Capítulo 25
La Navidad la paso en el hospital, no está mal después de todo, aunque les he dicho a todos que pueden irse, pero nadie quiere dejarme sola. Se turnan para que la habitación no se sienta solitaria.
—Duerme todo el día, previamente come, se baña, su pijama de reno favorita y no se levanta, sino al día siguiente —relata Justin como si fuese un cuento por la voz que pone.
Tanto física como mental, estoy muy agotada, pero no quiero seguir durmiendo, ya he descansado demasiado. Ya a la tarde, hay cambio de turno, los dos médicos que me estuvieron acompañando desde la madrugada, me desean suerte y les agradezco. No debe ser fácil para ellos pasar la Navidad con los pacientes y no estar con sus familias.
Entra una persona de estatura promedio, cabello largo y lisado, tiene cubrebocas, y una bata rosada, con su pantalón blanco y crocs de color rosado. ¿Qué no todos usan bata blanca o azul como los otros? ¿Ella será reconocida o le gusta vestirse bien? Y viene con una enfermera igual de combinada que la doctora.
—Hola, soy Sophie, médico de turno. Ya me dijeron todo lo que le paso, ¿me permites examinarte? —Permito que lo haga, mientras pasa el aparato se perciben a los bebés en perfecta posición como si estuviesen dormidos, con razón no han pateado tanto—. Muy bien, también veo que ya no sangras, eso es bueno. ¿Ya tienes los nombres? —habla con tanta amabilidad que me da confianza y paz—. Tus valores ya están estables. Ahora lo que te toca es guardar reposo, sin relaciones sexuales, comer saludable, y toda la rutina que Vicky te mando, ¿sí?
—De acuerdo —mi voz suena débil, pero honestamente me siento bien, es solo los nervios cuando me preguntan o me dicen algo.
—Ya puedes irte a casa, cariño. Y recuerda mucho reposo, por favor —me dice sonriente. Yo le devuelvo la sonrisa.
—Sophie, la doctora Park acaba de llegar —llega una enfermera con voz alterada.
—Bien, ¿es la nueva? ¡Ya voy! Cuídate, cariño. —Me guiña un ojo antes de salir del cubículo.
Como ando sola aprovecho de cambiarme cerrando bien la cortina, al estar lista, recojo mis cosas y llamo a Nicolas, el cual me responde diciendo que anda afuera. Con pasos lentos, voy caminando sin esforzarme demasiado, al llegar a la entrada Nico tiene unos lentes de sol, y me río.
—Tu novio me tiene obstinado, ¡vamos!
El camino es más rápido, porque Nicolas quiere que llegue a tiempo, porque Nick anda insoportable. Lo entiendo, si le hubiese pasado a él y me entero tarde, estaría igual. Llegamos a otro lugar, es como un mini bosque donde está el ascensor metido en un cubículo muy grande.
—El galpón lo andan arreglando, la gente piensa que hay un embrujo o algo parecido, por lo que cambiamos de ubicación. Después te explico como funciona todo —explica rápidamente y nos subimos en el misterioso ascensor y la vocecita de la chica diciendo que ya llegamos.
Pasamos por la sala donde conocí a los padres de Nick, y nos adentramos en otro ascensor para bajar hacia donde está la enorme sala. Se nota que recogieron todo en un santiamén, y luce un poco más vacía que ayer. Nicolas toca la habitación principal y la abre Nick abalanzándose sobre mi, dándome besos en la cara.
—Has tenido que pasar muchas cosas, Al. ¡Lo siento! —se disculpa conmigo—. No debí dejarte sola...
—Fue repentino, nadie sabe que eso podía ocurrir.
—Has aguantado muchas cosas, Al. La prensa, el embarazo, esto, y a mi me ven como el superhéroe de la Navidad.
—Ambos hacemos cosas, Nick. También has aguantado cosas, solo que no lo dices, pero eso no significa que debamos compararnos, porque es distinto. Antes de mi, de los bebés, de todo esto, tenías la responsabilidad de ser Santa Claus; en mi caso la responsabilidad de trabajar. No nacemos aprendidos, a veces es imposible saber qué pueda suceder.
—Mi madre me reprocha, ¿qué haré cuando nazcan? ¿Qué decisión tomaré?, discutí con ella, papá se molesto también porque como era posible que ahora todo el mundo puede venir al Polo Norte como si fuese un centro vacacional, que ya no me tomo en serio el ser Santa Claus, que debería ser más empático con los elfos, con mis hermanos darles las responsabilidad, pero que como haré todo eso, si tendré hijos y me debo alejar de la civilización, que ya no será lo mismo. Me dijeron que el departamento había cosas tuyas, que cómo era posible eso, que apenas nos conocemos. ¡AHHH! —Suelta varios suspiros que imagino estaba conteniendo—. No les quito la razón, Alex, es la verdad. Me enfoqué en trabajar, en reuniones, en cosas, y te descuidé, no estuve pendiente, y eso está mal. Tengo suficiente personal para que puedan sustituirme, y no lo hice.
«Por eso muchas veces me decían que no podía tener pareja, que podía herirla, o al menos que estuviéramos en el mismo mundo. Y ahora todos me dicen cosas, y no puedo negarlo, porque siempre tuvieron la razón, no les hice caso, me advirtieron, pero yo me deje llevar por las emociones. No pensé con la cabeza, sino con el corazón. Me enamoré de ti, cuando no debía hacerlo. Puse en prioridad lo que no debía.
—¿Eso crees? ¿Qué ahora te arrepientes? —intento que mi voz no suene quebrantada—. ¿Qué todo fue un viaje pasajero? ¿Qué fui un experimento para ti? ¡DIME! ¡Bien!, tu silencio gana, tu madre gana, tu orgullo gana, Nick. Hazles caso, al final, son tus padres y ellos saben lo que dicen y hacen con tu vida. Puedes quemar toda esa ropa, y ojalá que en algún momento de tu vida, sepas que para mi no solamente eres Santa Claus, eres un humano, que canta villancicos, que ama la tranquilidad y los dulces, que siempre está pendiente del resto del mundo y que para mí era el sol que necesitaba, pero que ahora seré hielo, y no habrá nadie que me derrita mi pasión, que crea en mi como lo hiciste. Al final, todos cometemos errores, y no hay nada que hacer. Porque yo sí te comprendí, porque sabía todo lo que tenías y fui paciente, porque nadie te dice lo difícil que es ser el que crea la Navidad y trae regalos para los niños mágicamente. Ojalá hubiese un borrador de memorias, porque mi corazón duele, pero haré como si realmente me lo hubiesen eliminado.
Tomo mi abrigo de nuevo y le cierro la puerta. Tomo el mismo camino de siempre, introduzco mi mano en el lector del ascensor para que me lleve directo a New York. En el mini bosque exploto todo el llanto contenido, para luego irme a un parque cerca y caminar hasta que mis piernas ya no puedan más. Sigo llorando, pero demuestra que todo fue real, que sí viví un lindo romance, que si pude por primera vez en mi vida, disfrutar la Navidad a pesar de todo. ¿Qué todo debe acabarse? ¡En cualquier momento, porque nada es eterno!, lo que sí no se borra son los recuerdos, las experiencias.
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