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Parte 13 • Fuyu no hanashi

Primer año como quinto espíritu del bosque. Ahtohallan se había convertido en un hogar genuino para Elsa, pero desde que su relación con Honeymaren se formalizó hace varios meses solía quedarse con los Northuldras por las noches. Esa mañana de verano fue uno de los tantos días en que la monarca despertaba para tomar el aire fresco y caminar por el bosque asegurándose todo estuviera bien, hasta que los niños se reunieron a su alrededor con sonrisas cómplices.

— ¿Puedes hacer un día nevado? - pregunto una de las niñas.

— Por favor - suplico el niño más pequeño del grupo.

— Eh... No creo que sea buena idea - dijo Elsa preocupándose por lo que su gente podría decir por provocar un día nevado

— Por favor - comenzaron a suplicarle los niños —. No haremos travesuras.

— Vamos Elsa, déjalos divertirse un rato - Honeymaren se recargo en el tronco del árbol más cercano a ella —. Si las cosas se salen de control, puedes volverlo a la normalidad ¿verdad?

La platinada después de reconsiderar su postura se frotó las manos formando una bola de nieve

—¿Listos? - los niños rieron y asintieron con la cabeza. Elsa lanzó la bola de nieve al cielo y al momento de explotar comenzó a nevar con gentileza sobre el bosque cubriendo la copa de los árboles de blanco. Piso el suelo con su pie y convirtió el suelo de hojas y tierra en una gran pista de hielo. Formó grandes montículos de nieve y en poco tiempo el bosque estaba viviendo un día de invierno en verano — Hey, Honey - la ojiazul tomo la mano de su amada de tez morena —. Patinemos.

— Lo siento - soltó la mano de Elsa sin ser grosera —. No sé patinar.

Elsa con su magia le dio unos patines de hielo y la jalo hacia ella

— Intentalo - le sonrio con amabilidad —. Prometo que no te dejaré caer - la apego a su cuerpo y despacio le enseño a moverse con equilibrio para no resbalarse.

— ¡Aaay...! ¡Con CUIDado! DespaCIO - después de decirle y mostrarle como avanzar patinando sobre hielo, Elsa soltó lentamente a Honey y pudo avanzar unos metros, pero en un mal movimiento resbaló hacia atrás y Elsa cumplió su promesa tomándola de ambos manos y regresandola a su posición de equilibrio —. En verdad no sé cómo patinar.

— Lo estabas haciendo bien, un último intento ¿está bien? - aunque la morena no estaba de acuerdo hizo un segundo intento por aprender a patinar. Tras tomar impulso y avanzar unos pocos metros, Elsa volvió a soltar sus manos y esta vez, Honeymaren progreso mucho más en su patinaje, pero de nuevo tuvo dificultades y resbaló hacia el frente cayendo sobre Elsa cuando intentó ayudarla.

— Me caí - le reclamó a Elsa

— Caíste sobre mí, no cuenta. Cumplí mi promesa - le dijo —. Lo hiciste bastante bien para ser tu primera vez - Honey se quedó sentada a horcajadas sobre Elsa. Observo como la morena se quedó inmóvil con una expresión desilusionada que no logró descifrar completamente —. ¿Estás bien? ¿Te lastimaste?

— Estoy bien, no me lastime ni nada... Pero me siento mal por no aprender a patinar. Sé que te gusta mucho y me gustaría acompañarte, pero no es para mí

— ¿Eh? ¿Se trataba de eso? No te sientas mal por cosas así - Elsa acaricio su mejilla —. Hay muchas cosas que hacer en un día nevado.

—¿Cómo una guerra de bolas de nieve? - antes de que la platinada pudiera responder Honey la golpeó con una bola de nieve en la cabeza y después se quitó de encima de ella y se escondió detrás de un árbol.

— ¡Oye! Eso es trampa, Honeymaren - Elsa formo una enorme bola de nieve con su magia que cargaba sobre su cabeza —. Ven, no te voy a lastim--

Otra bola de nieve lanzada por Honeymaren le golpeó de nuevo en la cabeza y la gran bola le cayó en encima. La morena se rió al ver a su novia enterrada en una montaña de nieve.

—¡Deja que salga de aquí y te haré pagar! - se sacudió para quitarse la nieve de encima —. ¡Te tengo!

Congelo los pies de Honeymaren y teniéndola a su merced formo otra gigantesca bola de nieve aún más grande que la primera. Honeymaren ni se inmutó, mantuvo una sonrisa expectante cuando presentía que iba recibir el impacto, aunque nunca llegó.

— No es divertido si no te asustas - Elsa dejo caer la bola de nieve a un lado de los pies congelados de Honey. Bruni se divirtió muchísimo con toda la nieve que el quinto espíritu soltó ese día. De nuevo, Honeymaren solto una risa, pero acercó a Elsa hasta su rostro.

— Ya sabía que no serías capaz - le entrego un dulce beso capaz de derretir el hielo en sus pies —. Jamás me has hecho daño.

Las mejillas de la exmonarca se tiñeron de rojo cuando se separaron del beso. La morena abrazó gentilmente a su pareja.

— Cierto... Pero aún así voy a vengarme - sacudió su mano izquierda y ahora una nube sobrevolaba la cabeza de Honeymaren dejando caer varios copos sobre ella.

— ¿Una nevada personal? ¿Es lo mejor que se te ocurrió?

— A la larga será muy molesto tener una nevada siguiéndote a todas partes - Honeymaren tomo a Bruni entre sus manos —. Bruni y yo nos estamos divirtiendo... Solo digo, tienes un corazón demasiado gentil para herir a alguien - la salamandra estaba totalmente fascinada con la nevada personal sobre Honeymaren. La morena se acerco de vuelta hasta su amada —. Oye ¿te mencioné que te tengo una sorpresa?

Elsa se detuvo para mirar a Honeymaren. La castaña tomo la mano de la platinada e hizo que el espíritu del fuego se apartara de ambas.

— Ven, sígueme - le guiño un ojo y jalandola de la mano la apartó del centro del bosque llevándola a las montañas altas del bosque.

— ¿Quieres que te quite esa cosa de encima? - señalo la nube. Su novia negó con la cabeza y con una sonrisa altanera le habló.

— Veamos cuanto tiempo puedo aguantar con una nevada personal, no me digas que ahora te remuerde la consciencia - la platinada quedo callada un momento.

— ¿Sabes? Un resfriado es demasiado castigo por un inocente juego - intento deshacer su magia, pero antes de que siquiera moviera la mano Honeymaren la abrazó sosteniéndola con fuerza dejando que nevara sobre ambas —. ¿Qué haces?

— No quiero que me quites la nube, no todavía - la tomo de ambas manos y siguió guiandola a la cima de la montaña.

— ¿Por qué quieres una nube sobre la cabeza?

— Puedo ver a tu consciencia suplicando para que me quites esta cosa, es una tortura lenta para ti misma.

— No te entiendo absolutamente nada.

Honeymaren ya no dio explicaciones. Llegaron a una pequeña saliente con un árbol ya muerto y seco. Del tronco viejo y hueco de aquel árbol, saco una bolsa que le entrego a Elsa.

— Necesito que confíes en mí ciegamente.

— Por supuesto que confío en ti

— Ciegamente no era una expresión - de la bolsa sacó una venda de color oscuro —. Cúbrete los ojos.

Elsa asomó un poco la cabeza por la sobresaliente de la montaña. La caída era gigantesca y cada paso que daban se sentía más peligroso que el anterior.

— La caída es larga... - murmuró insegura.

— Tranquila, no te dejaré caer - le entrego su mano —. ¿Confias en mí?

La platinada tomo aire y se cubrió los ojos con la venda, con torpeza busco la mano de Honeymaren y la sostuvo.

— Confío en ti

(***)

La morena dio un paso al frente y aún sosteniendo la mano de su novia la detuvo.

— Aquí hay un lago, pero lo verás mañana cuando la sorpresa se termine.

— Muy bien, muy bien, no me sueltes - la tomo fuertemente de la mano. El barro del lago volvía resbaladizos sus pasos y aunque no quisiera admitirlo le tenía un poquito de pánico a las caídas de más de cien metros.

— Ya no te preocupes, estamos a punto de llegar

La arrastró fuera de la cueva con el lago y dieron la vuelta quedando afuera. El cielo se oscureció pocos minutos después, finalmente Honeymaren le quitó la venda de los ojos.

— ¿Dónde estamos?

— En "la cumbre de los enamorados" - estiró los brazos presentando la montaña.

— ¿Hm?

— Viejos cuentos Northuldra, se supone que cuando una pareja viene a esta cumbre justo este día y ven a las estrellas caer es porque vivirán enamorados el resto de su vida, en cambio, si no ven ninguna estrella caer es porque no están destinados.

— ¿Estrellas caer? Te refieres a las estrellas fugaces ¿cierto? En Arendelle cuando ves una puedes pedir cualquier deseo.

— Este día tiene que haber estrellas fugaces, porque yo no me imaginaría mi vida sin ti.

Elsa la acercó con delicadeza a ella, la luna las iluminaba con sutileza.

— No necesitamos una estrella para estar juntas - la acaricio con cariño en la mejilla antes de acercarse lo suficiente para depositarle un dulce y gentil beso.

Permanecieron juntas sin decir nada más mientras miraban el cielo nocturno. La luna se reflejaba con encanto sobre el océano; el río corría con suavidad, las tenues luces de Arendelle apenas podían distinguirse; las copas de los árboles estaban llenas de pequeñas aves descansando y los grillos cantaban armoniosamente.

Paso el tiempo, no había ni una sola estrella cayendo, sin embargo aún era temprano y por suerte Honeymaren en su bolsa cargaba con algunos platillos para tener una cena romántica.

— Llevas tiempo organizando esto ¿cierto? - la morena asintió con la cabeza —. Es encantador todo lo que haces...

— Todo sea por mi noviecita linda - le pellizco la mejilla. La abrazo y se recostaron juntas aún mirando el cielo —. No veo estrellas fugaces.

— Suceden durante la madrugada, aún es temprano, te aseguro que habrá estrellas.

— ¿Cómo estás tan segura?

— Sorenson - explicó —. No le presté atención, pero dijo algo de que las estrellas fugaces son residuos de polvo y hilo que se desprendieron de cometas o algo así. Son más comúnes en estas fechas que en cualquier otra.

— Ah, ya veo - se frotó los ojos con pereza —. Comienza a darme sueño.

— Duerme si quieres, te despertaré cuando comience el show.

— No. Quiero disfrutar cada segundo a tu lado - se quedo junto a ella y ya comenzaba a sentir los síntomas de un resfriado.

— Vamos a quitarte eso - deshizo la nube de nieve y Honeymaren sonrio complacida por su plan —. ¿Qué pasa?

— Creo que estaré enferma en unos días, voy a necesitar que alguien me cuide ¿qué mejor que la señorita "el frío es parte también de mí"?

— ¿De verdad solo querías enfermarte para que yo te cuidara? Eso no suena a un buen plan en lo absoluto.

— Igual vas a cuidarme

Elsa quedó callada, era cierto, pero no podía comprender del todo las locas acciones de su pareja.

Entonces cayó una estrella cruzando el cielo, luego otra y después otra.

— ¡Sabía que éramos la una para la otra! - exclamo Honeymaren —. ¿Lo ves? Viviremos enamoradas el resto de nuestras vidas.

— Lo veo, pero hay otras maneras de vivir enamoradas el resto de la vida - corto una Androsace Ciliata, una pequeña flor rosada. Tomo la mano de Honeymaren y le formo un anillo con ella.

— Honeymaren, ¿te gustaría que corpartieramos el resto de nuestras vidas juntas?

— Elsa ¿me estás pidiendo matrimonio? Yo... ¿por qué siquiera lo preguntas? Claro que quiero estar contigo para siempre. - se lanzó a sus brazos permaneciendo unidas mientras la lluvia de estrellas pasaba detrás de ellas.

(***)

Tras algunas horas, el sol comenzaba a salir del horizonte. La morena sacudió a la platinada para despertarla.

— Aún no ves la cueva con el lago - le recordó —. Vamos, solo podrás ver lo bonita que es mientras el sol esté saliendo.

— ¿Eh, qué? Ah, sí, claro - se talló los ojos y bostezo, Honeymaren la ayudo a levantarse del suelo y la llevo corriendo a ver el espectáculo del amanecer dentro de la cueva. El lago era iluminado desde arriba y el reflejo del agua parecía de cuento, era cristalino y por un instante, la luz formó un corazón en el centro.

— "Cumbre de los enamorados" Fueron muy sabios con el nombre - menciono Honeymaren —. ¿Qué opinas?

— Es precioso, me siento muy feliz estando contigo... Apenas puedo creer que en serio seas parte de mi vida - la tomo de la mano y miró la pequeña flor ya casi marchita —. Te amo y quiero que te quedes conmigo para siempre.

— No pienso dejar que nada nos separe, porque yo también quiero que estemos juntas

Decidieron permanecer cerca la una de la otra, disfrutando el paisaje y hablando de los planes que tenían para organizar su boda o al menos una ceremonia para celebrar su amor.

La ceremonia de matrimonio fue durante una tarde de invierno, en la que también llovieron estrellas en el cielo, parecía una señal de que permanecerían juntas el resto de la vida, la música se iba desvaneciendo conforme la noche terminaba, la luz de las velas se fue apagando con cada minuto que pasaba, e incluso su vista se nubló justo después de compartir un último beso.

(***)

— ¿Estás bien? - pregunto su novia de tez morena.

Se miró a si misma y sintió que había lágrimas resbalando por su rostro.

— ¿Qué sucedió?

— No lo sé, estabas llorando ¿todo bien? ¿Un mal sueño?

Miro la habitación, su celular marcaba que pronto serían las tres de la madrugada. Había tenido un sueño extraño.

— Fue un sueño extraño... Mi hermana era una reina, tú y yo nos casabamos, me sentía como yo misma, pero no era yo... Tenía poderes de hielo o algo así.

— Eso no explica por qué llorabas ¿segura que estás bien?

— Siento algo sofocante en el pecho.

— Yo también... - la miro extrañada —. También tuve un sueño extraño, solo que estábamos en un cueva y mirábamos las estrellas juntas. Se sentía como ver la vida de otra persona.

Se quedaron en la cama, despiertas un tiempo más. Ninguna podía conciliar el sueño después de aquellos "sueños" y la sensación sofocante en el pecho no disminuía. Encendieron la tele con la intención de quedarse dormidas durante el noticiero nocturno, pero entonces el noticiero mencionó que era la hora perfecta para ver la lluvia de estrellas de diciembre.

— ¿Quieres ver las estrellas? - pregunto la morena a la platinada.

— Las luces de la ciudad harán que sea difícil de apreciar - aún así ambas salieron de la cama y observaron a través de la ventana el cielo. Las calles estaban vacías, sin embargo todavía podía escucharse a algunos autos alrededor.

Sin ninguna explicación, la sensación que llevaban en el pecho se transformó en lágrimas cuando observaron la primera estrella cruzar el cielo.

— ¿P-puedo abrazarte? Siento que es lo único que debo hacer ahora - ambas se abrazaron, no dejaron de llorar hasta que recordaron el sueño extraño.

— Te amo Elsa - confesó, aunque justo después se dio cuenta de su error. Confundió el nombre de su novia con el de la persona de su sueño, sin embargo, sintió un gran alivio y tranquilidad después de llamarla así —. Yo... ¡Lo sien...!

— Tambien te amo Honey. Estamos destinadas, ¿no? Te extrañé muchísimo.

De repente, el sueño dejó de sentirse como una ilusión de sus cabezas y se convirtió en borrosos recuerdos.

— Te dije que no me podía imaginar una vida sin ti

Siguieron mirando las estrellas caer, contemplando el cielo y preguntándose cuántas veces podrían reencontrarse en otras vidas.

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