23
Jungkook había visto todas y cada unas de las expresiones que el rostro del rubio podían hacer.
O eso había creído firmemente.
Pero Jimin lo sorprendió.
Maldita sea, varias veces había visto el rostro quebrarse antes de expresar cualquier tipo de sentimiento.
Pero nada como la que estaba haciendo justo ahora.
¿Por qué las esquinas de los ojos de Jimin se habían llenado de lágrimas?
Y por qué a pesar de verle de esa forma su frente aún se mantenía junta a la contraria, sus dedos envolviéndose en los brazos ajenos y su vista siendo cautivado por aquella extraña expresión.
— ¿Harías cualquier cosa por mi? — se atrevió a preguntar.
El rostro de Jimin se quebró allí mismo a la vez que asentía suavemente dejando caer un par de lágrimas que resbalaron sobre sus mejillas.
Jungkook no recordaba haberse sentido tan amado como en esos precisos momentos.
— ¿Por qué lloras? — preguntó en voz baja.
Temía que su amigo llorase en voz alta.
Jimin solo atinó a negar con su cabeza frotando su frente contra la del alfa en un gesto tan suave que provocó que Jungkook cerrase sus párpados un par de segundos.
Ah, Jimin no tenía ni la menor idea de lo que él tenía entre sus manos.
No sabía que podía manejarle a su antojo sin reproche alguno de vuelta por parte suya.
— De ser así, permíteme estar un poco más de esta forma — agregó Jungkook bajando sus dedos de los brazos ajenos hacia la espalda para atraerlo completamente contra su cuerpo.
Jimin se moldeó entre sus brazos.
¿Por qué lloraba? Ni siquiera él mismo lo supo.
Y estaba más que seguro que a Jungkook no estaba a gusto con abrazos largos.
— ¿Qué sucede contigo? — cuestionó Jungkook una vez más — por qué lloras luego de confesar algo de ese tamaño.
Jimin cerró sus párpados cuando Jungkook abrió los suyos para verle.
— Porque da miedo que un día despierte y sepa que no te veré cerca. Por eso yo...
¿Qué estaba diciendo? Detente.
— Por eso yo te ayudaré cuando lo necesites, siendo útil yo podría...
Cállate, se repitió mentalmente, pero aún así continuó hablando.
— Yo podría quedarme junto a ti por más tiempo.
Las manos que se hallaban en su espalda se retiraron para apoyarse contra sus mejillas que de seguro se debían sentir calientes.
— ¿Qué pasa contigo tan de repente? — la voz de Jungkook resonó con fuerza en sus canales auditivos.
Jimin mantuvo sus párpados cerrados.
— No hables como si existiese la posibilidad de que nos separemos, no importa quién avance más rápido que el otro, no por eso nos quedaremos atrás. Deja de hablar como si estuvieses a punto de morir o despedirte o como si yo fuese a algún lugar lejos de aquí.
Jimin abrió sus ojos para toparse con la fija y profunda mirada del alfa.
— Estoy aquí, justo aquí — continuó — mírame, no tienes que mirar a ningún otro lado, solo mira al frente y nótame, aquí estoy.
Él tenía razón, no había razón para cerrar de nuevo los ojos e imaginar que al abrirlos su amigo no estaría allí.
Después de todo podía sentir el fuerte agarre de aquellos largos y finos dedos contra sus mejillas.
Pero, ¿Por qué se había puesto sentimental?
Él no era así, jamás habían hablado tan íntimamente y nunca pensó que sus sentimientos se desbordaran lo suficiente como para que Jungkook pudiese verlo ahogarse en ellos e ir a su rescate.
Todo ese asunto de los cachorros lo estaba volviendo algo sensible.
O a ello quería culpar.
— ¿Por qué estás siendo tal dulce conmigo alfa de cuarta? — cuestionó con voz frágil — No eres así, no eres de decir cosas dulces de la nada, me hace sentir extraño porque no sé cómo lidiar con ello.
— Tú empezaste tonto — le recordó — no fui yo quien comenzó a llorar de la nada luego de confesar algo tan importante.
— ¿Por qué tuve que decirlo en voz alta? Se supone que ya lo tendrías que saber desde hace mucho — era cierto, no era la primera vez que lo pensaba.
— Pero es sorprendente cuando lo escuchas de la persona — Jungkook se enderezó separando sus frentes.
Una marca roja en ambas indicando el tiempo que estuvieron juntas.
— Haría cualquier cosa por ti Jimin.
El mencionado separó sus párpados sorprendido ante la repentina confesión del azabache frente suyo.
— ¿Ahora sabes por qué me sorprendí tanto? — cuestionó Jungkook — ¿Lo sientes verdad? Esas tontas cosquillas en el vientre y como tu pecho se infla por si solo — atinó a decir.
— Eso es... — Jimin no supo ponerlo en palabras.
— Supongo que así se siente saber que no estás solo.
Jungkook se alejó un par de pasos para dirigirse hacia la cama a las espaldas del Omega.
— Venga, a dormir — habló en voz alta antes de ser interrumpido por su propio bostezo.
El Omega se mantuvo en su lugar por un corto período de tiempo antes de girar su cuerpo buscando con la mirada a Jungkook quien ingresaba al baño.
¿Qué había sido todo eso?
Y por qué su corazón aún mantenía aquella carrera en su torso.
Jungkook ingresó al baño buscando el cepillo de dientes, sus acciones de forma mecánica alternando la vista entre el cepillo ahora lleno de pasta dental y el espejo frente suyo.
Pudo notar un ligero rubor demasiado notorio en sus pálidas mejillas.
Aquello lo había tomado por sorpresa.
Si bien había vivido la gran mayoría de su vida con la presencia de Jimin, él realmente nunca había pensado que en el momento en el que alguno de los dos "forme" su vida, lo más seguro es que no serán tan cercanos como lo son ahora.
Y eso era triste.
Así que Jungkook se sorprendió al ver el agua que había permitido estancarse en el lavabo formar pequeñas ondas hasta quebrarse contra la losa fría donde terminaba.
Gotas continuas que bajaron sin previo aviso desapareciendo.
— ¡Oye! ¡No acapares el baño para ti solo! — escuchó la voz de Jimin fuera del baño.
Alzando la mirada pudo ver su propio reflejo quebrado y borroso.
Oh, ¿Así se sintió Jimin hace unos momentos atrás?
Era horrible.
— ¡Jungkook! ¡¿Sigues vivo verdad?! ! ¿Oye?!
El alfa salió del cuarto de baño.
— Al fin, quiero refrescar un poco mi rostro.
Fue interrumpido por la suavidad de unos labios que había estado probando continuamente horas atrás.
— ¿Qué? ¿Por qué? — susurró en el momento en que sus labios fueron liberados.
Jungkook frunció el ceño.
Ahora lucía molesto.
— Jungkook... — fue besado una vez más — espera un momento — una vez más — qué estás hacien... — y una vez más hasta que Jimin no pudo hablar más al respecto.
Su cuerpo cayó rebotando ligeramente sobre el mullido colchón de la cama a sus espaldas, el cuerpo ajeno moldeandose a su figura.
¿Había sentido alguno en decir algo? No, creyó que no cuando sintió los dedos buscar el final de sus prendas para retirarselas poco a poco.
— ¿Kook?
— Vamos a por los cachorros.
Claro, lo había olvidado por un segundo.
— Así aseguraré que te quedes conmigo — completó.
— Idiota — una risilla se escapó de la garganta ajena.
— Tal vez, pero pasarás el resto de tu vida con este idiota.
Jimin no tuvo oportunidad de responderle ya que sus labios fueron bloqueados una vez más.
No importaba, todo estaba bien.
El celo próximo a acabarse y se acerca el tiempo de saber si el plan realmente funcionó.
No importaba realmente, pensó Jungkook.
Ellos podrían intentarlo de nuevo.
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