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Extra • Me and my broken heart

La platinada se encontraba sentada bajo la colina, con un montón de hojas de papel y un lápiz en mano escribiendo velozmente mientras el fresco aire de la primavera transportaba consigo más que flores y hojas.

— Buenos días, Gale ¿necesitas algo? - el espíritu del viento comenzo revolotear alrededor de la ojiazul para atraer su atención, pero ella no lo volteó a ver en ningún momento. Nuevamente intento atraer su atención, la insistencia del espíritu logró que Elsa dejara de lado sus hojas de cuaderno —. ¿Qué necesitas, Gale?

Siempre parecía un juego tratar de comunicarse con los espíritus, pero desde hace un tiempo ya había logrado descifrar un par de gestos y acciones para hacer más entendible los mensajes de los espíritus.

Gale, se elevo y la trato de llevar a otra parte del bosque. Por un rato muy largo no volvieron a la colina, pero cuando regresaron en la tarde, Elsa noto que sus hojas se habían regado por donde sea. Suspiro y recogió las hojas que seguían blancas para luego usarlas; las hojas que ya estaban sucias y cubiertas de tachones y garabatos las llevaría a Arendelle para que las reciclen, sin darse cuenta de que una de sus hojas más importantes había desaparecido.

En Arendelle, el sol brillaba y el aire seguía dulce como cada día. Era un día muy tranquilo dentro del palacio, los obreros no asistieron para las audiencias, los concejales no tenían sugerencias e incluso Kristoff había regresado temprano del trabajo.

— Este es un día precioso - exclamo Anna tranquilamente en el sillón —. De haber sabido que hoy sería así me habría quedado en cama todo el día.

— Sip, deberíamos aprovechar este tiempo para replanear la boda, la hemos pospuesto varias veces.

— Ya lo sé, pero es que ahora como reina tengo menos tiempo para pensar y me gustaría hablar con Elsa de algunos detallitos.

— Ah sí, mencionaste eso un par de veces ¿qué son esos detallitos?

— Nada de lo que debas preocuparte, Amor.

Escucharon que tocaron las puertas de la galería de retratos, Kai entró anunciando una visita inesperada.

— Majestad, hay... - por un momento no supo que palabras utilizar, no era común que los Northuldras se presentaran sin Elsa acompañándolos —. La señorita Honeymaren quiere hablar con usted.

Anna se mostró extrañada, usualmente Elsa asistía al palacio para hablar, pero está vez no era así. Se levanto y fue hasta la entrada encontrándose con la morena jugando con algo entre sus dedos.

— Honeymaren, que sorpresa verte aquí sola, quise decir... No es común verte fuera del bosque y mucho menos sin Elsa contigo.

— Sí, bueno... Es que, es de Elsa de quien quiero hablar.

Kristoff la invito a pasar cuando noto que Anna estaba bloqueada por ese comentario. Una vez adentro, se podía notar la clara incomodidad de ambas.

— Entonces, ¿qué pasa con Elsa?

Honeymaren dudó si podía confesar o no lo que pensaba. Tomo valor, decidió ser sincera incluso si eso fracturaba su amistad.

— Yo encontré está carta y... - estiró la mano y dejo que Anna leyera lo que estaba escrito ahí —, descubrí que Elsa está enamorada de mí.

Anna abrió los ojos con sorpresa y contuvo un grito. Sintió como su corazón latía con preocupación, Elsa ya le había hablado de los florecientes sentimientos que desarrollo por Honeymaren, pero también confesó que sabía solo era platónico, nunca sería correspondida y mucho menos confesaria su amor.

— Así que Elsa está enamorada de ti ¿cierto? - trato de disimular, pero en su rostro se reflejaba su pesar.

— Ella es realmente increíble, es muy guapa, valiente, inteligente, graciosa;  pero yo no pienso en ella como ella lo hace de mí. No estoy segura de si venir a ti fue lo correcto, solo necesito un consejo.

— ¿Quieres un consejo sobre cómo romper el corazón de mi hermana? - murmuró Anna, se dio cuenta de que a ella no le correspondía dar esos comentarios, sin embargo no le intereso —. Habla con ella, sé sincera. Prefiero que la lastimes diciéndole la verdad a que le destruyas el corazón con una ilusión.

— Sí, ser sincera es mejor que crearle ilusiones - acepto Honeymaren, pero Anna todavía molesta dio un paso al frente.

— Quiero que seas sincera y te alejes de ella - Kristoff y Honeymaren ahora se mostraban confusos —. No puedes pretender que Elsa siga siendo tu amiga sabiendo lo que siente por ti y el daño que le hace estar contigo.

Honeymaren iba a protestar, aunque se puso a pensar en que posiblemente era cierto lo que Anna decía. En poco tiempo, Elsa se había convertido en su mejor amiga y no quería perderla.

— Tienes razón, haré justo eso. No quiero herirla.

— Bien ¿hay otra cosa de la que quieras hablar? - el incómodo silencio se hizo presente. Honeymaren negó con la cabeza mientras en un suave susurro confirmaba que no tenía nada más que decir.

— Gracias por tu consejo, ya me voy - Honeymaren se retiró del palacio sin decir o hacer nada más. Kristoff miró como Anna se sostenía la frente fijando su vista en un punto inexacto de la pared.

— Anna - el rubio se acercó a ella —. ¿Crees que eso fue lo correcto?

— ¿Eso importa? Elsa igual quedará destrozada, solo no quiero que sufra más.

(***)

La platinada había terminado con sus hojas, todas y cada una eran cartas de amor que nunca entregaría, lo único que quería era liberar esas palabras de su pecho. Acomodo las hojas y comenzó a romperlas en trozos metiendo los pedazos en una bolsa que luego llevaría a Arendelle, hasta que Honeymaren la interrumpió.

— ¡Honeymaren! - sonrió con entusiasmo —. Dame un minuto para terminar esto y nos podremos ir juntas a la fogata.

Inmediatamente notó que algo no está bien. Se levantó del suelo dejando tirada la bolsa con el montón de papel.

— ¿Está todo bien?

— Elsa, yo encontré esto y creo que debemos hablar... - levantó la carta, evito posar su mirada directamente en la ojiazul, aún así le parecía incómodo ignorarla.

En cuanto vio la carta, Elsa sintió sus piernas temblar, un nudo se formo en su garganta, por un instante su vista se hizo borrosa y el mundo giraba con velocidad mareandola, su corazón sin poder detenerse palpitaba con tanta fuerza que estaba segura podía salirse de su pecho.

—... Eres muy buena amiga, aprecio mucho tenerte conmigo, pero no de esa forma.

En medio de su shock, no había escuchado o comprendido lo que la morena le quiso decir, aún así el mensaje era claro. Sólo había espacio para una amistad entre ellas.

— No te preocupes, yo no sé cómo te enteraste, no planeaba entregarte las cartas en realidad, aunque de hecho me alegra que te hayas enterado... Yo me sentía mal por ocultarte eso, es que yo no quería afectar nuestra amistad. Entiendo completamente que tú no te sientas igual que yo - hizo su mejor intento por ocultar el creciente vacío en su corazón.

Honeymaren evito seguir hablando. Las palabras de Elsa sonaban sinceras y sin un solo rastro de tristeza o decepción.

— ¿Aún somos amigas, verdad?

— ¡Claro que sí! Digo ¿aún quieres que seamos amigas?

— Por supuesto, ya te lo dije, creo que eres una amiga maravillosa.

— Bien, aún tengo un par de cosas que hacer ¿te alcanzó en la fogata?

— Sí, te veo allá entonces - Honeymaren se sentía aliviada de haber aclarado la situación y haber conservado a su amiga. Antes de retirarse Elsa hizo un último comentario.

— Lamento si te hice sentir incómoda, te aseguro que no volverá a pasar.

La morena simplemente respondió con los pulgares arriba mientras sonreía.

Cuando la northuldra se perdió de su vista, Elsa se terminó desmoronando. Llorando tan bajo como pudo, preguntándose ¿cómo encontró las cartas si jamás se acercó a ellas? Como sea que fuera, su secreto había salido a la luz y aún con su mejor intento por no afectar su relación sabía que las cosas jamás serían igual.

(***)

Habían pasado solo una noche, una noche donde no pudo contener las lágrimas contra la almohada ni conciliar el sueño. Tan pronto como amaneció viajo a Arendelle para hablar con urgencia con Anna.

— Elsa, veniste muy temprano - ya podía imaginarse porque estaba ahí, aún así decidió no decir nada hasta que su hermana mayor le contará todo lo que guardaba en ella.

— Yo lo sé, perdón, pero es que yo... Yo-- no sé cómo, Honeymaren encontró una carta y... Ella me rechazó - nuevamente no logró evitar que las lágrimas se deslizaran por su rostro.

La pelirroja rodeó a su hermana con los brazos y la consolo. Honeymaren había cumplido con lo dicho, aún así le pesaba en el corazón que el primer amor de su hermana no fuera correspondido.

— Vayamos a mi habitación, para que te calmes un momento - ambas se dirigieron hasta el cuarto de la reina. Elsa se tiro en la cama y tomó un cojín, tomándolo con fuerza y presionando el rostro contra él. La pelirroja se sentó a un lado de ella y le dejó hablar todo el tiempo que requiriera.

— Yo no pensaba entregarle esa carta, ninguna de esas cartas... Solo las escribí para desahogarme ¡en ningún momento pretendía que ella las encontrara!

— Ay Elsa - suspiro desalentada y acaricio la cabeza de su hermana —. Quizá fue bueno que eso pasara, seguro ahora que se separaron puedas superarlo más fácil.

— ¿Qué? Bueno, en realidad... Le dije que estaba cómoda siendo su amiga, temo por que nuestra amistad desaparezca.

Anna abrió los ojos con sorpresa, no llegó a captar las palabras de su hermana con exactitud.

— ¿Entonces Honeymaren y tú siguen siendo amigas aunque es consiente de tus sentimientos por ella, luego de rechazarte?

— Supongo que sí, sigo conservando su amistad... Es lo que me queda.

Por un minuto, Anna ardió de coraje y contuvo su rabia dentro de ella. La northuldra había ignorado por completo su petición y ahora parecía jugar con el corazón de su hermana descaradamente.

— ¿Quieres que te deje sola un momento? - le pregunto con suavidad. Elsa todavía abrazando el cojín, con los ojos llorosos y la mente dispersa asintió.

Anna dejo la habitación, igualmente tenía quehaceres en la corte y no podía estar presente todo el día, sin embargo, realmente quería apartarse de Elsa para liberar la ira creciente de su pecho sin seguir mortificando a la mayor.

Incluso cuando anochecio, Kristoff había vuelto y era más tarde de lo que acostumbraba estar despierta, Anna dudaba si ya era momento de volver al cuarto.

— No puedo creer lo egoísta que es Honeymaren ¿a qué vino si no le iba importar lo que le dijéramos! Juró que si la tuviera frente a mí en este mismo instante la golpearía en el rostro.

— Una táctica muy efectiva con cualquier patán - admitió el rubio afinando las cuerdas de su instrumento preferido.

— Me siento tan terrible por Elsa. Honeymaren es la única persona que ha cautivado el corazón de mi hermana y ahora juega con eso. Supongo que Elsa y yo simplemente tenemos mala suerte con nuestros primeros amores.

Kristoff levantó la mirada por el comentario, pero siguió afinando las cuerdas al notar que Anna ni siquiera lo miraba para discutir.

— Elsa lo superará, ya es una adulta fuerte y responsable. Quizá le tome un tiempo, pero pronto estará lista para conocer más gente y encontrar otra persona.

— Sí, es cierto - Anna depositaba todas sus esperanzas en que aquello fuera verdadero.

— Oh, Majestad - Olina interrumpió mostrándose fatigada —. La he buscado por todo el palacio. Su hermana dejó el castillo hace un par de horas. Quería seguir hablando con usted, pero usted estaba muy ocupada así que decidió marcharse - explico.

Ahora tenían la habitación libre para irse a dormir, pero la pelirroja seguía sin sentirse bien del todo, además que Elsa se fuera sola al bosque en medio de la oscuridad no le agradaba en lo absoluto. Kristoff se mantuvo junto a su prometida dándole apoyo mientras la sujetaba de los hombros.

— Gracias Olina, puedes retirarte - la pareja permaneció unida sin hablar por algún tiempo más hasta que finalmente el cansancio los guió a la cama.

(***)

Durante el año que transcurrió, Honeymaren y Elsa siguieron hablando y jugando como acostumbraban manteniendo ciertas normas en su amistad para evitar malentendidos o incomodidades, esto último fue más bien la idea de Elsa.

Anna seguía sintiéndose resentida con Honeymaren, pero con el paso del tiempo y la buena amistad que conservaba con Elsa decidió pasar por alto su comportamiento.

Casi era inperceptible que antes de ser tan unidas hubo pequeños inconvenientes románticos. Parecía que el incidente de la carta había desaparecido por completo.

Una noche, en que solo se podía ver la mitad de la luna, Honeymaren y Elsa se reunieron para mirar la supuesta lluvia de estrellas que caería en el bosque esa misma madrugada.

— Jamás he visto una lluvia de estrellas - admitió Elsa acostándose en la hierba a un par de metros de Honeymaren.

— He visto estrellas fugaces, pero nunca una lluvia - menciono la morena observando el cielo —. Espero no tarden mucho, comienza a darme sueño.

Elsa se rió con suavidad y siguieron mirando el cielo con atención. Jugaron a encontrar formas en las estrellas estáticas. La Northuldra encontró un ave comiendo un pescado del lado izquierdo superior de la luna. Elsa con dificultad halló lo que su compañera describía, igualmente uso su turno y le señaló una constelación que fácilmente podía llamarse "la constelación de la rata con tacones" por la claridad de la forma.

Comenzaron a reírse por los juegos, bromas y chistes hasta que divisaron una estrella cortando el horizonte.

Una y luego otra seguida de otra más, la lluvia de estrellas había iniciado y era más bella de lo que pudieron imaginar.

Aunque no quisiera, Elsa no pudo evitar comparar la belleza del espectáculo nocturno con los gestos de Honeymaren y el modo en que le hacía latir el corazón.

— Es hermoso - expresó fascinada la castaña.

— Como tú, Honey - murmuró inconscientemente. Inmediatamente se percató de su terrible error. Nuevamente su cuerpo comenzó a fallarle, podía sentir la creciente tormenta en su interior. Se recargo en la hierba mirando hacía Honeymaren —. ¡Eso no es lo que quise decir, fue solo un cumplido yo-- quise decir una abreviación de tu nombre!

— ¿Aún te sientes de esa manera? - cada una de esas palabras fueron como cuchillos afilados clavándose lentamente en su corazón —. Ya lo hemos hablado, solo puedo verte como amiga.

— ¡Yo lo sé, solo-- no es lo que-- Honeymaren por favor! - la morena se levantó del suelo y se limpio la tierra —. ¡No, por favor, estoy feliz siendo tu amiga! ¡¿Aún podemos ser amigas, cierto?! ¡Solo se me soltó la lengua, lo lamento, no volverá a suceder!

— Sé que ni volverá a suceder... Por qué haré lo que debí hacer desde el principio. Lo siento Elsa, no creo que podamos seguir siendo amigas.

Su mundo que ya estaba fracturado ahora definitivamente se estaba cayendo hasta quedar hecho polvo. Intento seguir gritando, pero su voz se quebraba tanto y se ahogaba en lamentos que fue imposible decir una sola palabra más.

La última estrella fugaz cayó dejando en completo silencio el bosque. Completamente sola no pudo evitar dejar salir su tormento. Su alrededor de cubrió de hielo y la copa de los árboles se lleno de nieve mientras con todas sus fuerzas daba un último grito mientras golpeaba el suelo con su mano que se iba llenando de sangre.

Había mantenido perfectamente el show de la mejor amiga maravillosamente hasta ese momento y todo por lo que lucho se desmoronó tan rápido que no pudo evitarlo.

Se alejó del bosque tanto como pudo por días, semanas, incluso meses sin saber de la terrible helada que había azotado el bosque encantado, y en realidad, de haberlo sabido no habría hecho mucho por ello. Cuando adoptó el valor suficiente para volver no se alegro de ver que no hubo daños ni heridos, su corazón ya no era tan puro como lo fue antes, ahora había una gran amargura dentro de él que luchaba cada día por esconder hasta que declaró ante el mundo entero que su corazón ya era de hielo sólido y no podía sentir nada más que no fuera odio.

Se convirtió en una nueva era de hielo, una era de odio. Una era sin felices para siempre.

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