15
La situación se tornaba pesada en cuanto las horas eran marcadas por el reloj, los ojos del alfa revoloteando en el interior de su propio apartamento, la pequeña maleta con un par de prendas yacía al costado suyo sobre la cama.
Había empacado lo necesario para pasar el celo junto con el omega, los pocos días que ello conllevaba, pero su cuerpo aún estaba fijo sobre la cama sin mostrar o sentir la sensación de levantarse.
No sólo era este asunto con Jimin, era el hecho de pensar que si funcionaba tendría los cachorros que había querido desde hacía tiempo atrás.
Y todo lo que ello conllevaba por igual.
— Sería más fácil si mi cuerpo se moviese — murmuró a si mismo por lo bajo — ¿A qué le tienes miedo Jungkook? — la pregunta salió por si sola tomándolo por sorpresa.
¿A qué le temía?
Él sabía la respuesta, pero no podía pronunciarla en voz alta.
Simplemente no podía.
Su cuerpo por fin se movió de lugar, cargó la maleta en su mano derecha y revisó las notificaciones de su celular a la vez que avanzaba hacia el apartamento contiguo, el aroma ácido comenzaba a esparcirse ligeramente fuera de la puerta una vez que estuvo frente a ésta.
Jungkook remojó sus labios al pasar su lengua entre estos, empujando la puerta observó la sala vacía, las luces estaban apagadas y la única fuente de luz provenía del pasillo, una luz tenue calmante ante la vista.
— ¿Jimin? — levantó la voz de forma suave.
Al ingresar se dirigió como de costumbre hacia la cocina, su estómago comenzaba a hacer bajos sonidos, su vista puesta en la nevera que acababa de abrir, habían un par de latas de alimentos procesados, buscó la jarra llena con agua y la tomó, su garganta se sentía seca.
El aroma ácido se volvió intenso.
— Te grité hace un rato, ¿qué tanto hacías que no respondiste? — preguntó Jungkook buscando un vaso entre los estantes de arriba.
— Estaba viendo una serie — fue la respuesta seca por parte del omega.
— Traje una pequeña maleta, para no tener que volver a mi apartamento por ropa del trabajo — el agua sonó al caer dentro del vaso — pedí permiso pero mañana tengo que trabajar, así que estaré para cuando tu celo comience — alzó la vista al sentirse observado — ¿Qué? — preguntó al toparse con la mirada fija de Jimin.
Jimin ladeó la cabeza con la vista aún fija sobre el alfa, la suave expresión de curiosidad flotando en ese rostro que suele ser inexpresivo ante los demás, pero que ha visto cambiar frente a sus ojos.
Con pasos cortos y lento se acercó hasta romper el espacio personal del alfa, sus respiraciones comenzado a entrelazarse.
— Sé que no has entrado en celo aún, así que, ¿Qué sucede? — la voz suave impactando contra su rostro.
— Me estaba preguntando qué tan incómodo es la idea de solo meter la punta — soltó aquello, a pesar de su rostro sereno, un borde rosa marcó sus mejillas.
Aquello claramente tomó por sorpresa al azabache.
¿Qué debía responder ante eso?
— Quiero intentar algo, quédate quieto ¿Si? — los ojos miel fijos en los oscuros.
— ¿Por qué siento que vas a hacer una tonteria? — cuestionó, un surco en su frente como de costumbre.
— Eso es fácil de responder — una pequeña sonrisa tiró de la comisura de sus labios — es por que voy a hacer una tontería.
Aún así el cuerpo de Jungkook se mantuvo y por ello cuando percibió a Jimin ganando altura ligera al pararse ligeramente sobre la punta de sus pies y ver su rostro aun más cerca.
Supo que realmente estaba por hacer una tontería.
— Lo hice Kook, realmente pensé en esto y en cuán extraño sería — murmuró contra el rostro ajeno — pero no puede en el jodido infierno ser peor que llegar a lo carnal.
Dos latidos pasaron antes de que Jungkook sintiese la calidez proveniente de los labios del rubio contra los suyos propios.
Si, esta era una enorme tontería.
Su cuerpo se tensó como era de esperarse, sus labios no reaccionaron ante el beso y los mantuvo juntos a pesar de ello, podía sentir la presión solo por parte de los labios del omega.
Pero eso no era el asunto relevante allí.
Era el hecho de que ambos tenían sus miradas fijas en el otro, ambos mantenían sus ojos abiertos a pesar del contacto, por la presión contra sus labios Jungkook presentía que no se alejaría rápidamente.
Los ojos de Jimin parecían brillar con curiosidad y había un atisbo de algo que no pudo descifrar en esos momentos.
Luego todo se tornó oscuro.
Era consciente de la brisa fría que atravesaba la cocina, del ruido de la televisión encendida en la habitación del rubio, del sonido constante de sus respiraciones que parecían estancarse cada cierto tiempo.
Como si estuviesen sin aliento ambos.
Era consciente de los latidos fuertes que resonaban en el pecho, del ritmo irregular que se formó de un momento para otro.
Estaba asombrado.
Por que esos latidos le pertenecían.
Y habían unos que le hacían juego a los suyos propios.
Los de Jimin parecían querer marchar al mismo ritmo que los suyos.
Su mente había soltado aquellas advertencias.
Es tu mejor amigo.
Es tu amigo.
Es un omega.
Es Jimin.
Pero su mente comenzó a divagar por unos nuevos.
Sus labios están calientes.
Su boca está seca.
Sus labios están temblando.
Y los tuyos lo hacen por igual.
¿Por qué no has roto el beso?
¿Por qué Jimin no ha roto el beso?
¿En qué momento hiciste presión y correspondiste al beso?
Todo pareció desaparecer a su alrededor.
¿A dónde fueron todos los sonidos?
Detente.
Ya ha sido suficiente.
Si ha sido suficiente, por qué aún no te alejas.
Su mente se tornó tan confusa que un malestar creció allí dentro en su torso, un surco se formó en su frente y sus manos reaccionaron enroscandose en los brazos del omega, su cabeza empujó hacia abajo logrando que Jimin estuviese sobre sus pies de nuevo.
Lo escuchó inhalar con fuerza, lo escuchó mantener la respiración, el oxígeno en sus pulmones por un par de segundos antes de soltarlo sonando aliviado.
Como un suspiro suave.
En el momento en sus labios se movieron, justo en ese momento ambos se separaron de imprevisto.
Sus miradas lucían tan aturdidas que ambos checaron el lugar en el que se hallaban, la cocina seguía luciendo exactamente igual.
Jungkook ni siquiera recordaba haber dejado la jarra y el vaso sobre la isla de la cocina a su costado.
— Creo que...
La voz de Jimin lo puso alerta.
— Creo que si podemos hacer lo siguiente — agregó — puedes meterlo en mi, quiero decir, ya sabes.
Claro que podían.
El problema yacía en que ambos durante un segundo querían cambiar la idea original.
Por algo más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro