La pancita del Omega ya era un poco abultada, su cachorro estaba creciendo bien, pero el problema de un embarazo siempre eran los cambios de humor, pero esta vez los cambios de humor sólo fueron para el Alfa quien se había vuelto muy posesivo con el Omega.

Hubieron muchas ocasiones en las cuales Jungwon no podía estar cerca de otro Alfa porque rápidamente Riki gruñía o intentaba llevárselo a otro lado; incluso con sus amigos pasaba.

— Jungwon, ¿Sabes donde está... — sus palabras se cortaron rápidamente cuando el japonés lanzó un gruñido apartando el Omega de la vista de Jake, aunque él era un Beta eso no le importaba al Alfa, no quería a su Omega cerca de otros, a excepción de Sunwoo.

— ¿Jungwon, puedes calmar a tu perro? Está dejando su olor en la casa y no es agradable eso — esta vez entró Jay tapando su nariz mostrando su grande mueca de desagrado. Jungwon asintió.

No le desagradaba esa etapa del Alfa, puesto que él nunca se había puesto así, y ahora se sentía bien saber lo posesivo que era el Alfa. Riki evitó gruñir otra vez hacia Jay, solo cargó a su Omega con delicadeza llevándoselo a su habitación.

— Iré por Sunito antes de que escuche eso.

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Riki había llegado a su habitación, acostando suavemente a Jungwon en la cama, apretaba la pequeña cintura de éste, su nariz terminó en el cuello donde había una hermosa marca; la cual comenzó a lamer.

— ¿Kinnie? — el Alfa siguió con lo suyo, ignorando las palabras que le rogaba el Omega, finalmente cuando terminó se acostó al lado suyo acercando a Jungwon a su pecho tomándolo de la cintura sintiendo el dulce olor que le pertenecía a su pareja.

— ¿Riki, pasa algo? — tomó ambas mejillas del Alfa para que lo mire, sin embargo éste estampó sus labios contra los del Omega; quien rápidamente correspondió. Sus manos fueron subiendo hasta acariciar al vientre de su Omega.

Aunque él no fuera el mejor Alfa, cuidaría de su Omega y su cachorro.