
Capítulo 21
Capítulo 21
El ambiente en el Polo Norte ha estado muy tenso, la madre de Nick me sigue acosando y todo se ha vuelto demasiado fuerte para mi. Ella dice que no debería estar aquí porque hago perder el tiempo para Navidad, cuando falta una semana exacta, y ya todo lo tienen listo, pero inventa pretextos para hacerme quedar mal. Nick no me puede estar defendiendo todo el tiempo porque no solamente es Santa Claus, ahora es la imagen de la marca de su amiga, además es CEO de varias empresas, y anda muy ocupado, a pesar que trata de llevarme con él a las reuniones.
Yo necesito descansar, poder de algún modo sentirme tranquila, e intentar seguir con mi vida y las mil cosas que debo hacer a diario. Sé que no debo escaparme de los problemas, y dar la cara, pero estoy muy agobiada por todo, que quisiera irme a una playa y relajarme escuchando las olas.
"No quiero perderte, no quiero dejarte, pero siento que debo hacerlo, por el bien de todos. No esperes que te vea de nuevo, dame un chance para poder llorar solo, y recuperar el aliento de tus besos. ¿Es de cobarde? ¡No lo sé!, solo espero que en tu corazón todavía este presente. ¿Volveré a verte en el futuro? ¡Todo es posible!, pero por favor sé feliz, sigue con tu vida, que yo seguiré con la mía.
No pienses que te dejo porque no te amo, es solo que necesito reflexionar, pensar, pero jamás dejarás de estar en mi alma, porque ella te pertenece. Sé la rosa roja de nuestra primera cita, llena de vida, alegría y esa manera tímida en la que me mirabas, esperando que te besará en aquel árbol"
Escuchar la canción de W, me hace llorar demasiado. Cada pedazo que dice, rompe mi corazón y siento que ya no puedo más. No importa si inundo la habitación, necesito sacar todo lo que tengo, porque ya no sé qué hacer para remediar la situación.
Una vez que la canción culmina, lo llamo. Necesito hablar con él, no sé si estará demasiado ocupado. Marco el número, y va repicando, una, dos, tres, cuatro, cinco veces y aparece la operadora indicando que no ha sido posible contactar a la persona. Vuelvo a intentarlo pasado unos cinco minutos, y nada. Le envío una nota de voz quebrantándome más de lo necesario, no aparece en línea puede ser que no tenga mucha señal.
Prendo el televisor para entretenerme con algo, pero lo único que están pasando son películas navideñas, y no quiero. Voy a YouTube, al menos para ver algún pódcast o video chistoso, pero lo que consigo son videos hablando sobre Santa Claus y mi embarazo. Apago el TV, y vuelvo a intentar llamar a Nick. Ahora me sale ocupado. No puedo esperarlo, y tampoco puedo estar encerrada para siempre, así que decido salir a caminar y relajar mi mente. Veo la hora y aún son las tres de la tarde, por lo que me pongo todo el equipamiento para poder estar a salvo de todo. No veo a ninguna persona cuando cruzo hacia el ascensor, bajo al piso de abajo y salgo hacia el exterior. El viento no está demasiado fuerte, y voy caminando hacia un sendero.
—El frío me pone nervioso. —Pasa uno de los elfos, Muffins, junto con dos más, llevando un pastel enorme. ¿Qué se celebrará?—. La fiesta del jefe es mañana, debemos tener todo listo.
—Las invitaciones ya se enviaron. Tendremos doble celebración, su fiesta de cumpleaños y su aniversario de Santa —comenta el otro, obviando que yo estoy literalmente caminando muy cerca de ellos.
Controlo mis pensamientos y sigo caminando, hasta llegar a un observador, donde se ve todo el Polo Norte. Todo se ha vuelto tan distante, que a veces desee estar sola, y ahora extraño a las personas, sobre todo a mis amigas, sean intensas o no, me hace falta tenerlas conmigo, pero andan muy ocupadas, tanto así que se suspende para vernos todas. Con los chicos, también andan en muchas cosas, y con mi familia, nos hablamos de vez en cuando. Quisiera un abrazo de mis papás, aunque sea por unos segundos. Vuelven a salirme lágrimas en los ojos, si sigo así voy a derretir la nieve, pero ya no me va a importar, desde hace años que no lloro tan intensamente. Sobo mi barriga, hasta mis niños han estado tranquilos, aunque patean al menos unas tres veces al día.
—¡Ya llegó el jefe! —Otros elfos salen con varios regalos entre los árboles y corriendo como locos. Suspiro una y otra vez, pero no me muevo de donde estoy. Quiero sentir paz por un rato, pero...
—Alex —es Maggie, si no es por su voz, ni la reconozco. Se ha cortado el cabello, y está vestida de invierno de pies a cabeza—, ¿qué haces aquí sola? —me pregunta con voz preocupante.
—Quería tomar aire fresco —le respondo con voz normal.
—Nick estaba preguntando por ti, se puso muy loco buscándote.
—¿Buscándome? ¿Por qué?
—¿Cómo que por qué? ¡Eres el amor de su vida!, es obvio que se preocupe por ti. Sé que no ha sido fácil para ti, toda esta locura, pero no estás sola, Alex. No dejes que la batalla del acoso te gane, eres mucho más de lo que las personas puedan pensar —sus palabras me dejan sin aliento—. ¡Vamos!, necesitas un buen chocolate caliente y galletas de la abuela Claus.
Ella toma mi mano y nos vamos hacia adentro de la casa Claus. Al entrar en la sala, Nick sale corriendo a abrazarme delante de un montón de gente que desconozco. Me jala hacia una mini sala y cierra la puerta.
—¡Casi me das un infarto!, ¿estás bien? ¿Dónde estabas? —Nick tiene los ojos, como si hubiese llorado, hinchados y rojos.
—En aquel sendero de la otra vez, llevaba aire fresco —respondo normal, sin que suene que estuve llorando por mucho tiempo.
—Pensé que te habías ido, pero sigues aquí —su voz se escucha como susurro. Me invita a sentarme en un sofá muy cómodo.
—Sí, voy a descansar un rato, tengo que buscar las vitaminas. ¡Disfruta! —Quiero irme, es muy incómodo ahora, necesito ordenar mis ideas, si digo algo, puede que no suele lindo.
—Amor, ¿qué sucede?
—Ahora no, Nick.
—Dímelo, ¿qué sucede?
—He estado sufriendo, las redes, tu madre. Es demasiado el acoso, y no siempre puedes estar conmigo, Nick. Ambos tenemos cosas por hacer, y siento que si me quedo encerrada, ¿vale la pena?, todo ha sido demasiado extraño. Ví a los elfos con un pastel, a tus amigos. No quiero que te limites a estar conmigo, solamente porque quieres protegerme. Ya no sé qué más hacer, Nick. ¿Quieres que vivamos así siempre? ¿Quieres que continuemos? ¿Cómo? Cargo todo el maldito peso, tengo que esforzarme por avanzar, por vivir, por mantener a los bebés con calma, pero estoy cansada de toda la mierda que habla la gente. ¡No me ha salido trabajo porque la gente dice que no lo necesito!, que para que trabajar si mi novio es millonario, y otras dicen que simplemente me aprovecho de la situación porque es Navidad y que el embarazo es puro cuento mío. ¿Cómo quieres que reaccione?
No sigo hablando, porque mi celular suena de una manera escandalosa, contesto y es la dueña del apartamento en el que vivo.
—Hola Alex, ¿cómo estás? Mira, cariño, vas a tener que desalojar el apartamento. He recibido mensajes de los vecinos diciéndome que no estás ahí, y supuse que te habías mudado de lugar, y se lo vendí a una pareja —me dice todo eso tan rápido que no entiendo la mitad.
—¿Qué? ¿Cómo dices? —Nick está atento a la llamada, para que sepa lo pongo en alta voz.
—Los vecinos me dicen que como ya eres pareja del ser más famoso de la tierra, no necesitas vivir ahí, y que incluso ya no frecuentas mucho. Debes desalojar el apartamento hoy mismo, porque se lo vendí a una pareja, cariño.
La mandíbula de Nick se tensa, quiere decir algo, pero se lo impido. Me va sobando la barriga para que me tranquilice y no pierda los estribos.
—¿CÓMO? Caroline, pero nunca hable contigo sobre eso, pago a tiempo, incluso le deje las llaves a unas amigas, y fueron hace poco para que todo estuviese en orden —voy respirando pausadamente intentando mantener mi voz sin que suene molesta.
—Lo siento, cariño. Ya hice negociaciones —cuando dice eso, es como si me dispararan en la frente.
—¿QUÉ? No tengo a donde ir, Caroline, mis papás viven muy lejos. No comprendo por qué no me dijiste antes. Tú sabes que ellos inventan todo, no sé qué te habrán dicho —mi voz sale en murmullo, estoy conteniendo la rabia.
—No puedo hacer nada, cariño. Una vez que desalojes todo, le entregas las llaves a la señora White, por favor. Te devolví la mensualidad de este mes. ¡Pasa un lindo mes! —es lo último que dice antes de trancar.
Boto todo el aire contenido, mis lágrimas salen calientes, no las detengo. Nick me atrae a su regazo, nos quedamos callados por unos minutos.
—Mandaré a los chicos, y que se lleven todo a mi departamento.
—Nick, todos andan ocupados. Tienes a tus invitados, te prepararon un pastel. Nada de eso me dijiste, y yo entiendo que estás abarrotado de trabajo, pero no siento que me digas algo, aunque sea por texto. Yo puedo encargarme de esto.
—Lo sé, pero...no puedes hacer peso, Al, y los chicos lo harían sin problema.
—Mi hermano puede ayudarme.
—Y lo llevan al departamento, que también es tuyo. —Logra sacarme una sonrisa en medio del caos. Él es como una vitamina. Me besa con intensidad, para luego quitarme el celular, llamar a Leon que anda en la ciudad y luego a los chicos para que hagan toda la gestión. Nadie replica ni se molesta por eso, Mathias es quien anda más entusiasmado porque verá a mi hermano—. Y si pueden jugar en la play, pero no hagan desastre, en la nevera hay comida y algunos postres.
—¡Me encanta lo generoso que eres! —exclama Justin emocionado—. ¿No nos pedirás más nada, verdad? ¡Porque estaremos más que encantados de ayudar!
—Más nada, ya saben qué hacer.
Luego de un día lleno de tristeza y melancolía, enojo, celebramos el aniversario de Santa Claus, aunque no me sé ningún villancico, veo la calidez de todos sonriendo y charlando animadamente. Realmente el Polo Norte, tiene sus cosas mágicas después de todo.
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