la habían arrastrado para golpearla bajo falsas acusaciones, se perdió un instante en su belleza infernal, le parecía la mujer más bella que había podido ver y tocar.

-Descuide señora, la llevaré a un lugar para que pueda cambiarse y estar mejor-. La ayudó a levantarse, se quitó la chamarra de su traje y se la puso para protegerla del frío, caminaron un largo periodo de tiempo hasta llegar a una humilde cabaña y conseguir una habitación, la dejó sola para cambiarse, ella aceptó sin protestar; estaba en la Tierra como encubierta buscando personas pobres para hacerles favores, duraron varios días así, caminando juntos, hablando como si fueran amigos desde tiempos inmemoriales, ninguno sabía que algo dentro de ellos estaba floreciendo con cada visita a escondidas que se hacían, hasta que cada quien se fue por su lado...

Sin embargo el destino se encargaría de que volvieran a reunirse, el ángel caminaba algo desesperado buscando algo, miró a los cielos clamando ayuda.

-¿Por qué tiene que ser tan difícil?-. Se quejó gritando hacia los cielos, cansado de no conseguir nada.

-¿No has encontrado lo que necesitas, ángel?-. Una voz femenina que reconocía lo hizo soltar una risita antes de voltear a verla, ambos podían sentir el aura del otro, sin embargo había algo dentro de él que no le permitió alejarse de ella, un sentimiento fuerte.

-Eres una demonio muy lista, y la respuesta es no-. 

-Tal vez pueda ayudarte-. Se le acercó ella caminando sensualmente, sabía que eso descolocaba al ángel y también sentía que no podía alejarse de él.

-Pero, ¿No estarías traicionando a tu propio bando?-. Le preguntó algo preocupado sujetando su rostro, sabía que ella disfrutaba de eso desde el primer día que ambos coincidieron en aquella plaza, ella le tomó la mano.

-No, nunca he trabajado para ellos, ayudo a quien lo necesite-. Y sin que el ángel se lo esperara sacó un frasco que contenía algo bastante sagrado para los dioses y el ángel se lo arrebató de la mano.

-¿De dónde lo sacaste?-. 

-Tengo mis trucos bajo la manga-. Comenzó a caminar alejándose de él, pero el  ángel le bloqueó el camino.

-Déjame invitarte a almorzar, como agradecimiento por tu ayuda-. Ella asintió y comenzaron a caminar cogidos de la mano, pidieron mesa para dos, almorzaron bastante felices, y siguieron caminando hasta llegar a un lugar alejado y solitario, se sentaron para observar el sol esconderse dando paso a la noche, ella recostada el su hombro y él con sus alas desplegadas, sus miradas se cruzaron y como si fueran imanes, juntaron sus labios en un beso cargado de emociones ocultas, hasta que se separaron, se dirían lo que sentían el uno por el otro.

-Te amo-. Soltaron los dos al tiempo, haciendo que rieran por la coincidencia, la demonio empujó al ángel contra el césped mientras comenzaba a recorrer su cuerpo, el ángel la atrajo más hacia él contagiándose de su aroma, besándola con más intensidad y comenzó a hacer lo mismo, los besos y las caricias sellaron el momento, solo existían ellos dos y nadie más, sus cuerpos conectaban en perfecta armonía, ambos recorrieron los recónditos rincones de cada uno, sacando a flote la excitación y deseo del otro, tallando así el amor que había florecido desde hace varios meses, esa noche fueron uno solo...

-¿Qué pasó después?-. Preguntó Kendall mientras acariciaba a Kindle que estaba dormido sobre su regazo.

-Siguieron viéndose por dos o tres días más, hasta que decidieron alejarse por un tiempo, sin embargo tanto los Cielos como los Infiernos se enteraron de lo sucedido, los desterraron, sin embargo ellos siguieron firmes a su relación, años después comenzaron a cazarlos, mi padre no dejaría que nadie le hiciera daño, así que fue por ella pero era demasiado tarde-.

-Oh no, ella estaba ...-.

-Sí Kendall, mi madre estaba muerta, exterminada por los ángeles de la forma más atroz, mi padre no lo sabía y juró venganza en contra de los demonios, sin embargo no tuvo un final feliz, los demonios lo capturaron antes de que pudiese siquiera sacar sus armas, no tuvieron piedad con él, y aunque te sorprenda, no tengo resentimiento contra ninguno de los dos bandos-.

-Murió por un amor prohibido, murió tratando de salvarlos a ambos, aunque fuera bajo el concepto de venganza-.

-Sí, y en lugar de matarme, Dalton intercedió, argumentando que no era mi culpa los errores que habían cometido mis padres, accedió encargarse de mí enviando a un gran amigo suyo a que me dejara bajo cuidado de una familia noble de mundanos en Nottingham, donde había nacido, creía que manteniéndome alejado de eso, no despertaría mis dones, pero ya sabes, en algún momento tenía que suceder-.

-Vaya, lamento mucho lo de tus padres, de estar vivos, ambos se asegurarían de que fueras por el camino correcto, de eso no hay dudas, por cierto, ¿Clara lo sabe?-.

-No, me aterra siquiera pensar en decírselo, tengo miedo de perder al amor de mi vida, tengo miedo de que Clara se aleje de mí al saber lo que soy, me dolería que me dejara por haberle mentido tanto tiempo-.

-Herzel, tranquilo, seguro ella entenderá por lo que has pasado y será un poco más comprensiva que mi ex mujer, no dejes que esto te atormente, ¿Está claro?-.  Herzel asintió, ahora sentía un peso menos encima de él, esperaría que con el tiempo tanto su amada Clara como el resto de su escuadrón lo descubrieran...

Caminando de regreso a la cuidad de Inverness, el trío compuesto por Nessa, Zowie y Mercy, caminaban por los bosques con una tranquilidad casi imperturbable pero a la vez desconfiable, estaban tan acostumbrados a enfrentar peligros en sus viajes, llegaron a la cuidad de Inverness bien entrada la noche, estaban agotados y a punto de rendirse cuando a lo lejos Mercy, divisó un castillo.

-Chicos, creo que podríamos descansar en ese castillo antes de continuar con nuestro viaje, se ve que nadie lo habita-.

-Tienes razón Mercy, es el Castillo de Inverness, no está abierto al público, pero a veces lo usan de guarida-. Caminaron hacia el castillo que estaba a oscuras, alistaron sus armas por si acaso, siguieron caminando, lo que no sabían es que alguien los observaba con sus ojos rojos desde lejos, los observaba desde las sombras, sacó sus espadas listo para atacar.

-Bueno, estamos de suerte, no hay nadie aquí-. Habló Zowie pero el filo rojo con negro de una espada lo hizo detenerse, suspiró y tragó saliva mientras veía la espada.

-Yo no estaría tan seguro ángel-. Habló esa voz que Nessa reconoció, era Lazarus que estaba más serio que la última vez que lo vio.

-Lazarus, soy yo, estoy acompañada de otros amigos-. Le habló Nessa acercándose más a él, Lazarus bajó sus espadas y las guardó, para seguir caminado por los pasillos del castillo hasta el comedor. -Caminábamos por los bosques buscando un lugar dónde refugiarnos y llegamos aquí-.

-Bien, ¿Cómo se llaman tus acompañantes?-. Preguntó mientras se sentaban a comer, Lazarus tenía la costumbre de prepararse un banquete tras sus largas rondas de vigilancia, estaba a punto de comer cuando escuchó pasos y voces y bajó inmediatamente a defender el sitio que había tomado como hogar, ahora tenía a tres huéspedes en el castillo, Zowie iba a hablar con sus aires de galán, pero Nessa se le adelantó antes de que sucediera un evento vergonzoso.

-Ellos son Zowie, un Principado y algo rebelde-. Zowie asintió antes de lanzarse un buen pedazo de carne. -Y él es Mercy, un Duque del infierno, que no parece para nada un demonio porque es demasiado gentil y buena onda-. 

- Como Nessa ya dijo antes,  me llamo Lazarus Irwin, soy un simple vampiro mágico, y ahora que todos nos conocemos, hay varias cosas que debo informarles-. Tomó un largo sorbo de vino de sangre antes de carraspear y hablar. -Las cosas podrían estar peor para todos para todos, no importa si son ángeles, centinelas, cazadores, en fin, si no redoblan sus refuerzos o sus entrenamientos-.

-Tal vez podríamos aliarnos con usted, señor Lazarus-. Habló Mercy captando la atención de todos, Zowie lo miró sorprendido, Lazarus con los ojos entrecerrados y Nessa asintiendo y estando de acuerdo con él.

-Me encantaría la idea Mercy pero no va a ser posible, por ahora-. Antes de que alguno de los otros hombres pudiera preguntar algo se levantó de sus asientos instándolos a imitarlos, Nessa se paró para ir tras Lazarus y los chicos (en especial Zowie que era demasiado sobre protector con ella) la siguió. -Les enseñaré sus habitaciones, pueden estar el tiempo que gusten y llevarse lo que consideren necesario-. 

Caminaron por otro pasillo iluminados por sus poderes, Lazarus al ser un vampiro podía ver en la oscuridad, llegaron y les indicó sus habitaciones, Zowie y Mercy dormirían en una habitación compartida y Nessa en otra completamente para ella, se despidieron pero antes de entrar Lazarus la detuvo poniendo una mano en su hombro para disgusto de Zowie, antes de evitar un problema Mercy se lo llevó.

-Perdón por eso-.

-No tienes porqué disculparte Ness, pero tú amigo es un poco... Celoso-. Cambió la última palabra antes de sentir una punzada en su corazón que lo hizo llevarse la mano al pecho, preocupando a Nessa, sus pupilas se contrajeron más y sus colmillos se volvieron más prominentes, tenía ganas de drenar la sangre de Nessa, pero se controló, su voz cambió un poco al hablar. -Esto es de lo quiero hablar contigo, últimamente he tenido estos "ataques", pero no sé por qué, tengo que luchar con mi bestia interna-.

-Te maldijeron Lazarus, y por desgracia tienes que vivir con eso, alguien está tratando de controlarte para atraerte y hacer lo que quiera contigo...-.

-¡Ya lo sé!-. Apretó su mandíbula mostrando sus colmillos, sus ojos estaban inyectados en sangre, estaba sufriendo por eso. -No me había pasado antes, solo atacaba por necesidad, ahora es por placer-.

-Lazarus, debes usar tu magia interna para erradicar la magia externa de el Brujo Maestro, solo así podrás ser tú y volver a ser el mismo vampiro de antes-.

-No creo que pueda controlarlo, Ness-. Cerró los ojos una última vez antes de gruñir y abrirlos, se abalanzó sobre Nessa con la intención de morderla hasta matarla, parecía otra persona completamente diferente, alcanzó a golpearla al hacerla caer al suelo, para desgracia de Nessa el golpe fue fuerte que comenzó a sangrar de su cabeza. -Muero por saborear tu sangre, ¿Me pregunto a qué sabrá la sangre de hechicera y cazadora joven?-. Se relamió los labios antes de acercarse a ella, sin embargo Nessa también invocó todo su poder para enviar a Lazarus lejos de ella estrellándolo contra una ventana, cayó algo mareado y antes de que se pudiese parar, ella de puso encima de él con una mano en su cuello, comenzó a gruñir con más fuerza.

-Recuerda quién eres Lazarus Irwin, recuerda todo lo que hiciste por el bien de los mundanos, recuerda tu pasado-. Gruñía cada vez más fuerte, y trataba de cerrar los ojos haciendo caso a Nessa, se concentró en mostrar las imágenes de su pasado antes de ser convertido en ese monstruo, incluso se concentró en las imágenes después de incidente cuando llevaba una vida en paz, ayudando de vez en cuando a algunos pueblerinos, se desmayó, inmediatamente ella disminuyó la fuerza de su agarre. -¿Lazarus, estás bien?-. Pero no reaccionaba, comenzó a asustarse, cuando Lazarus abrió los ojos y la boca de manera brusca, comenzó a temblar antes de desmayarse de nuevo y que una especie de espectro o aura negra saliera de su cuerpo, sin pensarlo Nessa usó la navaja de plata y con una puntería impresionante de la lanzó a la cabeza del espectro que comenzó a desintegrarse. -¿Lazarus...?-.

-Gracias por eso Nessa-. Le respondió en voz baja pesadamente mientras controlaba su respiración, Nessa lo ayudó a pararse, pero estaba muy débil. -Llévame a mi habitación por favor-. Con algo de esfuerzo comenzaron a caminar hasta la habitación de Lazarus, lo acomodó y lo tapó con demasiada delicadeza, tan pronto ella salió de la habitación, él se pudo dormir, por fin estaba tranquilo y sabía como controlarse en caso de tener de nuevo sus ataques o tener sed insaciable de sangre. Algunos días después, se despertaron, siguieron su rutina y salieron abandonando el castillo, debían irse pronto de ahí. -Bueno, hasta aquí los acompaño-.

-Gracias por todo Lazarus, espero verte pronto-. Se despidieron, cada quien se fue por su lado, los tres siguieron caminando adentrándose más en la ciudad de Inverness, Nessa los llevaría a la casa de Ramsey, se había prometido a sí misma que no volvería hasta saber algo de su padre, pero dadas las circunstancias tendría que hacer un cambio de planes, estaban tan concentrados en su recorrido, cuando Mercy los hizo detenerse. 

-¿Qué sucede hermano?-. Le preguntó Zowie.

-Algo no anda bien, esto ya lo he presentido antes, ojalá me equivoque-. Sin embargo eso no iba a pasar, de nuevo sonó el cuerno demoniaco a lo lejos, tanto ellos tres como todas las tropas se pusieron alerta, ahora sí los demonios  y demás secuaces de Zigor comenzaron a caminar lentamente guiados por aquel que tocaba el cuerno, comenzaron a moverse.

-Es el segundo aviso-...

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