Rapunzel observó Anna fijamente, su expresión era de aburrimiento puro pero aún así mantuvo su enfoque en ella. A su lado la pelinaranja realizaba maniobras extrañas.

Mavis también fijó su atención en ella, confundida.

—¿Qué haces?— Le cuestionó curiosa.

—Tonterias, como siempre.— Le respondió Rapunzel con fastidio. Anna procedió a fulminarla con la mirada, deteniendo su actuar momentáneamente.

Moana bufó acostumbrada a la situación, le dirigió una mirada a Mérida que se la devolvió de la misma manera, fastidiada.

—¿Cuándo van a parar?— Le preguntó la pelirroja en un susurro.

—Cuando se maten o cuando se casen, lo que pase primero.— Le respondió en un susurro también y eso parece ser suficiente.

—Es que mi gelatina no sale del molde.— Le contestó la pelinaranja a Mavis después de una discusión sin sentido con la rubia.

—Pues cómetela en el molde.— Le respondió la pelinaranja con simpleza, demasiada obviedad.

—No, así perdería todo el estilo.— Concluyó la pelinaranja.

La rubia le dedicó una mirada que a todas luces decía "para que te esfuerzas" y Mavis suspiró resignada.

Jamás ganará contra una de las personas más tercas que conoce.

Cada una se enfoca en lo que estaba haciendo, Anna con su gelatina, Rapunzel revisó su celular, Moana continuó estudiando, Mérida también miró en su celular y Mavis las observó a todas ellas. Se preguntó en su interior cuanto se han distanciado realmente.

No encuentra un tema de conversación que pueda hacer que coincidan, no tienen intereses en común aparte de...

—Yo digo que una de nosotras debería ir a visitar a Elsa a su casa.—Habló Mérida rompiendo el silencio y ganándose la atención de todas.

Vieron a la pelirroja estaticas por la interrupción.

—¿Para qué?— Le preguntó Moana siendo la primera en salir del estupor.

Mérida pareció pensarlo un momento, buscando la manera correcta de expresarlo.

—Porque últimamente la hemos estado excluyendo y va a notarlo, si es que no lo ha hecho ya.— Explica con tranquilidad.— Va a sospechar que algo raro pasa, y de no ser así podríamos hacerla sentir mal.—

Concluye habiendo hecho un esfuerzo impresionante, puesto que no es la mejor con las palabras. Incluso Moana parece levemente sorprendida por no haberlo tomado en cuenta, eso fue suficiente para que todas tomarán muy en serio en sus palabras.

—Yo digo que solo quieres ir para ver a Aster.— Dijo Anna en un intento por aligerar el ambiente levemente tenso y Mérida enrojeció.

—Para nadie es un secreto— Confirmó la rubia probablemente con la misma intención.

Lo cierto es que no eran solo palabras al aire, en otro contexto tendrían un fundamento sólido. Para nadie era un secreto su enamoramiento por el hermano mayor de su amiga, aunque particularmente ella nunca le había dicho nada, intuía que sabía un poco al respecto.

Tal vez le incomodaba el hecho, tal vez esperaba que lo expresara explícitamente. Era algo que no se atrevía a averiguar.

—Nunca dije que tenía que ser yo.— Respondió la pelirroja ante esto, tratando de enviar la conversación en otra dirección.

—Pero venía implícito.— La contradijo la pelinaranja con seriedad fingida.

—En tu mirada ilusionada.— Argumentó la rubia a su lado.

Era molesto cuando discutían la una con la otra, pero era aún más molesto cuando se unían para discutir con alguien más.

Pensó en resaltar la ironía de ese asunto pero alguien se adelantó a sus palabras.

—Yo creo que es una buena idea.— Moana comenzó.— Matamos dos pajaros de un tiro.—

—¿A qué te refieres?— Le cuestionó Mavis con interés.

—En primer lugar, lo cierto es que nos enfocamos tanto en los planes que dejamos fuera el enfoque principal; Elsa. Lo cierto es que es notorio que estamos reunidas más tiempo y la dejamos fuera, y eso también incluye que hemos estado pasando de su perspectiva.— Explicó con tranquilidad.

Seguía siendo demasiado ambiguo para Mérida que la alentó a continuar con una seña.

—Es decir, ella lo vive en carne propia, hay asuntos que no podemos saber porque no estamos ahí para presenciarlos. Esos detalles que no sabemos y que pueden ser clave es el propósito de la visita a su casa, que estando en confianza ella pueda confesar cualquier cosa que ella haya considerado al respecto.— Finalizó con calma.

Anna y Rapunzel asintieron entendiendo el punto, Mavis y Mérida seguían sopesando su argumento.

A veces Moana podía ser un poco frívola.

—¿Y el otro punto?— Cuestionó Mavis, habiendo tolerado lo anterior.

—Que se sienta reconfortada después de haberla excluido.— Respondió ella con simpleza.— Creo que no era intención de nadie hacerla sentir mal.—

Y todas asienten ante esto.

—Entonces sí tendría que ser Mérida específicamente.— Concluyó Rapunzel después de un momento.— Porque desarrollaron mucha cercanía en algún punto, es probable que aún se sienta en confianza con ella.—

—Si, es cuestión de sepas emplear tú discreción.— Le advirtió Moana, aunque con un tono levemente simpático que hizo a la pelirroja levantar una ceja.

—Si, no vayas a arruinarlo accidentalmente— Secundo Mavis de la misma manera.

—Confien en mí, puedo ser discreta.— Les respondió Mérida con una sonrisa demasiado sospechosa al parecer de Mavis.

Se preguntó cuándo fue la última vez que estuvieron reunidos todos al mismo tiempo.

La amistad de todos había surgido desde preescolar, Anna, Rapunzel y Mavis habían coincidido en el mismo salón por lo que se habían hecho amigas, mientras Jack y Elsa habían quedado en otro salón, y Hans era vecino de la platinada. Después una cosa llegó a la otra, y todos se conocieron, haciéndose amigos. Después llegaron Moana y Mérida al salón de Anna en segundo año, que las presentó a su grupo de amigos, y Jack que conoció a Andy y a Tadashi y también lo presentó a su grupito que cada vez se hacía más grandes. En tercer año, Hiccup coincidió con Moana y Eugene con Mérida, y también se agregaron al no tan pequeño grupo. Desde entonces fueron inseparables, bueno, al menos por un tiempo considerable.

Al llegar a la preparatoria, todos de habían distanciado un poco, pero no tanto como para no seguir teniendose un aprecio incondicional.

Y eso es algo que no cambiaría nunca, ¿no?

Anna se sentía extraña, solo faltaba Andy para que estuvieran todos en esa jardinera, convivían como en los viejos tiempos y eso la hizo sentir ligeramente nostálgica.

—Siempre me he preguntado cómo siempre logras pasar sí nunca vas.— Escuchó la voz de Hans dirigirse al albino.

Jack solo desestimó el asunto, reacio a responder.

—Escuche que es debido a que tomas clases con únicamente profesoras.— Señaló Eugene con un tono sugerente.

Elsa dejó de prestar atención a su conversación alegre con Hiccup para escuchar eso. No pasó desapercibido para Moana.

—De ser así tendría calificaciones más altas.— Respondió con confianza el albino y entonces dirigió su mirada a la platinada.

Sus miradas conectaron al mismo tiempo, inmediatamente la chica retiró su mirada con vergüenza al verse descubierta.

—¿No necesitas un promedio mínimo para el equipo de atletismo?— Le preguntó Tadashi curioso, limando asperezas.

—Lo mantengo, aunque siguen siendo algo tolerantes conmigo.— Le respondió con tranquilidad y tal vez un poco agradecido.

Anna interceptó el tono auténtico que el chico había empleado por primera vez. Él se recompuso inmediatamente sintiéndose demasiado expuesto, la pelinaranja tenía un presentimiento raro al respecto.

—Hey.— Saludo Andy tomando asiento a un lado de Hiccup, frente a Elsa y Hans.

La atención se centro en el recién llegado, tal vez porque con él se completaba el grupo por primera vez desde hace un tiempo.

Tal vez nadie notó eso y solo era ella haciéndose ideas.

—¿Dónde estabas?— Le cuestionó Hans con interés.

Anna se sintió tentada a llamarlo "novia tóxica" pero contuvo el impulso.

—Por ahí.— Respondió ligeramente nervioso lo que causó que el pelirrojo alzará una ceja en respuesta.

—Ah, solo faltabas tú. Que bueno que llegaste.— Le comentó Hiccup alegre, demasiado a su parecer, recibiendolo con amabilidad.

Eso hizo que Andy casi se sintiera culpable. Casi.

Aclaró su garganta reuniendo todo el valor que había estado reuniendo desde hacía media hora. Era ahora o nunca.

—Oye, Elsie.— Comenzó atrayendo su atención rápidamente.

—¿Si?— Cuestionó ella con curiosidad.

Él sintió toda su valentía irse al carajo cuando ella puso sus ojos sobre él.

No, era su momento, su debilidad no lo arruinaría.

—¿Estás libre el sábado?— Le cuestionó atrayendo la atención de todo el grupo que se quedó en silencio rápidamente, poniéndolo más nervioso.

—Mmmm, creo que sí, Andy. ¿Por qué lo preguntas?— Respondió Elsa, y por un momento pensó que tal vez se sentía como él, tal vez debido a que todos los miraban fijamente.

—¿Quieres salir conmigo ese día?— Parecía que a más de uno se le iban a salir los ojos de las cuencas, los estaba llevando demasiado cerca del límite y eso no podía ser bueno.

Vió todas las señales rojas y deliberadamente las ignoró.

—Pero aún no era tu turno.— Escuchó a Mérida decir a lo lejos, pero debido a que Moana estaba diciéndole cosas interpretó que estaban en una discusión diferente.

Que equivocado estaba.

—¿Solo tú y yo?— Preguntó Elsa con un sentimiento que no logró distinguir.

—Si, solo tú y yo.— Y más de uno pudo infartarse en ese momento.