—¡¡¡¡Elsa!!!! ¡¡¡Elsa!!!!, ¡No tienes idea de lo que acaba de pasarme!— gritó una rubia dirigiéndose hacia una platinada que se encontraba tranquilamente leyendo un libro.

— ¿Qué sucedió ahora?—dijo la platinada cerrando su libro y sacándose sus gafas para lectura

— ¡Lo vi y el me miro! ¡Conectamos miradas! ¡¡¡POR DOS SEGUNDOS!!! Creo que me voy a desmayar...—dijo sacudiendo el brazo de la platinada por la emoción que tenía a lo que esta se llevó la palma de su mano a la frente en señal de frustración.

Su amiga "sufría" un repentino enamoramiento hacia Jackson Frost. Uno de los chicos más populares e irresistibles del Instituto. Y digamos que... no era sólo un simple enamoramiento, era más una obsesión.

—Fueron solamente dos segundos... ¡DOS SEGUNDOS! ¡Ni siquiera un minuto! Y no tenemos la certeza de que él te estuviera mirando justamente a ti Punzie—dijo a lo que la rubia la fulminó con la mirada.

Elsa siempre había sido así. No creía en nada relacionado con el amor. Siempre le buscaba la lógica a todo. Si uno sentía las famosas "mariposas en el estómago" simplemente era hambre y si se "conectaban miradas" simplemente uno se había quedado mirando algo que se encontraba cerca de esa persona. Y eso era algo que Rapunzel odiaba.

—De todas formas... ambos conectamos miradas, me creas o no — dijo a lo que la platinada rodó los ojos.

—Cuando te hablé, te de un beso en la mejilla o te invite a salir me avisas— dijo y junto con su libro se largó de allí.

Rapunzel la vio marcharse, y se dio cuenta de algo, necesitaba su ayuda. Más que nada. En definitiva ella no sabía nada de amor, ya que siempre había tenido relaciones de aproximadamente una semana como mucho y estas solo se basaban en sexo y una que otra cosa. Jamás en su vida había leído un solo libro de amor, casi siempre leía de cocina o de aventuras. Pero Elsa era todo lo contrario. Casi.

Elsa jamás había estado en una relación, para ella era una pérdida de tiempo. Pero al contrario de Rapunzel, se había leído prácticamente cada libro de amor que encontraba. Sabía casi absolutamente todo del amor. Tanto que ni siquiera podía ver una película de amor sin ya saber lo que iba a pasar a continuación. Salvo en algunos casos en las cuales las películas las sorprendía. Además de que se sabía todos los clichés que existían. Sabía lo que a los chicos les gustaban de las chicas aunque no lo pusiera en práctica. Cosa que Rapunzel no sabía.

Así que empezó a pensar, en que Elsa con todo su conocimiento podía lograr que Jack se fijara en ella. Si lograba que Elsa hablara maravillas de ella y ayudarla a crear formas para que Jack se fijara en ella por más de dos míseros segundos. Sería la mujer más feliz del mundo. Así que comenzó a correr hacia el sitio en donde Elsa se había ido.

La encontró en el campus de la universidad, sentada en una banca aun leyendo. Se acercó a ella y esta levanto la mirada con aburrimiento.

-No me digas ¿Te miro por más de dos segundos? ¿Te chocaste con él?-pregunto fastidiada a lo que la rubia rodó los ojos. Dirigió su mirada al libro que se encontraba leyendo, el cual se titulaba "Yo antes de ti". Ahora entendía. Odiaba que la interrumpieran mientras leía ese libro.

-No, me encantaría, pero no. Solo venía a preguntarte algo-dijo a lo que la platinada volvió a cerrar su libro y la miro interesada.

-¿Qué pasa? ¿Sucedió algo?- dijo preocupada

-Elsa... ¿Puedes hacerme un favor?-dijo inocentemente. Y la platinada supo que fuera lo que fuera sería algo grande.

-Claro, ¿Qué cosa?-dijo parándose de su lugar.

-¿Podrías hacer que Jack Frost se enamore de mí?... ¿Por favor?-dijo inocentemente