El primer mes del Omega en estado había sido bastante tranquilo, pero por una parte Riki se sentía celoso.

Sunwoo se había apegado mucho a su Omega, y aunque éste igual fuera uno, su pobre novio no hacía más que estar pegado al contrario. Jay siempre se reía del comportamiento celoso de Riki, pues aunque era un Alfa parecía un cachorro enojado; con sus labios formando un puchero, sus brazos cruzados, y una mirada no tan penetrante que un Alfa debía tener.

— Idiota, tus celos se notan desde lejos — Jay como de costumbre le dio un golpe en la cabeza del Alfa, haciendo que éste chillara un poco del dolor, sin embargo, no podía quitar su mirada sobre su Omega.

— ¿Qué hago Jay? Jungwonie ya no me quiere — otra vez formó ese adorable puchero, el Alfa mayor hizo una mueca de burla pero calló ya que igual estaba celoso de la cercanía de Sunwoo con el Omega embarazado, no había nada de malo, ya que ambos eran Omegas, pero una parte quería ayudarle al tonto Alfa.

— Primero deja de ser tan idiota, y segundo Jungwon es tu Omega no te dejará por lo más tonto que seas y tercera... — el Alfa iba a preguntar pero el mayor ya lo había empujado en la cocina donde ciertamente estaban ambos Omegas conversando animadamente mientras Sunwoo comía unas galletas de chispas de chocolate; Jungwon miró a su Alfa, Sunwoo comprendió la situación notando la mirada de Jay quien estaba recargado en el marco de la cocina y rápidamente ambos ya estaban solos.

— ¿Qué pasa, Kinnie? — dijo el Omega con un tono dulce en su voz, el Alfa se acercó al Omega abrazándolo en un instante; restregando su nariz en el cuello de su Omega, disfrutando ese olor dulce a coco.

— Nada, que te amo.